Nuevas amigas (libre)

Había perdido otra clase en la Academia. Tenía miedo de que si seguía ausentándose la iban a expulsar. Sus calificaciones eran regulares. Ni muy buenas ni malas, pero al borde de estar en la reprobación. Sonó la campana. Era la hora del almuerzo y se dirigía a la cafetería. La muchedumbre la espanta. No conocía a nadie y le volvía ansiosa.

Tomó su bandeja y se dirigió lentamente a la mesa donde estaba el grupo de chicas. En el plato había espaguetis con salsa, ensalada de lechuga, un flan y un vaso de jugo de naranja. No conocía a nadie, pero esperaba a que ella la aceptaran. -¿Puedo sentarme aquí, chicas?-  miró a las mujeres y ellas ya parecían estar aquí durante un tiempo. No conocía esta academia, pero le parecía muy familiar, extremadamente familiar.

- ¿Cómo les va en las clases? - tomó el tenedor y comenzó a girar los espaguetis. La verdad es que no tenía ganas de comer. Entonces, lágrimas brotan de sus ojos y Kurumu se pone a llorar. Se seca con las mangas de su camisa y deja el tenedor y allí mismo en la bandeja. - ¿Ustedes están enamoradas de alguien? - preguntó la peliceleste - Creo que extraño a alguien, quiero volver a verlo- indicó mientras lágrimas brotaban de sus ojos. Solo era una chica que necesitaba amor y comprensión.

La academia era lo más aburrido que podía existir, al menos así era para la rubia con cabellos teñidos de rosado, quien estaba en la cafetería comiendo, tenía una pierna de pollo en una mano y un trozo en la otra, era una bestia incluso para comer, lo hacia a prisa como si alguien la siguiera y no era para menos... En el pasado se había metido en tantos problemas que se sentía perseguida, pese a que estana en un lugar seguro.

—¿Uh?

Miro a la joven acercarse, solo movió su cabeza en afirmación, dejándole espacio en la mesa, no tenía problema en sentir su presencia, pero le sorprendió muchísimo al verla en ese estado.

Trago la comida que tenía en su boca y limpio sus manos de la grasa del pollo en su propia ropa para inclinarse hacia ella, era una mujer que no respetaba el espacio personal, lleva ambas manos en la mejilla de esta para aplastarselas suavemente.

— No llores.... ¿Quien es el desgraciado?

Cuestiona levantándose de la silla y subiéndose a la mesa, haciendo una pose heroica, levantando incluso su mano como si fuera un arma.

—Yo, Gwenpool... Te ayudaré a buscarlo.

Para Kanao le daba igual estar o no en la academia pero lo que si gustaba era la hora de comer, no era por que podía comer sino que tal vez habría la posibilidad de conocer y entablar amistades de cualquier tipo.

La pequeña joven de cabello azabache estaba gustando de un pequeño y sencillo arroz junto con un jugo de manzana, no era de comer de grandes cantidades y era bastante pasiva al comer.

- ¿Hmm? -

En cuanto miró a la chica preguntando si podía sentarse, Kanao solo asintió con su cabeza llevándose un bocado de arroz a la boca, escuchar una de las preguntas de la ajena le hizo buscar entre sus recuerdos y negó con su cabeza al no encontrar aquel "chico" que le gustará, pero al mirar que la chica brotó lágrimas ladeo suavemente la cabeza a la derecha de modo de confusión; observar a la rubia subirse a la mesa le hizo exaltarse pues tal acto fue sorpresivo por lo que no dudo en tomar su plato y tenerlo en sus manos para que no fuera a suceder algún accidente, regreso su mirada a la chica de cabellos celeste después de un pequeño sorbo de jugo.

- ¿Enserio? Me preguntó quién será, ¿Pero el lo sabe? -

Aquella pequeña de cabello marrón,  escuchaba atentamente a aquella joven que brotaba lágrima,  a pesar de no conocerla se preocupo por ella , sacó un pañuelo y se lo entrejo amablemente agachado la cabeza respondiendo .

|| ── Mentiría si digo que no .


Luego de decir esto miro hacia lado izquierdo observa a una persona , mostrando una mirada algo triste.
Volvió a mira a aquella joven que se había sentado adelante de ella dando un suspiro digo .

||── Extraña alguien que quiere o quisiere en su momento es muy normal , pero pienso que todo es pasajero el tiempo es el que verdad tiene la respuesta a todos.

Tomó su cubierto y empezó a comer su espaguetis,  manteniendo una mirado triste. La castaña miraba a su nueva compañera y sentía un dolor que apretaba su pecho. Se perdía en este mundo tan cruel. ¿Por qué a veces nuestros sueños son inalcanzables?

|| ── ¿ Pero a que viene esa pregunta?

— Digo apenas nos conocimos.
¡ Ay perdón !. Que mala educada soy. Antes de hablar debí haberme presentado. ¡LO SIENTO EN VERDAD LO SIENTO. Empezamos de nuevo. Me presento: soy Yuzu Kurosaki, mucho gusto.

Recién salía de aquella desesperante fila con una bandeja, un plato mediano de arroz con pollo se encargaban de darle peso a esta. Suspiró con tranquilidad al iniciar de nuevo, su paciencia por poco estaba terminada.
Se había aburrido, no quería saber nada más que comer. Pero extrañaba hacerlo con gente, gente como Mako, extrañaba bastante a la pelicastaña a decir verdad, pues era una de las pocas amistades con las que mejor se llevó durante casi toda su vida, puesto que ella no es de socializar o mejor dicho de iniciar una amistad, suele esperar a que alguien más de el primer paso, y aunque algunas personas lo habían hecho, no era lo mismo. Necesitaba esa actitud tan desenfrenada e hiperactiva para sentirse aliviada y sobre todo encaminada, puesto que casi siempre se la pasaba de mal humor en sus clases, en su entrenamiento o incluso hasta en su propio cargo que le habían dado en las canchas.

Miraba de un lado a otro todo el comedor con lentitud, buscaba donde poder sentarse pero al mismo tiempo con quien acercarse, esta vez buscaría a una chica. Probablemente estaría mal aferrarse a un persona sin pensar en nada más, pero Ryuko es terca, necia, busca lo que quiere de a una. Pensaba que en este momento de la situación no sería así, pero al notar a un grupo de chicas resaltar por una alumna más de cabello corto y claro aterrizando pies en la mesa con energía no pudo evitar abrir de más aquellos ojos azul-grisaseos. Era perfecta para lo que buscaba.  Cabello corto, estatura promedio y sobre todo hiperactividad. ¡bingo!. Le había dado al clavo con un grupo cualquiera y una compañera en especial.

No dudó en acercarse intentado intimidar, del no ser por aquellos Sollozos agudos cuales despertaron fieles oídos de la de mechón rojo. Volteó su cabeza hacia la persona arqueando una ceja a modo de interrogación, a la par; se sentaba a un lado de la azabache de ojos violetas y actitud tranquila. No sin antes mover sus labios a forma de decir un "con permiso", podría ser intimidante y con poca paciencia pero no irrespetuosa.
Al final optó por azotar su bandeja soltando un sonido grabe entré las chicas al notar como las demás trataban de tranquilizar a la peliazulada de tez clara.

—. ¿Qué carajos está pasando aquí?.— Cuestionó sin más con tono bajo e intimidante a las que solo observaban el escenario.