La Primera Luna (Lacus)

"Las guerras que se habían desatado alrededor del mundo sin dudas para cualquier persona normal significaría el inicio de nuestra propia destrucción, pero la gente que tiene una percepción más allá de las consecuencias que nuestras propias acciones puedan cometer están conscientes que sin importar que tan libre uno pueda vivir su vida, siempre tendrá que elegir un bando en esta interminable masacre. Las grandes potencias chocan, sus ideologías, sus armas destructivas, sus discursos desgarradores, y por ultimo, el objetivo de cumplir el sueño de una Utopía estaban en juego, un sueño que por la fuerza cada bando iba alcanzar sin importar cuanto el mundo tendría que sufrir, cuanta sangre derramar, con tan solo lograr las aspiraciones de una lucha que nadie sabe como terminaría una vez terminase el primer interludio del apocalipsis."

Era una noche despejada en los alrededores de la sede de Asgard, un frío y suave viento movía las copas de los arboles que ocultaban el terreno que rodeaba la gran estructura, la pálida luz de la luna brillaba con bastante intensidad iluminando con suficiente claridad para poder ver sin problemas los alrededores, en el gran castillo se podían ver las antorchas que se alzaban sobre las grandes murallas de piedra de la sede Asgardiana, los guardias patrullando por cada rincón y manteniendo sus posiciones como estatuas en las principales entradas a la misteriosa base, preparados para cualquier inminente ataque del enemigo, ya que después de todo, el conflicto entre los bandos de Asgard y Legacy seguían al fuego vivo.

A lo más lejos que uno podía ver en el horizonte, donde las montañas se alzaban con omnipotencia, una figura en el cielo parecía estar en movimiento en dirección hacia la sede Asgardiana, parecía estar volando a una gran velocidad y debido a eso era difícil descubrir a ojo crudo que tipo de cosa o quién se acercaba, no hasta que en un instante la figura voladora ya se había detenido frente a la gran puerta principal del castillo, en donde los guardias que mantenían sus posiciones a cada costado de la entrada no mostraron ningún tipo de reacción ante la inesperada llegada de lo que parecía ser una misteriosa chica volando de pie sobre una gran espada oscura, parecía que los guardias ya estaban al tanto de quien era  y de cuales eran sus misteriosos motivos en la sede de Asgard.

La misteriosa visitante, de ojos carmesí y mirada cansada, de cabellos cortos cortos y oscuros, un par de pequeños cuernos sobre su cabeza y vistiendo un vestido negro con tirantes en forma de plumas, se bajó de la misteriosa espada voladora con un pequeño salto para luego aterrizar silenciosa y delicadamente frente a la gran puerta que se alzaba frente a ella, la espada luego de aquello simplemente se esfumó en un instante y la chica entró sin esperar más al gran castillo, encontrándose en la sala principal en donde lo primero que uno podía ver eran las grandes escaleras que llevaban en ambas direcciones al segundo piso del castillo, la chica sin ninguna expresión en su rostro se quedó quieta frente a las grandes escaleras, observando lo bien decorado que estaba el interior de la sede Asgardiana. - Así que esto es Asgard... - se dijo a si misma murmurando, parecía que nadie se encontraba en la sala principal, o eso pensaba la nueva integrante de las filas de Asgard...

No era tarde cuando apenas terminaba de actualizar los últimos registros de miembros en el sistema virtual del Internado. Si bien el trabajo del vampiro había sido el de guardia durante su larga existencia, Asgard tenía un sistema de seguridad más amplio que dispensaba la vigilancia directa de Lacus y se lo disponía a guardias menores. No obstante, cualquier invasor que fuera capaz de pasar los guardias, era reportado automáticamente a él cuando detectado por cámaras o dispositivos secretos.

Mientras las guerras estaban suspensas, una de sus ocupaciones era actualizar el registro y salida de miembros del Internado, lo que hacía en ese momento. Se situaba en la grande oficina oscura, constantemente resfriada por aires acondicionados y de una iluminación azul intensa, que hacían a sus ojos rojos parecer de un color violeta casi negro. Pocas horas después, terminó de registrar y guardar los últimos detalles; cerró las páginas abiertas y apagó el ordenador, para entonces levantarse e ir calmamente hacia la puerta, abandonando el ambiente helado y azul.

Los corredores y caminos bien iluminados se veían más vacíos que de costumbre, y el silencio tomaba pose de casi todo, no fuera por los pasos sonoros de sus zapatos y las voces que ecoaban de algunos integrantes por ahí a conversar. Realmente muy pocos  asgardianos eran criaturas con la necesidad de dormir, por ello varios solían estar fuera durante las noches o entonces encerrados en sus propios aposentos. La entidad de piel pálida y cabellos violeta, vistiendo una camisa blanca de botones y mangas largas; y pantalones negros, también cubierto por una larga capa negra de cuello erguido que le daba el aspecto tradicional de un vampiro, caminaba hacia las escaleras que lo conducirían al primer piso. Tras sus pocas horas de trabajo, tenía planeado tomar una copa de sangre antes de volver a su recinto particular, si es que nada interferiera en su camino.

Al parecer, esa no sería su suerte.

Habiendo bajado las escaleras que lo destinaron al segundo piso, siguió camino hasta ver, desde arriba y cerca a la entrada, una interesante persona que hablaba sola y él no conocía, o pensaba no conocer, pero claro que eso estaba por cambiar ahora mismo. Sabía que la retórica pregunta, o más bien el murmullo que no era ningún reto captar por su audición sobrenatural, no era para nadie; desde que no detectaba cualquier presencia adicional.

—Lo es.

Respondió sonriente, como si fuera un simpático jefe que la estaba esperando. Entonces, saltó del mismo piso donde estaba hacia abajo de encuentro a la recién llegada humana. Sus zapatos de alta calidad sonaron al impactar contra el suelo, en lo que el vampiro aterrizó con elegancia en el primer piso y, habiéndose enderezado, comenzó a acercarse.

—¿Y tú quien eres, y a qué vienes?

Sabía que no era una invasora, mismo sin realmente recordar aquel rostro, aunque de casualidad se asemejaba mucho la expresión cansada y de ojos sombríos de su hermano.

Aquel silencio que abrazaba aquel el salón principal fue interrumpido con la aparición de un misterioso hombre de cabellos morados y unos ojos carmesí, la nueva integrante de Asgard suponiendo que aquella persona sería uno de sus nuevos compañeros en la organización inmediatamente tomó una postura formal juntando sus manos de frente como lo haría una señorita justo antes de que aquel chico diera un salto desde el segundo piso cayendo a un par de metro de ella, parecía que los miembros de Asgard estaban en buena forma para poder aterrizar desde esa altura sin ningún problema, aquel chico mientras se acercaba le preguntó a la misteriosa chica cual era su identidad y que hacía en el lugar.

- Me disculpo por mi repentina intrusión, mi nombre es Secre Swallowtail y hace poco me integré las filas de Asgard... Desde ahora espero estar a tu cuidado, Senpai. - Con un tono algo frío, una vez dicho eso ella hizo una leve reverencia hacia el en forma de saludo y respeto, como un trabajador lo fuera hacía su jefe o superior.

- Es primera vez que estoy en estas instalaciones, espero que puedas mostrarme los alrededores si no es mucha molestia. - Le solicitó a su nuevo Senpai esperando que este pudiera mostrarle el interior del enorme castillo y cual sería sus nuevos aposentos.

Luego de la presentación de la nueva integrante de Asgard, ella volvió a enderezar su postura y mantuvo la misma expresión en su rostro inexpresivo hacía su nuevo Senpai, esperando cual sería su reacción ante la repentina entrada de un miembro nuevo, aún que de todas formas ella estaba preparada si este intentara hacer algo extraño con ella o simplemente que este no le creyera, ya que era comprensible tener cuidado con los espías o intrusos enemigos que se hicieran pasar por integrantes del bando contrarío, pero este no era el caso con ella ya que después de todo esperaba poder trabajar de verdad con sus nuevos compañeros en esta interminable guerra.

El vampiro, al llegar cerca, se detuvo en frente a media presentación de la chica. Era bastante formal en su apariencia y eso le agradaba, aunque el pertenecer a tal raza era un obstáculo para cualquier simpatía total de parte de Lacus.

—Ah, otra simples mortal...¿qué pasa con Asgard últimamente? en poco se convertirá en un Legacy dos...

No tenía reparo en exponer su descontento, pero debía admitir que le resultaba curioso el par de cuernos en la cabeza de Secre. Solo humanos poseídos por demonios presentaban tal característica, ¿escondía algún misterio o sería alguna tiara de adorno?

El chupasangre no disimulaba su mirada analítica y un tanto confusa hacia los cuernos, pero también estaba procesando la esencia que emanaba de su ser, eso le posibilitaba obtener de antemano una idea del sabor de su sangre, si iba a ser de su agrado o no. En el caso de esa humana, olía muy básica, siendo insuficientemente atractiva para cambiar sus planes.

— En fin, tendré que hacerlo; es mi trabajo después de todo, acomodar a los recién llegados.

Respondió, sonando conformista.

—Y dime, humana, vienes por medio de una invitación del propio jefe o solicitaste tu entrada? necesito ver el visto. ¿Lo tienes?

Solicitó lo que era una especie de invitación o request escrito formalmente para unirse a Asgard. A pocos minutos estaba actualizando la lista de los miembros actuales y también los nuevos llegados y archivando el registro de los asesinados o renegados del internado, pero no por eso su corta memoria daba para recordar haber o no leído aquel nombre poco común entre tantos.

Mientras el misterioso senpai se acercó a su nueva kouhai hasta quedarse ambos frente a frente, Secre se dio cuenta de como la mirada de su contrario examinaba cada detalle de su cuerpo y apariencia de una manera bastante curiosa, aún que ella tampoco sería la excepción, sus ojos carmesí de un color bastante parecidos a los de su senpai recorrieron de pies a cabeza la peculiar apariencia física de su contrario, una piel pálida como la nieve y unas orejas puntiagudas llegaron a despertar la curiosidad de la recién llegada a Asgard, en aquel momento ambos individuos empezaron a sentir curiosidad entre si.

Al escuchar la extraña reacción de su senpai al darse cuenta de la esencia humana que ella tenía, esta decidió corregirlo para evitar futuros malentendidos en la organización y también con su nuevo senpai. - Me disculpo si soy algo atrevida, Senpai, pero debo aclarar que yo no soy humana, perdí mi humanidad hace 500 años atrás y la prueba de aquello es esto. - Secre señala con su diestra el par de pequeños cuernos que ella tenía sobre su cabeza que representaban su inhumanidad, sabiendo que su Senpai igual tenía curiosidad por la forma en que el la observaba.

Esperando que su senpai pudiera entender la complejidad de su actual naturaleza, ella simplemente siguió escuchando en silencio las palabras de su contrario quién le preguntó la forma en que ella había podido ingresar a Asgard, lo cual ella respondió inexpresiva como siempre. - Siegrain-sama me encontró un día y me solicitó que pudiera unirme a Asgard, así que me dio esto en caso de cualquier problema con el registro de los nuevos miembros debido a la informalidad cuando se me hizo la invitación. - Secre extendió sus brazos hacia su senpai con una carpeta entre sus manos que contenía la invitación oficial de Asgard y una ficha donde venía toda la información personal de ella misma, esperando que eso fuera lo que su senpai estaba solicitandole en ese momento.

- A todo esto, Senpai, ¿puedo saber cual es tu nombre? - Le preguntó curiosa a su senpai mientras lo observaba directamente con aquella mirada cansada y rostro inexpresivo que tanto la describía.

En definitiva, se sorprendió brevemente ante la específica rectificación con respecto a la humanidad de aquella persona. Tendrían sentido, entonces, los cuernos en su cabeza; los cuales el vampiro volvió a observar de manera seria.
También había reparado en el color de sus ojos, lo que no era normal en humanos. Eran rojos como los suyos aunque esta no fuera una vampiresa. Cinco Siglos era bastante tiempo, alguien capaz de vivir todo ese tiempo no habría de ser una mortal como él lo pensara. ¿Sería verdad lo que decía?

Ya lo sabría. Tomó con delicadeza la carpeta que le entregara y la abrió, viendo de primer momento la invitación para ser parte de Asgard, y al hojear a la segunda página, sus datos.

SECRE SWALLOWTAIL

Raza: Humana

Edad: 517

Habilidad: Conjurador

Sexo: F

Fecha de entrada a Asgard: 03/08/2020

Habitación: 204


De cualquier manera el tema regresó al principio, puesto que su raza estaba definida como humana.

—Pero en tus datos te definiste como humana.

Afirmó, cerrando y devolviéndole la carpeta, habiendo ya visualizado todo lo que le interesaba saber.

—¿Fue un error? ¿O no me quieres contar el secreto? Jaja.
En fin, da igual. De cualquier forma lo de la invitación confiere.

Concluyó, sin esperar la respuesta de aquella misteriosa criatura de expresión sombría. Como él dijo, las hojas tenían la reconocible firma de Siegrain, y los miembros invitados por el propio líder de Asgard eran los más especiales. Además, ya habían sucedido situaciones parecidas anteriormente.

—Yo soy Lacus Welt. Como puedes ver soy un vampiro. Yo estaba aquí cuando Asgard fue fundado, soy parte de los miembros originales y una de sus mayores representaciones de fuerza en las batallas.

Respondió, presumiendo un poco.

—Tu habitación es la 204, te llevaré hasta allá. Si bien estaba por ir al bar ahora mismo antes de encontrarte, ¿te gustaría venir a tomar un drink conmigo o prefieres ya ir a tu cuarto? Yo invito.

Invitó, cordialmente. Pese a ser una criatura carente de emociones y solitario, seguía siendo un tipo de personalidad naturalmente sociable mismo con quienes apenas acababa de conocer. De que no aceptara, la acompañaría hasta su habitación y después regresaría abajo a beber solo.

Era cierto lo que su senpai decía sobre los archivos, ella se había definido como humana pero ella sabía que en el fondo ella ya no lo era, después de todo han pasado 500 años desde que la misteriosa chica había abandonado toda su humanidad a cambio de salvar el alma de la persona a la que ella le fue fiel como su sirvienta y compañera, sin dudas para ella era un recuerdo lejano pero de alguna manera reconfortante de no olvidar, quizás algún día su senpai que estaba frente a ella llegaría a conocer su misterioso pasado.

- Es cierto que la información personal que hay en la ficha no encaja con lo que yo diga pero fue debido a lo inesperado que fue la invitación, simplemente me tomó por sorpresa, así que voy asegurarme que otro día te llegue la ficha con las correcciones hechas - insistió en responder la misteriosa kouhai, señalando que había información que no era del todo exacta y debía ser corregida, aparte de que faltaban otros artículos por rellenar, como por ejemplo las misteriosas habilidades que ella poseía, así que por el momento ella dejaría ese asunto hasta ahí mientras recibía de vuelta la carpeta que le había entregado a su senpai.

Secre escuchó en la presentación de su senpai de que el era un Vampiro, algo que le llamó bastante la atención a la misteriosa kouhai ya que durante su larga vida las únicas razas inteligentes que ella conoció fueron los Elfos, Enanos, Demonios y los Espiritus Elementales, así que conocer a un nuevo tipo de ser mágico por así decirlo dejaban claro para ella que todavía le faltaba conocer los misterios que rodeaban a Asgard y que tipos de personajes estaban involucrados en su organización.

- ¿Ibas camino al bar, Senpai? ... Ya veo, si me ofreces tal invitación no creo poder rechazarla, aparte es mi primera noche en Asgard así que creo que no haría mal una pequeña celebración de bienvenida. - Aceptó la kouhai a la inesperada invitación de su senpai, parecía que aquella noche era perfecta para poder compartir una copa junto a su nuevo compañero bajo la primera luna llena de la semana, así que Secre decidió seguir a su senpai a donde fuera que quedase aquel bar donde el se dirigía.

—Entonces vamos.

Indiferente, comenzó a caminar hacia el mencionado recinto el cual no era muy lejos, abandonando el salón de entrada.


El lugar tenía un aspecto sombrío y elegante. El ambiente era agradable, limpio y silencioso, además de ser bastante apartado. Las repisas acomodaban una gran variedad de bebidas alcohólicas y no alcohólicas. A parte, también vendían aperitivos dulces o salados y cafés.

Irónicamente pocas personas se encontraban allí durante aquella noche. Uno de los más frecuentes visitantes de aquel lugar era el vampiro, saciando su sed allí en las pocas noches que no salía a cazar alguna fuente viva de sangre y beber directamente de esta pese a ser su indiscutible preferencia, por lo que pasó a ser rápidamente conocido entre los sencillos trabajadores.

Entró a la zona sin brindar mucho destaque debido a su vestimenta oscura, fuera lo blanco de su piel. Se acercó a una de las mesas no muy lejos a la entrada y arrastró una silla, donde se sentó. Sin tardar nada, el mesero se dirigió a ellos, llevando una carta a cada uno.

—No hace falta. Voy a querer una botella de sangre de un niño o joven, como siempre. De preferencia la más reciente a ser extraída.

Ordenó al tipo, que enseguida procedía a anotar la orden de su acompañante.

Asertiva acompañó a su Senpai hasta aquel sombrío bar que se encontraba algo oculto entre los extensos pasillos de la Sede Asgardiana. En su interior parecía haber una relajante atmósfera, los pocos clientes que habían a esa hora se encontraban ahí para tal vez descansar luego de un largo día de trabajo tomándose un vaso de alcohol o fumarse un cigarrillo. Luego de tomar asiento en una de las mesas junto a su Senpai, había llegado el mesero para tomar los pedidos de ambos y Secre escuchó con curiosidad lo que había pedido el vampiro, pero suponiendo que debía ser lo normal para ser un vampiro como tal ella simplemente evitó hacer cualquier comentario al respecto.

- Yo quiero una botella de vino de buena calidad. - Le pidió al mesero de manera calmada y con naturalidad, parecía que Secre ya tenía experiencias visitando lugares donde vendían bebidas alcohólicas.

- A la orden, iré a buscar sus pedidos. - Dijo el mesero luego de haber anotado ambos pedidos, hizo una leve reverencia para luego irse hacía la barra principal para ir a buscar las botellas.

Mientras Secre y Lacus esperaban que llegaran sus ordenes, un breve silencio se apoderó de aquella mesa en donde ambos estaban sentados. Secre estaba consciente de que tenía que buscar alguna forma de entablar una buena relación con su Senpai, así que rompió con aquel silencio con un leve suspiro.

- Disculpa si es muy repentino hablar sobre esto, Senpai, pero me gustaría aprovechar de preguntar sobre el conflicto que hay entre Asgard y Legacy. Se podría decir que soy extranjera por estos lugares y durante mucho tiempo he estado pendiente sobre los asuntos internos en el reino donde pertenecí, me gustaría saber como inició todo esto y que es lo que planea hacer Siegrain-sama con nosotros. - Le preguntó directamente la azabache mientras ambos esperaban que llegara el mesero con las botellas de sangre y vino. Secre aún desconocía cual sería el rol que ella cumpliría dentro de las filas de Asgard y que planes tenía Siegrain para ella, todo parecía un misterio hasta el momento.

—Legacy está luchando por la humanidad, pero no de la manera correcta.

Así introdujo el tema, el cual rendiría una larga respuesta a lo que Secre le acabara de preguntar sobre. Prosiguió hablando con naturalidad, después de una corta pausa.

—Los mismos humanos están destruyendo este planeta donde viven con su infindable codicia y egoísmo. Siegrain planea extraer los recursos de la Tierra para su planeta y esclavizar la humanidad, de una forma que ya no causen problemas. A nosotros nos usa como herramientas para lograr ese objetivo.

En ese momento volvió a suspender el asunto, puesto a que el mesero vino hacia ellos, con ambas botellas y un par de copas sobre una bandeja. El sencillo sujeto deposita las copas en la mesa en frente a cada uno; y en seguida cada una de las botellas, cerradas. Hecho eso, dejó la bandeja a un lado y tomó el descorchador que traía; abrió primero el vino y lo sirvió en la copa de Secre, para en secuencia hacer lo mismo con la botella de sangre, sirviendo la copa del vampiro con el denso líquido color rojo oscuro. Terminando, se retiró llevándose la bandeja y el abridor de botellas, dejándolos a solas.

—Y bien, la historia comenzó cuando Legacy derrotó a Merak, todo porque nuestra exlíder jamás reveló todos los secretos que envolvían a la academia ni sus verdaderos objetivos, y Siegrain estuvo acompañando eso de cerca todo el tiempo, sin ser notado. En el fin de la línea decidió intervenir y acabar con Yuno.

Retomó el tema mientras agarraba la copa con sus dedos, entonces hizo otra pausa y tomó algunos cortos tragos de sangre hasta mitad de la copa, y así la regresó a la mesa y relamió sus labios ligeramente pintados de rojo por la sangre.

—Básicamente es eso. ¿Algo más a preguntarme?

Cuestiona. Pero antes que Secre mencionara algo, adelantó su curiosidad sobre la procedencia de esa interesante ''humana'' con cuernos.

—¿Dijiste que vienes de un reino? ¿Qué reino es ese?

Preguntó.