Locuras sumergidas en la bebida [Alexiel, Jeanne]

Después de la inesperada batalla ocurrida en los jardines, el ángel se encontraba ligeramente exhausto, aún se encontraba algo sorprendida por el notable desempeño del Rey de Caballeros, en ésos momentos, se sentía más que orgullosa de haber invocado a tan fuerte y dedicado espíritu heroico, de ahora en adelante, se sentía un poco más confiada respecto a sus compañeros, si bien ella no podría estar siempre, ahora contaban con un nuevo miembro quien tendría por orden ayudarles a su falta.
Por algunos instantes entreabría los ojos, observando repentinamente aquella capa rojiza, tomándola con su diestra por unos momentos, era tan cálida y grande, casi le quedaba como una cobija, después al momento en que fue levantada con facilidad por el Rey de caballeros, algo de sorpresa se vio reflejada en su rostro y sus ojos, sin embargo no por mucho tiempo, de cierta forma estaba consciente de que no era alguien muy pesada, en especial si no llevaba sus alas y su espada desenvainada, intentando musitar algunas palabras sólo esbozó una ligera sonrisa y musitó

—Gracias.

Al recobrar la consciencia, se dio cuenta de que tenía algo de hambre y ese día no había dejado nada en especial preparado para ofrecer, así que recordó un pequeño bar que había conocido mientras aún se encontraba en el cuerpo de su anterior reencarnación, sólo pensar en él le traía muy buenas memorias, así que con una pequeña sonrisa, dirigió al caballero a aquel bar, cuando llegaron decidió bajarse de los brazos del caballero, observó muchas caras nuevas, realmente no era como hace unos años, un poco de nostalgia se disipó de su ser al momento en que cerró ligeramente sus ojos, después, observando la reacción de Arthur, aquel pequeño tic, comenzaba a preguntarse si había sido una buena idea traerlo, sin embargo, ya estaban ahí, luego de escucharlo hablar, soltó una inusual risilla.

—Bueno, ciertamente no tenía algo que ofrecerte en éstos momentos, sería muy descortés de mi parte pretender que me hayas salvado y no pagártelo de alguna forma, de hoy en adelante deberás tomar una cosa en cuenta cómo te lo dije anteriormente, tú no eres mi sirviente, eres mi compañero, así que, aunque no sea un lugar muy condecorado, por favor siéntete libre de pedir lo que te apetezca, no parece buen lugar, pero la comida no está nada mal. —musitó en varias palabras, más de las que usualmente acostumbraba a decir, sin embargo, desde que había llegado a Legacy, más de una cosa parecía estar cambiando.

Se acercó a uno de los asientos disponibles en el lugar, un poco alejado de aquellas personas que parecían o acomodar mucho al caballero, pidió una bebida sin alcohol y un poco de comida, para esos momentos se encontraba completamente curada por la eficacia de la vaina y sus propias habilidades de sanación.

El dueño del lugar ya conocía al ángel y estaba perfectamente enterado de las condiciones en las que normalmente llegaba a presentarse al lugar, así que no se inmutó por la situación desastrosa de sus propias prendas debajo de la capa, pero al parecer la presencia de su compañía le había sorprendido un poco, al punto que la bebida de Alexiel llevaba sin querer una considerable cantidad de alcohol, la llevó hacia la mesa y esperó la orden del caballero.