Educando a un rebelde. [Katsuki Bakugo]

Se había tomado un descanso luego de entregar varias evaluaciones de sus estudiantes, debe admitir que enseñarle magia a seres humanos era algo de lo más complicado.

Pero, era divertido ver su asombro tras lograr su primer hechizo, incluso eso la pone orgullosa, bueno, es una dragona y siente que sus estudiantes son como hijos para ella.
Siempre intenta acoplarse a ellos para ayudarles en sus asuntos personales y servir como un apoyo emocional, especialmente aquellos que eran nuevos en la academia, que seguramente han tenido más de un problema ante el shock cultural entre las especies.

Suelta un suspiro mientras re recarga en el banco de aquel parque, ya era habitual visitar el lugar en sus ratos libres, esto debido a las memorias que le surgen al ver el danzar de las hojas y el caer de aquellos pétalos rosados.

─¿Sabes? Este lugar se mantiene como la primera vez que lo vi… el tiempo pasa… las cosas cambian, pero el recuerdo del ayer permanece. ─

Habló para sí misma mientras sacaba su cámara fotográfica, aquel antiguo aparato lograba captar las fotografías tal como le gustaban y pese a ver tomado infinidad de tomas en aquel lugar, siempre había algo nuevo que captar.  

Se pone en pie, ajustando la mira para ir caminando ciegamente oír el parque, puede parecer arriesgado que ella pasara de un lado a otro sin mirar, pero tenía otros métodos para ver su alrededor. Fue ahí que algo llamo su atención, un joven de cabello rubio y un rostro malhumorado que, pese a ser la primera vez en presenciar su aspecto, sentía que lo había visto antes.

─Ese chico… ─ Una toma tras otra, captaba el movimiento ajeno por mera curiosidad, esperando ser captada por el adverso y esperar alguna reacción, siempre era divertido ver como las personas se sobresaltaban al enterarse de que fueron captados en cámara, ¿Sonreirá? ¿Se sonrojará? ¿Estará molesto? ¿o cubriría su rostro? ¡Quiere saberlo! Y para ello, espera paciente su respuesta.

; BombKing

Se convierte en algo monótono la idea de caminar y esperar que su propia mente decidiera el entretenimiento que haría olvidarlo del pasar del tiempo. Pero es lo que había, es lo único que tenía, es la única forma que tiene de poder despejarse un poco y no quedarse encerrado en esa academia que de mal en peor, le daban razones de abandonarla sin miramiento alguno.

El viento, silencioso pero presente fue quién empujó su caminar en un rumbo que conforme se acercaba más sentido cobraba. Rosada apariencia a lo lejos y un aroma natural perfumado con la calma que brindaba a todos los que entrarían en sus brazos; Un parque de cerezos que sería quién estimularía su entretenimiento con relajación de por medio.

Las aves cantando y el arrastrar de las hojas por el suelo era el sonido de bienvenida que regalaba el parque al malhumorado borrando esa expresión enojada transformándola en algo menos aburrido.
Conforme caminaba, su mirada iba de allá para acá contemplando el lugar dejando fluir sus pensamientos como los pétalos sobre su rubio cabello. Quizás no siempre era tan malhumorado como lo aparenta.

Al menos en esos momentos es que más suele aprovechar a respirar con calma y pensar todo lo que no pueda ser sobre su superación personal, pero algo se presentó frente sus ojos el cuál no prestó atención por andar distraído.
Se detuvo repentinamente y bruscamente, miró donde imaginó haber visto a alguien y lo único que se encontró fue con una cámara apuntando hacia él.

... ... ...

Hubo silencio, donde un grito debió existir en casos normales. Aquella expresión del rubio, confusa e intrigada con lo que sea que estaba haciendo la desconocida, le dio mucho que pensar. Pero, quizás el parque nubló su conciencia porque el enojó tardó en llegar.

—— ¿¡AH!? ¡Oye! ¿¡QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO!? —— Apretó los puños y camino hacia donde estaba la persona en cuestión.

Amenazaban con golpearlo, destrozar su cámara y... ¡GOLPEARLO AÚN MÁS!

Le estuvo tomando fotos, quizás no fue a él pero con tan sólo el salir en ella ya es una ofensa por no pedir permiso.
No pensaría sus acciones, nunca lo hace, tan sólo castigaría a esa chica sin importar las consecuencias.

Sus miradas finalmente se cruzaron y un silencio se apodero del momento por varios segundos, parecía que todo quedaría así, incluso estaba a punto de darse la vuelta cuando finalmente escucho la reacción tardía del cenizo.

La pelirrosa no parecía intimidarse por ello, incluso soltaba una leve risa ante el sobresalto ajeno.


Hasta quiere acariciarlo, así que desvanece la cámara con el uso de su magia para después acercarse al cenizo, alzándose de puntillas para despeinar los cabellos ajenos.


Mostraba una sonrisa juguetona, era claro que lo estaba provocando, pero en caso de algún movimiento en su contra, simplemente lo inmovilizaría, o en su defecto, Colt serviría de escudo.


Aun no logra recordar donde o en qué momento vio a ese chico, pero esos ojos lo recordaría sin dudarlo.

; BombKing



Una vez llegó donde estaba el causante de su enojo, lo sorprendieron con risas y gestos que si bien para algunos serían tiernos, para él serían aún más molestos.
Lo trataba como un niño, incluso se atrevió a tocarlo sin importar el enojo del más agresivo ni mucho menos, que fuera un poco más alto que ella.

Sin respeto alguno, apartó con un golpe la mano de ella de su ya desalborotado cabello, sin respeto alguno hacia quién tenía delante. Cada que la escuchaba hablar con esa actitud tan despreocupada lo hacía sulfurar. Se notaba su rabia con semejantes gruñidos que no cesaban en ningún momento hasta que finalmente se atrevió hablar.

—— ¡Ya cállate! ¿¡Te quieres morir acaso!? ¡A ti qué te importa si me has visto antes o no, ojos raros! —— Se acercó aún más, agachándose para poder estar a la altura de su rostro. Donde pudiera mostrar aún más el enojo que tenía el explosivo.

—— ¡La próxima vez que vuelvas a tomarme fotos te juro que te sacaré los horribles ojos que tienes! ¿¡Te queda claro o te lo tengo que repetir!? ——

No había cosa que pudiera decir sin gritar. Incluso, se sirvió de las ganas de darle un pequeño empujón. Por supuesto, no la empujaría con tanta fuerza pues a pesar de ser enojón tenía cierto límite en cuanto a qué hacerle a una mujer, tan bestia no es.

Ignoraba quién fuera ella, que intenciones tuviera e incluso lo que haría después ella. Tan sólo la haría entender las consecuencias de sus actos, sin importar cuán diminutos fueran.

Pese a la agresividad de su contrario, aquella permanecía serena, sonriente y divertida, si, se atrevió a reír en su cara para después tomarle del mentón.


De pronto, todo se oscureció, pareciera que estuvieran en otro lugar, pero era el mismo, aquel parque se había congelado, no había ruido, no había aire, era ciertamente asfixiante y terrorífico para quien no conociera el vacío entre las dimensiones en que ella era capaz de acceder.


Estaba revelando información personal de aquel cenizo, aquella era capaz de conseguir información al ver sus ojos, esto gracias a su cercanía tan amenazadora del mismo.


Invoca su báculo para después apuntar la punta filosa al cuello ajeno.


Mostraba una sonrisa tierna pese al ambiente tétrico que podría evocar.

Mientras tanto, una voz poco a poco empezaba a resonar por detrás de la cabeza del cenizo, como si advirtiera de las consecuencias de sus actos si pensaba atacar.