Cuando un nombre SI hace la diferencia (Silene de Piscis - Kardia de Escorpión)

CUANDO UN NOMBRE SÍ HACE LA DIFERENCIA


Para Silene, una de las protectoras de la diosa Athena, el recorrer las áreas de la academia si no contaba en con la compañía de su amada. Los recorridos se limitan a ir de un salón a otro y, fuera de ellos, el poder cuidar de las plantas del hermoso invernadero.

Por eso, el saber que había entre sus compañeros otro de los caballeros dorados le causó gran alegría y decidió pedirle a uno de sus maestros que le hiciera llegar una nota en la que lo citaba a mediodía a una de las canchas exteriores para poder saber qué casa del Santuario se encarga de proteger.

Para identificarse de forma más rápida con este, la griega se encuentra portando la elegante armadura de su constelación y, además, en  sus manos mantiene una rosa roja. Esta es una rosa común y corriente. La mantiene a la vista porque, como los atenienses saben, Piscis es un signo que ataca con rosas venenosas y estas pueden ser rojas, blancas, negras y, recientemente, la dama de la doceava casa usa unas rosas de un profundo y elegante azul como cuarta arma.

La fémina se mantiene de pie bajo un árbol para evitar que los rayos solares dejen su piel enrojecida y, además, evitar el calor que va en aumento con el paso de las horas. Un rasgo que también la identifica es su singular silueta de piel blanca, ojos color miel y un largo cabello aguamarina que está peinado en marcados rizos.

Mientras espera, la joven se pregunta si el otro sirve a la diosa con el mismo nombre actual que posee a quien ella resguarda o si es alguna de las otras que han existido a lo largo de los siglos. De ser así, espera que la diferencia de nombre no impida que puedan ser y considerarse camaradas al cuidar de la diosa de la Sabiduría y la Guerra.

(Este se mantenia sentado en los jardines del lugar, ahi inmovil, con la mirada perdida, pensativo y sin proposito, aun sintiendoce derrotado despues de lo que paso con su diosa, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos hasta que un mensajero le entrego una nota, por lo que al leerla este se sorprendio, pensaba que no merecia la pena presentarse ante esta, pero aun asi lo haria.)

(Este fue al lugar indicado por aquella compañera de armas, caminando por los pasillos y jardines debilmente, ademas de cogear de una pierna este avanzaba a paso lento hasta llegar al lugar, pudo reconocer la presencia por su cosmos y por la llamativa armadura, aunque le sorprendio un poco ya que donde el venia no habia santias doradas.)

-Asi que eres tu......eres santia dorada de pisis. (Este miraba asombrado portando sus ropas normales y admirando a la contraria, pero volviendo al tema.)

-Me llego tu nota, dime que puedo hacer por una amazona dorada?

(Este la miro por unos momentos oara despues corresponder el saludo de la amazona, para despues sonreir con un poco de tristeza oculta en la misma.)

-No......suspuse que si habia una Athena de otro mundo habrian caballeros de otros, pero no soy el ultimo de mi mundo, mi llamo Kardia y soy el guardian de la octava casa de escorpio, disculpame que te alla llamado santia cuando veo que eres una amazona, perdona es solo que no habia amazonas doradas en mi mundo, pero es bueno ver que una chica puede llegar a ser capaz a tal nivel y por tu cosmos puedo sentir que es inmenso, la verdad esque ni siquiera deberia presentarme como caballero. (Este decia mientras una sonrisa con ironia se mostraba en sus labios.)

-La verdad esque de donde vengo, el santuario era el ultimo bastion de la humanidad, fuimos atacados por Hades, mis compañeros y yo los enfrentamos, terminamos con todos sus espectros y losndioses gemelos, solo quedan Hades, Athena y yo. (Este decidio acercarse y con torpeza ademaa de que era debido a sus heridas este se sento en el suelo suspirando.)

-Pero no pude hacer nada, Hades prefirio morir destruyendo lantierra en vez de aceptar landerrota ante Athena, pero Athena lo vio venir, abrio un portal y me empujo a el......asi apareci aqui, pero sabes me alegra poder ver hay una compañera aunque sirvamos a diferentes reencarnaciones, servimos a la misma diosa, asi que podrias hacerme un favor?....(Este la miro con una sonrisa calida para despues soltar una solicitud.)

-Podrias ejecutarme?.....despues de todo falle como caballero, no pude defender a la humanidad, ni a mi diosa y sucidarme se me hace el acyo mas cobarde, se que no tendria derecho pero al menos asi podria conservar mi orgullo como sirviente de Athena, aunque se que en mi posicion seria un privilegio del cual no soy digno al pedir que una amazona dorada tome mi cabeza.

Mientras el hombre habla, contando su historia, la griega no puede evitar el notar lo malherido que se encuentra. Sin decir nada, la joven utiliza su cosmos para intentar curarle. Entretanto está en ello, la petición realizada por este le deja inmóvil.

La palabra "ejecución" le hiela la sangre al recordar un momento de su pasado. El recuerdo de un hombre bien parecido que se jugó sus cartas para endulzar su oído con las mejores y más dulces palabras para intentar llegar hasta su cama no tarda en aparecer en su mente. Aquellas palabras llevaban consigo citas cerca del mar que eran para poder mantenerse cerca del mar y, así, poder confabular en pos del asesinato de la benévola Athena.

Al descubrirse el plan de los hermanos, entre los cuales estaba el guardián del tercer templo, la cercanía de la griega con este le pesó al ser señalada como cómplice y traidora del Santuario. Para probar su inocencia, la muerte de guardián de Géminis fue llevada a cabo al ser encerrado en una enredadera de rosas blancas de la mujer, las cuales le frenaron la sangre por completo y lo dejaron inerte en pocos minutos.

Si bien eso la libró de las especulaciones del resto del Santuario, su corazón quedó resentido ante las cosas del corazón mismo.

Al tener las manos manchadas de sangre, la petición de Kardia hace que retroceda varios pasos y niegue efusivamente con la cabeza.

-No.... no lo haré... aunque tú no lo creas, sí cumpliste tu labor. Los dioses del Inframundo son despiadados y la Athena de tu generación te transportó a otro lugar porque valoraba tu vida... si... si te suicidara o si yo te mataraz sería un insulto a su memoria...-

Asegura, recordando la forma de ser de la actual encarnación de la diosa y su gran cariño para con sus caballeros.

(Este miraba el suelo y sonreia un poco sintiendoce melancolico, adenas de la sonrisa de este podia reflejar cierta tristeza y despues miro al cielo.)

-Sabes por unos momentos me recordaste a ella, suenas igual que ella...aunque sigo pensando quien podria hacerse llamar caballero si no pudiste defender a tu diosa como es debido. (Este de igual forma que se sento, lo hiso al levantarse, con movimientos lentos y torpes por sus heridas que parecian sanar muy lento, ya que estas habian sido hechas por el dios del inframundo.)

-Sabes no me presente contigo, disculpame, mi nombre es Kardia soy....o bueno mas bien era caballero dorado de escorpio, custodiaba la octava casa, pero me consuela que alla alguien de igual rango al mio, me comentaron que tambien hay una diosa Athena en este mundo y pude sentirlo con mi cosmos, ya que rezonaba a la par del de ella....asi que de forma cobarde recurro a ti amazona dorada de piscis...(este con su cosmos llamo a su armadura la cual en instantes llego al lugar en su pandorabox, la cual se veia muy dañana y agrietada.)

-Por favor entregale esto a la Athena de este mundo, no soy digno de portarla y al no haber un patriarca en este mundo debo recurrir a ti para que cuando llegue el momento adecuado y la armadura vuelva a elegir a un portador, puedas entregarla como dictan las normas del santuario....

(Este escuchaba las palabras de la amazona dorada cuyas le hacian refleccionar un poco, pero aun asi este se sentia fracasado, no se sentia digno, ademas de que servir tan rapido a una Athena que no conocia era demasiado para el.)

-Sabes....realmente servia como caballero mas por la persona quien habia reencarnado en mi epoca como Athena, no en si la diosa, pues jamas eh sido tal cual alguien que sea digno de llamarse caballero, muchos de mis compañeros eran orgullosos guerreros, tenian ese sentido de honor y responsabilidad hacia con la diosa...yo no.(Este solto un suspiro para despues recargarse en aquel arbol donde la amazona habia estado esperando para despues sonreir con cierta melancolia.)

-Servia mas por que queria proteger a aquella chica, por que queria que una vez terminando la guerra pudiera vivir la vida de una chica, de una adolecente normal.....era lo unico que queria, asi que si no pude cumplir aquella promesa que hice a esa chica....como podria comprometerme de nuevo con algo o alguien?, mis palabras no tienen peso al igual que mis acciones, pero me han comentado que ella esta enneste lugar, dejare la armadura aqui, tarde o temprano ella la encontrara o la armadura ira hasta ella para protegerla, asi la armadura podra seguir cumpliendo esa tarea de proteger a la diosa

-No.... Y-Yo no puedo hacer eso... Si realmente deseas dejar tu armadura, tendrás que decirle todo esto a la señorita Saori... es ELLA quien debe decidir cómo proceder... Sé que ella podrá guiarte si decides continuar como el protector de la octava casa o si decides desertar... No temas... ella es benévola como debió ser la encarnación a la que tú protegiste... -

Le reitera, atreviéndose a colocar su mano derecha en el hombro izquierdo del guerrero. Un largo suspiro se escapa de sus labios antes de seguir hablando.

-No eres el único que duda de si es digno o no protegerla y portar una de las armaduras doradas.... Yo también dudé cuando fui convocada a su presencia... No sé si soy de una realidad alterna o si mi tiempo realmente existió, pues la Athena a la que yo conocí se llamaba Ariadna... y ella sacrificó su vida para que algunos de los caballeros que la servían sobreviviéramos... no pudimos detenerla... y, por si eso fuera poco, mis manos no estaban limpias al llegar a Santuario... pero a ella no le importó y me aceptó... y tampoco sentí rechazo por parte de la señorita Saori....-

Menciona, revelando algo de su historia para que él sepa que ella comprende sus dudas. No espera que él sienta presión ante la labor ni lástima por su pasado, solo desea darle algo de apoyo