EVENTO: Citas a ciegas — Octava pareja (Oda Nobunaga y Rimuru Tempest)

(Offrol)

Reglas/Instrucciones:
-El objetivo principal de este evento es que las parejas puedan superar 3 pruebas que se les irán explicando durante la trama.
-Cada prueba irá subiendo de dificultad.
*Prueba 1: Fácil
*Prueba 2: Normal
*Prueba 3 y final: Difícil
-Cada personaje tendrá que apoyarse entre sí para poder superar estás pruebas.
-Cada participante tendrá un limite de respuestas para poder finalizar las pruebas. Esté limite irá aumentando según la dificultad de la prueba en la que estén.
*Prueba 1: 3 Respuestas cada uno
*Prueba 2: 4 Respuestas cada uno
*Prueba 3: 5 Respuestas cada uno
-Si los participantes cumplen con la cantidad máxima de respuestas en una de estas pruebas, o deciden terminar la prueba antes de llegar al máximo de respuestas por favor dejar mencionado en la respuesta final de la prueba que concluyeron aquella prueba.
-Una vez terminada una prueba, se analizará las respuestas para poder decidir si la pareja cumplieron con el objetivo de la prueba para poder avanzar, en caso de que la pareja no haya cumplido con los requisitos en el primer análisis, se les otorgará 1 respuesta máxima a cada uno para poder cumplir con aquellos requisitos.

(Onrol)

Contexto: La pareja se encuentra en un lugar repleto de arena, un desierto. Bajo el ardiente sol y sin agua a los alrededores. Ambos chicos están uno al lado del otro. Llegaron ahí por medio de un hechizo de teletransportación, sin aviso previo, dejaron sus quehaceres y aparecieron el uno al otro en aquel lugar.

Bruja del amor (Onrol)

Una linda pareja reforzando su amor en una cita, que atracción más peculiar y divertida. Una pequeña bromita no estaba demás, darles un momento especial juntos los haría amarse y conocerse aún más. Después de todo su trabajo era unir personas, reforzar lazos, ¡Que el amor florezca cómo una flor de primavera!.

En su vieja escoba voló por los cielos, usando su poderosa magia blanca, la misma con la cuál llevó a la pareja hasta ese lugar. Frente a ellos, les sonrió para proceder a hablar.

— Mis queridos enamorados, para salir de este lugar tendrán que pasar tres pruebas que dictaré. De otra forma no podrán volver a ver a nadie más en sus vidas, ya que este lugar está protegido con un campo de protección reforzado con magia.

Sonrió nuevamente y sacó de su cabeza su sombrero para tenerlo entre sus manos.

— La primera prueba consiste en atrapar escarabajos, los cuales se encontrarán corriendo y cavando entre el arena. Deben atrapar a todos los escarabajos sin soltarse las manos, de otra forma perderán la prueba y no podrán pasar a la segunda.

De su sombrero de bruja salieron 4 escarabajos color azabache, los cuales se desplazaron de inmediato en distintas direcciones, a 10 metros de distancia máximo, escondiéndose entre los granos de arena.

— Y por último. . .

Chasqueó sus dedos, provocando que las manos de la pareja se juntaran.

— Pueden soltarse cuando quieran, pero si lo hacen perderán. ¡Adiós, nos vemos cuando pasen la prueba!.

Desapareció en cuanto terminó de hablar, dejando el lugar en completo silencio.

[ Internado Asgard. Habitación de Rimuru Tempest. Domingo 3 de agosto del año en curso. 14:29 hrs. ]



Es un día simplemente espléndido. El sol radiante brinda luz y calor al filtrarse orgulloso a través de las ventanas, el viento corre suavemente a través de las hojas de los árboles y acaricia sutilmente los pétalos de las flores, y estos a su vez invaden el ambiente con su dulce fragancia de verano. En el interior de cierta habitación de colores pastel, una cama de sábanas blancas sobre la cual reposa un móvil de color negro, el cual reproduce Yuuki no Kamisama, de Oonishi Saori. Una fémina figura tararea la canción mientras suena, a la par que se viste y desviste alegremente al ritmo de la canción. Primero una falda, después un uniforme, posteriormente un vestido. La "loli" va probándose un atuendo tras otro frente al espejo, como tratando de decidirse por uno, o quizá buscando algo que le guste.



– Y bien, Gran Sabio ¿Cómo me veo? ¿Te gusta?

« Respuesta: Un vestido de fiesta es una prenda de vestir femenina, generalmente de alta costura y diseñado para brindar elegancia en eventos significa- »

– Para, ya escuché suficiente. Lo único que me queda claro es que de sabio no tienes nada, baka!

Por supuesto, Gran Sabio no puede responder lo que el limo espera. La "Habilidad Única: Gran Sabio", un ente puramente lógico y sin emoción alguna, cuyo único propósito es ser una herramienta para Rimuru Tempest, jamás podría entender tal cosa como es el gusto. Sólo puede limitarse a proveer de respuestas racionales y de juicios técnicos. Nada que ver con la opinión subjetiva que el Rey Demonio deseaba. Así es. Aquella chica peliazul de bello semblante y enternecedora apariencia era nada más y nada menos que el Gran Rey Demonio, Rimuru Tempest. El monstruo inmisericorde que es el terror de las ciudades de Japón, aquella leyenda urbana que infunde temor en los ciudadanos de toda Asia, estaba ahora mismo arreglándose el cabello y eligiendo el tipo de vestido que mejor encaje con su apariencia.

Si alguien tuviera la osadía de preguntarle al slime por qué hacía tal cosa, y si este fuera lo suficientemente honesto para contestar la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad, su respuesta sería que le gusta la ropa linda. Que si tiene el cuerpo de una chica entonces no ve una sola razón en el mundo para no darle un uso adecuado y arreglarle bien de vez en cuando. Admitiría además que las chicas mágicas le apasionan en gran manera, y que le gusta la idea de poder verse como una. Es por eso que suele jugar a ese tipo de cosas cuando nadie le mira, y ni sus aliados ni sus enemigos pueden conocer la verdadera personalidad de aquella entidad que, bajo el seudónimo de "Great Demon Lord", se da a conocer especialmente pot sus deseos de sangre y poder infinitos.

Sin embargo, así como los sueños se hacen realidad, las pesadillas son también muy posibles de lograr. Es así como, de forma arrebatada y repentina, el andrógino fue arrebatado de la comodidad de su habitación. Así como la música se quedó atrás, también lo hizo la tranquilidad del limo al verse repentinamente desplazado a un sitio tan inhóspito y fantasmal como sería un desierto. El calor no le afectaba en lo más mínimo debido a su inmunidad a la temperatura, pero el cambio de ambiente le causó un gran sobresalto, al verse al lado de una azabache uniformada, de largos cabellos y serio semblante que le recordaban a cierta hechicera talentosa, y frente a una loca que parecía ser la responsable del asunto y que no dejó de parlotear tonterías sino hasta que se fue, tan repentinamente como cuando llegó, dejando solos y tomados de la mano al par de seres oscuros.

– ¿H-he...? –el limo asimiló relativamente rápido la situación. Aquello había sido... Inoportuno. Sin embargo, no era la primera vez que era invocado a un sitio de forma repentina. De hecho, estaba a poco de decir que eso se estaba convirtiendo en lo habitual. Así que, con la mayor calma posible, habló a su inesperada acompañante, con una confiada sonrisa, diciendo– No entiendo qué pasa, y me imagino que tú tampoco. Pero no te preocupes, tú deja todo en manos del Gran Rey Demonio y saldremos de aquí en un instante~

Si el objetivo del enemigo era poner un reto difícil, definitivamente era una bruja fracasada que subestimaba las habilidades del demonio. Si hay algo que nadie puede hacer con Rimuru Tempest es esconderse de él. Su "Habilidad Extra: Percepción Mágica" lo ve absolutamente todo en un radio de un kilómetro, y eso incluye lo que está arriba en el cielo y debajo de la tierra. Nada, absolutamente nada puede ocultarse de la vista de la peliazul, no importa que sea día o noche, que estén en el mar o en el desierto. Conociendo perfectamente la posición de los insectos en tiempo real, no tuvo ni siquiera que mover un solo dedo para activar su siguiente habilidad, Raíz de la Rosa Negra, para aprisionarlos a todos al mismo tiempo, en cuatro capullos de raíces espinosas que enguirían a cada uno de ellos al instante, salvo que los bichos tuvieran alguna extraña habilidad que les permitiese escapar.

Si aquello resultaba, los cuatro manojos de raíces crecerían hasta llegar la posición del demonio, a fin de entregarle, uno a uno, los bichos en la mano que tenía libre. En todo caso, el slime reduciría ligeramente la mímica en su palma, a modo de hacerla pegajosa para impedir el escape de los artropodos si es que realizaban un último intento por librarse de las garras del demonio. Este entonces habría de sonreír con satisfacción, lanzando finalmente un grito al aire como quien llama a alguien a la distancia.

– ¡Oe oe! ¡Hemos cumplido tu estúpida prueba, así que déjanos ir a casa! Es vergonzoso que alguien me vea así... Se supone que luzca intimidante, no como una colegiala enamoradiza...

Irritada, así estaba. No lo iba a negar, al principio, Legacy le pareció divertido, entretenido, algo que lograba distraer las necesidades de aquél servant. No tenía un gran ejército bajo su mando, pero manipulaba a su placer a su maestro, he ahí el problema. Aquél traicionero hombre que tuvo el honor de estrechar su mano una vez, se había esfumado como espuma en el agua. Ninguna palabra se le había dirigido, nada. Algunos dirán, que no había problema si aún mantenían un contrato, pero este mismo desapareció, dejando en miseria a la servant. Sí, estaba molesta, era el tercer unificador de Japón y alguien importante en la historia y desarrollo del país, y un ignorante hombre se deshizo de ella como si fuera un simple grano de arena, alguien insignificante.
Podía valerse por sí misma extrayendo energía de otros medios, y al estar en su país de origen su fuerza aumentaba, cosa que la beneficiaba un poco. No estaba tan indefensa como algunos pensarían que estaría si se enteraran de su situación. Caminar por los pasillos de la academia era monótono, nada interesante. No aceptó ni se inscribió en alguna otra misión, incluso al haber participado solamente dos veces en esto.
Juraba que, si ante sus ojos aparecía aquél hombre deshonesto, el mismo que rompió su palabra a su conveniencia, usaría toda su reserva para hacerlo sentir en el mismísimo infierno. Después de todo, era un hombre que no merecía estar sobre esta tierra, odia a las personas que se rinden muy rápido, y si él se rindió con ella, se ganó el desprecio de esta misma.

Suspiró pesadamente, haciendo su típico recorrido, el único que hacía en las paredes se esa academia, de la cocina a la habitación que se le fue otorgada. No necesitaba ninguna de esas necesidades básicas de cualquier humano, pero comía comida chatarra para mantener su reserva de mana, además, no sabía tan mal. Cuando caminaba sin destino alguno, solía pararse en una de las canchas y observaba los nuevos juegos que inventaron los humanos a través del tiempo, siempre se limitaba a eso. Incluso dormía por las noches, y cada vez que lo hacía, maldecía internamente a Tokiomi. Nunca encontró algún otro máster que aceptara sus servicios, era inútil al parecer, a pesar de eso, se rehusaba a rendirse y dejarse ganar.

Llegó finalmente a su habitación, abrió la puerta con su mano libre, debido a que en la otra tenía un paquete de frituras sin abrir, totalmente nuevo. Empujó con el pie una vez abierta la puerta e ingresó a ka habitación, empujando con su pie nuevamente cerrando la puerta tras de sí, desinteresadamente y descuidadamente. Se aventó a la cama y destapó el paquete de sus frituras, que por cierto, eran sus favoritas. Se acercó y apreció el aroma que estas soltaban, esbozando una sonrisa ladina.
Estaba sentada en posición de mariposa, con sus piernas cruzadas, con forma de "alas"
Tenía puesto su atuendo actual que ella misma seleccionó a pesar de ser invocada, los colores y detalles eran agradables a su vista.

Finalmente sacó una fritura con su mano, observandola antes de comerla. Sí, demoraba comiendo especialmente aquellas frituras, debido a que eran sus favoritas, las disfrutaba, tanto sus papilas gustativas como su vista. Acercó lentamente su bocadillo a su lengua la cual estaba ligeramente afuera para saborear por fín su bocadillo preferido. Pero como un castillo de arena efimero, su tranquilidad se derrumbó como si nunca hubiera estado en su entorno. Soltó en reflejo lo que tanto anhelaba probar una vez más, pero todo se esfumó. Tanto el paquete como aquella fritura desaparecieron, igual que su anhelada habitación.

Cuando llegó al lugar, pudo ponerse de pie antes de caer al suelo, teniendo su posición fija. Al instante el aire seco estampó contra su piel, como si quisiera quemarla hasta los huesos, cosa que no lograría por su origen de servant. Aquél vacío lugar acababa con su poca paciencia, y más cuando la aparente bruja empezó a hablar. Su voz irritante entró por sus oídos, haciendo que frunciera discretamente el ceño.

"Mis queridos enamorados"

Aquella oración llamó su atención, y fue ahí cuando observó que no estaba sola en ese lugar con esa loca en medio del desierto, una niña más baja que ella estaba a su lado, la cual no aparentaba saber cómo llegaron a ese lugar. Ni siquiera la conocía, e insistía en su primera impresión; una pequeña niña que se vio involucrada en la broma de una tonta bruja.
Esta seguía hablando sin intenciones de callarse al parecer, pero realizó algo distinto a sólo hablar, algo que llamó su atención. De un momento a otro, cuatro criaturas estaban corriendo por el lugar, hasta cubrirse con los granos de arena infinitos. ¿Cómo pensaba que deberían atraparlos con tan inmenso lugar? Sin duda, sí estaba loca.
Lo peor de todo, es que su mano se unió a la de la pequeña, justo cuando la bruja tronó los dedos, y en ese momento dictó la condición de aquel juego. No lo resistió más y hizo que una de sus armas apareciera a un costado de ella, sobre su hombro, manteniéndose firme en el aire. Sin necesidad de apretar el gatillo, un potente disparo salió del arma, pero por desgracia, ya era tarde, la bruja había desaparecido por completo, solamente malgastó mana en un movimiento en vano.

Esta misma arma se desvaneció sin dejar rastro, dejando solamente un mal sabor de boca. Observó de reojo los movimientos de quien tomaba de la mano, debido a su comentario. Aunque no quisiera, no podría hacer mucho con su reserva. Este se presentó como "Rey Demonio" hecho que llamó su atención sin esperar mucho. Se mantuvo en silencio observando como el Rey Demomio se encargaba de la prueba, y como las pequeñas criaturas quedaron atrapadas en la mano libre de la niña. ¿Cómo su mano era tan pegajosa? Y ¿Cómo solamente era esa? Estaba segura que la mano que sujetaba no estaba para nada pegajosa.
Esta misma gritó a la nada, esperando que la bruja respondiera a su llamado. Esperando que con suerte resultara, procedió a presentarse, al fin y al cabo, tenía el honor de estar tomando de la mano a un unificador de Japón.

- Demon Archer, Rey Demomio; Oda Nobunaga. Que agradable pasar el tiempo en el desierto con un  "Rey Demonio", no sucede todos los días. -  

Dijo sin más, soltando una risilla ante eso. Conocer a alguien más que se llamara a sí mismo como "Rey Demonio" le causaba gracia, no porque le subestimara ni nada parecido, sabía perfectamente que como todos, tienen sus trucos bajo sus mangas.
Si iba a pasar quién sabe cuanto en medio del desierto con alguien, al menos establecer una conversación con alguien no estaba tan mal, así el tiempo pasaría más rápido, y podía conocer un poco más a aquella niña.

La joven figura se quedó mirando al cielo, esperando a que regresara aquella demente que los había secuestrado hasta el desierto sin más ni menos. Sin embargo, no obtuvo una respuesta, por más que clamó y gritó al firmamento. En cambio, sus reclamos fueron interrumpidos por una voz femenina. Oda Nobunaga, el gran unificador de Japón, había decidido presentarse. Eso, en gran medida, sorprendió al slime, aunque intentaba no demostrarlo al mantener un gesto tranquilo y curioso. Tampoco esperaba que se presentase como "Rey Demonio". Rimuru estaba consciente de que existían otros Demon Lords, pero era la primera vez que se encontraba con uno. Cuán curiosa casualidad, cuán grato y a la vez inesperado encuentro, que el limo no pudo evitar soltar una risa por lo bajo a la par de su compañera.

– Es muy inusual que un servant tenga la cortesía de presentarse por su verdadero nombre. De hecho, te recomiendo no hacerlo de ahora en adelante. Pero ya que has sido tan amable, corresponderé a tu gesto. Gran Rey Demonio, Rimuru Tempest. Soberano de la nación de la tempestad, perdido en una dimensión ajena y con vagos recuerdos de su pasado por razones aún desconocidas. Es un placer conocerte.

Había dicho mucha más información de la que había mencionado de sí mismo a cualquier otra persona. Quizá había incluso revelado más de lo que querría, pero no le dio demasiada importancia. Quería que las condiciones fueran justas en la medida de lo posible. Usualmente, Rimuru no puede conocer el nombre de un servant a menos que este se lo diga. Pero, por otro lado, conocer el nombre de un servant le permite a Rimuru saberlo todo de él. Gran Sabio es una habilidad aterradoramente útil cuando se trata de información, conociendo todo acerca de los personajes históricos del mundo y, por tanto, de todos los espíritus heróicos del pasado. Es por eso que sentía que era justo hablar más de su persona con alguien de quien lo sabía prácticamente todo.

Tras haberse ambos presentado, el limo miró los escarabajos en su mano que, con desesperación abrumadora, trataban de librarse de la viscosa superficie en que habían sido colocados. Sin embargo, la piel del demonio comenzó a tragarlos como a personas que se hunden en arenas movedizas. En dos segundos los había absorbido por completo y sabrá Dios qué les ocurrió después de eso. A continuación, soltó la mano de la azabache. Por lo visto, habían sido abandonados a su suerte sin más, por lo que seguir cumpliendo su tonta prueba era una tontería. Entonces comenzó a hablar con su típico tono pícaro y socarrón que bien le caracteriza.

– No puedo creer que nos hayan humillado de esta forma... Si nos volvemos a topar a esa idiota hay que hacer emparedado de bruja carbonizada. Seguro sabrá bien acompañado de una limonada~

Mientras decía esas cosas, el demonio juntó sus palmas por un instante, como si se dispusiera a levantar una oración o algo parecido, mas después se agachó al suelo, poniendo ambas palmas sobre la arena. En la arena resplandeció un círculo mágico de color rojo, que se desvaneció tan pronto como el slime se hubo levantado nuevamente. La arena comenzó a amontonarse en el lugar donde el círculo solía estar, tomando forma hasta crear una muñeca de piedra. Era de bello aspecto, de largos cabellos, con una larga cola y dos puntiagudas orejas. Y aunque nació desnuda, al limo le bastó extender la mano para envolverla con hilos que se iban entretejiendo hasta dotarle de una vestimenta muy tradicional.

– Personalmente el sol no me molesta. No puedo sentir calor aunque quisiera, y mi piel no se puede broncear –Mencionó el slime, mientras desde su palma sacaba una sombrilla como por arte de magia y, tras abrirla, se la entregaba a la muñeca de piedra. De la misma forma, el "golem" con aspecto de kitsune se movió como si viviera, únicamente para cubrir del sol a la azabache con la sombrilla que se le acababa de dar– Pero sería una pena que después de esto comiencen a conocerte como Oda Tosutaga



(Aclaración: Tōsuto es la palabra en japonés para una rebanada de pan tostado)