De vivencias y amistades va la cosa. [Libre]

Un cielo azul, despejado; una brisa tranquila y constante, perfecta para ese extrañamente cálido invierno.

—¿No se supone que en Japón neva en invierno? ¿acaso ya fastidiamos tanto a la madre tierra como para que el planeta esté tan caliente que no neva en Diciembre?—

Supiró, frustrado. Extrañaba Inglaterra, extrañaba la nieve, pero sobre todo, extrañaba a los Blake, a quienes no volvería a ver, por su culpa.
Ese día había decidido que descansaría de su entrenamiento usual, pues no le caía mal detenerse de vez en cuando, su cuerpo seguro se lo agradecería luego.

—Aunque un descanso no es tan agradable cuando estás solo...—

Se recostó bajo uno de los arboles del patio trasero, observando algunas ardillas y aves ir y venir, algunas incluso se le acercaban, y él conversaría con ellas, incluso si no les entiende ni ellas a él, era su manera de relajarse.

«Supongo que, en realidad, no vine a hacer amigos... Sino a poder encontrar la manera de matar a Behellith...»

Aquel príncipe del infierno le había arrebatado todo, e incluso lo maldijo, pues tendría que cargar con el brazo de un tal Ethan "por la eternidad", ¿él que culpa tenía?
Sus pensamientos seguían desvariando, en la peor de las direcciones, haciéndolo soltar un par de lágrimas, llenas de frustración, enojo, tristeza, melancolía... Hasta que escuchó pasos acercándose, a lo que reaccionó secándose con la manga del brazo derecho y sentándose.

—¿Quién anda ahí?—

Cerca de aquel chico, se encontraba una figura sombría acercándose cada vez más a su siguiente víctima, era un ser grotesco que fue atraído con facilidad por las emociones de aquel albino, rápidamente tomo forma de un ser más agraciado a la vista, tomando la forma de una ardilla, para así camuflarse entre las otras, era claro que aquel ser era astuto y aprovecharía el dolor ajeno para alimentarse.

Sin embargo, no contaba que alguien más lo estaba cazando.

─¡¡Te encontré!! ─Gritó en contestación ante ese albino y el ente oscuro─ ¡No escaparas esta vez!

La figura de aquella chica era sin duda hermosa y delicada, poseía un cabello alargado pero todo atado en una cola de caballo, haciendo parecer que lo tenía corto, vestía un traje formal que cualquier profesor usaría en horario laboral, en sus manos mantenía sujeto con firmeza un báculo de lo más peculiar, teniendo la forma de un reloj de arena y varios cristales que la adornaban.

Ella rápidamente ataca con un hechizo de bucle para evitar el escape de aquella “ardilla” quien poco a poco fue revelando su verdadera forma ante la amenaza de la sacerdotisa.

─Jovencito, vaya hacia la luz, no es recomendable que este en la sombra en este momento.

Su voz firme y autoritario era bastante convincente, al grado de provocar que su presa se alterara más por el miedo a ser destruido.

─Oh~ ¿Qué es eso que veo en ti? ¿Me temes acaso? Tranquilo, pequeñín, todo ese miedo será un delicioso aperitivo antes de purificarte~

Sonrió levemente, teniendo cierto aire de picardía mientras otro ser sobresalía de su delicada figura, un ente lobuno que sobrepasaba el tamaño de la chica, mostrando sus afilados colmillos blancos que resaltaban más ante su oscuro pelaje.

─¿Puedo comérmelo? Se ve apetitoso… ─Se relamió los dientes mientras esperaba respuesta de su ama.

─Adelante Colt, es todo tuyo.

Chasqueó sus dedos para ordenarle a su familiar a atacar a su objetivo, aquel lobuno ser no tardo ni dos segundos para saltar sobre su ama hacia la criatura oscura y empezar a “comérselo” a mordiscos, al menos hasta dejarlo tan pequeño como para meterlo en un frasco.

─Suficiente, has comido más de lo necesario, ahora es mi turno.

De las esferas colgantes de su báculo, esta arranca uno de ellos y lo lanza hacia la criatura oscura, atrapándolo como si de un pokemon se tratara.

«¿Pero qué demonios...? ¿Quién rayos es ella? ¿Está haciendo cosplay?»

Su cara de estupefacción no podía ocultarse, sobre todo porque todo aquello le hizo sentarse y retroceder un poco.
Era extraño para él ver a una chica bajita junto a un animal sombrío que habla tan grande.



—Ahora sí que lo he visto todo...—

Rió levemente, terminando la acción con un suspiro, cruzando sus piernas y sentándose con la espalda recta. Ladeó un poco la cabeza, mientras la pelirrosa encerraba aquella criatura en ese frasco.

—Uhm... ¿quiénes son? Y más importante,— señaló al bicho en el frasco —¿qué era eso?—

─¿Huuummm?

Voltea a mirar al albino, quien cuestionaba sobre la identidad de la misma, de su compañero y claro, de la criatura que había capturado.

─Oh, perdona, déjame presentarme.

Se acercó a su contrario mientras sonreía levemente.

─Mi nombre es Ayana Shade, Soy profesora de la academia, es un placer.

Da una leve reverencia mientras acaricia a su familiar lobuno.

─Este “pequeño” amigo se llama Colt, es mi Amarok y familiar de confianza, y la criatura que capture es un Ente oscuro.

Mostro el frasco cuyo contenido tenia a aquel ser que intentaba incansables veces de escapar sin éxito.

─Esta criatura, por muy pequeña e inofensiva que se vea, es demasiado peligrosa, Consume la energía negativa de cualquier ser que este mal emocionalmente y una vez crece… tendrá el tamaño necesario para tomar tu cuerpo, comer tu alma y apoderarse de tu ser.

Una vez dio una leve descripción de aquella criatura, Ayana simplemente creo un pequeño portal con el tamaño adecuado para colocar la esfera y posteriormente cerrarla.

─Suelen escapar de la dimensión oscura, un lugar que hace honor a su nombre, pero bueno, te he salvado de ser usado como un recipiente… ten más cuidado la próxima vez.

—Ah, gracias... Un Amarok, ¿huh?— pareció darle más importancia a esto —Escuché que, a pesar de su naturaleza, tienen un pelaje sedoso al tacto—

Se levantó, sacudiéndose y ofreciéndole su mano a la pelirrosa.

—Ayana Shade, ¿huh? Es un gusto— sonrió con tranquilidad —Killian Grey, estudiante desde hace unas semanas—

Tras el saludo, se dirigió a recoger sus cosas.

—¿Qué hace un ente oscuro aquí? Creí que la escuela tenía una barrera mágica o algo así, por eso no pude entrar la primera vez por mi cuenta—

─Si, es muy esponjoso, pero no es recomendable que cualquier extraño lo acaricie.

Ríe levemente mientras toma la mano del albino.

─El gusto es mío, es bueno ver caras nuevas por aquí.

Tras terminar el saludo, escucho la experiencia del albino ante la barrera mágica, lo cual le parecía curioso al ver que era un humano, o al menos en apariencia.

─Bueno, la barrera puede protegernos de algún ataque mágico o algún efecto extraño en algunas personas, estos entes, sin embargo, son capaces de evadirlo, cuando son una simple sombra pueden ocultarse en cualquier lado, solo les afectaría si se vuelven Aters.

Recalco eso último, dando a entender que había una clara diferencia entre un ente oscuro común al de un Ater.

─Me explico, los Aters son entes oscuros que se combinaron, son una amalgama de criaturas oscuras que ocupan un mismo cuerpo, son más peligrosos y pueden matar a cualquiera que logren ocupar, por eso debo mantenerlos a raya, si estos entes sombríos se juntan, se volverían Aters y la vida de mis estudiantes estaría en riesgo, por algo existe el toque de queda en la noche, donde ningún miembro de la academia debe estar fuera del edificio.