Castillos y Mansiones. (priv. con Nero)

Me encontraba en un bosque donde lo único que podía observar eran arboles de pinos por doquier mientras me dirigía a una mansión supuestamente embrujada, según los aldeanos ha sido sitio de reunión de brujas y demonios, algo que no podía dejar pasar, además la paga adelantada fue la mitad del dinero acordado... Por lo menos podré pagar la luz, el agua y el gas con lo que tengo. Aún así sentí que debía aceptarlo, según uno de los aldeanos más viejos me dijo que encontraría un camino distinto en mi vida al pasar de las horas en este trabajo, -- Bueno, espero que sea una buena sorpresa la que me lleve esta vez. -- en mi ultimo trabajo una chica disparo hacía mi cabeza que por poco queda entre mis cejas.

Repentinamente apareció una niebla cubriendo toda la zona y volviendo mínima mi linea de visión en cualquier dirección que intentara ver, aunque mis instintos me alertaban del peligro que acechaba cerca decidí continuar mi camino, seguramente no estaba tan lejos de la mansión a la que debía llegar. -- ¿Qué es ese ruido? -- escuche unos pasos acercarse a mí y apareciendo figuras de cuerpos abstractos no más grande de dos metros, y por sus sonidos son demonios o creaciones artificiales de demonios, -- Bueno, si quieren mi atención... -- desenfundo mis pistolas Ebony & Ivory, -- ¡Los escucho alto y claro! -- esperando a que se acercaran lo suficiente logro observar más de 30 rodearme, y de pronto uno de ellos me ataca, a lo que esquivo disparando a su dirección, -- Es hora del show. -- empiezo a dispararle a los demonios que estaban a mi alrededor.

Al cabo de unos minutos había podido acabar con todos los demonios, al igual que algunos que se incorporaban en la niebla. Se iba disipando poco a poco dándome mejor linea de visión para ver mi camino y proseguir mi camino hacía la mansión, aunque cada metro de distancia hacía más fuerte el olor a azufre de la zona, no quiero imaginar cuantos rituales se habrán hecho en ese lugar, no me sorprendería que hubiera un portal del infierno justo allí, aunque me sorprende lo discretos que se ven, a simple vista no pareciera ser un lugar invadido por demonios, aún así tarde o temprano llegaría a sus puertas y no precisamente a repartir pizzas, -- Okey, Dante... solo no vaciles tanto... espero que no hayan muchas mujeres, seria una pena que una de ellas fuera hermosa. -- continué caminando con mis pistolas en las manos en caso de cualquier situación.