Otra dimensión, otras reglas [Axel Marrufo, Alice Nuit, Samelia Campbell, Katherine Noveau + Libre]

"¡Espera! ¡Lowell! ¡Kate!"

Negro. Ese era el color que había cubertio por lo que parecía una eternidad su entorno. No podía sentir nada. No podía ver nada. No podía oír nada. Pero... No tenía miedo, solo sentía un enorme vacío. Al menos hasta que un repentino cortéz azulado con blanco, el cual expulsó dos cuerpos, un chico y una chica, dejándolos inconscientes en una especie de isla.

Las horas pasaron, el sol se puso en su punto más alto, despertando por el intenso sofoco que sentía el pelinegro, puesto que llevaba su traje completo de ladrón fantasma, a excepción de su (en palabras de Kate) feo antifaz. Solo llevaba su sombrero rasgado y la bufanda que usaba para cubrir su boca como accesorios.

—A-ah... Agua...— al abrir los ojos, solo pudo ver un buitre encima de Katherine, esperando a que su pecho dejase de moverse —Kate...—

Con la poca fuerza que tenía, sacó su pistola de agujas y disparó tres veces; su puntería estaba afectada sumamente por el bochorno, pero logró acertar una en el torso del animal, haciendo que se retirase, para seguido tomar él a la chica y arrastrarla bajo una sombra.

—Ugh... Katherine... Despierta...—


Más tiempo pasó. El chico logró recuperarse un poco más. Retiró gran parte del equipo inútil y lo envolvió en una tela que siempre llevaba consigo, tela especial y estirable creada por la chica a su lado.

—Katherine, despierta, por favor—

Comenzó a moverla, intentando despertarla, mientras veía algunas personas caminar en dirección a... ¿un castillo? ¿en una isla? Ni siquiera lo había notado hasta ese momento, ¿por qué no podía ver cristales en ningún lado?
Las preguntas no hacían sino aparecer en su cabeza, y ninguna estaba siendo respondida.

—Si monte levantas, tendré que despertarte como a la bella durmiente—

Sonrió, malicioso, mientras seguía sacudiéndola levemente.

Era un dia como cualquier otro en el taller, Kate se encontraba ajustando algunos detalles de su próximo invento: Un dispositivo con un cristal artificial que permitiría absorber y almacenar la energía de cualquier tipo de gema e incluso combinarlas, aunque por el momento aún era algo inestable.

La campanilla que indicaba la entrada de un cliente al establecimiento resonó por el lugar, pero estaba demasiado ocupada en esos momentos para atender.

— ¡Ethan! ¿¡Podrías…!?— Había comenzado a gritarle a su hermano para que se hiciera cargo, cuando este entró a las trastienda acompañado por alguien más.

El saludo de una voz conocida la hizo interrumpir su trabajo y alzar la vista.

— ¿Lowell? ¿Qué haces aquí?—  Preguntó mientras se levantaba las gafas.

Después de una excusa sin sentido por parte del chico, puso los ojos en blanco y le apuntó con las pinzas que traía en la mano.

— Bueno, lo siento pero ahora no tengo tiempo para tus bromas búho, estoy ocupada— Dicho esto volvió a lo que estaba haciendo — ¿Porque no molestas a mi hermano un rato? seguro se les ocurre algo en que entretenerse sin mi —

Ignorando su comentario el chico se acerco a ella colocandose detras para observar el objeto en el que trabajaba desde más cerca, mientras Ethan protestaba enérgicamente.

Lowell dejó escapar un silbido mientras preguntaba qué era aquello, Kate suspiró, entre la invasión de espacio personal del recién llegado y los reclamos de su hermano, no podía concentrarse como debía.

— ¡¡Oh vamos podrían…!!— Se levantó bruscamente golpeando las manos en la mesa, empujando sin querer el objeto especial que descansaba sobre esta.

Intentó atraparlo antes de que cayera, pero los reflejos del chico a su lado fueron más rápidos, desafortunadamente justo cuando este alcanzó a sostener el objeto el cristal se desprendió de su sitio y se estrelló contra el piso, quebrándose al instante.

Una brillante y cegadora  luz invadió el lugar, utilizó su brazo derecho para tratar de protegerse, pero se sintió repentinamente mareada, como si todo a su alrededor hubiese comenzado a dar vueltas, escuchó a su hermano gritar algo, pero su voz pareció tan lejana que no alcanzó a entenderlo. Segundos después todo fue oscuridad.


°°°°°


”Katherine, despierta, por favor”

—E-than ... — Susurró la chica mientras comenzaba abrir los ojos lentamente, parecía que despertaria tranquilamente pero de un momento a otro aspiró con fuerza y se levantó de golpe, estrellándose contra Lowell sin querer.

Soltó un grito  de dolor y sorpresa, para después llevarse las manos a la frente.

—¡Auch! ¿¡Pero que..!?— Alzó la vista para encontrarse con los ojos plateados del chico, mirándola molesto. — ¿Lowell? —

Observó su alrededor confundida, ya no estaba en el taller, sino en un lugar totalmente extraño. Ambos a la sombra de un gran árbol y a lo lejos no se observan edificios de la capital, si no una estructura que parecía sacada de algún libro antiguo.

—¿Donde…?¿Dónde estamos?— Sus recuerdos estaban algo borrosos. — ¿Y mi hermano? —

A la distancia podían verse algunas personas caminando en la misma dirección, vestidas con ropa similar, Kate sacudió la cabeza todo era muy raro ¿Acaso estaba soñando?

"Luz de las estrellas"

"Todas las pequeñas cosas que nos rodean no tienen ninguna consecuencia especial para nosotros.

Tampoco estos tesoros que se acumulan en las palmas de nuestras manos.
Nos reunimos por supuesto, guiados por una luz milagrosa.
Y con los restos por todos lados, así fue moldeado este cuerpo mío...

Se dice que hay quienes sólo brillarán una vez...

En el momento en que están a punto de desmoronarse. En pocas palabras,
Cuando el mundo los invita a venir a dormir profundamente dentro de su pecho.

Al igual que una partícula de polvo o un pedazo de basura, me pasó a espiar una pequeña estrella.
Puede que nunca la tengamos dentro de nuestras manos, pero aún así nos dirigimos a perseguir su luz.

Seguramente hay algo esperando más allá de la noche.
Luz en su brillantez, luz de las estrellas... Luz de las estrellas.

No nos movemos hacia adelante por pasión o esperanza. Simplemente duele quedarse aquí por más tiempo..."

Era un día cálido en las afueras de aquel enorme castillo que imponente se alzaba sobre el infinito y cristalino océano. Las olas golpeaban con un compás casi perfecto en la orilla de la playa y el viento salado aromatizaba todo el lugar.

La pelinegra se encontraba tarareando una canción de antaño que servía como un tipo de relajante. Samelia se inclinó un poco hacia adelante con los brazos cruzados de bajo de su pecho en dirección a la puerta, analizando si había alguna manera de entrar. Pero, en efecto. No había forma más que por el interior.

- ... -la morena bufó aburrida y puso sus manos tras de sí mientras comenzaba a caminar por la zona, como una forma de matar tiempo.

No pasó mucho hasta que se encontró con los cuerpos de dos jóvenes que aunque estaban vivos, se veían bastante... desorientados. Se acercó a ellos con curiosidad y les dijo:

- Veo que la fiesta se les pasó un poquito de la mano, mis niños. -canturreó y se agachó un poco para tocar sus cabezas con gran delicadeza, con el fin de curar lo que sea que tuviesen.

No les preguntó absolutamente nada, solo se reincorporó y esperó a que estos hablaran.

La paz de su ser se encontraba descansando en aquella nocturna oscuridad que la rodeaba eternamente, cerró sus ojos mientras la brisa acariciaba maliciosamente su rostro colándose en medio de sus dorados cabellos, el reflejo de la luz que daba la ilusión de un mar de oro donde las olas embravecidas creaban un sensual llamado a ser acariciadas, el cantico nocturno que rodeaba su cuerpo llevando sus plegarias al cielo iluminando su cuerpo del hermoso violeta producto de su conexión espiritual armonizaba con la perfección del paisaje como el hermoso ángel de luz que era mostrando sus bellas alas  estirarse ante esa brisa que se tornaba cálida mientras sus alas mas se abrían.

Fue un hermoso momento para parar todo su estrés cotidiano hasta que un sonido la tomó por sorpresa y más que curiosa se sintió molesta por ser interrumpida en su momento de preciosa convivencia astral, chasqueó su lengua con molestia y se encaminó por la densa neblina que cubría su visión, sus  pasos cual sensual taconeo parecían lento y fuerte mostrando la firmeza de estos, el vaivén de sus caderas no era más que un hipnótico distractor de cualquier ser que la rodeara, sus alas fueron escondiéndose poco a poco  hasta desapareceré n su espalda dejando un rastro de blancas y brillantes plumas, fue cuando llegó al pórtico de la academia, entrecerrando sus ojos para poder visualizar a los seres frente a ella no por su apariencia si no por sus almas en si.

− ¿A qué se debe… que tengamos una inesperada visita de tres confundido seres?

Cuestionó la rubia cruzándose de brazos  tomando una  confiada pose donde sus caderas marcaban la sensualidad de su cuerpo y alzaba una ceja con evidente orgullo junto al deseo de saber más

−Mi nombre es Alice… ¿será posible que ustedes tiene una cita con alguien? ¿Buscan a alguien? Es que realmente deseo que su presencia acá sea algo importante como para haber interrumpido mi maldita sesión porque como no lo sea… realmente desearía no ser ustedes.

Con la ayuda de aquella persona que, a pesar de ese aire de indiferencia que sentía desde que la vio a lo lejos, se reincorporó, junto con Katherine, sosteniendo su cabeza.

—Muchas gracias uhm...— hizo un gesto de desconocimiento, pues no recordaba haber escuchado au nombre —Ah, cierto, un gusto, Lowell, a secas—

No ofreció su mano, pues no confiaba tan sencillo en las personas, menos en un lugar donde él no controlaba lo que sucedía a su alrededor.

—Parece que alguien se levantó del lado contrario de la cama...—

Por alguna razón, pudo escuchar los pasos de la mujer malhumorada mientras se acercaba.

—No lo sé, estábamos en el laboratorio de Kate, y de repente... Nos despertamos aquí, en una especie de archipiélago, ni siquiera sabemos si seguimos en el mismo mundo, el nuestro... No podría contener tanto verdor—

Se cruzó de brazos, observando sus alrededores cuidadosamente.