Rag Doll (Grupo 1 Evento de Halloween)

Maya se había currado su traje ¡vaya que no! Había trabajado a destajo, siguiendo el programa a modo de tutorial, repasando una y mil veces lo que iba consiguiendo. Se había incluso saltado sus entrenos con las dagas para avanzar más rápido... pero el resultado merecía la pena tanto esfuerzo. Incluso los alfileres que había desperdigado aquí y allá habían quedado convincentes. Éxito, con todas las letras.

Algo pasó cuando acudía a la fiesta de disfraces porque de golpe y porrazo todo en ella cambió. Dejó de ser la muchacha alegre que era de forma habitual. Para cuando vio que estaba en una lúgubre caverna, nada importaba ya en su pasado.

Se palpó por todo el cuerpo sólo para comprobar que los moldes de silicona se habían convertido en cuerdas de verdad. Palpó también lo que había puesto a modo de ojos cuando tiró de uno de ellos sintió como si tiraran de su propio ojo... pero los muñecos no sienten dolor. Su sedosa cabellera morada se había convertido en una especie de rastas hechas con una lana de lo más burda y le costaba horrores intentar mantenerse recta... además un pie le fallaba. Se había visto convertida en la Rag Doll de la que iba disfrazada...

Aunque todo eso le era desconocido a Maya. Ella era un muñeca de trapo, lo era desde que le alcanzaba la memoria y lo seguiría siendo hasta el fin de los días.

Comenzó a deambular por las profundidades de la caverna pero el pie que arrastraba dificultaba mucho la tarea... necesitaba que apareciera alguien para quitarse el aburrimiento de encima, alguien con quien poder jugar como la muñeca de trapo que era... un niño malo que necesitase que le enseñaran una lección...

RAG DOLL:

Era temprano, su cuerpo aún se encontraba algo agotado tras la lucha en la que había participado, su agotamiento había sido tal, que incluso con una semana de descanso por delante aún no había recuperado sus energías por completo. Se levanto con lentitud y pereza, notando unas vestimentas desconocidas y no propias de ella, cuidadosamente dobladas sobre una de las sillas de la habitación, con una pequeña nota encima.


Rei suspiró, realmente aquello había sido algo innecesario y completamente incomprensible para ella ¿que diversión tendría en llevar aquellas ropas extravagantes?. No tenía otra opción de vestimenta, por lo que de forma resignada, se limitó a coger las prendas y vestirse.

DISFRAZ:

Unas botas largas con tacos, pantalones que se arrugaban en el borde que se adentraba en las botas y poseían un color azul marino que combinaba con el abrigo que le cubría la parte trasera hasta las rodillas, debajo del cual se alojaba una ¿camisa? blanca con una serie de flecos en la zona frontal del torax y que finalizaba en sus extremos con una serie de ondulaciones, complementándose con una serie de moños agua marina y un gorro negro de copa alta. Lastima que esta vestimenta no era lo único que poseía, también había una peluca corta verdioscura, un bastón bastante elegante el cual ejerciendo un poco de fuerza en su mango se separaba de su base mostrando un florete de esgrima, una pistola con un cartucho de 25 balas y un ¿muñeco de peluche? con una curiosa nota que decía "no me olvides".

MINI SEBASTIAN:

lo cogió palpándolo un poco, el muñeco no superaba los 50 cm de altura y de forma curiosa en sus bolsillos poseía una serie de pequeños cubiertos y tenedores además del set de té que tenía en su mano izquierda. No entendía porqué debía llevar al peluche, pero se limitó a dejarlo en  su hombro, quedando este sentado allí sin caerse.

No fue mucha más su demora, por lo que cogió todas sus cosas y se dirigió a la dirección que cuidadosamente se encontraba anotada detrás de la nota dejada por Yoruichi.



En algún momento, su disfraz se había vuelto real, la peluca que llevaba anteriormente se encontraba adherida a su cabeza, lo que tenía de busto había desaparecido, la energía que usualmente la rodeaba o la que se encontraba almacenada en su ojo izquierdo- el que está bajo el parche- había desaparecido por completo, su entrepierna... había algo diferente y no quería ni pensar que era por que ya se lo imaginaba.

En algún momento... se había reunido en la dirección indicada con otras jóvenes desconocidas con peculiares vestimentas ¿o disfraces?

En algún momento... una de ellas había decidido ingresar a una caverna, a lo cual Rei accedió a acompañarla por mera curiosidad propia para investigar el desconocido lugar.

En algún momento... habían terminado perdidas, sí, PERDIDAS, algo que Rei no podía perdonarse a verse sometida dado a la usual excelente orientación que le entregaban sus sentidos, situación que no hacía más que ayudarla a reconocer la ausencia de sus habilidades.

Y ya... para que seguir, las cosas desde este punto se explicarían solas.

Miró a su alrededor, la joven vestida de bruja las ayudaba a observar el lugar gracias a la magia que poseía y le permitía alumbrar la caverna. Una duda llevaba un rato en su mente mientras meditaba sobre que podían hacer para salir del lugar ante tal situación, ¿habrán pasado las muchachas a su lado por el mismo destino de ella, de tomar las características del traje que las cubría? , si era así ¿acaso aquellos poderes correspondían al traje?, ¿sería posible que en realidad fuesen hombres que...? agitó su cabeza, aquel pensamiento era ya ir muy lejos.

De pronto en su hombro, destrozando el silencio, el muñeco que había estado acompañándola comenzó a agitarse para luego saltar y posicionarse en frente, realizando una sutil reverencia.

- Sebastian a sus servicios, my Lord- dijo una voz grave proveniente del muñeco. Rei parpadeó unas veces sin comprender que aquella voz proveniese del muñeco, el cual levantó su cabeza demostrando su mutua confusión al observarla.

-Disculpe, quise decir, Madam Ana-- dijo rectificándose, notando su verdadera sexualidad a lo cual iba a seguir revelando su nombre real si no fuese por su interrupción.

-Lord- dijo Rei rápidamente.

-Entiendo, Ciel-sama- continuó el muñeco realizando una reverencia, asignándole un nombre desconocido a Rei para luego dirigirse a las otras jóvenes presentes - Disculpen la interrupción Madames, por lo que veo no están en una situación muy favorable- dijo volviendo su mirada a Rei - Por favor, permítame el honor de dejar mis servicios a su merced, my Lord, he de decir que soy realmente hábil en lanzamiento de varios utensilios a la vez para atacar, como también poseo afinidad por las acrobacias y la preparación del té- dijo sirviendo en la pequeña taza que tenía en su mano té proveniente de su tetera, dejándola al alcance de Rei, quien se encontraba en una especie de "shock" ante la situación que presenciaba dado a lo extraordinaria y desconocida que era.

-Gra-cias... - mucitó Rei de forma automática.

- Por cierto, la pistola que posee y el florete, aunque quizá no le sea necesario utilizarlo, recuerde que posee habilidad en su maniobra- Finalizó el hombre vestido de mayordomo, dando espacio a un silencio nuevamente.

Qué aburrimiento. La muñeca se aburría de manera soberana. Ahí abajo no había nada interesante, ni un niño travieso, ni un adulto desorientado, ni siquiera un pajarito al que matar. NADA. La muñeca se dedicaba a sacarse briznas de paja de unos lados para meterlos en otros, jugueteaba con el ojo arrancado de su bolsillo y hurgaba en la cuenca. La humedad volvía pesada la lana que tenía por melena. Qué tedio...

Todo cambió de repente cuando llegó a ella el eco de una voz femenina. A pesar de no tener cara, la muñeca sonrió y decidió dirigirse hacia ahí... lo cual era más fácil pensar que hacer. Las cuevas no están pensadas para que una muñeca de trapo con un pie colgandero pueda avanzar a buen ritmo. Tropezó un par de veces y casi se dio de morros otras tres, tuvo que retroceder en un par de ocasiones para recuperar el pie y recoserlo antes de proseguir, pero al final llegó a estar hasta relativamente cerca del origen del eco.

Había que doblar un último recodo y estaría ahí... ¿pero qué gracia tiene poner las cosas tan fáciles? Retrocedió unos metros y se dejó caer en un rincón lóbrego, desmadejada como una verdadera muñeca de trapo inerte... e intentando hacer el mayor estruendo posible, no nos engañemos.

Escucho a la joven enfermera, Sena era su nombre, la verdad tampoco tenía idea de hacia que lugar ir, habían caminado tanto, cruzado tantos entrelazamientos de los túneles de la caverna que no sabía ya ni siquiera de donde venían, donde era el frente y donde era el atrás.

-Lo siento... pero tampoco estoy demasiado orientado en este lugar- respondió una fría voz que sonaba igual a la de un niño, algo bastante diferente a la usual fina y delicada voz que poseía Rei.  

- Si me permite, Bocchan, he de destacar que se siente una fuerte energía en el lugar- dijo el pequeño mayordomo.

-¿A que se refiere Sebastian-san?- preguntó de forma ingenua.

- No estoy seguro, pero han de ser cautelosas en su camino- Rei lo quedo observando por unos minutos, para luego mirar a la muchacha vestida de bruja. Algo raro sucedía con ella, podía notar en sus facciones del rostro una demencia comenzando a aflorar, no comprendía la causa del cambio en la joven ni mucho menos el motivo de tal actitud. Miró al frente por lo que había dicho la bruja ¿muñeca en frente?. Analizó el lugar, solo estaban ellas, su mayordomo y las rocas de la caverna, no había ninguna muñeca a la vista ¿Estará viendo ilusiones? pensó.

-Bueno... creo que no tenemos muchas opciones, lo mejor será seguir avanzando y buscar una salida- dijo tomando al muñeco en sus manos y retomando nuevamente el paso.

Unos metros más allá, cerca de una división de los caminos, se escuchó un fuerte sonido, como de algo cayendo. Rei se detuvo unos minutos, tratando de seguir escuchando.

-Que raro... no hay más ruido... Probablemente fue una roca- dijo hacia las jóvenes, pero aún así dudando de que aquello haya sido solo eso -¿Creen que sea pertinente ir a investigar?- dijo observándolas, ciertamente sentía curiosidad por descubrir el origen del ruido, ya que aunque hubiese sido una roca, era extraño que esta se desprendiera por si sola.

Respiró profundamente y a paso lento se dirigió por el tunel de donde había surgido el extraño ruido.  Iba caminando con el, cuando de pronto su muñeco habló.

-Bocchan, mire- dijo apuntando hacia una roca. al borde de esta, había ¿un pie? asomando desde detrás de la roca.  Se detuvo a mirar a ambas jóvenes a su lado y se adelantó hacia esta, para luego posicionarse frente a ella.

Una gran muñeca de trapo del tamaño de una persona se encontraba apoyada contra la roca, se notaba algo maltratada y sucia. La verdad no entendía que podía hacer una muñeca allí, dándole un toque tenebroso a toda la situación. Sacó el florete de su bastón, y manteniendo la distancia, procedió a pinchar de forma superficial a la muñeca en una de sus piernas.

-Creo que... solo es una muñeca...- dijo alejando el florete y dejándolo nuevamente como bastón.

A una de las muchachas se le despegó el brazo del cuerpo como si fuera una muñeca, igual que ella. La Muñeca lo encontró interesante, no sabía que pudiera hacer eso. Sí, cierto, la chica se había demorado a la hora de interactuar con su compañera; sí, cierto, la Muñeca la había querido castigar porque no le gustaban las personas lentas (ni las personas, en general, pero las lentas menos)... y las caras de las chiquillas habían sido de lo mejor.

Una de las jóvenes la miraba mal y no le gustaba, pero la Muñeca no iba a dejar que le aguara la fiesta. Siguiendo en su papel de muñeca de trapo inerte, dejó caer la cabeza como por efecto de la gravedad, nada que pudiera hacer sospechar de su animación. De suerte que sus ojos (su trozo de madera y su cuenca vacía) y los de la chica con un solo brazo se encontraron.

De cara a la galería, la Muñeca no hizo nada que no haría cualquier cuerpo inerte caído desmadejado en una cueva... pero proyectó sus retorcido pensamientos plagados de imágenes perturbadoras que la Muñeca encontraba hilarantes.

Las imágenes:

Había retrocedido unos pasos junto a la pelirrubia, quien la había jalado con cuidado para apartarla de la muñeca, mencionando que estaba viva. Rei ladeó la cabeza algo confundida, si la muñeca estuviese viva, habría reaccionado a la punción de su florete y realizado algún movimiento ¿no? o por lo menos eso pensaba que era la reacción normal de un ser con vida.

Rei la quedó mirando un momento, recorriendo a la muñeca con la mirada para analizarla, aparte de que era más grande de lo normal y se encontraba en un recóndito lugar, no daba ninguna otra sensación de extrañeza o de vida, aunque bueno, su aspecto... no era de lo más agradable para la vista. Rei se había distraído en su análisis, cuando sintió como algo lentamente se desprendía de ella y un sonido plástico rebotaba en el piso.

Giró su mirada en dirección al sonido, descubriendo un brazo plástico a su costado. Lo miró en silencio, sin entender de donde había salido.

-Bocchan... parece que se le ha caído un brazo...- dijo su mayordomo con una voz tranquila sin signo de perturbación.

-¿Eh?- Rei parpadeó unas cuantas veces sin comprender, para luego mirar su brazo derecho, había un gran vacío, sus ropas estaban cerradas en la articulación del hombro con la clavícula y la escápula, sin extremidad alguna a continuación.

Su rostro palideció -más de lo que era- a la vez que regresaba su mirada a la extremidad caída con un toque de desesperación. ¿Era su brazo? ¿se le había caído un brazo? ¡¿como era eso posible?! ¡ Ella no era una muñeca!.  Un tic nervioso había comenzado en su ojo visible mientras estaba inmóvil en el lugar, ignorando por completo la charla de las jóvenes que la acompañaban.

El pequeño mayordomo estaba frente a ella tratando de llamar su atención - ¿Bocchan?- lo cual ella simplemente  ignoraba mientras miraba el brazo fijamente.

Salió de su pensamiento cuando vió a la bruja recogerlo,  siguiéndola con la mirada sin entender. - Bocchan, debería recibir su brazo...- le dijo el mayordomo, haciéndola reaccionar aunque de forma refleja a estirar su mano para tomar con cuidado el brazo de las manos de la bruja.

-Gracias...- susurró quedándose con el brazo en la mano mientras lo seguía observando en shock. Se tomó su tiempo para que su mente comenzara a moverse de nuevo ¿que había sucedido? ¿por qué su brazo se había caído? volvió a recordar a la muñeca para dirigir su mirada a ella. De pronto,  la cabeza de la muñeca se movió hacia un lado fijando sus desagradables ojos en el ojo de Rei.

Un escalofrío inmediato recorrió su espalda a la vez que Rei lanzaba su brazo por los aires golpeando la cabeza de la bruja, seguido de Rei cayendo al piso y arrastrándose con su único brazo hacia atrás hasta chocar con la pared. - ¡S-se se movió! ¡L-la muñeca s-se movió! y-y-y...- decía tartamudeando a la vez que la apuntaba con su dedo índice moviendo el brazo frenéticamente y temblando como una gelatina, no era solo aquel leve movimiento lo que le causaba tal pánico, si no que cuando su mirada chocó con los botones que tenía por ojos la muñeca, una serie de imágenes horrorosas habían pasado por su mente, lo cual no hizo más que aumentar su pavor.

-¿Bocchan? por favor tranquilícese es solo una muñeca- le decía Sebastian tratando de tranquilizarla, al fin y al cabo no comprendía la reacción de la joven.

Sus ojos empezaban a tener pequeñas lágrimas, temía no saber qué hacer para salir de ese lugar, su esperanza se agotaba, y soltaba un leve suspiro cuando la chica le había tirado su brazo pero esta con sus reflejos hizo a un lado su cabeza, en si ha estado siempre en su cabeza porque no siente ese aterrador miedo como Rei, acaso su traje le daba ese tipo de valor.
-Pff no quiero tu brazo, sabes cuantos cadáveres partidos en miles de pedazos eh visto, por favor es una muñeca, mis pensamientos de bruja son más aterradores, que esto y mira aún conservo la calma, solo un poco.
-Sena o enfermera como sea, poseo poder de fuego, fuerza, y la capacidad de crear ilusiones mentales, en ninguno de mis recuerdos aparece algo como regeneración o curación de partes del cuerpo.

Trataba de tranquilizar a la asustada chica, volteo a ver a la muñeca, descubriendo así que había movido su cabeza de lado, además estaba echada en el suelo, pero el miedo latente provoco que cierre los ojos lentamente y pensó que podía atacar cerca de donde estaba la muñeca, alzo su bastón y empezó a formular fuego abrazador, pero a 20 centímetros de la muñeca, de esa forma no la dañaría o quemaría pero era una trampa a ver si esta reaccionaba ante tal demostración de poder, se formó un cráter de medio metro de profundidad y ancho de diez centímetros, solo sería así al inicio, el fuego a de arder durante cuatro segundos y luego se extinguiría.

-Debo admitir que esa muñeca me perturba un poco.