Será nuestro secreto — Priv. Erinia

Había pasado mucho tiempo, cuando la pelirroja ya no pudo ver a su amiga, pero esta amiga tenía algo de diferente ya que era una de las profesoras de la Academia, sí quizás algunos llegaran a pensar que es raro que entre alumna y maestra se desarrolle una amistad que en algún punto se hizo muy estrecha, pero era lo de menos. La escarlata confiaba lo suficiente, pero hace unas semanas dejó  de saber de ella, esos días que la había dejado con demasiadas preguntas de dónde estaría? pues incluso hasta se percato que a sus clases había faltado. La profesora Rías, donde Erza había acudido para poder preguntar si sabía algo de ella, negó completamente sin saber del paradero de la joven y nueva maestra.


Solo pasaron un par de días más, quizás debía darse por vencida de esta búsqueda. Cuando la tarde estaba llegando y ese cielo se transformó en un hermoso degradado de rojizos colores, dando a mostrar el bello atardecer que bañaba por completo toda la Academia y ciudad del alrededor, al punto mientras la pelirroja sólo se había a gasta otra tarde más en la búsqueda de su confidente se detuvo, esos escarlatas orbes observaron hacia el mar, que ese movimiento de olas provocaba una refrescante brisa que meneaba el cabello de ella, pero de pronto su mirada se había dirigido al muelle, cuando se percató que ahí estaba la chica que estuvo buscado al pasar de los días.

— ¿Por qué nunca se me ocurrió venir aquí? Quizás  siempre estuvo aquí. — Sin esperar más, la pelirroja corrió hasta donde ella estaba y sin dudar la abrazo por la espalda, pero pronto recordó que la albina era profesora y no podía hacer estos tratos, pero en serio que en algún punto había hecho desesperar bastante a la pelirroja, con esa desaparición,  ¿Acaso ocultaba algo? Rápido soltó ese abrazo, mientras el rostro de Erza mostraba tan enojo. — ¿POR QUÉ DESAPARCISTE? — Pronto la pelirroja comenzó a atacar con preguntas, no tenía ni la mínima intención de ser paciente ante las respuestas. — Quiero respuestas ahora, Dejaste todo de lado, ¿Dónde fuiste? ¿Con quién estuviste? — Una pequeña discusión empezó en busca de respuestas.

Erinia miró al cielo preocupada. Había conocido a mucha gente en sus viajes, y mucha de esa gente era mala, mucha otra era buena, y mucha otra no quería tener nada que ver con el resto del mundo. Pero lo que la había llevado allí era algo diferente. Miró al cielo con semblante serio, con las manos en su regazo. En esa academia había ángeles. Su ceño se frunció pensativa. No solo eso, también demonios. El como podían convivir escapaba a su entendimiento pero... Ella corría especial peligro en esa academia. Aún y así, el mejor lugar para esconder un árbol es un bosque, como se acostumbra a decir.

...Estoy indecisa...

Erinia extendió las manos hacia los lados y cerró los ojos. El viento pasó a su alrededor, era algo fresco, y relajante...

En la academia había conocido a Rias, una profesora. Era una buena chica. La verdad es que no se lo esperaba viniendo de un demonio, pero ella debería saber mejor que nadie que las razas no tienen que ver con que tipo de persona eres. También estaba... Erza. Una alumna que había mostrado interés en ella por alguna razón. Cerró los ojos y sonrió. La verdad es que ya la había tenido que curar alguna vez...

...¿Eh? ¡¿WAH?!

Erinia perdió el equilibrio al notar un abrazo por detrás, pero gracias a él no se cayó.

¡¿E-Erza?! ¿Que es lo que pasa?

Se dio la vuelta en cuanto la soltó, mirándola.

...He estado ocupada. Habían asuntos que necesitaban de mi atención. Perdona por no avisarte.

Erinia frunció levemente el entrecejo.

Querida, ¿Por que te pones así? En caso de haber estado con alguien tampoco supondría ningún problema, ¿cierto?

Le volvió a sonreir alegre.

No te preocupes, se cuidarme sola. Pero dime, ¿Necesitabas algo de mi? Se te ve realmente alterada, ¿Acaso ha pasado algo?

Ya sólo llevó su mano hasta su pecho, algo dentro de ella ya se había tranquilizado ver a la profesora de pies a cabeza y que estaba en su totalidad muy bien, era algo satisfactorio para la Escarlata, solo mostró una pequeña sonrisa, quizás esa actitud tan feliz y a un punto violenta,  se había generado por la preocupación de que no se llegara a ver otra vez, es un ángel,  con llevar ese título da muchos riesgos, que le vaya a pasar algo malo es una probabilidad que para la pelirroja era bastante grande, así que era un motivo de preocupación día a día de ella. Sólo se paró a un costado de ella, apreciando la vista que ella tenía del lugar, era bastante relajante, aunque no tenía buenas experiencias de ello, muchas veces Natsu había  destrozado bastos puentes, y tener que pagarlos no era algo fácil.

— Mmm sí da una amenaza,  quizás podrías haber sido secuestrada,  muchas cosas pueden pasar cuando está alguien solo. — Comentó la pelirroja un tanto preocupada, aunque para la albina fuera algo de menos por el simple hecho que se podía proteger, aunque la pelirroja no se podía asegurar mucho de ello, ya que nunca la ha visto en batalla, o al menos en un entrenamiento donde ponga a prueba sus habilidades. — Le creo, sé que se puede proteger, no por nada es profesora, pero eh de admitir que muchos se habían preocupado de su ausencia en estos días, muchos se dieron cuenta. —

— Mmm no la he buscado para algo específico, sólo que su comportamiento ha estado algo extraño, acaso le está pasando algo? — Dijo curiosa, para solo verle de reojo mientras sólo mantenía sus brazos sutilmente cruzados, en la espera de respuesta, pero tampoco sería de exigirle una respuesta momentánea. — Caminar desde la Academia hasta acá me ha cansado un poco, quiere ir a comer conmigo? Yo le invitaré — Un pequeño suspiro salió de sus labios, para solo llevar sus manos hasta atrás de ese rojo cabello, mientras esa olas golpeaban sutilmente en el muelle.

Erinia suspiró y sonrió levemente. Por supuesto que sus alumnos estaban preocupados. También había hecho amigos entre los profesores, los cuales parecían agradables.

Perdona querida, he tenido que ir a comprobar ciertas cosas. Y encargarme de otras.

Al preguntarle que que le pasaba, miró hacia otro lado, sin dejar de sonreír.

Bueno... es algo, complicado, por decirlo de alguna forma. Sería mejor encontrar un lugar para sentarnos, así podremos hablar mejor.

Juntó sus manos y le sonrió alegremente, con los ojos brillantes.

¡¿Me invitas a comer?! Querida, eres un amor~

Le dio un beso en la mejilla y se fue andando alegremente.

Venga, ¡vamos! Quiero algo dulce~

Le dio la espalda y siguió andando hacia adelante, pero ahora estaba algo mas seria. Cada vez había más indicios de que la habían localizado; a pesar de todo, había visto otros ángeles en la academia. De nuevo, un lugar con tanta variedad era normal encontrarse con otros de su especie, pero... Aún y así no podía bajar la guardia. había pasado casi cinco siglos sin ser atrapada, no se iba a dejar atrapar ahora.