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Criaturas Fantásticas Reload...[Cathiel, Sophia, Arcana, Neko]
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Criaturas Fantásticas Reload...[Cathiel, Sophia, Arcana, Neko]
Estaba sentada en mi escritorio y solo respire para mi misma unos momentos, este dia cite a la clase en los jardines debido a que tenía una clase especial reservada para hoy sin embargo no podía sacar a rosette de la cabeza, quede cautivada presa de la danza de instintos, del sutil y dulce aroma de sus feromonas, solo suspire con pesadez debido a que es una alumna del instituto del mismo modo soy su profesora y aun puedo sentir su aroma en mi después de lo que hicimos por la mañana, estire mis manos hasta tomar mi viejo Bestiario solo recordando cómo fue que lo obtuve buscando concentrarme en otras cosas, este perteneció a mi padre se podría decir que solo lo recibí por herencia sin embargo esta herencia posee un precio bastante alto, claro entregar mi propia alma...no me imagino lo que dirá roset si le digo que mi alma reside en el libro que cargo, solo suspire y me levanté mientras guardaba en un bolso aquel monumental manuscrito de mas de 1000 paginas, sali del aula de clases y me dirigí al otro lado del colegio, mientras caminaba seguía pensando en lo que vivía pero pronto logré concentrarme en mi clase, solo imagine un poco y casi de inmediato pensé que Aries no será demasiado accesible para lo que planeo por lo que debo saber elegir bien quien me ayudara el dia de hoy, llegue a un gran portón negro con grabados victorianos y supe que había llegado al sitio por lo que solo abro la pesada puerta, faltaban escasos 15 minutos, mi clase sabía ya donde daría la materia este dia.
El aire fue lo primero que removió mi cabello y me vi en aquel singular sitio, parte de la escuela se que este lugar está casi sin uso, es decir que nadie suele venir a este lugar hasta que solicite hacerlo hace unos días, aún recuerdo el trabajo que me costo limpiarlo, en otros tiempos este sitio servía a los caballeros para entrenar combate y librar justas, eran cerca de las 5 de la tarde y el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte lo que me resultaba favorable, la escuela está en un peñasco y esta parte es un anexo de la misma, es una especie de coliseo pequeño e incluso posee sus gradas cubiertas de follaje por el desuso, la arena es ovalada y está sujeta por cadenas a la parte superior de una roca, solo respire hondo y camine hasta el centro de la misma esperando a que los alumnos llegasen a esta vieja área del castillo -Todo listo...
Invitado- Invitado
Re: Criaturas Fantásticas Reload...[Cathiel, Sophia, Arcana, Neko]
Dipper no podía entender cómo su característico rasgo de calma y cordura ante cualquier situación, se podría esfumar en décimas de segundos en cuanto a los dos triángulos que le acompañaban se les ocurría empezar a hablar. Era sencillamente imposible para el chico de cabellos castaños mantener la cordura o no molestarse con ellos, uno era hiperactivo, inquieto, brincando de un lado a otro con ganas de desatar el mismo infierno o peor aún, dispuesto a liberar las bestias del caos en la tierra, pero aquello era controlable y era astuto pese a todo, podía seguirle el juego y entender sus metas con facilidad cómo lograrlas, cosa diferente, demasiado diferente en cuanto al otro triángulo de color azul se trataba, este sin duda le hacía perder la cabeza en todos los sentidos. Llorón, miedoso, penoso, tímido y sobre todo alguien indeciso con mucha falta de carácter y confianza, alguien totalmente dependiente de otro individuo así este le agarre a golpes de forma injustificada.
Estaba por demás decir la razón por la cual se desesperaba con facilidad y de aquella forma termina castigando a ambos con una rabia certera. Hace poco había llegado a la academia, un día para ser exactos, envió a ambos seres a que le registraron y diesen una vuelta rápida en el castillo y sus alrededores en lo que el empacaba, más valía que ellos conocieran toda el área para que le sea más fácil moverse y ubicarse. Una vez estos le alcanzaron en su dormitorio, este tomo la lista de materias para observar mostrando cierta expresión fría. Todo era como lo sospechaba y eso indicaba que estaba cerca.
Después de descansar en primera hora del día se levantó para ir por ciertas cosas que necesitará, “Información” importante ver ciertos individuos, caminaba con una fría expresión y miraba con asco a todo aquel que tratase de acercarse. Dipper podría pretender ser social para muchas cosas pero en realidad no lo era y no veía el caso a fingir algo cuando es obvio que nunca descubrirán su plan.
“Y-ya es tar-tar-tarde” Escuchó aquella tímida y chillona voz en su mente y soltó un suspiro. Había pasado toda la mañana observando la arquitectura y sus puntos, que no se percató del pasar de las horas y sobre todo de que estaba cerca de empezar la primera clase a la que asistirá. Pudo haber enviado a alguno de los dos en su lugar, pero no lo aria pues ya tenía otros planes, cuales le daban la razón a llevar en aquella rara ocasión el primer tomo de los diarios de su tío. Tenía mucha curiosidad sobre aquella clase, después de todo le facilita el trabajo de muchas maneras de la cual nadie se podría imaginar, tenía mucha curiosidad de ver que era lo que la “Profesora” le enseñaría sobre las criaturas o las bestias que incluso vivían en Legacy.
“Vaya chico, al parecer no será una clase ordinaria dado a lo que el sitio da de pinta. Esa profesora tiene buen gusto, un lugar de aspecto dañado por el caos del tiempo, un lugar donde la sangre corría, ¿Se ve es divertida verdad? “exclamó el sarcástico Bill de aspecto amarillento mientras se escuchaban carcajadas salir, nadie escuchaba a ningún Bill a menos que estos quisieran que los escucharan, de otra forma preferían hablar de forma telepática don Dipper, para ahorrar molestias y explicaciones.
Ya habían llegado al sitio y Dipper escuchado aquellas palabras mientras caminaba por las secciones del extraño anfiteatro que tenía la academia bien escondida y a deducir por la apariencia que perturbaba a Dipper, ese lugar no había sido pisado en mucho tiempo. No pudo evitar mostrar una expresión de asco que no duró mucho, pues soltó un suspiro y entre lo más “Limpio” posible busca un lugar donde poder sentarse, comprobando que en efecto no se había equivocado el dorito amarillo, la clase no era en un aula común, era en un exterior interpretado como aula, dando razón a lo interesante que podría llegar a ser la profesora. “Bill, ve donde esta la profesora sin que esta te note. Obsérvala y recuerda cada objeto que tenía y me dices lo que aprendiste o ya sabias.” Expresó en sus pensamientos escuchando solo una carcajada que en el idioma del excéntrico triángulo era un sí, mientras el otro parecía querer hacer algo similar, pero no se atrevía solo con su tímido semblante se mantenía flotando, en espera de que Dipper que parecía estar tranquilo en aquella columna donde había decidido sentarse observaba el frente.
Observaba de forma inquisitiva a la profesora, era alta, de un cuerpo muy voluptuoso y terso, piel bronceada, de largos cabellos de tono rubio y unos ojos que aprecia eran de color ámbar, no estaba del todo seguro de aquel tono debido al atardecer que acechaba en el momento. No era tonto ella emanaba una gran presencia y no estaba del todo seguro de cuantas bestias podrían emanar una energía tan bestial, pero el tembloroso Bill que se escondía a sus espaldas logró susurrar algo que sacó una pequeña y invisible sonrisa en el joven “Dra-dra-dragon…” Fue el susurro que dio entre miedos el pequeño azulado y la seguridad de Dipper aumento pues ahora estaba un paso más cerca de su objetivo.-Interesante.- Susurro para si mismo.
Estaba por demás decir la razón por la cual se desesperaba con facilidad y de aquella forma termina castigando a ambos con una rabia certera. Hace poco había llegado a la academia, un día para ser exactos, envió a ambos seres a que le registraron y diesen una vuelta rápida en el castillo y sus alrededores en lo que el empacaba, más valía que ellos conocieran toda el área para que le sea más fácil moverse y ubicarse. Una vez estos le alcanzaron en su dormitorio, este tomo la lista de materias para observar mostrando cierta expresión fría. Todo era como lo sospechaba y eso indicaba que estaba cerca.
Después de descansar en primera hora del día se levantó para ir por ciertas cosas que necesitará, “Información” importante ver ciertos individuos, caminaba con una fría expresión y miraba con asco a todo aquel que tratase de acercarse. Dipper podría pretender ser social para muchas cosas pero en realidad no lo era y no veía el caso a fingir algo cuando es obvio que nunca descubrirán su plan.
“Y-ya es tar-tar-tarde” Escuchó aquella tímida y chillona voz en su mente y soltó un suspiro. Había pasado toda la mañana observando la arquitectura y sus puntos, que no se percató del pasar de las horas y sobre todo de que estaba cerca de empezar la primera clase a la que asistirá. Pudo haber enviado a alguno de los dos en su lugar, pero no lo aria pues ya tenía otros planes, cuales le daban la razón a llevar en aquella rara ocasión el primer tomo de los diarios de su tío. Tenía mucha curiosidad sobre aquella clase, después de todo le facilita el trabajo de muchas maneras de la cual nadie se podría imaginar, tenía mucha curiosidad de ver que era lo que la “Profesora” le enseñaría sobre las criaturas o las bestias que incluso vivían en Legacy.
“Vaya chico, al parecer no será una clase ordinaria dado a lo que el sitio da de pinta. Esa profesora tiene buen gusto, un lugar de aspecto dañado por el caos del tiempo, un lugar donde la sangre corría, ¿Se ve es divertida verdad? “exclamó el sarcástico Bill de aspecto amarillento mientras se escuchaban carcajadas salir, nadie escuchaba a ningún Bill a menos que estos quisieran que los escucharan, de otra forma preferían hablar de forma telepática don Dipper, para ahorrar molestias y explicaciones.
Ya habían llegado al sitio y Dipper escuchado aquellas palabras mientras caminaba por las secciones del extraño anfiteatro que tenía la academia bien escondida y a deducir por la apariencia que perturbaba a Dipper, ese lugar no había sido pisado en mucho tiempo. No pudo evitar mostrar una expresión de asco que no duró mucho, pues soltó un suspiro y entre lo más “Limpio” posible busca un lugar donde poder sentarse, comprobando que en efecto no se había equivocado el dorito amarillo, la clase no era en un aula común, era en un exterior interpretado como aula, dando razón a lo interesante que podría llegar a ser la profesora. “Bill, ve donde esta la profesora sin que esta te note. Obsérvala y recuerda cada objeto que tenía y me dices lo que aprendiste o ya sabias.” Expresó en sus pensamientos escuchando solo una carcajada que en el idioma del excéntrico triángulo era un sí, mientras el otro parecía querer hacer algo similar, pero no se atrevía solo con su tímido semblante se mantenía flotando, en espera de que Dipper que parecía estar tranquilo en aquella columna donde había decidido sentarse observaba el frente.
Observaba de forma inquisitiva a la profesora, era alta, de un cuerpo muy voluptuoso y terso, piel bronceada, de largos cabellos de tono rubio y unos ojos que aprecia eran de color ámbar, no estaba del todo seguro de aquel tono debido al atardecer que acechaba en el momento. No era tonto ella emanaba una gran presencia y no estaba del todo seguro de cuantas bestias podrían emanar una energía tan bestial, pero el tembloroso Bill que se escondía a sus espaldas logró susurrar algo que sacó una pequeña y invisible sonrisa en el joven “Dra-dra-dragon…” Fue el susurro que dio entre miedos el pequeño azulado y la seguridad de Dipper aumento pues ahora estaba un paso más cerca de su objetivo.-Interesante.- Susurro para si mismo.
Invitado- Invitado
Re: Criaturas Fantásticas Reload...[Cathiel, Sophia, Arcana, Neko]
-Arcana esto, arcana el otro...arcana corre!!!- un sonido poco usual retumbaba en el sitio, arcana corria lo mas rapido que podía de nuevo por los pasillos de la escuela en su forma favorita, si la forma canina, arcana estaba contenta dado que por fin despues de demasiado esperar podía tomar una clase, arcana se siente impaciente! Por ello arcana salio lo mas rapido que pudo de su lugar de reposo sin siquiera pasar por un desayuno, arcana se sentía un poco mal debido a que comió tanto la noche anterior que el estomago de racana dolia demasiado!, sin embargo arcana no permitirá que esto la detenga por lo que a su paso aceleraba cada vez más esperando los ruidos de su estomago se detuvieran, arcana tiene hambre pero arcana no desea le duela el estomago de nuevo.
Creando una segunda ocasión un caos a su paso la canina salió apresuradamente de su habitación, suele dormir por su costumbre en su forma canina del mismo modo se traslada en esta forma por los pasillos del colegio, tosca y despistada iba sembrando el caos a su paso, tirando alumnos y provocando que otros se tropezaran dado que en cierto modo luce adorable y nadie desea lastimarla, parece que es algo a lo que los alumnos deben acostumbrarse todas las mañanas, después de correr por un buen rato se detuvo de golpe moviendo su cola como loca y levantando las orejas.
“Arcana se frenó dado que arcana recordó algo de vital importancia...arcana no sabe donde es el sitio de la clase, arcana noa explorado todo el castillo asi que arcana desconoce a donde debe ir... “
La canina comenzó a curiosear y con una sonrisa reanudó su carrera por el colegio sin embargo se metia en todos los cuartos, en una de tantas un profesor daba su clase de forma común cuando se abrió la puerta y la canina entró corriendo a 4 patas causando expectación en todos, dio un par de vueltas en el salón y salió corriendo de la misma forma como entró -Y eso?- Comentó el profesor anonadado por el extraño acontecimiento, solo se acercó a la puerta con algunos alumnos y escucharon un grito en la clase de junto viendo como la canina salía del otro salon con un pedazo de carne en el hocico, resulta que el salon de cocina estaba junto a el del profesor y parecía que la canina repetiría la operacion en todas las aulas, ese dia definitivamente seria muy conocido el curioso perro naranja que recorre todas las aulas solo dios sabe buscando que.
“Arcana siempre resta llena de energía, arcana hallara el sitio...arcana tomo un bocadillo hace un momento, finalmente arcana vio una gran puerta de color negro al fondo de un largo pasillo, parecía pesada pero arcana no se dejará intimidar por lo que arcana acelero mas para poder abrir esa puerta, dentro la profesora y los alumnos oyeron un golpe y arvana entro dando un majestuoso salto de forma alegre, tras esto dio un par de vueltas en el sitio y comenzó a ladrar con alegría alrededor de la profesora del centro, !Lo encontró! Arcana lo encontró!!!!, arcana no dejo de correr llena de alegría en el sitio donde debía tomar su clase.
Invitado- Invitado
Re: Criaturas Fantásticas Reload...[Cathiel, Sophia, Arcana, Neko]
La temperatura del agua en la costa de la isla, a pesar de no ser especialmente fría en aquella época del año, varió en esa tarde su calor. Sophina flotaba despreocupada por la parte más externa del piélago oceánico, sin todavía sobresalir su naricita -en ese momento inútil- a la superfície, y disfrutando de los ténues rayos del sol a la vez de la leve subida en la temperatura.
Otro quizás se hubiera asustado, pues no debería ser normal dicho desnivel, pero la sirena sabía que, sencillamente, éste habría sido un día especialmente caluroso en tierra.
Suspiró, burbujas corriendo hacia arriba desde sus labios y branquias, mientras sus ojos permanecían cerrados y su cuerpo desnudo se mantenía en el mismo lugar, con sus extremidades faltas de todo tipo de actividad que denotase vida alguna en la muchacha.
Pensaba en la única humana que se había acercado alguna vez a ella -de forma totalmente involuntaria, pero eso era pez payaso de otra anémona-, luciendo largos cabellos azabache y una piel tersa y libre de escamas...
Sonrió, e inmediatamente volvió a su estado anterior al borrar dicha sonrisa, y abrió los ojos. ¿Qué día era hoy? ¿Y la hora? ¿Dónde había puesto ese reloj acuático?
Su cuerpo dio un vuelco, girándose y, ágilmente, dando un golpe con sus caderas para salir disparada hacia una dirección que, aunque pareciera al azar, estaba bien orientada a la costa. Sus piernas se mantenían pegadas en lo que su figura nadaba en mariposa, mas su torso siendo lo suficientemente fuerte como para mantener sus brazos echados hacia atrás, y cual torpedo casi no tardó ni medio minuto en salir a la arena de la playa.
- Hora, hora, hora... -Musitó Sophina, con su cabello suelto y pegado a su espalda y hombros escamosos, mientras caminaba a ritmo rápido sobre sus fuertísimas piernas en dirección a la pequeña cabaña que encontró meses antes a la vera del mar. Mientras buscaba con su mirada de oscuras escleras, decidió vestirse con un bañador deportivo de color aguamarina y, aún y cuando pensó en recogerse su empapado cabello, al encontrar su ansiado reloj tirado sobre el suelo de aquella choza... Sencillamente lo olvidó-. ¡Oh, gracias a Poseidón!
Se apresuró a tomarlo, atándoselo a duras penas alrededor de la muñeca -Tal y como Alice le enseñó-, y seguidamente revisando la pantalla: tal y como había sospechado, faltaban escasos minutos para que la clase donde la morena la había alistado empezase. Al ver aquello volvió a arrancar, recorriendo la arena cercana al rudimantario bungalow en busca del mapa que la profesora le había dibujado, encontrándolo finalmente minutos después bajo alguna que otra capa de sílice.
No tardó entonces en echar a correr, sus piernas demostrando todo su potencial tras una vida entera y largas generaciones de evolución bajo el agua, para así llevarla en cinco escasos minutos frente al acantilado sobre el que se cernía el lugar en el que se celebraría la clase.
Tragó saliva, nerviosa. No era la inmensa pared de piedra lo que la acobardaba, susodicha tardando poco en comenzar a ser escalada por las manos y pies membranosos de la sirena, sino el hecho de que aquella iba a ser la primera vez en la que la mujer viese a un... "profesor" en acción.
- Pffft!! -Sofocó una carcajada al recordar esa palabra, la cual casi la hizo resvalarse y caer a los pies del despeñadero, y siguió escalando hasta atrapar con las palmas de sus manos, veinte minutos después, el borde de la lisa y extensa cima. Se permitió jadear para recuperar el aliento, y seguidamente hizo fuerza con los brazos para alzar su cuerpo y clavar el filo del pavimento contra su abdómen, tardando todavía unos segundos en cargar con todo su peso y subir su rodilla para alzarse en pie.
Y ojalá se hubiera terminado su suplicio allí, cándida antes de que un súbito golpe de viento chocase contra su rostro, sus desacostumbrados ojos dándose de bruces con el polvo cortante que éste transportaba, y al llevarse las manos al rostro casi perdiendo su equilibrio para precipitarse hacia el vacío tras ella. Afortunadamente, fue previsora y su torso se inclinó hacia delante, manteniéndola a salvo mientras se quejaba lastimosamente frente a los que iban a ser sus compañeros, los cuales todavía permanecían inexistentes para ella.
Otro quizás se hubiera asustado, pues no debería ser normal dicho desnivel, pero la sirena sabía que, sencillamente, éste habría sido un día especialmente caluroso en tierra.
Suspiró, burbujas corriendo hacia arriba desde sus labios y branquias, mientras sus ojos permanecían cerrados y su cuerpo desnudo se mantenía en el mismo lugar, con sus extremidades faltas de todo tipo de actividad que denotase vida alguna en la muchacha.
Pensaba en la única humana que se había acercado alguna vez a ella -de forma totalmente involuntaria, pero eso era pez payaso de otra anémona-, luciendo largos cabellos azabache y una piel tersa y libre de escamas...
Sonrió, e inmediatamente volvió a su estado anterior al borrar dicha sonrisa, y abrió los ojos. ¿Qué día era hoy? ¿Y la hora? ¿Dónde había puesto ese reloj acuático?
Su cuerpo dio un vuelco, girándose y, ágilmente, dando un golpe con sus caderas para salir disparada hacia una dirección que, aunque pareciera al azar, estaba bien orientada a la costa. Sus piernas se mantenían pegadas en lo que su figura nadaba en mariposa, mas su torso siendo lo suficientemente fuerte como para mantener sus brazos echados hacia atrás, y cual torpedo casi no tardó ni medio minuto en salir a la arena de la playa.
- Hora, hora, hora... -Musitó Sophina, con su cabello suelto y pegado a su espalda y hombros escamosos, mientras caminaba a ritmo rápido sobre sus fuertísimas piernas en dirección a la pequeña cabaña que encontró meses antes a la vera del mar. Mientras buscaba con su mirada de oscuras escleras, decidió vestirse con un bañador deportivo de color aguamarina y, aún y cuando pensó en recogerse su empapado cabello, al encontrar su ansiado reloj tirado sobre el suelo de aquella choza... Sencillamente lo olvidó-. ¡Oh, gracias a Poseidón!
Se apresuró a tomarlo, atándoselo a duras penas alrededor de la muñeca -Tal y como Alice le enseñó-, y seguidamente revisando la pantalla: tal y como había sospechado, faltaban escasos minutos para que la clase donde la morena la había alistado empezase. Al ver aquello volvió a arrancar, recorriendo la arena cercana al rudimantario bungalow en busca del mapa que la profesora le había dibujado, encontrándolo finalmente minutos después bajo alguna que otra capa de sílice.
No tardó entonces en echar a correr, sus piernas demostrando todo su potencial tras una vida entera y largas generaciones de evolución bajo el agua, para así llevarla en cinco escasos minutos frente al acantilado sobre el que se cernía el lugar en el que se celebraría la clase.
Tragó saliva, nerviosa. No era la inmensa pared de piedra lo que la acobardaba, susodicha tardando poco en comenzar a ser escalada por las manos y pies membranosos de la sirena, sino el hecho de que aquella iba a ser la primera vez en la que la mujer viese a un... "profesor" en acción.
- Pffft!! -Sofocó una carcajada al recordar esa palabra, la cual casi la hizo resvalarse y caer a los pies del despeñadero, y siguió escalando hasta atrapar con las palmas de sus manos, veinte minutos después, el borde de la lisa y extensa cima. Se permitió jadear para recuperar el aliento, y seguidamente hizo fuerza con los brazos para alzar su cuerpo y clavar el filo del pavimento contra su abdómen, tardando todavía unos segundos en cargar con todo su peso y subir su rodilla para alzarse en pie.
Y ojalá se hubiera terminado su suplicio allí, cándida antes de que un súbito golpe de viento chocase contra su rostro, sus desacostumbrados ojos dándose de bruces con el polvo cortante que éste transportaba, y al llevarse las manos al rostro casi perdiendo su equilibrio para precipitarse hacia el vacío tras ella. Afortunadamente, fue previsora y su torso se inclinó hacia delante, manteniéndola a salvo mientras se quejaba lastimosamente frente a los que iban a ser sus compañeros, los cuales todavía permanecían inexistentes para ella.
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