El hilo rojo

Meses atrás

Había sido invocada por un poderoso mago, ella pudo sentir la afinidad que tenía con él, compartían el gusto por la guerra y el orgullo de un guerrero, cada uno a su manera luchaba, ella era el arma de ese hombre que quería conquistar y obtener el Santo Grial y él la fuente de mana que alimentaba a la poderosa amazona.

Una mañana, de forma sorpresiva fue convocada para una misión, su máster le comenzó a explicar la naturaleza de su futuro trabajo; un lugar en el que aparecieron servant, una realidad que él no comprendía, pero que deseaba explorar y para ello tenía a Penthelisea.

Sabía que quizás ella se negaría a dejarlo solo, pero tenía un as bajo la manga, algo que la haría ir sin poner una mínima queja.
Una vez que ella supo que Aquiles había aparecido en ese lugar llamado Legacy, no dudó en ir allá, tenía claro que iba a cumplir una doble misión, averiguar lo quera esa academia y matar de una vez por todas a Aquiles, eliminarlo y por fin recuperar la dignidad que él le robó cuando la asesinó y redujo a una hermosa mujer y no una valiente amazona, una respetable guerrera.


Había llegado al lugar deseado, la entrada mostraba la gran construcción, llena de edificios, jardines, fuentes, era lo poco que ella podía apreciar a simple vista, el canto de algunas aves regocijaron la llegada de la amazona. Sintió que todos sus sentidos se ponían en alerta, la idea de encontrarlo le hacía hervir la sangre, Legacy no solo era una escuela, para Penthelisea, era un campo de guera, una próxima a iniciar, solo debía encontrarlo. Esos eran sus planes, pero estaba consciente que aquella diligencia podría demorar, por lo que se preparó para ser paciente.

Matar a Aquiles era su prioridad, pero antes debía conocer mejor el lugar, pues no podía volver con las manos vacías ante su master, así que apresuró su paso, su primer objetivo era conocer a alguien, ganar su amistad, obtener información y usarla con sabiduría.

-Por fin nos volveremos a ver, haré que te revuelques en tu tumba …- mientras andaba, profería mil incordios contra Aquiles a pesar que aún no se veían ella ya sentía el rencor y odio apoderarse de su ser, deseaba tenerlo enfrente y desbaratarlo entre sus garras.

El destino podía llegar a ser el más grande aliado, pero también un enemigo silencioso, que se mueve a paso lento pero siempre certero, aún para favorecer siempre te conducía por caminos insospechados. Penthelisea lo sabía, ella había sido testigo de la cara cruel, de morir a manos de un guerrero y hacer de su muerte un acto lleno de deshonra, la suficiente para hacerla volver llena de odio.

Aquiles no era solo su asesino, era el hombre que mancho su nombre y sus proezas como guerrera amazona e hija de Ares, amante del guerra murió reconocida como una vil belleza, el crujir de sus dientes al recordarlo provocaba dolor, su alma se sacudió en odio por mucho tiempo, hasta hoy que había sido recompensada por el destino y llevada hasta Aquiles.

Mientras renegaba de la existencia de él y al mismo tiempo amaba que estuviese ahí para ejecutarlo, ella deseaba poder invocarlo con el anhelo amargo de su corazón, pero sabía que aquello era imposible, no sería del todo sencillo encontrar a Aquiles y muchos menos destrozarlo como lo hizo con ella.

De pronto una voz familiar nublo sus sentidos, aceleró su corazón y le hacía sentir que su sangre hervía, que todo su ser comenzaba a consumirse en una sed inconmensurable de venganza. Alzó la mirada y ahi frente a ella, en los jardínes más hermosos, se alzaba el caballero Aquiles.

El mismo que le había arrebatado la vida, pero que ella no odiaba por esa razón, sino por su arrogancia y menosprecio a sus cualidades de guerrera y por haberla reducido a solo una mujer bonita.

- Veo que te he encontrado, maldito Aquiles, maldito seas, te mataré...- refunfuñó sin gritar, apenas y sería audible para él, quizás lo haría, pero la guerra estaba por iniciar.

Su corazón ardía con la intensidad de mil soles, sus latidos eran ran bravos como el mar enfurecido bajo una inclemente tormenta, las emociones de la amazonas estaban por desbordarse con tan solo contemplar la faz de Aquiles, el hombre que le provoco la muerte, un final lleno de deshonor. Ahora estaban una vez más frente a frente y ella añoró poder asesinarlo en ese instante, trago saliva, intentando ahogar un grito que iniciará la batalla, que anunciara la guerra que tanto buscaba.

Pensó en la oportunidad que su master le había dado a cambio de información, no podía fallar en su tarea, debía averiguar porqué Legacy poseía tantos servants y si ellos podían tomar ventaja de la situación, o podrían ser vulnerables. A  cambio de eso, le había entregado a Aquiles para su venganza, pero debía ir con lentitud, hasta cumplir la tarea asignada.

Penthelisea, sabía que eso no impediría hacer de la vida de Aquiles un infierno, para eso estaba lista para expresar el profundo odio que sentía hacia él, ese intento de palabra que él pronuncio, irritó aún más a la amazona.

- ¿AAh? vaya que eres tan patético como te recuerdo, incapaz de formular una frase decente ante mi presencia, no has cambiado, puedo volver a morir y seguirás siendo el mismo...sin embargo, por algo el destino nos ha juntado nuevamente, pronto pagarás lo que me hiciste-


La voz firme de la guerrera, fue acompañada de esa mirada que posó sobre el rostro de él, fija y severa, acusativa y sedienta de venganza, avisando la terrible obsesión que ella tenía hacia su asesino.