Prendas chic [Libre]

— ¿Dónde estarán las chicas? —

Preguntó mientras caminaba libremente en esa gran ciudad. Eran como las 4 de la tarde y los rayos dorados del sol daban de lleno a las vitrinas altas en las calles con tiendas de distinta índole. El clima estaba despejado, pero no hacía calor, de hecho, el aire estaba tibio y de pronto se asomaba una esporádica brisa. Era una tarde ideal para salir con las chicas de compras.

Ropa de Charlotte:

La rubia iba con un chalequito color rosa pastel y calzas negras y unos lentes de sol. Su cabello estaba trenzado con una cola e iba comiendo un helado de fresa y pistacho. En el mismo día y a hora de almuerzo había hablado con las muchachas para salir a comprar prendas, pues una de ellas que era la nueva tenía ropa tanto reveladora y Charlotte no iba a permitir que la recorrieran ojos pervertidos.

— ¿Cómo se llamaba? ¿Mitsuri? —

Preguntó mientras caminaba por las calles atestadas de gente que iba y venía. Las chicas de ma Academia le parecieron agradables. Luego de comprar unas cosas podrían devolverse a su casa de estudios juntas. Después de todo, era un gran internado con curiosos estudiantes.

— ¡Serena! ¡Mitsuri! ¿Dónde se encuentran?—

Alzó su voz para ser notada, terminó de comer su helado y se limpió las manos con su botellita de agua que traía en su carterita negra que iba en su cintura con una correa. Solo esperaba que fuera una tarde de paz y muchas risas.

- Cielos, ¡voy tarde~!

Mencionó la joven pelirosada, quien se encontraba avanzando a pasos ligeramente apresurados por las calles de la ciudad principal. Había organizado con sus amigas de la academia ir de compras el presente día. Quizás debido a sus ansias de que esta ocasión llegara la hicieron pasar una mala noche, la cual no le permitió terminar sus actividades a tiempo.

- Fufu~ ya casi llego, me pregunto si ya estarán todas. Kyaa, mi primera salida con nuevas amigas y voy llegando con destiempo. Espero que este sea el camino... Maps no me falles, por favor.

Algunos cuantos pasos la trajeron finalmente al lugar acordado, sin embargo, no visualizaba a ninguna de sus amigas. Por un momento pensó que había olvidado sus rostros, pero gracias a un pequeño espacio que se dió entre la multitud de gente, encontró a Charlotte, la joven de la singular cabellera dorada.

- ¡Charlotte! ¡Soy yo, soy yo, estoy aquí!

Se acercó a ella tan pronto como la observó. Guardó su móvil en el bolso y previamente acomodó su flequillo, para saludarla cordialmente con un beso en la mejilla.

- Buenas tardes, Charlotte. ¡Aww, te ves muy bellísima hoy! Fu~ siento bastante la demora, no estoy muy acostumbrada a la ciudad y además que demoré por levantarme un poco tarde, lo siento mucho.~

Mencionó alegóricamente mirandola de pies a cabeza, aquel atuendo se refleja muy armonioso en la joven. Pero luego, inclinó levemente la mirada, quería expresar sus disculpas por la tardanza.