Una amistad acuosa. (juvia)

El rió estaba como siempre, siguiendo su camino como siempre, junto con algunas cuantas rocas pequeñas. El agua azul, y brillante debido al sol, reflejaba todo lo que estaba a su alcance, y con unos cuantos arboles pequeños y flacos, junto con muy pocas hojas en sus débiles ramas, y como siempre, aquel chico con pelo rosado, y con ropas femeninas estaba ahí, los cuales ayudaban a que los demas lo confundieran con una mujer, estaba ahi, conociendo el lugar, en un momento dado, decide mojar sus pies, sentándose en una ropa que estaba alado, y como siempre, feliz de estar ahí.

Sin embargo, el joven olvido algo muy importante, su comida... ¿Como era posible? ¿Que hacer ahora? él estaba algo alejado, y era casi obvio que no encontraría nada para comer en un árbol pequeño, supongo que lo que podía hacer era simplemente estar ahí, ya que ahora mismo se sentía algo débil, pero... ¿Y si duerme un tiempo? ahí puede cambiar las cosas, quizás se le quite el hambre, ¿no?, era su única idea, para estar un tiempo ahí, pero...dormir en una roca es incomodo, si bien, es solo un problema, era uno muy grande para él, así que intento levantarse para cambiarse de lugar.

Rápidamente se levantaba, su velocidad fue tal, que cae por accidente al agua, dejando su ropa toda mojada "Demonios...Bueno, me pasa por descuidado, al menos nadie me ve..." o eso intento decir, pero luego escuchaba una leve risa, eso hizo que mirara a los lados, cosa que no pudo ver, pudo ir a atacar...pero el hambre no se habia ido, asi que solo fue a la orilla, y se dejo caer, dando un gran suspiro "Creo que el hambre me hace imaginar cosas...dios...haría lo que fuera por una simple manzana".

Hace mucho que no estaba en un lugar tan bonito, el viento soplaba, moviendo ligeramente sus cabellos azules, el ambiente era fresco y relajado. Un día soleado que no se sentía así por la frescura de aquel rio que corría en dirección fija hacia lo más lejano que podía llegar toda esa agua. Cargó consigo una pequeña mochila en donde había guardado su almuerzo.

—¿Hasta dónde llevará ese rio? — susurró.

Se quedó pensando. De pronto, se le vino a la mente la idea de averiguarlo por si sola, era algo descabellado, su curiosidad estaba por dominarla y casi se ponía en marcha. Pero, escuchó una voz afeminada que provenía de alguna parte, no sabía exactamente donde, pero estaba cerca. Buscó y buscó, hasta que encontró a la persona que buscaba, era una niña de cabello rosa.
¿Qué hacía ahí? Era peligroso para una menor jugar en aquel rio. Observó un momento, viéndolo cambiar de posición, ¿acaso planeaba dormir en una roca? Le pareció cómico.
Fue tal la sorpresa repentina que le produjo cuando la pelirrosa cayó al agua, empapando sus prendas. Juvia dejó escapar unas risillas que fueron escuchadas. Cubrió su boca con las manos para parar de reír y se acercó al joven.

Este parecía estar hambriento. De la mochila que cargaba sacó el que sería su almuerzo, extendió su mano, acercándole al rostro un emparedado envuelto en un papel transparente. El alimento desprendía un delicioso aroma.

—No es una manzana, pero será suficiente para saciar tu hambre por un rato. — exclamó.

Juvia le sonreía al pelirrosa, invitándole a que tomara el almuerzo.

Sorprendido, logra ver a la contraria, al principio se sorprendió, ya que desde su perspectiva, aquella chica era iluminada por la luz del sol, mientras el viento movía la cabellera de esta, admite que su cabello azul le atrajo un poco, pero luego de ver aquel emparedado, se concentro un poco en aquel pequeño almuerzo, así que tomaba aquel emparedado.

lo desenvolvió rápidamente, y empezó a comer de aquel emparedado, era un sabor simple, pero delicioso, no podía evitar sonreír, estaba muy agradecido con aquella chica, asi que rápidamente se le acerco, y tomo sus manos "muchas gracias, te estoy muy agradecido, eres la mejor".

Rapidamente intento poner su pose para presentarse "Yo soy As..." Fue lo único que alcanzo a decir, para darse cuenta que su ropa estaba tan mojada, que de echo, le incomodaba bastante, asi que no pudo presentar su presentación "oh dios...necesito cambiarme de ropa, debí traer ropa de cambio por si acaso"

Por la expresión en la cara del contrario percibió que el almuerzo había sido de su agrado. Esbozó una sonrisa al momento que le agradeció tomando sus manos.

— No, no, no es nada. Juvia vino aquí por casualidad, no esperaba encontrar a alguien más, pero está satisfecha de haberle ayudado. Esto… mi nombre es Juvia Lockser. ¿Cuál es su nombre? —

Hizo una reverencia como saludo. Cuando el pelirrosa se iba a presentar, éste se detuvo en seco, quejándose sobre su ropa que estaba mojada después de haberse caído al río.
Esta vez Juvia no podía ayudarle, no traía ropa en su mochila, más que el móvil, auriculares, una lata de zumo de naranja y el almuerzo que le regaló al jovencito.

—Juvia no tiene cambios de ropa… ¿Qué se puede hacer? umm, Juvia no sabe que hacer. ¿Deberíamos ir a la Academia?— exclamó pensativa, tocando su mentón.

La verdad no sabía que hacer en una situación como esa, lo primero que se le vino a la mente fue que el pelirrosa pusiera a secar su ropa, pero estar sin nada de prendas en el exterior, es realmente embarazoso y tampoco quería ser parte de un momento incómodo. Su segunda opción era ir a comprarle algo de ropa, pero no quería dejarlo solo, quien sabe en qué tipo de peligros estaría expuesto si le dejaba a su suerte, al ser más joven que ella (o al menos eso creía la maga de agua). Ya que antes de su aparición el pelirrosa estaba completamente desprevenido, incluso ahora por su ropa estropeada.
Aunque fuese extraño para la chica, porque al ser una maga de agua, estaba acostumbrada a la misma.

—¿Qué hace en un lugar como éste? realmente Juvia quiere ayudarle, pero está pensando si es una buena idea dejarle aquí solo, mientras Juvia va por algo de ropa.— repuso.

Completamente mojado, miro a la joven de pelo azul, quizás no debio dejar de presentarse, pero con el viento que había, no podía evitarlo, era algo incomodo y le daba bastante frió, aun así, al ver como la contraria estaba preocupada y dudosa, pensó un poco.

-Pues...creo que tendré que cambiarme de ropa, tengo otros cambios, pero estaban en la academia, pero he de decir que ir para haya con esta situación es algo incomodo...¿te molestaría ir a buscarlas?- Al decir eso se dio cuenta de que la contraria seguramente estaría nerviosa de dejarlo solo, pero rápidamente reanudo su presentación. -Soy Astolfo, servant de clase rider, no te preocupes, se cuidarme solo-

Eso si, obviamente dio la explicación de donde encontrar la ropa, y esperaría ahí mismo. -Te prometo que estará todo bien, yo solo esperare, pero por favor, nada de hacer nada raro con mi ropas- Decía con una sonrisa, y riendo un poco para ver como se pondría.

—Usted es muy curioso, tiene apariencia de chica, pero es chico. Juvia está apenada, realmente pensó que se trataba de una jovencita en apuros.— Llevó una mano a su cabeza, frotándose su azulado cabello, y mostrando lo avergonzada que se sentía, mientras dejaba escapar unas leves risillas. Esperaba que eso no molestara al pelirrosa.

—Bien, Astolfo, no se preocupe, Juvia buscará algo de ropa para usted.— exclamó con una sonrisa. La cual desapareció cuando este mencionó que no hiciera nada raro con sus prendas.

—¡¡Juvia jamás haría algo así!!— agitó los brazos en el aire de una forma muy cómica e infantil, mientras daba media vuelta para volver a la academia. A lo lejos se podía escuchar las quejas de Juvia debido al comentario del servant.

« Aunque… Juvia no sabe precisamente a que se referia con eso. ¿Qué podría hacer con esas prendas, aparte de romperlas, quemarlas o mojarlas...? Umm… ¿Ponerles polvo pica-pica? » pensó divertida, imaginando como reaccionaria el joven. Rió entre dientes apresurándose a llegar a Legacy. El camino se hizo muy corto, había estado entretenida imaginando situaciones graciosas.

Entró a la Academia y se puso en marcha buscando la pieza de su compañero.

— Umm… Astolfo dijo que por aquí estaba su habitación. Ahh, debe ser esa. — dijo y corrió hacia la puerta, giró la perilla, pero no conseguía entrar, pues estaba cerrada con llave. — ¡¿Ehh?! no puede ser… su-supongo que no hay otra opción. Perdóneme Astolfo, quizá no dañaré sus ropas, pero si su puerta. — retrocedió un metro de distancia, extendió su brazo en dirección a la puerta y de su mano salió disparado un potente chorro de agua que destruyó el picaporte.

—Uf, por suerte sólo fue eso.— empujó sutilmente la puerta con los dedos y esta cayó causando un rotundo sonido al tocar el suelo. —¡¡¡AAAAHHHH!!! ¿A-AHORA QUE HARÁ JUVIA? — agitó los brazos alarmada y moviéndose de un lugar a otro, desesperada. — Ta-tal vez no se de cuenta si Juvia la pone de nuevo en su lugar. — con dificultad levantó la puerta y a duras penas la colocó en su “lugar” pero nuevamente azotó contra el suelo, provocando otro sonido. — ¡¡¡AAAHHH, NO FUNCIONA!!! — cayó al suelo de rodillas y agachó la cabeza.

« ¿Y si Juvia le dice que unos ladrones entraron a la habitación derribando la puerta, mientras Juvia estaba adentro indefensa buscando las prendas? » pensó.

—¡¡ESO NO LO CREERÍA NADIE!!— alzó la cabeza y agitó los brazos de una forma graciosa. — Juvia debe mantenerse calmada, primero buscará la ropa. A ver… que hay por aquí… ¡¡AAAAHHH LA ROPA INTERIOR DE ASTOLFO!! Fffff usa mucho el rosa.— soltó una risa cuando vio la ropa interior rosada en uno de los cajones. Al haberse caído al río supuso que también le hacía falta un cambio de esas prendas. — E-esto no es infidelidad, ¿verdad? perdóneme Erik-sama, Juvia no lo hace con esa intención. — comentó tomando una prenda con la punta de los dedos, como si fuese algo peligroso. Su brazo temblaba a más no poder. Rápidamente la guardó en la mochila que llevaba consigo desde que empezó el viaje.

Soltó un suspiro. — Fiu, que bueno que nadie está viendo. ¿Qué más llevaré? — observó toda la habitación y se acercó a un closet que estaba frente a ella. Lo abrió y se asombró por la cantidad de ropa tan variada que tenía el joven, aunque todo era femenino. — Ehh~ tiene ropa muy bonita.— tomó lo que se le hizo más adecuado; una playera negra y un short. Lo guardó todo en su mochila.

—A-Ahora sólo queda… — vio en dirección a la puerta que estaba derribada. —La puerta.— soltó un profundo suspiro. Levantó una vez más el objeto pesado y lo apoyó sobre la pared. — No pasará nada si se queda abierto por un rato, es Legacy, aquí no hay ladrones.— decía para mantenerse calmada en lo que abandonaba el pasillo, viendo de reojo a la habitación estropeada.

—Astolfo, Juvia le ayudará a reparar la puerta. Astolfo, Juvia de verdad lo siente. ¡¡¡Astolfo, no golpee a Juvia!!! — ensayaba su dialogo durante su caminata hacia el río. No sabía exactamente que le diría, apenas se conocen y ya arruinó su puerta.
Se le hizo un nudo en el estómago cuando se estaba acercando al lugar donde el pelirrosa la esperaba. Pasó un poco de saliva, nerviosa y temblorosa.

—A-Astolfo, aquí está tu ropa.— extendió la mochila hacia el servant, con una sonrisa bastante forzada dándole un aspecto chistoso. Sus manos temblaban moviendo precipitadamente la mochila, dificultando que el pelirrosa la tomara.

Vio como aquella chica se iba a la academia, no sin antes hacer un show algo cómico a su parecer, pero una vez ella se fue, olvido comentarle que la llave de su puerta estaba oculta en el tapete frente a la puerta, aunque bueno, supongo que encontraría una forma de abrir la puerta, ya sea pidiendo ayuda o algo así.

En fin, el mientras tanto se tuvo que arreglar la ropa, asi que mientras juvia no estaba, se sacaba la parte superior de su ropa, quedando solo con su flaco, pero fuerte cuerpo, pero aun asi, tuvo que esperar, por lo cual trato de esperar con la parte inferior algo mojada, pero luego de un tiempo, decidió ponerse detrás de unos arbusto y quitársela también, cuando llego juvia.

Obviamente se sonrojo, y trato de mantenerse oculto y fuera de su vista, pero al ver como llego con su ropa, se estiro un poco, y la tomo. -Muchas gracias- Sin perder tiempo, rápidamente se sonroja al ver su ropa interior, pero no le dio importancia, así que se colocaba su ropa, nervioso, pero feliz de finalmente tener su ropa.

-Muchas gracias juvia....am...¿juvia?- Notaba como ella estaba algo nerviosa por algo, ¿era por traer su ropa? quizas se sorprendio al ver eras ropas femeninas. -¿que pasa juvia?-.

No le tomaba importancia al repentino sonrojo del chico, ahora lo que más le inquietaba era la reacción que tomaría cuando le cuente lo sucedido.

—E-Esto… Juvia… Juvia… — balbuceaba quedándose completamente inmóvil frente al pelirrosa, con las manos aun extendidas pese a que la ropa ya había sido tomada. —Ju-Juvia ha hecho algo muy malo… pero no fue su intención. — Recobró la movilidad en su cuerpo y se tiró al suelo de rodillas.
Sus manos apoyadas sobre la tierra, levantó la cabeza hacia el servant que estaba enfrente de ella.

—Ju-Juvia ha estropeado su habitación. Estaba cerrada con llave, a Juvia se le ocurrió tumbar el picaporte, pero se le fue la mano y la puerta cayó. — explicó. —Juvia quiso hacer una buena acción y terminó estropeándolo todo como siempre. — levantó la cabeza viéndolo con ojos casi llorosos, sentía haber arruinado el cuarto del chico.

Se levantó precipitadamente. — AAAAH, Juvia dejó sola su habitación sin antes arreglar su puerta. Juvia lo siente mucho, Astolfo.— hizo una reverencia pidiéndole disculpas.

Obviamente al oir eso, se sorprendió demasiado... ¿Su puerta callo? ¿cuanta fuerza uso ella para abrir?...pero aun asi, no estaba molesto, claro, tendria que arreglar la puerta después, pero al fin y a acabo, fue su culpa por no llevar ropa de cambio, y no decirle donde estaba la llave.

Dando un leve suspiro, y una vez con la ropa puesta, sale de aquel lugar donde estaba antes para cambiarse en paz, y se acerco a la peli-azul, para luego agacharse, y acariciarle la cabeza.

-No pasa nada, fue un accidente, ademas que en cierto modo yo tengo la culpa...así que no te preocupes por eso, luego arreglo la puerta- Decía con una sonrisa, tratando de animar a aquella chica, no quería que ella se sintiera mal, así que la miraba con una sonrisa, y le decía. -Gracias por traerme mi ropa, eres una persona muy bella y amigable-

¿Cómo? ¿No estaba enojado? ¡Que sorpresa! realmente estaba temerosa de recibir cientos de regaños y quejas. Que tolerante persona, pensó.
Levantó la cabeza y con el dorso de su mano secó las lágrimas que estaban por escaparse al escuchar los halagos del pelirrosa.

—Juvia le ayudará con la reparación, después de todo, es responsabilidad de Juvia.— llevó su mano detrás de su cabeza y se frotó la nuca con semblante avergonzado.

—Deberíamos volver ya para empezar y, después podemos ir por algo para comer. ¿Le parece? — propuso Juvia sintiéndose entusiasmada por comenzar. —Acéptelo también como una disculpa por los problemas causados. —

Supongo que era normal que la joven estuviera apunto de llorar, era raro que él fuera el que actuara mas..."serio" por así decirlo, pero la verdad, pareciera que había que calmarla un poco a la chica, ademas, tampoco es como el estuviera con tanto humor luego de la caída, pero le agrado bastante la ayuda de la contraria.

-Hey, no es necesario que te hagas responsable por eso, te apuesto que pronto todo estará como si nada- Decía con una gran sonrisa, mostrando sus blancos dientes, en cualquier caso, volvió a acariciar a la cabeza de la contraria.

-Mmmm, es verdad, debemos volver- En eso, con un silbido, llamo a un hipogrifo, una criatura bella, revelando sus bellas plumas, en eso, el joven rider sube, para luego ver a su nueva amiga peli azul. -¿Necesitas ayuda para subir?- Decía estirando su brazo.

El pelirrosa fue amable y comprensivo en todo momento, era un buen chico. Sus palabras en verdad fueron tranquilizantes para la maga, ya no se sentía tan culpable.

De pronto, el joven hizo aparecer una criatura que nunca antes había visto. ¿Qué era? Tenía aspecto de águila dorada, pero enorme, mucho más grande que un humano. Había visto dragones pero no esta ave.

—AAAAAAH~ES HERMOSA— los ojos de la peliazul brillaron de emoción. Maravillada aceptó la invitación de Astolfo, tomó su mano y se impulsó para subir a ese magnífico ser.

—Kyaaa~es la primera vez que Juvia se sube a una criatura tan adorable. ¿Puedo abrazarte? Aaah~ es esponjoso, sus plumas son tan suaves.— exclamó Juvia abrazando a aquella criatura, a la vez que acariciaba sus plumas.

Estaba tan emocionada que se dejó llevar por ese momento, admirando al hipogrifo.

Cielos, si que era muy animada...en fin, ayudo a la contraria a subir, sentándola detrás de él, y señalando le a que no se suelte del rider, aunque parecía mas interesa en admirar a su criatura.

-Es un hipogrifo, mi montura, por algo soy un servant de clase rider~- Dio aquella explicación, y como siempre, con ese aire como presentando a un dios o algo por el estilo, pero solo se dejaba llevar por el orgullo.

En eso, miro a la peli azul, y dio una pequeña sonrisa burlona. -Por cierto, ten mucho cuidado, es una criatura peligrosa, después de todo, es un cazador, puede cazar peces, animales pequeños....y hasta magos- Obviamente lo decía de broma, pero actuaba de tal manera, que pacería real.

— ¿Hipo...grifo? — repitió Juvia. —Juvia nunca había escuchado sobre los hipogrifos — exclamó maravillada.

Se sentó detrás del pelirrosa sujetandose de aquella criatura, lista para emprender vuelo, mientras escuchaba al chico dar esa presentación que lo hacía ver como un orgulloso. Y no era para menos, ese ser era magnífico, hasta ella presumiría si tuviera uno.

— Se ve que está muy orgulloso de su montura.— acarició las plumas con una sonrisa.

Aquella sonrisa pronto se borró cuando su compañero dijo que era un ser peligroso que podía cazar lo que sea, incluyendo magos.

— ¡¿Ma-Magos?! — soltó a la criatura casi inmediatamente, tragó saliva y, su expresión ahora era de temor y nerviosismo. — ¡Ju-Juvia es una maga! N-No se vaya a comer a Juvia. — exclamó titubeante.



Ahora temía de esa criatura que en un principio la asombró tanto. Sería un viaje tenso después de escuchar aquello. Pero no había de otra, para no ser devorada tan sólo tenía que evitar hacer enojar al hipogrifo, pensó.

El joven notaba la expresión de la contraria...dios, ¿enserio se asusto asi de fácil? ¿o acaso él actuaba bien? no lo sabia, pero supongo que tenia que calmarla antes de empezar a volar, o si no, no seria un vuelo tan agradable para ella.

-Oye...tranquila, era solo una broma, mi "amiguito" no comería ningun mago, y si lo hiciera, yo lo detendría...nunca se sabe donde pudieron estar antes o si les hace mal~- A pesar de esas palabras, no podía evitar en seguir bromeando con aquello, pero la idea solo era relajar a la contraria.

Aun así, sentía que esas palabras no ayudarían, así que sonríe de una manera diferente. -Ademas...las magas como tu, seguramente son capaces de defenderse de criaturas como están, solo basta con verte unos segundos, y saber que eres una maga muy poderosa-