El ataque inesperado

En aquella oscuridad del bosque, Akame seguida merodeando por intentar descubrir aquellos rumores de un malvado ser que habitaba a las afueras de Legacy.

Sola, junto a murasame se aferraba a la idea de que eran puras patrañas los chismes de los aldeanos. Bien decían que cualquier enemigo nuevo sería una nueva oportunidad para que ella demostrase que el veneno que corría por sus venas se volvían uno a ella.

Con su mal humor, cegado con odio, olfateaba entre los inmensos pinos de encino, ella sentía que la estaban vigilando, pero su visión estaba muy corta ante aquel ser.

No sabía que era o quien era, si le atacará por la espalda o simplemente es una coincidencia tal cuál... Desempuñaba aquella espada de su lado derecho, casi esperando un movimiento equívoco para poder contrarrestar cualquier ataque...

Gracias a una pequeña pelea que tuvo con una miembro de Legacy se hizo conocido como una criatura extraña que solía rondar por los bosques de las afueras de Legacy, ¿Qué afortunado no? No intentaba lograr eso, aunque de todas formas nadie sabía que el.

Simplemente usaba ese bosque como refugio de vez en cuando o para cuando necesitaba hacer alguna llamada o similar en un lugar donde nadie le viera, además era un bonito lugar después de todo.

En esa ocasión se encontraba en el bosque dado a que tenía algo planeado para Legacy y deseaba desarrollarlo con calma, sin embargo escuchar como las ramas que estaban en el suelo de árboles muertos se rompían le indicaba algo, ¿De que se trataba? Fue lógico sospechar pues en ese bosque pocos eran los animales que lo habitaban además de que estos solían tener actividad diurna.

En cuanto determinó de dónde venía el sonido entonces el peliazul se centraría en buscar a aquel ser que caminaba entre la maleza del bosque, fue así que después de un rato Rokudo seguiría a aquella criatura de lejos gracias a los sonidos al pisar que esa persona o animal producían, fue así que finalmente se postro frente a la mujer desconocida con una espada en mano, vaya, que raro.

— ¿Qué haces aquí si es tan tarde?

Mencionó el mafioso poniéndose frente a ella a unos cuantos metros, apareció su tridente con su mano derecha mientras dirigió una sonrisa pequeña a aquella joven mujer de la cual estaba dudando si atacaría.

— Deberías irte, podrías...

En cuanto empezó a hablar algo le interrumpió, se trataba de otro sonido a la distancia, parecía ser igual, ¿Quizás un secuaz? ¿Alguien vigilando? Aunque fue raro pues parecía haber producido el sonido de un oso, así que el hombre dirigió su vista hasta donde pensaba provenía.

— Vayamos a ver qué es, quédate detrás desconocida, por si acaso ataca, después te ayudare a salir de aquí, ¿De acuerdo?

Mencionó para después comenzar a caminar en dirección al nuevo sonido peculiar esperando que ella lo siguiera, en realidad no volteó dos veces hacia atrás para saber si ella lo seguía, no le importó demasiado, un par de minutos después de atravesar un montón de árboles parecía que finalmente habían encontrado el lugar del que provenían los ruidos.

— ¿Es un oso?. . .

Era sigilosamente, pareciera que jugaba con la azabache y esta mostraba enfado cada vez más... Caminaba intentando evitar hacer el más mínimo ruido; sin embargo era imposible lograrlo ente tanto espeso bosque.

— Tsk... Insecto estúpido— murmuró entre pasos ligeros, ya que murasame deseaba probar su nuevo filo y sería demasiado tonto sacarla para tirar aquello que le estorbaba y mostrar su posición actual.

Pero... Lo olvidaba... Estaba en busca de un enemigo, no sabía cómo era, pero ese aroma peculiar no podría ser de un animal, era algo más... ¿Acaso la estaban siguiendo?

— ¡Neh! Muéstrate y dime quien te mandó... —

— Odio estar jugando entre pequeñeces, yo vine aquí por un enemigo, no a pelear con humano, si es que tu aroma te delata. —

El viento susurraba y no sabía si aquellas palabras las había escuchado, solo notaba ligeros suspiros y una que otra risa, no se mostraba con miedo... Ese aroma... Ese maldito aroma que le recordába algo familiar...