Reencuentro en el acantilado (Natsu)

Era una noche nublada. El brillo de la luna iluminaba tenuamente ese firmamento nocturno que auguraba que algo fatídico estaba a punto de acontecer. Jellal, como siempre y de rutina, solía caminar por el acantilado de filosas rocas. El sitio era infamemente conocido como "la roca de los suicidios", un lugar funesto en donde las personas con demasiados problemas solían ponerle fin de manera abrupta. Era el último recurso de un ser acabar con su vida, y desde luego, eso al mago le afectaba enormemente.

Vestido con una chaqueta de cuero y un jeans, caminaba de forma tranquila por allí y oteando a las rocas que estaban abajo. El mar rompía una y otra vez con los guijarros al fondo. Las chispas de agua saltaban lejos. En otras palabras, cualquier persona que se arrojara allí sería devorado por las gigantescas olas.

Dejó de pensar en cosas trágicas, y siguió el paso. El panorama no era tan malo si uno ignoraba el hecho de que era un nido de suicidas. Entonces, el joven Fernandes escucha unas pisadas. Mira hacia todos lados hasta que oye algo tras de él. Logra saltar un ataque.

— ¿Natsu Dragneel? — exclama con fuerza, y ve una figura muy conocida. Sí, ya lo ubicaba muy bien. También era alguien de Earthland. Se preguntó si había una clase de portal interdimensional entre ambos mundos. Daba igual. Ahora con este dantesco contrincante las cosas una vez más se ponían color de hormiga para Jellal.

Bajo el efecto de la melancolía, Natsu camina lentamente por un sendero oscuro, con su mirada al suelo y sus manos empuñadas levemente. Por algo que parecía atormentarle, deprimirlo y incluso llevar a la tristeza, enfocándose solo en eso al punto de no importarle el exterior, solo se enfrascaba en su mente viendo aquel fatídico día una y otra vez.

Sin rumbo o destino alguno, dejaba que sus pies marcaran el camino cual compás, que marcaba el camino hacia una zona rocosa( ¿Piedra del suicido ?). A lo que ya se podía verla a lo lejos, un rayo de luz blanca y cálida, iluminaba la punta. Tan hermosa que cualquiera caería en la tentación de solo querer tocarla.

Ya llegando a la punta, Natsu se detiene de súbito al escuchar una voz familiar, por lo que se coloca rígido elevando su mirada para después voltearla hacia aquella voz.

( ¿ Quien es?,¿ Quien sera?)

Esto pensó al voltear, ya que solo veía la sombra de un sujeto por la oscuridad de dicha zona.

Si de algo se caracterizaba Natsu Dragneel era por su eterna alegría y ganas de vivir. Sin embargo, no veía a esa persona. El peliazul avanzó lentamente y colocó su mano sobre el hombro del contrario con una clara mirada de preocupación. No, esto era usual. — Natsu, ¿Qué ocurre? — preguntó. Sí, recordó esa vez en que el pelirrosa lo había enfrentado por haber maltratado a Erza y matar a un amigo. Nunca podría perdonarse esas cosas, pero seguiría siempre con una férrea voluntad para expiar sus pecados.

— Hace mucho tiempo no te veo. ¿Cómo has llegado a Japón? Yo, por un portal, — cubrió a Natsu con un brazo y lo empezó a encaminar hacia el sendero a la Academia Legacy, el lugar en donde alumnos de todo el multiverso se reúnen para aprender los distintos tipos de magias y combates y así poder defender la Tierra con mayor cabalidad. El mago estelar había llegado justo después de los Juegos Mágicos celebrados en el reino de Fiore. Una vez arribado a este mundo, Jellal se percató de que existían mayores peligros que la amenaza de Zeref. Fue así como pasó de alumno a profesor.

— Te noto triste, ¿Qué ha sucedido? — preguntó con intriga. Había algo en los ánimos del dragon slayer de fuego que le parecía preocupante. Fue así que terminaron en un sendero de tierra rodeado de árboles. Caminando, faltarían unos treinta minutos para llegar a la gran Academia Legacy. — Vayamos por una cena caliente, ¿Te parece? — en su interior, el peliazul se preguntaba por qué había llegado y por qué se mostraba tan melancólico.
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En medio de un sin fin de emociones, el pelirrosa escucha las palabras de Jellal, pero sin ningún ánimo o expresión que se le asemeje a la felicidad. Ante siquiera un mínimo cambio en su actitud, dejaría que lo apoyara con toda confianza, a pesar de haber tenido trifulcas anteriores. Prestó atención a sus bondadosas y desinteresadas palabras. Era increíble. Aquellas emociones negativas, devoraban el alma de Natsu, al punto de que las palabras del peliazul le parecían palabras murmurantes que retumbaban sin sentido.


Sin darse cuenta, en su estado de sumisión total, Jellal lo llevaba agarrado del cuello, de una forma muy confiada y amagable. Aunque su estado de melancolía era grave, una pequeña migaja de curiosidad ante la actitud de él, aúnque sabia que no tenia malas intenciones para seguirle aquella platica, con una respuesta breve y consisa.

~¿ Eh?, bueno, una espacie de circulo morado, me succionó y me trajo. Aunque me molesta que me hayan usado y manipulados sin nuestro consentimiento ~

Le sigue el paso mientras camina, asi como amigos de la infancia, Natsu interrumpe aquel trance ante desarrollar una leve curiosidad ante todo. Aquellas palabras clave, familia, gremio entre otras. Al lado de Jellal, inclina su cabeza un poco, con su mirada en el suelo y el cambio de expresión al instante. Se notaria su mal rato, en el rostro y su actitud. Aquellos sentimientos regresaban con mas fuerza e intensidad. ( Increíble...., Jellal es muy amigable a pesar de todo lo que paso en aquella torre. Aunque quiera ser amable, no pudría hacerlo).

Sonríe unos 2 segundos para volver a su estado, algo deaaminado y cansado. ¿ Cansado?, si cansado, cansado de aquel sufrir, aquella agonía que dia tras día vivía en la sombras de su padre. Aunque no lo demostraba muy seguido, su mayor deseo era seguir los pasos de Igneel y vengar su muerte, ya estaba arto de cargar con aquel sentimiento que lo carcomia por dentro. Solo deceaba superar aquella perdida y usarla como impulso ante las adversidades, ya que se había comprometido con aquella academia que sin dudar, le abrió las puertas y lo apoyo en su momento de crisis. Su gratitud y cariño eran grandes aunque no se notará por su malestar, aunque por una extraña razón, poco a poco una leve imagen del Gremio FAIRY TAIL y LEGACY, apareció en su mente. Una imagen que era aclarada por cada dia, aparece al instante que aparece Jellal. Casi era un milagro dicha aparición, aquella presencia lo hacia sentir seguridad; confianza, nostálgica de aquellos buenos tiempos donde sus seres queridos y difuntos no podían faltar. Nada mas que un rayo de luz y esperanza, que lo había convencido de esforzarce todo lo posible para sacar a flote a Legacy, ya estaba decidido a contribuir por todo aquello que alguna vez recibió. Todo eso pensó mientras caminaban, a lo que su estomago ruge levemente al escuchar la propuesta de Jellal, sonriendo un poco les respondería.

~ Si, muero de hambre~

Alargaría aquella sonrisa mientras inclina un poco su cabeza hacia el lado derecho, intentado ocular aquel sufrimiento interno bajo aquella sonrisa frágil e inocente, característica del joven Natsu, un mago tenaz y audaz. Capaz de afrontar lo que sea y a quien sea si se lo propone, sin miedo ni titubeos, ese es su estilo y manera de afrontar los problemas, siendo uno de los que se levanta por cada caída con mas fuerza. Esta no seria la excepción, pasará lo que pasará, asi es él y así seguirá. Pues que se puede esperar de un dragon Slayer, un aventurero, el legitimo rey dragon. Natsu Dragneel.

Algo había de extraño en aquel pelirrosa que portaba una sempiterna sonrisa. Ese fuego en su interior parecía haberse reducido cada vez más a una simple pavesa voladora. No recordaba del todo el incidente del R-System ni la Torre, pero sabía que Natsu y sus amigos tenían razones para odiarle. Aun así, este héroe tenía la compasión y el perdón como para hablarle de nuevo. No podía evitar sentir vergüenza de recordar esos hechos.

— Déjame guiarte, — mientras caminaban hacia la cafetería de la Academia. Una vez dentro, lo sentó cuidadosamente sobre una silla, y entonces unos camareros con cabeza de cabra aparecieron a sus lados. Estos eran los muebles de Beatrice, los sirvientes y guardias de Legacy. — Pido arroz con curry y papas, también té verde. Puedes pedir lo que quieras, Natsu. Aquí todo es gratis, — señaló el peliazul con una amiga sonrisa. Los estudiantes y profesores no tenían que pagar nada de nada. Ellos simplemente debían proteger al mundo.

— Yo también llegué a este mundo por un portal. Me quedé simplemente porque hay enemigos más poderosos que Zeref... ni siquiera los más fuertes de este mundo pueden con ellos, — apretó sus puños en señal de frustración. Las locas desventuras del peliazul en la Tierra podrían resumirse en enemigos tan poderosos que ni siquiera Fairy Tail entero podría derrotarles. En el multiverso hay muchos seres con un poder más allá de la imaginación. No obstante, también era conciente de que había mucha gente buena y poderosa.