Una mala noche [Libre + Chise Hatori]

Ese día había estado agotado, no es normal para mi acabarme mis reservas de energía antes del medio día, sobre todo cuando se supone que mi tipo de habilidades son se resistencia y potenciación, ni siquiera había hecho un esfuerzo real, simplemente hice mi día a día de siempre, desayunar, correr una vuelta alrededor del castillo, un par de flexiones, algo de esgrima y estudiar, pero hoy había sido todo más pesado.

—Esto... Esto debe ser a causa de la presión que siente mi cuerpo al intentar acostumbrarse a este ambiente y a mis recién encontradas habilidades— me intenté autoconvencer sin mucho éxito —Si, eso debe ser...—

Tras varios intentos fútiles de recuperar energías, los cuales terminaban conmigo cada vez más cansado, me decidí por irme a la cama temprano, quiero decir, igual y si era un descanso lo que necesitaba, pues una vez tomé asiento, casi inmediatamente cai somnomiento en mi cama, sumiendome en un profundo sueño.

"Z... s... ia... He... Me...?"

¿Uhm? ¿Quién... Eres?

"Ah... S... ar... e?"

No... No con claridad... ¿Estás en problemas? ¿Necesitas mi ayuda? Hay mucha interferencia...

"L... Me... ke... u... ver..."

No... No puedo entender que dices...

"I... id... LET ME TAKE YOU OVER"

Entonces fue cuando desperté, no me encontraba en mi habitación, estaba en una especie de ruinas, habían sido dañadas recientemente... ¿Eh? No me puedo mover, ¿por qué? Qué... ¿qué es esto? ¿Acaso son...?

—¿... Espinas?—

Una especie de zarzas oscuras atrapaban mi cuerpo contra el suelo, y estás no salían de las grietas del suelo, sino de una especie de sombras debajo mío.

—¡Auxi–..!—

Las espinas cubrieron mi boca, hiriendome levemente, mientras intentaba forcejear y gritar a la vez.

↬ » No recordaba en qué momento se había quedado completamente dormida sus ojos le pesaba de tanto llorar aquel dolor agudo en su pecho la carcomía se rehusaba perder completamente a Elías, el pelaje suave de su familiar Ruth hacia lo posible para darle un poco de paz estando en su forma Black Grimm ,un gran perro negro de ojos intensamente rojos capaz de tomar forma humana, Una sensación de tranquilidad inundaba su cuerpo a la peli rojizo  reconfortándola al menos un poco. La llegada a dicha Academia no había sido sencilla para la Sleigh Beggy su cuerpo era débil al igual que su corazón le había agotado.« ↫



↬ » Mientras permanecía dormida recuperando fuerza una pequeña sonrisa se hizo presente en sus labios los cuales se veía pálidos disfrutando del viento que acariciaba su cabello, se sentía libre, el aire del bosque llenaba sus pulmones, de alguna manera sentía como si estuviese aun en su hogar a lado de su esposo como si nunca hubiese dejado Japón. « ↫






↬ » Inesperadamente su sonrisa cambiaba por una de tristeza imágenes borrosa empezaba a ver lograba percibir la energía de Elías no se equivocaba era el, agobiada temía que aquel chico no resistiera tanto debía actuar rápido mantuvo sus ojos cerrados por unos instante un resplandor verde intenso la rodeo completamente lo suficientemente como para aparecer frente aquel joven peliblanco estiraba sus manos hacia él.« ↫





—Sujeta mis manos, por ningún motivo las sueltes…

↬ » Se mantuvo firme no dejaría que la vida del chico continuara en peligro era su responsabilidad , luces brillantes y flores cristalizada se enredaba contra las espinas haciéndole paso lo suficiente para localizarlo pudo ver al joven algo herido.« ↫



—Confía en mi toma mis manos...

Todo parecía una pesadilla, una de las peores, la voz en mi cabeza no paraba de gritar que le permitiese tomar control de mi cuerpo, y las zarzas apretaban cada vez más, al menos hasta que una especie de portal se abrió encima mío.

"Toma mi mano, confía en mi"

Esas fueron las palabras de la chica de ojos esmeralda que estaba al otro lado, y como si su voz hubiese calmado a la bestia, las zarzas dejaron de apretar, así como la voz en mi cabeza dejó de gritar, realmente no entendía los que sucedía, pero, ¿me estaban salvando?
No sabía por qué, pero la voz de la chica me transmitía confianza, al menos la suficiente para hacerle caso. Tomé sus manos, siendo arrancado de las espinas, o más bien, era como si las zarzas me soltasen para dejarme ir con ella, mientras que una sensación extraña entre sosiego y percusión se comenzaba a formar en mi interior, sin entender lo que sucedía.
Una vez estuve "a salvo", acabé con la chica a escasos centímetros de mi, ambos sentados en una habitación que no era la mía, pero no me sentía muy lejos de Legacy.

—¿Qué... Qué sucedió?— dijo, tras lo cual negó rápidamente —Disculpame, ¿dónde están mis modales? Mi nombre es Zen, Zen Wistalia, gracias por salvarme—

Sonreí suavemente, mientras le ofrecía mi mano a la pequeña pelirroja frente mío.

↬ »Sentía gran alivio, sabía que era la única persona que podría ayudarle, sentía culpable un nudo en la garganta no la dejaba pronunciar ni una sola palabra. Lágrimas silenciosas comenzaron a caer desde su rostro. No siempre lograba ocultar las lágrimas que se le escapaban al presenciar la condición física y emocional en la que joven a su lado se encontraba. Pero ella se esforzaba mucho para lucir tranquila frente a él, rápidamente limpiaba las lágrimas de su rostro debía tranquilizarse o haría preocupar al chico esperaba que no le preguntara el porqué de sus lágrimas repentinamente caía al tapiz..« ↫



—C-chise Hatori, es un gusto Zen, de nada es mi deber como profesora cuidar de los estudiantes—


↬ »Sujeto unos instante su mano, lo suficientemente como para sentir esa sensación cálida recorrió su alma dándole el valor que necesitaba y las fuerzas. Al soltar su mano rebuscaba en su bolsillo una pequeña poción que con antelación había preparados para tratar sus heridas causadas por las espinas de su Amado. Se formó por sonreír amablemente observando el rostro de masculino le entregaba en sus manos aquella sustancia de color aguamarina enfrascada.« ↫






—Te ayudara.. aliviar el dolor y las heridas sanara en cuestión de minutos, tiene un buen sabor eso espero bebe un poco—

Tomé la botella, algo dubitativo, pero, esta chica me había salvado, no podría querer herirme ahora, por lo que tomé el contenido sin pensarlo demasiado. Dulce, pero a la vez salado, no era malo, sino refrescante, ¿acaso todas las pociones que he recibido antes estaban hechas con mal sabor a propósito?

—Muchas gracias, señorita Chise... Lamento si mi pregunta es ruda, pero...—le entregué la botella, buscando su mirada —¿no eres muy jóven para ser una profesora?—

No pude evitarlo, algo dentro de mi me hizo saltar un latido en el momento en el que posé mis ojos encima suyo. Esa delicada figura, esa piel tersa, sus hermosos ojos esmeralda, ese extraño y atrayente color de cabello, junto con esa amable sonrisa... La única palabra que vino a mi mente tras verla una y otra vez fue que es...

—«...Hermosa»—

Una vez pude darme cuenta que lo dije en lugar de pensarlo, mi rostro tomó color rojizo, sentí la cara caliente y mucha vergüenza, a lo que cubrí mi rostro con una mano y volteé hacia otro lado.

—L-lo siento, no fue mi intención... Quiero decir, eres hermosa, pero no quería decir eso, es decir, si quise decir eso, pero no quería decírtelo, solo quería pensarlo—

Suspiré, derrotado por mi falta de inteligencia verbal al cometer errores, mirando a la cama.

No les pasa que a veces sienten que su mente se va a otra parte, es decir, sentir que te pierdes en el espacio y que nada más importa cuando lo ves, bueno, eso justamente sintió cada vez que él contrario le miraba, con esos ojos color azulados, esos ojos como capaces de ver el fondo de su alma buscando descubrir algo en ella. Pudo ver cómo esos brillantes ojos le penetraron. Haciendo erizar su piel. Le causó cierta gracia verle nerviosamente al peli-blanco a la vez le daba cierta ternura ese color rojizo en el rostro ajeno del chico se le escapaba una risita descontrolada, reía sin parar hasta las lágrimas se hacía presente era de felicidad y tranquilidad.


—Haa jaja S-Si lo soy, Aun sigo aprendiendo tengo mis maestro cada uno de ellos me enseña algo nuevo. La edad es lo de menos cuando encuentras tu propia vocación y yo amo poder ayudar quienes lo necesiten…—


Atreves del peli-plateado veía su difunto esposo Elías aun le dolía su perdida, era un dolor pulsante cada vez le hería más le recodarle había sido parte de su vida sonriendo recordando las palabras ajenas de quien ahora se encontraba en su alcoba, fijaba su mirada en el resto de la pasión sujetando con cuidado el recipiente de cristal. Levemente sonrió volviendo a ver a Zen con amabilidad.

—Gracias, no te disculpe no me ha incomodado tu comentario, deseas algo de tomar tal vez algo de comer? —

Abrí los ojos de par en par, pude sentirlo, ¿acaso la hospitalidad de esta chica no tiene límite? Rasqué mi nuca con mi mano derecha, sonriendo aún ligeramente apenado, el hecho de que Chise no tomase a mal mi comentario me dio bastante calma, aún así, fue más mi orgullo como príncipe (el cual nunca había aparecido antes) lo que me limitó a pedir solo un vaso con agua, a pesar de que tenía algo de hambre, ya saben, el hambre por terror.

—Un poco de agua estaría bien, muchas gracias... Uhm...— había estudiado japonés en el castillo, entonces, podía hacer bromas —¿Chise-sensei?—

Sonreí tranquilamente, pues nada más verla me causaba esta extraña sensación que me tranquilizaba, como si algo dentro de mi la conociese de antes, como si nuestro encuentro no fuese azaroso.




—Cuenteme, sensei, ¿significa que me dará clase en algún momento?—

La peliroja veía la sombra de Ainsworth Elías al lado del príncipe Zen, perecía estar tranquilo sin intención alguna de volver a lastimar al chico dos veces en el mismo día, se tragaba ese sentimiento melancólico que por desgracia oprimía su débil corazón, y nadie se daría cuenta de ese sentimiento albergado en su ser a excepción de su familiar Ruth con el cual desarrollo fuertes lazos y compartía sentimientos, emociones experimentado los mismo sentimientos que la Oji zafiro verde. El Black Grimm se mantuvo oculto de la vista del desconocido en el cual habitaba el alma de espinas sin poder resistir más se hacía presente la figura de un gran perro negro de ojos intensamente rojos, observaba con cierta angustia a su ama frotaba su pelaje contra la suave piel blanca de la femenina intentando animarla un poco y lograr desaparecer esa mirada triste en sus ojos.


—si es que puedes ¿hacerlas? seguro solo deseas tomar un poco de agua? —


Decía prestando atención, hasta que percibió la acaricia de su guardia encontrándose con los ojos carmesí intenso de Ruth soltando un ligero suspiro volvía a sonreír siendo cariñosa le acaricio las orejas unos minutos y volvía a su mirada al oji azulado notando aquella sonrisa en el rostro ajeno le daba cierta reconformación. Sin hacer esperar más a su invitado servía un vaso de agua tenía un color poco peculiar. Regresando donde cómodamente se encontraba sentado el chico estiraba un poco su brazo ningún instante su familiar se le despegaba amablemente sonreía entrecerrando sus ojos.






—Ten, aun no te inscribes en mi clase, si lo haces por supuesto seré tu Sensei—

Un perro salió de la nada, no, salió de la sombra de Chise, ¿acaso era una invocadora? Interesante, la profesora de pociones es una domadora, es interesante, o al menos a mi me lo parece.

—Me inscribiré, se lo aseguro, Chise-sensei, pero por ahora...— tomé la botella y bebí su contenido sin darle mucha importancia —Creo que debería irme, su mirada me preocupa, y no quisiera ser una molestia—

Me levanté de la cama, sacudiéndola y arreglándola un poco, acomodando mi camiseta y mi cabello, el cual estaba hecho un desastre.

—Además, el que un chico y una chica de edades cercanas estén solos en una habitación puede malinterpretarse— caminé hacia la puerta, girándome frente a esta y sonriendo levemente —"Hasta luego, Chise"—

... ¿qué había sido eso? Esa no era mi voz, parecía la de alguien mayor, más profunda y raspada, pero con cierta autoridad... ¿acaso habrá sido mi imaginación? Mis ojos estaban abiertos como platos, podía sentirlo y, al mirar a Chise, los suyos también. Al parecer, no había sido mi imaginación, esa voz si había salido de mi boca, y había sido escuchada no solo por Chise, sino por su perro también.

—A-ahm... Disculpe, sensei, pero...— me acerqué a ella rascando mi nuca —¿qué había en esa botella?—

Sonreí algo apenado, intentando aligerar la situación, lo cual no dio mucho resultado, pues ambos aún estábamos tensos por lo que sucedió... Entiendo que me haya impactado a mi, pero, ¿por qué ella parece más impactada que yo? Y, ¿por qué tiene tanta tristeza en su mirar?