EVENTO: Baile con antifaces — Halloween 2020

|Salon de Baile|

El Joven Shirou desconociendo desconociendo en totalidad a la gente con la que estaría interactuando, decido dar el primer paso una vez que algunos caballeros y señoritas interactuaban para platicar o bailar, en ello el joven de cabellos rojizos se acerco a la sección de bocadillos donde curiosamente visualizo a una joven con gran belleza e unos ojos puros sin malicia. Shirou mostraba interés en su adversa y naturalmente se acerco a ella ignorando el aperitivo, estado a 2 pasos de su adversa procedió a posar una mano en su pecho e inclinarse un poco para decir.

— Muy Buenas noches Señorita, me preguntaba si quería formar parte del evento conmigo aceptado bailar esta pieza.— Comentó a media voz.

Era intrigante no saber mucho acerca de Kikyo, pero una vez recuperado la postura extendió su mano el varón hacia la joven esperando a que le fuera correspondido mientras observaba a la adversa con esos ojos ardientes de la tonalidad del sol y una sonrisa que mostraba calidez.

Era el pelirrojo sabia mantener la postura con elegancia era un dote oculto de este siendo imperceptible y distinto a como es en su vida cotidiana como suele llevar.

Las palabras eran claras: fiesta de disfraces, asistir con disfraz obligatorio, y que no se le ocurriera faltar. Artoria Pendragon mejor conocida como rey de los caballeros no tenía interés en asistir tal evento. En el último momento tomaba la decisión de asistir con el propósito de encontrarse con viejos compañeros de Legacy. Juraría que muchos esperarían una gran sorpresa o mejor dicho esperaría el momento menos esperado para actuar contra el bando contrario y estaría preparada para intervenir. Pero ahora no solo le debía lealtad a Legacy le había prometido a su Mastah su total lealtad y por mucho que no le gustara ‘’ser’’ de Asgard, tendría que aparentar ser uno de ellos para su suerte tenía un disfraz que usar.



Le tomaría unos instantes en aparecerse en la entrada del salón justamente al abrirse la gran puerta llevaba puesto su antifaz esperaba que ningún individuo la reconociera aunque era poco probable que no fuera reconocida con esa caballera dorada y de color de ojos esmeralda azules profundo seguía observando con detenimiento su entorno apenas prestaba interés en los invitados, antes de encaminarse a tomar una bebida escuchaba la primera pieza de baile mostrando un rostro inexpresivo cerro sus ojos dirigiéndose donde se encontraba toda clase de bebidas.


Así que con cierto desinterés se acercó a tomar la primera bebida a su alcance. No había notado aquella chica de cabellos castaño cortos a su lado vestía un lindo vestido color rosa entre más le miraba de reojo le parecía haberla visto antes no solo en una sola ocasión si dos pero ahora no recordaba donde. Con una pequeña sonrisa en los labios le sonreía amablemente dispuesta ser quien le hablara primero.



-Tengo el presentimiento que la he visto antes-



dijo apenas tuvo la oportunidad de hablarle, debía ser amable con aquella bella chica ]—.  ¿Porque no bailas? Esperas alguien en especial— musitaba tomando un pequeño sorbo de vino tinto, dirigiendo su mano derecha detrás de su oreja pasando un pequeño mecho de su cabello rubio.

Después de estar un buen rato ahí parada disimulando que comía y bebía un poco, escucha como en el fondo comienzan a poner una balada hermosa, se trataba del baile principal. — Genial — Dijo disgustada por la situación en la que estaba pasando, estaba perdida y en su mente solo cruzaba la idea de marcharse del lugar, tal vez mañana le explicaría a sus amigas el motivo de su ausencia, aunque pensándolo bien opto por quedarse. No dejaría que algo así la intimide, ha combatido con grandes demonios a los cuales nunca les tuvo miedo ¿y dejará que eso, un simple evento la intimidara? Tomo una copa del mejor vino y la bebió de un sorbo dándose confianza a sí misma.

—¿A quién elijo para bailar?

Se pregunto dudosa mirando ya a varias parejas en el centro disfrutando de la pieza de baile y como caído del cielo por el mismo Buda, a su lado había un caballero bastante apuesto, un poco más alto que ella, pero como estaba usando tacones en sí era bien alto. Aquellos ojos nunca los había visto y si así fuera nunca olvidaría su brillo o el color de su cabello.

—Buenas noches, para mi sería un placer.

Respondió con amabilidad, trataba de cambiar su gesto serio y frío para no "espantar" al joven que ahora tenía al frente y en medio salón bailando al compas del vals con una mano un poco más arriba de la cintura del contrario y la otra extendida hacía un lado agarrando la mano del susodicho

Su atuendo era de su agrado, aún cuando no toda la vestimenta actual de los humanos lo convencía en su totalidad, este traje blanco logró llamar su atención de entre todos los que estaban en exhibición, con su poder adquisitivo fue fácil de conseguir. Por lo mismo, si una mancha de vino hubiera caído sobre su traje por culpa de cualquier mortal habría sido catastrófico, hablando de un buen escándalo.
Incluso, por el simple hecho de haber tropezado con él era motivo suficiente para darle cuello a cualquiera que lo haga molestar, pero a quien tenía de frente era justo a quien quería.

En su rostro se reflejó su molestia, estaba por exigir respuestas por la torpeza que mostró al caminar. Sin embargo, cambio totalmente al ver al responsable. –¡Hahaha!– Su escandalosa risa se extendió todo el salón sin importarle una vez más las miradas. Mantuvo la sonrisa al mirarle, le hacía feliz tenerla donde la quería y nuevamente con una posible humillación que ella misma provocó. –Caminar correctamente no es muy difícil, diosa...– Notó fácilmente su incomodidad, ¿Acaso buscaba alguna otra persona dentro de la fiesta? Lo dudaba... Desde que la eligió a ella como su Servant fue proclamada como una de sus pertenencias.

Tomó el brazo de la mujer, impidiendo su escape por completo. Además, la fiesta estaba totalmente de su lado, justo en ese momento la música y un locutor dieron pie al comienzo del bailé. Esa era una luz verde para continuar con sus planes para ella en esta bella noche.

–¿En serio?– Al mismo tiempo tiró del brazo de la mujer para acercarla a él. –El baile está por comenzar ¿Y tú piensas alejarte?– Enderezó su mano, a la par que deslizó sus dedos por el brazo ajeno hasta llegar a su mano y tomarla como era debido para el baile. De igual forma, sujetó la cintura y apegó todavía más sus cuerpos. –Esta noche te quedaras conmigo, no irás a ningún lado... ¿Sabes por qué?– Su voz era distinta a la que acostumbra, sin terror alguno estaba siendo coqueto con la diosa y encima posesivo, estaba demostrándole cierta atracción que ella le creaba. –Porque quiero que seas mía... Que me pertenezcas.– Susurró en su oído una vez comenzó a moverse por los suelos, siendo él quien llevaba el control del baile tan suave.

Las personas de su alrededor se dieron la vuelta a mirar con curiosidad al dueño de la escandalosa y tan propia risa que se escuchaba, es decir, se voltearon a ver a Gilgamesh y de paso a Ishtar, quien estaba delante de él. La mirada de tan solo cinco personas le bastaba para que sus mejillas se tornaran carmesí, ¡Todo por culpa del rubio!. Se dió la media vuelta en un intento de esconderse de las miradas, por suerte estaba con antifaz y no se notaba del todo el sonrojo en su rostro. Sin aún mirar a nadie, se dispuso a responderle al Rey.

— ¡Fuiste tú! Tú fuiste el que estaba en medio del camino.

Suspiró molesta y nuevamente hizo ademán de irse de ese lugar en específico, pero su propósito se vio interrumpido por el mismo chico que tenía detrás. Sus ojos se posaron completamente en él, para escuchar lo que tenía que decir, claro, si no, ¿Por qué la habría detenido? Quizás para pedirle un favor o simplemente molestarla. Parecía ser pero no fue para nada ninguna de las opciones anteriores.

— No es necesario bailar. . .

Su tono de voz fue disminuyendo una vez que le prestó completa atención a las palabras del rubio y a su vez, sus cuerpos entraban en contacto por primera vez de manera tan cercana. Significa algo, sin duda, esa forma de expresarse era algo nuevo para ella, y estaba segura de que está vez Gilgamesh no bromeaba. Observó con atención cada movimiento y simplemente se dejó llevar, es decir le permitió cada desliz entre piel y piel.

—  ¿P-pertenecerte?

Lo miró fijamente, no podía verle por completo los ojos, pero estaba segura de que esos ojos rojizos que tenía en frente expresaban completa sinceridad. Movió sus pies hacia atrás para seguirle el ritmo, mientras bajaba la cabeza para ocultar su pena.

— Estás delirando, Rey. Pero voy a aceptar esta propuesta.

Susurró mientras se apegaba con algo de timidez a su pecho y movía sus pies con delicadeza al ritmo de la música.

━ Oh.

❧La emperatriz se llevo una sorpresa al ser identificada por una voz masculina, tal como era de esperarse destacaba al punto de ser identificada con facilidad, no sentía molestia por ello movió su copa de champagne para luego voltear a observar al caballero del rojo pero no lo visualizaba quien era. Aun así le escucho su proposición de bailar una pieza por que ambas comisuras se levantaron de manera coqueta y felizmente.

━ Umu~ Por supuesto. Me descubriste.


❧Dijo en una tonalidad relajada y nuevamente movía la copa de una manera circular para luego tomar el resto del contenido para dejarlo en la mesa de los bocadillos, se acerco poco a poco a este para tomarle de el brazo utilizando los suyos para apegarlo a su torso y alzar la mirada dado a la diferencia de altura.

━ Esto será divertido~

❧Y como siempre era de esperar la animada emperatriz no podía ocultar sus ansias dando los primeros pasos para ir al centro del salón del baile para estar con los pocos que se animan a salir a bailar ahí, soltó a su contrario para posar su mano zurda en la parte trasera de su hombro mientras la otra extendió su mano hacia un costado para esperar ser tomado por el contrario mientras su sonrisa expresaba satisfacción por la participación.

Ochako seguía disfrutando de la melodía, todos bailaban y muchos otros buscaban con quien bailar. Se quedo inmóvil tomando un sorbo de la bebida que había agarrado, a su alcance no pudo notar a algún conocido, se lamentaba, sin nadie a quien conocer y sin saber a que persona acercarse,

Cierta voz le pareció conocida, aquella persona lucia muy elegante, y aunque intentaba ver a través del antifaz, a su mente no le venía nada. No quería arruinar el momento así que prefirió omitir nombres, de igual forma en algún momento descubriría quien se ocultaba tras aquella mascara.

━ Soy mala bailando, prefiero ver bailar a todos.━ Menciono con algo de vergüenza. Nunca había asistido a un baile tan formal, no sabría como moverse, ahora los nervios la invadían, no se puso a pensar en que haría si alguien la invitaba a bailar.

No quería ser grosera, pero tampoco quería arriesgarse a bailar y que todo terminara en un desastre. La castaña se encontraba entre la espada y la pared, una parte de ella ansiaba que alguien la sacara a bailar, le hubiera encantado que Ichigo lo hiciera si tan solo hubiera asistido, pero por otra parte el miedo de hacer el ridículo.

━ ¿Y tu, no bailarás?.

Los pasos que Gilgamesh marcaba al llevar el control del baile eran lentos, elegidos con cuidado y unidos de manera armoniosa, conectados con el ritmo de la dulce musica. Demostraba su autoridad en la forma de sujetar a la bella mujer que tenía al frente, el tacto que tenía con la cintura era ligero, justo y necesario, mientras que lo fuerza con la que unía ambas manos era mayor, denotando únicamente que sus palabras iban enserio "Quiero que seas mía". Y aún si la Diosa intentará negarse, servirá de poco para apagar el interés que ella misma provocó en el Rey.

Una vez más el locutor tras los parlantes hizo su trabajo, informó del momento que la mayoría en la celebración estaba esperando. El chiste y la gracia de un baile como este había llegado a su clímax, justo en el momento perfecto después de haber bailado al ritmo de la música.
Realmente no era un gran bailarín ni mucho menos había estado en una ceremonia así antes. Desconocía todo tipo de danza posterior a su civilización, pero gracias a sus dotes que posee, pudo aprender en tan solo unos segundos con mirar a los demás. Por supuesto que su clarividencia y sus habilidades analíticas hicieron la mayor parte del trabajo.

Detuvo los pasos, su antifaz desapareció en partículas doradas devolviendolas a su tesorería, su Gate of Babylon contenía lo que para él eran tesoros y esta máscara sin duda quedaría guardada entre sus más grandes reliquias. Únicamente por el valor que tuvo en este momento, además de que era elegante.
Soltó la cintura ajena y dejó caer sus manos que estaban entrelazadas a sus costados, no iba a soltarla. Con su mano ahora libre, sujetó el antifaz contrario, el rey había revelado su rostro y quería verla a ella de igual forma.

Tan dulce y hermosa como siempre, ¿Que hacer con el antifaz de ella? Simplemente lo desvaneció sin preguntarle, ya que, estaba desesperado por acercarse a ella. – El rojizo color en tus ojos deslumbra tan extravagante. – Paseó el dorso de sus dedos sobre la mejilla contraria, tan suave... Estaba seguro de que solo gracias a ella pudo disfrutar de una velada cubierta seres detestables. Solo ella pudo provocarle esa satisfacción.
Con sutileza, sujetó bien esa mejilla e incitó a la mujer hasta él, mientras que el rey acercaba su rostro lentamente al de ella al cerrar sus ojos. Unió ambos labios con los de ella en un profundo beso, lo que más esperaba de la noche.

Tomando la mano de la rubia, sí es verdad que podía apreciar su hermosura estando más de cerca, algo que por dentro me llenaba de placer al ser quien tiene la oportunidad de bailar esta canción con ella, -- Y no solo divertido, también un honor poder apreciar este evento pudiendo presumir que bailé con usted. -- la tomé de la cintura y sin más que decir empecé a demostrar mis dotes de bailarín que mi madre me enseñó desde pequeño. Lanzando pequeñas miradas mientras nos movíamos al compás de la canción me hizo ver a Nero de varias formas, -- Déjeme decirle que se ve hermosa hoy como siempre lo hace, he de admitir que la he admirado en secreto, y parece que tuve la oportunidad de poder decirle que el rojo le queda mejor a usted que a mi. -- dije con una sonrisa mientras solo me limitaba a ver su rostro oculto por la mascara.

La música sonando hacía sentir un ambiente elegante, algo no muy común si pensamos en mi tipo de trabajo, pero sería excelente que fuese así más seguido,  -- ¿Es posible ocultar tanta belleza detrás de una mascara? -- comenté de forma coqueta, -- Digo, ni todas las mascaras de aquí podrían ocultar su belleza de ninguna forma. -- expresando con una sonrisa amistosa retomé rápido mi turno para hablar, -- Claro, no quiero parecerle como otro pretendiente deseoso de lo que oculta en sus vestidos, siempre hay algo más hermoso en el interior de una persona. -- riendo un poco girando y bailando sentía el deseo de querer vivir esta noche sin que llegue a su fin.

Casi perdido en la melodía y el ambiente de la fiesta suena una voz avizando a todos los presentes que deben retirar sus antifaces, pero sin detenerme continué bailando, -- ¡Vaya! Que sorpresa... parece que es hora de revelar mi identidad. -- quizás no sea tan reconocido como antes de que durara años perdido en el inframundo, realmente me costó salir de allí ileso y sin la chaqueta chamuscada, -- Bueno, los secretos y los misterios duran menos de lo que se espera. -- me detuve de bailar y quitándome el antifaz por fin revelé mi cara a mi acompañante de baile, -- ¡Sorpresa, señorita! Espero ser de su agrado. -- haciendo una pequeña reverencia termino de presentarme.

Nadie dijo nada, todos los ojos estaban atentos a lo acontecido en el gran salón de baile y esperando ver quienes se ocultaba bajo la máscara de cada uno de los presentes. Ya había llegado el momento que todos esperaban. El tiempo se detuvo al igual que los murmuros, la música y cada uno de los invitados a la gran fiesta todos empezaría quitarse la máscara y revelar su verdadero ser, el mismo tiempo se detuvo en ese instante el rey Arturo no dijo nada, sentía el mínimo interés de quitarse el antifaz y miro a su alrededor sabiendo quienes eran la mayoría de lo que se encontraban ahí pues algunos eran de ser sirvientes que algunas vez pelearon por obtener el santo grial, ni un gesto se dejó ver en su rostro femenino, cruzo miradas con la chica de cabello castaño  a su lado y la rubia supo que ella la reconocería después de quitarse la máscara y no le importaba mostrar su rostro a ella, que de hecho le sorprendería verla de vestido y ahora era miembro de Asgard.



Eso le basto a Rey Arturo para no lamentarse de haber acudido al baile, se quedaría dónde estaba porque más que cualquiera de los que se encontraban ahí solo sabía que de dónde vienes jamás define a dónde vas y con quienes te encontraras nuevamente.


━Esperaba tener mi primer baile contigo. No me importaría que me pisaras los pies, estoy segura que será algo nuevo para ambas ?━  le dijo con voz relajada volviendo su mirada a la joven de caballera corta, esperando su respuesta tratando descifrar lo que pasaba por su mente.



Era de noche y rey de Bretaña no hacia esperar a su conocida dirigió su mano derecha a su rostro así mismo retirando el antifaz que traía esa noche dejaba expuesto su rostro y aquellos ojos azules esmeralda en su mayor esplendor miraba a la chica para luego ver donde se encontraba su Master. Sabía que no se encontraba no muy lejos donde estaba ella parada tomando una copa de vino.






 

━Ahora es tu turno de quitarte la máscara━

No se negaba a si misma que el sentimiento antes sellado comenzaba a florecer como un lirio en plena primavera, inexorablemente se permitía actuar con completa pureza y dejaba atrás la tenacidad que solía presentarse en ella. Su tan testaruda y burlesca personalidad comenzaba a apaciguarse ante la determinación y sinceridad del Rey de los héroes, a quién solía guardarle rencor, mismo rencor que comenzaba a desvanecerse con el paso de la noche. Era imposible no preguntarse que había cambiado, que cosa había hecho esta vez que el destino iba tomando tal rumbo.

No era que le disgustase, pero se avergonzaba de sus acciones pasadas, de lo infantil que llegó a ser en el pasado. En el fondo de su corazón sentía no merecerse tal demostración, rechazaba con dolor y vergüenza sus sentimientos, tanto los de ella como los de quien tenía en frente.

Se le hacía difícil tomar una desición; Sus pensamientos y su corazón expresaban algo completamente distinto. Si bien había anhelado al Rey de Uruk hace ya un tiempo, no podía tolerar el remordimiento que sentía cada segundo que pasaba, cada instante en el que chocaban miradas.

Mientras mente y corazón batallaban, su cuerpo se movía por si sólo al compás de la música, siguiendo los pasos del hombre que tenía en frente, tan solo se guiaba por sus pies, haciendo movimientos opuestos a los que él hacía y por supuesto, dejándose llevar por el alrededor. Alrededor al cuál no le había prestado completa atención, el momento se había vuelto tan especial que había olvidado por completo donde estaba, y con quiénes estaba. Solo tenía en cuenta a su amado y a la danza.  

Inconscientemente una pequeña sonrisa se dibujó en el blanco rostro de la diosa, completamente fascinada por la delicadeza y sutileza que le mostraba Gilgamesh.

Los minutos pasaban rápido, a tal punto qué ya había llegado la hora más esperada; la de revelar identidades. En el preciso instante en qué escuchó la desconocida voz resonar por el lugar, su pulso se elevó más de lo normal. Tenía previsto que en algún punto de la noche se verían cara a cara sin nada estorbando en los rostros, pero no esperaba que se diese en esta oportunidad. Mantuvo la compostura, y permisiva se dejó tocar por las manos del contrario. Bajó la mirada antes de que se le quitará el antifaz, no podría mantenerse en alto en un momento así.

Y así mismo, una vez que su rostro estuviese al descubierto, levantó la mirada, sosteniendola en los ojos del rey.  

— Eres impredecible, pero no puedo mentir. Me gusta.

¿Podría ser un pecado permitirse disfrutar sin restricción alguna?. ¿Sería condenada por gozar de algo que tanto esperaba e hizo hasta lo imposible por obtenerlo?.

Con su diestra acercó con suma delicadeza el rostro ajeno al suyo, mismo que parecía estar en llamas ardiendo, sus mejillas presentaban un tonto rojizo al igual que sus ojos, el calor invadía su cuerpo como si los rayos del sol le iluminaran de forma directa, ¿Había vuelto al cielo?.

Sus ojos se encontraban completamente cerrados, pero aún así no veía oscuridad alguna frente si. Por primera vez pudo probar los labios de quién tanto anhelaba. En ese instante, nada importaba. Quería decir que su corazón le había ganado a su mente.