De prendas y citas va la cosa [Arturia]

Habian pasado algunas semanas desde que su pacto con Arturia habia entrado en vigor, y habian pasado bastante tiempo juntos desde entonces, pero lograba notar como aquella rey de los caballeros, en su interior, seguía suendo una chica, y la forma en que veía al resto de chicas de la academia y de la ciudad, como con melancolía, podía sentirlo gracias al vínculo que tenían, y gracias a los sueños que había estado teniendo desde que se volvió su master, entendía el por qué, ella nunca había podido ser una chica normal... Hasta ahora.

La semana anterior le había entregado un teléfono celular, y el día antes de hoy, le llamó para citarla en el parque de cerezos, para que fuera desarmada y con ropa casual, pues necesitaba solo que le ayudase con algunas compras para un pequeño banquete que daría a ella y algunos amigos suyos.

—Aunque obviamente es mentira...— sonrió para sí mismo —Ya faltan 5 minutos para la hora que acordamos... ¿se habrá perdido?—

«No, aquí mismo es donde tenemos club, debería poder llegar sin problema...»




Pensó, mientras caminaba alrededor de las bancas del parque por enésima vez. De pronto, una sensacion calida recorrió su cuerpo, ella estaba cerca, pero, ¿dónde? Se giró buscandola con la mirada hasta que, detras de una pequeña multitud de personas, logró visualizarla. Al parecer a algunas personas les parecía que ella estaba haciendo cosplay, por lo que se acercó rapidamente a "salvarla".

«Esto será divertido»

Sonrió, mientras utilizaba golpes rapidos para noquear a los más grandes de los "freaks" que estaban alrededor de su linda, pequeña y en exceso amable servant y amiga. Fue entonces que la tomó de la mano, atrayéndola hacia sí mismo, tomándola por la cintura y girando con ella como si de bailar se tratase, deteniendose solamente cuando dejaron a un lado a la rueda de personas que se había formado alrededor de la pobre Saber.

—¿Estás bien? ¿Te hicieron algo?—

Dijo, genuinamente preocupado, mientras palpaba sus brazos, sus piernas, la tomaba de las mejillas y buscaba heridas o pellizcos. Al no encontrar nada, suspiró, abrazándola y acariciando su cabeza.

—Es bueno que no te haya pasado nada...— se separó de ella, tomándola por los hombros —Bien, ¿qué esperamos? El centro comercial nos espera—

Tomó su manos, comenzando a caminar hasta su lugar de destino junto a la pequeña oji esmeralda.

Unas minutos antes


Se encontraba caminando pacíficamente por aquel lindo parque se había distraído al ver los petalos de cerezos caer como gotas de lluvia, cuando escucho los pasos de una cierta multitud acercarle hasta tenerla rodeada, la rubia se sorprendió no entendía lo que estaba ocurriéndole ese instante nerviosa le sonreía aquellas personas le aturdía un poco pues toda le hablaba a la vez no entendí lo que quería de ella.  


—L-lo siento me tengo que ir…—

Minutos después


Musito la oji azul esmeralda siendo nuevamente atacada por muchas preguntas a la vez le pedía tomarse foto con ella uno que otros le pedía ortógrafo como si ella fuese alguna especie de estrella , un cálido calor recorrió su pecho miro hacia los lados sabía que se trataba de su Mastah  se encontraba muy cerca de donde estaba ella siendo retenida. Siendo de baja estatura no alcazaba localizarlo le empezaba a molestar la multitud cuando sintió que la tomaba de la mano sus ojos se abrieron como plato.

—Estoy bien , me empezá a irritar un poco hasta que llegaste a rescatarme g-gracias —  




Murmuraba en voz baja mirando aun lado,  no se atrevía verle a los ojos una sensación vergonzosa le evadía  extrañamente cada vez le sucedía frecuentemente siempre cuando se encontraba al lado de su master , se mantuvo en silencio durante el camino a la vez que veía de reojo su mano siendo sujetada por aquel joven que en secreto ocultaba cierto afecto hacia el.

Una vez llegaron al centro comercial, se detuvo, volteando a ver en dirección a Arturia, tomando sus dos manos en las propias y mirándola con algo de nerviosismo, comentó.

—Arturia, y-yo uhm... Quería agradecerte por ayudarme y permitirme ayudarte y... Realmente soy malo con este tipo de cosas, por lo que pensé que quizá— se acercó bastante a ella —estaría bien comprarte algo de ropa, pues eres hermosa y sería una lástima que no pudieras presumir de ello—

Acarició por instinto su mejilla tiernamente, sonriendo con calidez.




—Bien, vamos adentro, tú elige, que he conseguido suficiente dinero para consentirte hoy—

Le desconcertaba las acciones del mayor sus palabras le era un tanto difícil de comprender, a que se refería con que era una lástima que no ¿presumiera de su belleza? Artoria simplemente era un rey así como un caballero, educado, con modales, gentil, dulce, valiente. No tenía mucho interés alguno sobre las demás cosas que veía innecesarias u otra forma no estaba hecha para ella.


—Lowel, no creo que sea buena idea….


El sentir cálidamente la mano ajena del masculino acariciarle una de sus mejillas, la desarmaba entrecerraba sus ojos disfrutando del pequeño gesto por parte de mastah la rubia sostuvo tu mano manteniéndola un poco más de tiempo sobre su mejilla derecha. Se había olvidado de todo lo demás no se percataba que los veías las personas que pasaba consta mente, volviendo abrir sus ojos se alejó sin verle asentía sin poner objeción alguna.


—¿Consentirme ? Hm me gustaría que después que encontré ropa para mí, podríamos comer un poco…


Se adelantaba dejándote atrás entrar a la primera tienda que tuvo frente a sus ojos seria su segunda vez estando en una tienda de ropas, recordaba lo divertido que había sido salir con Charlotte , Momo y Kaguya.

—¿Por qué no sería buena idea?— preguntó, curioso, tras detenerse, pues para él, la chica cuya mano sostenía, era la más bella que conocía —Yo creo que sería una magnifica idea...—

Tras escucharla decir que le gustaría ir a comer después de comprar ropa, sonrió, pues él ya tenía planeado llevarla a un buffet.

—Claro Arturia, te llevaré a un lugar fantástico que me encontré el otro día—

[…]

Tras varias horas de llevarla a probarse vestidos, ropa de verano y todo tipo de prendas (y comprando la mayoría), decidió que por fin era hora de llevarla al buffet.

—Bien, llegamos—

Hizo el pago en la caja para 6 horas y llevó a Arturia a la mesa.

—Bien, tienes 6 horas para disfrutar, pues es un buffet todo lo que puedas comer, así que no te contengas—

Le sonrió, acariciando su cabeza y dejándola ir.

Artoria se encontraba algo apenada durante ese día recordando una de las primeras charlas que había mantenido con su Master Lowell meses atrás, antes de conocer el tipo de persona que escondía su agraciada apariencia física. Le había invitado a la ciudad con cierta mentira que necesita realizar unas compras y eso no le terminaba de convencerla sabía que ocultaba algo y no se equivocaba. Sin poder negarse a su mirada tierna y su manera de hablar estuvo que aceptar sus regalos los cuales era muchos más de lo que había pensado o imaginado con cierto rubor sobre sus mejillas de porcelana se dejaba ver el lindo conjunto que le quedaba a la perfección a su silueta femenina aún más resaltaba su belleza que escondía tras su armadura de caballero, levantando la mirada observo al masculino parecía piedra frente a ella.






—E-es demasiado para mí? Quiero decir me gusta su color gracias, no debiste gastar demasiado no necesitaba tantas ropa—


Comentaba apartándole su mirada de fiera la pequeña Pendragon estaba avergonzada por alguna extraña razón que no determinaba de entender, durante esas horas buscándole ropa lindas por toda la tienda ahora después había siendo llevada por oji planteado a un muy elegante restaurante. No salía de su asombro y no lograba pensar en otra cosa, era demasiada delicias en una sola mesa, y solo era para ¿ella? Seria durante 6 horas comer todo lo que tenía frente a sus ojos.



—Hmp no soy una glotona… es solo para mí? Si no me acompañas no puedo aceptarlo—



Musitaba un tanto molesta, conocía el azabache ese lado de la femenina que le gustaba comer de todo en más de una porción no tardo en cambiar esa actitud molesta al sentir su mano cálida acariciarle riendo un poco lo tomaba del brazo jalando que se sentara con ella no lo dejaría ir.

El tacto de la trivia le estremecía y causaba que su corazón diese un salto, ¿acaso era eso? Quizá si había sucedido aquello que Katherine le explicó hace mucho, quizá... Se había enamorado de Arturia...

—De acuerdo, comamos juntos—

La acompañó a la barra de buffet, ayudándola a servirse, ayudándola a aparentar, sirviendo todo en su propio plato y dejando que ella se sirviese poco.

—Vamos Arturia, es hora de comer—

Una vez sentados, puso su plato en el medio de la mesa y la acarició la cabeza, observándola con cuidado, era hermosa, Arturia era la mujer más hermosa que había visto nunca, y no solamente en el aspecto físico, sino por dentro también, incluso tras haber visto su pasado, pudo enamorarse de ella, eso la hacía especial, pues era imposible para él (o al menos eso pensaba) enamorarse.

—Arturia, ¿qué piensas de mi?—

Lowell lo dijo de manera inconsciente, quería saber si tenía una oportunidad, pero no en ese momento.

Lo que sentía por él era inexplicable, cada vez que lo veía sentía una emoción que recorría su pecho y hacia que su corazón latiera más fuerte que nunca, sus ojos se llenaban de brillo y el vergonzoso rubor aparecía en sus mejillas, eso la traicionaba completamente, quería que esa emoción al verlo durara para siempre, quería que el sintiera lo mismo. Se preguntaba ¿Qué era lo que me hacía amarlo de esa manera? Quizá eran sus ojos que se iluminaban con la luz del sol y hacían que aquel color cielo brillara más que nunca, y la naturaleza que reflejaba, la sensibilidad con la que se expresaba, quizá era eso, o posiblemente podría ser su cabello que tocaba su rostro con tal delicadeza...Cada detalle hacía que se enamorarse de él aún más, lo amaba de una manera incondicional, y solo quería que el sintiera lo mismo... ¿Porque ahora? le preguntaba algo así , ¿ qué debería decirle? Esas dudas le atacaban.



— ¿Que pienso? Eres arrogante un poco, curioso por descubrir que piensa los demás de ti y sobre todo alguien leal que hace lo posible por hacerme sonreír , te definiría en una sola palabra un verdadero caballero.—


¿Que tiene el amor? Nos hace sentir tan poderosos al sentirlo y a la vez tan cobardes, inútiles y débiles. Nos hace sentir tan llenos y vacíos, nos calma y nos enloquece. El amor es una enfermedad de la que muchos quieren padecer. La rubia no tenía el lujo de ser alguien más común como cualquier otro ser humano, tenía la responsabilidad como la Reina de Bretaña no podía darse el lujo de amar y ser amada aún mas no pertenecía a esa época donde pudiera expresar sus sentimientos abiertamente sin ocultarlos. Ni un solo bocado había probado aun tal vez porque se encontraba pensativa que olvidaba todo lo demás, fijando su mirada quien ahora le ocultaba sus verdaderos sentimientos se limitaba a decir algo más por lo cual empezó por comer.