Una mala escena de Zombies.

Llevaba poco tiempo en esa academia que después de todo no difería en nada a lo que es U.A. Mismo ambiente, mismas personas que con tan sólo su presencia le hacían molestia a su tranquilidad psicológica; A su dinamita de mecha corta.
Bakugō era el "Don nadie" nuevo que con tan sólo su temperamento espantaba aquel que intentase entablar una conversación con él, era así, violento sin deseo alguno de hablar con nadie. Por ello, tan sólo se la pasaba caminando de aquí para allá con las manos en los bolsillos, una expresión que no hacía más que denotar molestia y cómo no, la mirada de odio a quién por mala suerte se encontrará con su presencia. Esos eran sus días en Legacy y este no apuntaba a ser distinto... O eso creía.

Una vez más salía de esa academia, con planes si no más que puras caminatas donde estimulaba su mente a ser provocada por el deseo de un entrenamiento riguroso que lo hiciera caer contra el pavimento con cansancio. Una mirada al frente y sólo mirando lo que yaciera bajo él, caminaba sin rumbo alguno acompañado de la misma soledad que alguna vez lo trajo a explorar ese mundillo que pintaban con risas y carcajadas.

En su salida fue de notar algo curioso, principalmente que cuanto más se alejaba del castillo y se adentraba al interior del bosque, el cielo oscurecía como el ambiente de sus alrededores. Tenso como también hostil, con ruidos que no hacían más que aumentar cada paso que daba y eso por supuesto no era algo de intimidar.

—— Tsk, ¡SAL! ¡Sal sea quién sea y ven a pelear, te voy a matar! —— Gritó empuñando sus manos mirando a todos lados.

Los troncos de los árboles dejaron salir la figura de varias personas con una apariencia demacrada, quienes un ápice de conciencia no mostraban.
De uno pasaron a dos, y de dos pasaron a muchísimos más. Parecía casi o igual que una película de zombies con la diferencia del "protagonista" Quién con una sonrisa, los miro a todos.

—— Si dan un paso más les juro que los explotare ¡A TODOS! ¡VENGAN, VAMOS! —— Retó, y tan fácil como habló aquellos le hicieron caso.

El advirtió, una vez es suficiente. Por lo que con cierta duda liberó explosiones de advertencia. Hasta que al final lo decidió; Explotarlos a todos uno por uno.

Mentiría si dijera que había pasado tiempo sin ir a Japón de viaje, de nuevo. Lo cual lentamente era parte de su rutina, salir de Asgard uno o dos días de viaje sin avisar a dónde iba, regresar con chucherías y después estudiar o ver asuntos de las acciones como inversionista. Comenzaba a detestar esa rutina, quería algo emocionante, algo diferente.

Deseaba tanto que ocurriera cualquier cosa que la entretuviera e hiciera que la adrenalina llenará su sistema. Olvidó que tenía tan mala suerte que probablemente se cumpliría pero sería algo desastroso. Pero bueno, después lo descubriría, por el momento iba acariciando el filo de la katana corta que Tatsuya le había dado. Era bonita, algo larga pero perfecta y quería entrenar con ella, pero era tan orgullosa como para pedir ayuda de Archer o alguien más para aprender.

Iba tan perdida en sus pensamientos que decidió sin saberlo acercarse a la academia de héroes, podía ver con atención las imponentes puertas del castillo Rokkenjima ahora que su vista se alzaba del mango de la katana, pero, no era lo único que observó al cargar su vista de un poco de mana. La concentración en tal lugar era casi nula, y el ambiente se veía fructuoso, inestable, algo diferente.

"Bueno, parece que esto es diferente definitivamente".

Con un suspiro decidió caminar lejos de la academia, adentrándose en los oscuros bosques tenebrosos. Buscando que causaba tal singularidad en el ambiente, no por preocupación… no, no, ella sólo tenía curiosidad. Y el conocimiento era algo que siempre sería bienvenido.

"¿Qué fue eso?

Giro a su alrededor, buscando de dónde provino tal grito furioso, parecía una emboscada, o una pelea. Aunque sin duda lo que llamó su atención fue el hecho de que alguien aparte de ella estuviera ahí. Y sólo por no gastar su mana en tal singularidad decidió no hacer un rastreo del área, no conociendo que múltiples presencias se manifestaban en el lugar, y muchas caminaban al lugar del epicentro del grito.

Más pronto comprendería al acercarse cada vez más que las sombras se acercaban también, moviéndose lentamente. Rodeándola, y cuando vio las siluetas no pudo más que hacer una mueca, nunca había visto un Apóstol Muerto, pero definitivamente eran repugnante…

"¿Qué es esta sensación?

Su corazón comenzó a latir más fuerte, sus manos empuñaron la katana lista y su respiración era más controlada. Estaba emocionada, diablos, podría practicar lo que quisiera el combate con criaturas que no sentían. Y lo mejor es que probablemente su punto débil era el cerebro, pues sí estaban "vivos" debían conservar algo con lo cual poder moverse.

—¡Vamos! Vengan por mi…

Determinó, agachándose mientras el suelo se sacudía por una explosión cercana, moviendo todo a su alrededor por la onda expansiva. Más sólo tuvo dos segundos de rodar a la izquierda evitando un Apóstol Muerto y con un suave movimiento, un firme agarre en el mango y la suficiente fuerza en la tensión de los músculos rebanar una parte de la cabeza del muerto. Manchando su ropa ligeramente, pero sin notarlo antes de volver a moverse para esquivar.

Era un día normal como cualquier otro donde no tengo clientes ni trabajo que hacer, y como siempre me encontraba recostado en la silla de mi escritorio durmiendo y esperando la pizza que pedí hace poco. Por la puerto entró mi viejo amigo Morrison, mi socio que me trae trabajos con todo lo que tenga que ver con demonios y dinero, me avisó de un nuevo cliente que ha visto una especie de seres raros, los describió como zombis por la forma en que actuaban, que por suerte a mi costumbre ya sabía como lidiar con ellos sin mucho esfuerzo, -- Está bien, Morrison, ¿cuanto es la paga? -- mencioné sin esperar mucho, tomé una cerveza de mi refrigerador y menciona la cantidad de 5.000.000 en billetes y por adelantado, dejándome sorprendido por tal cantidad, -- ¡Ha de ser alguien con mucho dinero, ahora podré pagar la luz, el gas, el agua y limpiar el retrete por más de dos años! -- dije alegre, -- Bueno, ya es hora de que me ponga a trabajar. -- tomé mi gabardina, mis pistolas y mi espada y me acerqué la puerta antes de salir, pero me detuve, -- Por cierto Morrison... una pizza viene en camino, si quieres te la comes. -- en este estado de animo alegre trabajaría con gusto.

Al estar afuera de mi local usé mi motocicleta (Cavaliere) para dirigirme primer a la tienda de armas donde suelo mejorar algunas de mis armas, siempre por precaución. Dirigiéndome al sitio donde mencionó que fueron vistos noto que me lleva al bosque que queda en las afueras de la ciudad, decidí adentrarme ya que no veía otra mejor opción a pesar del ambiente pesado que había en ella. A cada 20 pasos el aire empezaba a oler podrido, sentía que lentamente me acercaba, -- Este lugar empieza a ser un desastre, creo que debí haberme tardado menos. -- el aire lugar estaba frío y el viento golpeaba suave pero como si quisiera cortarme. Solo seguí avanzando.

Llegué a lo que parecía ser un pueblo abandonado si no fuera por los cuerpos de algunas personas que estaban en el suelo, teniendo una muy mala pinta desde donde se mirase, preferí no acercarme a ninguno, di por hecho que el problema de zombis tenía algo que ver así que no pensaba mucho al respecto, -- Cuanto silencio, algo anda mal. -- me detuve al llegar a la plaza del pueblo y empecé a escuchar voces extrañas venir de todos lados lentamente, por lo que desenfundé mis pistolas rápidamente al ver a las criaturas que Morrison había mencionado, -- Con que son estos los zombis, ¿eh?... ¿Por qué tengo la sensación de deja vú? -- no era rubio pero sabía que las cosas se pondrán feas a partir de este momento. Al estar casi totalmente rodeado por los zombis comienzo a dispararles ráfagas rápidas y precisas, por los momento no quería usar mi espada si no hacía falta, no sería realmente divertido.

Mientras parecía que nunca iba a terminar de aparecer ya quedaban pocos cayendo de uno en uno, decidí calentar un poco matando los que quedaban a puñetazos y así ver que tan bien en forma estoy, -- ¡Okey, besa esto! -- grité al dar una combinación golpes al estilo boxeo con un uppercut seguido de patadas de kickboxing, y así acabando con los zombis restantes. Al guardar mis pistolas suspiré un poco y viendo a mi alrededor concluyo que por aquí no hay respuestas para lo que está sucediendo, por lo que decido continuar mi camino hacía otro lado.

; BombKing 🤬

Las explosiones no cesaban y entre ellas, no hacía más que escucharse las quejas de aquellos entes que explotaban en pedazos o simplemente se alejaban empujados por la magnitud de sus explosiones. Ignoraba quienes fueran, qué querían con él una vez se acercaban pero, advertidos ya están.
Entre explosiones, notó la participación de dos más, de quienes inicialmente tuvo precaución.

Sus explosiones se calmaron una vez el rubio estuvo a gran altura dónde podía observar con mejor comodidad aquellos dos quienes de la nada aparecieron y, ofensivamente lo estuvieron "ayudando" cuando no lo necesitaba.

— ¿Ah? — Indignado. Asombrado incluso pero más enojado de hecho, tan sólo hizo esa mueca de fastidio al fruncir el entrecejo.

Quién con enojo reaccionó, cayó al suelo de pie no sin antes reducir la velocidad de su caída con una sola cosa en mente.
Suspiro, un respiro pesado que relajó por completo sus pulmones e incluso su cuerpo por completo. La tensión única de sus manos era la única que conforme pasaban los segundos brotaba pequeñas explosiones ansiosas de liberar aquello que con tanta ansiedad estaban esforzándose contener.

— ¡MUERANSE! —

Poniendo ambas manos en posición de aquellos "No cuerdos" sin importar que entre ellos estén quienes si lo estén, gritó con odio dejando salir aquella explosión que con su mero ruido haría temblar los oídos de aquellos no acostumbrados a semejante ruido.
Sus manos fueron participe del sufrimiento que ocasionaría semejante explosión, pues castigado por ello, quizá la falta de costumbre hizo retumbar de dolor sus manos con aquello que con una mueca de disgusto trataría de contener pero al menos su misión, obvia por supuesto, sería la misma que desde luego se marcaría como cumplida.

Ignoraba los terceros que antes aparecieron, sin molestarse en buscarlos ni mucho menos. Tampoco en el daño que podría causar semejante explosión. Después de todo a la espera de que la humareda se disipe, tan sólo se quedó quieto serio ante lo primero que vea luego de esto. ¿Todavía Zombies o algo más? Lo único que sabía es que sea lo que sea, le duelan las manos o no, lo haría explotar.