Una tarde de chicas en las termas (D3)

La tarde era soleada y la brisa algo fria, una tarde perfecta para ir a las termas.



La joven estudiante habia llamado a sus mejores amigas, llegando a un acuerdo de ir a partir de la una de la tarde, tomando una mochila para meter algo de ropa extra, una toalla para secarse mas tarde, y un poco de bloqueador solar, no sabia que tan soleado estaria asi que ¿por que no llevarse el protector?



Tambien pensaba en el si podrian pasar comida a aquel lugar al terminar asi que decidió llevar unos pocos sándwiches escondidos en su mochila, le encantaba estar preparada para cualquier ocasion.



ya casi era la hora del encuentro, consideraba algo cerca las termas y no le molestaba caminar, era aun temprano y llegaria exactamente al lugar caminando un tanto apresurada,Esperando la llegada de sus amigas en la entrada.

Pensando en lo relajado que sería aquel dia sin tener que pelear o discutir, solo una tarde tranquila de amigas en las aguas termales.

Era una tarde fría, el chico se encontraba con sus amigos en la academia, había escuchado a las chicas hablar de una tarde en las aguas termales, por lo cual al chico se le ocurrió ir con sus amigos a espiar a las chicas, él había convencido a sus amigos de ir secretamente

Al llegar la hora del encuentro, él y sus amigos esperaban a que las chicas entrasen al establecimiento para así poder espiarlas

Makima había pasado su mañana organizando su equipaje; en el interior de su maleta deportiva de mano negra se encontraba: su shampo, jabón liquido, toalla, esponja para pasear su cuerpo al aplicarle jabón líquido, acondicionador, billetera; y su respectivo outfit para cambiarse.
Pese a que en las aguas termables entregaban paquetes de aseos, Máxima prefería contar con sus propio kit de limpieza.

Vestía un modesto vestido de una pieza con tirantes en tono rosa pastel, el cual se asentuaba un poco las curvas de su cintura al descendían directamente arrivando en el puerto que yacía por debajo de sus rodillas.
Un suéter de estilo Rebeca fabricado de algodón blanco cubría el escorte y las mangas abrigaban esos finos brazos con la calides de una cobija.
Aquellas piernas blancas como dos copos de nieven se encontraban ocultas por una cortina de seda blanca y los pies de aquella femenina silueta, eran cuidados por un calzado que imitaba el diseño refinado de las zapatillas de ballet, en efecto, del mismo color rosa pastel que hacía juego con su vestido.
Un amigable atuendo para romper el hielo y brindar confianza visual a sus posibles nuevas mascotas.

Salio de su departamento, para que su respectivo chofer la llevará en camino hacia las agua a termales.
El silencioso habitaba en el interioir del coche, donde el demonio control yacía mirando el parabrisas desde el asciento del copiloto, el equipaje ubicado a su costado derecho justo en el asiento vacío detrás del copiloto.

El cielo lucía como una templada pintura que se teñida de fríos colores debido al clima fresco.
Tiempo después el auto frenó con suavidad justo a tiempo y en la entrada de las termas.
La demonio descendió del coche en cuanto el chofer abrió la puerta, y en su mano derecha tomo el agarre de la melata deportiva, mientras que su mano izquierda se encontraba empuñada denotando autoridad a cada paso.

Aquellos labios rosados simulaban dos pétaloss de rosa que comenzaban a formar una cordialmente sonrisa hacia la joven que fielmente aguardaba su llegada en la entrada.

-Por lo que apreció sigues aguardando afuera. ¿Por que no esperamos a las demás dentro de las aguas termales? Un mensaje bastará para que sepan donde encontrarnos-.

—Creo que Si, ya tardo un poco nuestra compañera, ¡vamos entremos! Me dio un escalofrío aqui.

Caminaba con su mochila a la entrada de las termas, donde pago previamente para apartar el mejor lugar, guardando en un casillero su mochila, y quitandose los zapatos para entrar al lugar, era una zona amplia para solo 3 chicas.

—esperame un momento, voy a ponerme la toalla, si quieres has lo mismo!

Caminaba con tranquilidad a los vestidores, quitándose las prendas superiores quedando en ropa interior, para después ajustarse una toalla especial que no se podría caer con facilidad, saliendo para esperar a su compañera, estaba emocionada de cierta manera de la sensacion del agua, la calidez y el vapor del lugar la emocionaban mas, al salir su compañera le dio una calida sonrisa, parecía que caminaba rapido a su terma, metiendose Roca por roca al agua, era como un abrazo humedo y algo caliente, por supuesto no tanto, soltando un suspiro.


¡Vaya que es genial este dia!

-El escalofrío puede ser provocado por la frívola brisa-.

Makima ebozó un sonrisa complacida de que su compañera accediera a ingresar a las aguas termales. Como demonio control cualquier diminuta aceptación hacia sus propuestas las encontraba gratificantes. Ingresó a la recepción, hasta encaminarse a los vestidores. ¿Esperar la? No consideraba adecuado aguardar, los perros hacían vigilia hasta que a sus dueños regresarán y ella no era un canino para acatar tal mandato.

-Adelante ve a cambiarte-.

Entró al vestidor, dejando su maleta de mano en uno de los casilleros, y procedió a sacar el móvil sin prestar atención hacia los actos de su compañera.
Aquel pincel blanco que poseía en su mano derecha, dibujaba encima del teclado un mensaje; en caso de que las demás chicas que estuvieran en camino conocieran previamente donde encontrarlas y no buscar las como cachorritos perdidos por cada onsen que existía en el interioir del lugar.
Mientras tanto su mano libre retiraba los botones de su suerte

[Buenas tardes. Katara y yo, te estaremos esperando dentro de las aguas termales].

Una vez concluido el mensaje, regreso el móvil de vuelta a la mochila, dobló  en cuatro su suerte he hiso lo mismo con su vestido y medias acomodandolas una sobre otra; y sus zapatos al costado derecho. Dejando a la vista solo su ropa íntima algo simple y para nada reluciente color perla que decoraba su cuerpo, la prosigio a cubrirse con una toalla del mismo tono. Despojandose por debajo su única ropa. Acomodo todo y cogió la cajita con el kit de limpieza corporal en su interior. Dirijiendose a las regadera que contaban con sus propios taburetes y sillas para asearse antes de ingresar a las duchas. La asistencia era relativamente cercana a la agua termal por lo que podía escuchar y hablar con su compañera en lo que limpiaba su cuerpo.

-¿Le resulta reconfortante?-

Cuestionó mientras se sentaba en el teburete y dejaba su kit en la repisa que yacía enfrente de ella con un espejo que permitía que los usuarios aprecieran mejor que zonas estaban limpiando; y de lo contrario, caudales no.
Al tomar la manguera de mano en lugar de los cubos, el agua que se descendía sobre su toalla  comenzaba a moldearse cual tela de seda sobre su delicada sulieta.

-¿Eres de las que prefiere ir directo al agua?-