(G2) Sala principal de Wurtemberg (Chiaki, Maria y Patchouli)

Chiaki había sido avisada con una visión de mariposas semidoradas en su habitación. Era el rastro de la exdirectora Beatrice, la cual debía estar seguramente guardada en este castillo. En una operación conjunta con estudiantes y profesores, deberían capturar al actual director de Shigaraki, y tal vez localizar a la misma Beatrice.

Patchouli y Maria iban a la vanguardia, acompañando a la pelirrosa en una misión que podría ser mortal.

EQUIPO:
- Uniformes de la Academia Wurtemberg y un amuleto mágico para avisarle a los otros alumnos de Legacy.

Uniformes:

OBJETIVOS:
1) Maria debe portar el amuleto mágico.
2) Chiaki y Patchouli deben meter a Maria dentro de una caja e infiltrarse por los pasillos.
3) Dentro de 10 posts llegarán a la sala de estar del edificio del director.
4) Si logran cumplir con todos los objetivos anteriores, ganan 15 puntos.

-Esto no es tan cómodo...-

Musitó la hechicera al primer instante de llevar puesto el uniforme alemán. Claramente no era como su traje habitual, bastante corto para su gusto. El color, el aroma, la textura...todos esos aspectos eran diferentes, pero excesivamente necesarios.

Resulta que hace poco habían arribado a esta Academia Wurtemberg, en una especie de misión para...¿salvar Legacy? Bueno, a ella le importaba muy poco, consideraba esto un fastidio enorme. Podría estar leyendo, amplificando su poder mágico o inclusive sin sentir tanto frío como ahora. Pero había aceptado sólo por el hecho de que le amenazaron con quitarle algunos libros, el resultado puede saberse solo con mirar a la friolenta youkai.

Volviendo al presente, se encontraba junto a otras dos estudiantes, Chiaki y Maria. Se supone que una tarea que se les había asignado trataba de encontrar a Beatrice, la...¿directora? Sí, eso recordaba. Se hizo un plan a prueba de tontos. Se introduciría a Maria en una caja (¿Metal Gear? ¡¿Dónde?!) y las otras dos la llevarían dentro. ¿Infalible, no?

Estaban en lo que parecía ser un vestíbulo del castillo. Tenían la caja lista, solo restaba meter a Maria dentro. El lugar estaba muy, pero muy silencioso, quizás más de lo normal. Aún así, no notaba alguna presencia cerca.

-*Cof cof*...- fue lo último que salió de su boca, mientras comenzaba a ojear el libro que traía.

Era una fría mañana en Alemania, estudiantes y profesores decididos a recuperar Legacy se encontraban en distintos puntos de la Academia enemiga, la tensión  que se había ido acumulando lentamente por fin  estallo.    Y, entre aquel grupo de alumnos que se encontraba en territorio enemigo se encontraban tres jovencitas en el silencioso vestíbulo del castillo Wurtemberg, guiadas por la visión de una  ellas, esperanzadas de encontrar en el enorme castillo a la antigua directora de su querida escuela y capturar al  ser que había comenzado el caos.

La mas pequeña de las tres estudiantes guardaba con recelo un amuleto mágico,  su expresión era determinada pero su mirada parecía opacada por una profunda tristeza. -Uu No es cómodo pero es calentito- dijo la infante  en un forzado tono de alegría al escuchar a la joven de cabello violeta que la acompañaba.  Aun recordaba aquella noche en la que se encontró con aquella ex profesora que, en un tiempo que en ese momento parecía distante,  había llegado a querer y a admirar bastante. Pero bajo aquel cielo nocturno aquella mujer de cabello negro admitió de forma descarada su traición hacia Legacy e incluso hizo que la misma brujita se preguntara su realmente estaba viva.   Maria esta viva, Alice mintió. repetía sin mucha seguridad en su mente, tratándose de convencer que aun tenia un corazón latiendo en su pecho.

Pero, a pesar de eso, la pequeña  brujita estaba consciente de que debía de concentrarse en el plan acordado con las dos jóvenes que la acompañaban. Tenia esperanzas de encontrar a la bruja dorada, la ex directora Beatrice, y que, ademas de arreglar el enorme caos en Legacy,  disipara su inseguridad  afirmando le que, aunque ya no recuerde como se sienten sus latidos, la infante efectivamente aun tenia un corazón latiendo bajo su pecho.   Asi que, viendo la enorme caja en la que debía de meterse para que el plan comenzara a marchar, la niña de cabello castaño solo dijo con voz firme. - Maria esta lista-

Era temprano en la mañana, demasiado temprano para su gusto, apenas y podía lucidar donde se encontraba y recordar de manera clara lo sucedido hasta ese momento, perfectamente pudo haber sido todo nada más que un raro sueño que en lo posible aún no acababa ya que el estar medio dormida no le ayudaba mucho.
Las palabras de la pelimorada le hicieron reaccionar un poco, sus facciones eran totalmente serias a causa de la fatiga y lo único que parecía reaccionar eran sus ojos que se dirigieron a la ropa de las demás y luego a la suya. -Yo creo que es bastante lindo- comentó hacia el nuevo uniforme que debía usar aún si no eran los correspondientes a su academia.

La academia Legacy había quedado lejos, mucho más lejos que los establos en la isla, más lejos que la ciudad de Yokohama, mucho más lejos que la tienda de videojuegos, directamente no era el mismo país, el mismo clima, la misma escuela o los mismos alumnos pero debían las tres actuar como si siempre lo hubiese sido y todo con el fin de realizar con éxito su misión.

Mirando el vestivulo en busca de algún estudiante, algún maestro en dirección a su clase o simplemente en algún curioso que impidiese el libre transito de ellas por el lugar lanzó un sonoro bostezo dando a entender, al menos para ella, que quería despertar un poco par así poder comenzar.

La idea era relativamente simple, llevar a Maria dentro de la caja hacía la oficina del director, oficina que desconocían donde estaba y como llegar. -Un mapa pudo haber sido muy útil aquí- comentó intentando pensar en como poder llegar sin lucir tan perdidos -pero dado que soy "somos" estudiantes aquí, no nos dirán nada si deambulamos dentro, o eso creo- el único inconveniente podría ser el hecho de que llevasen una caja, y no una cualquiera, si no una con una bruja adentro, si daban muchas vueltas cargando con ella y alguien les viese levantarían sospechas al instante.
-Supongo que hay que ir arriba, normalmente los final boss se encuentran en el área más alta de las edificaciones así que la oficina del director ha de estar allá-

Ahora solo debían meter a Maria dentro, con cuidado de que hubiese espacio para respirar, y subir, suponiendo que allá se encontraría la oficina, y "entregar" el paquete. -Iré adelante para guiar, tengo experiencia moviéndome y memorizando laberintos y mazmorras así que será más fácil para no perdernos, o eso espero-.

-Allá ustedes.-

Estaba algo molesta, claramente se notaba por el tono de su voz. Primero tenía que trazar un plan para encontrar a la directora de la Academia. Posiblemente esa también era una motivación para ella, conocer a aquella mujer tan influyente en su residencia actual. ¿Cuántas cosas podría aprender de ella? Muchas, las suficientes para sobrepasar a varios magos de aquí. Aunque ella lo podría hacer si quería, ¿no?
Leyó durante todo el monólogo de Chiaki y se detuvo cuando terminó.
"Final Boss"...¿por qué tenía que asociar todo a videojuegos? Era molesto que siempre usara ese tipo de referencias, aunque debía seguir con su mente...fría. ("ba dum tss" (???))

-Te recuerdo que no venimos a derrotar al director. Es para salvar a la directora.- y tosió.

Parecía que su voz había adquirido un tono más de "solemnidad". Había decidido ser una especie del líder para las otras dos chicas. No se sentía segura dejando que una niña o una adicta a los videojuegos al mando, así que se auto-proclamó como la dirigente. Pero tampoco era tan mala, ya había planeado una especie de estrategia, sólo quedaba explicarles.
Abrió el libro en una página marcada y comenzó a recitar un hechizo, colocando su mano sobre el libro y dibujando una especie de rectángulo en el aire. Era un idioma extraño, algo de otro mundo. Al terminar, se empezó a dibujar un mapa virtual de Wurtemberg, bastante preciso. ¿Qué era de esperarse de una maga de su calibre? Había un área señalada, justo en lo que parecía ser una especie de sótano. Allí es dónde tenían que ir.

-Ejem, para comenzar...-apuntó hacía el área marcada.- La "prisión" está ubicada allí. Nosotras estamos aquí. -señalo otra área con tres figuras antropomorfas y un cubo al lado. Parecían ser ellas, por lo que se podía deducir que era el vestíbulo.- Debemos avanzar hasta ese lugar, en le puede que esté la Directora. Unos cuartos más adelante hay un almacén, dónde se supone que debemos dejar la caja, aunque no con María dentro. ¿Alguna pregunta?


Ahora que lo pensaba más detenidamente, la idea de la caja no era tan buena como parecía, y más si las descubrían. Pero no era tiempo para dudar de los métodos. Cerró el libro, provocando así que todo el mapa se desvaneciera, como si todo hubiera sido un espejismo.  Ahora que tenían un objetivo una dirección en la cual seguir, sólo esperaba que María estuviera dentro de la caja para actuar.
Aunque crear bajas innecesarias era tonto, si llegaban a ver a alguien sospechoso, su deber sería eliminarlo. Un pensamiento un tanto siniestro pasó por su mente un momento, "¿Les gustará comer a una persona?". El apetito de un Youkai no es fácil de saciar, ¿saben?

Y en aquella mañana de invierno, la joven de cabello largo de color purpura tomo el liderato de aquel pequeño grupo del trió de estudiantes en su misión. La voz firme de la chica saco a la joven brujita de su opaco hilo de pensamientos, haciéndola concentrarse mas en la laboriosa tarea que tendrían por delante. - ¡Maria esta lista, Maria esta lista!- Asintió con desicion la infante de cabello castaño mientras observaba la caja de madera.

Con un paso solemne, y sin dejar que sus compañeras de equipo le ayudaran, se introdujo dentro de la caja con sumo cuidado. Su uniforme fue rasgado por astillas y clavos salidos en la madera, incluso uno de ellos atravezo la mano de la infante cuando ella trataba de buscar una posición cómoda, pero la pequeña niña no mostró señal alguna de sufrir dolor. - Uu cierren la caja- asintió decidida mientras tomo con su mano libre el amuleto mágico. Aunque, a pesar de la seguridad en su voz, no podía evitar mirar con cierta inseguridad aquella mano atravesada por el objeto metálico. Desde aquella fatídica noche en la que entendió que aquella profesora de cabello castaño no estaría de su lado, la infante no podía evitar sentir cierta inseguridad cada vez que sufría situaciones similares a la que en ese momento ocurría con su pequeña mano ¿Porque la joven brujita no sentía dolor?¿A caso realmente estaba muerta?

Simplemente apretó el amuleto con fuerza, tratando de alejar aquellos pensamientos que le rondaban desde aquella noche. ¿Que pasaría si alguien sospechaba de aquel par de jovencitas cargando una vieja caja de madera? La pequeña bruja no lo sabia, pero se preparo para invocar a su fiel báculo en el momento que fuera necesario. Quizá morir ya no fuera algo que le preocupara