Introducción a las criaturas mágicas. | Clase de Bestiario | 1° grado.

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El silencio invade el aula mientras un joven de cabellos plateados observa con suma tranquilidad un libro de color café y aspecto antiguo. Suelta un suspiro mientras cierra con repentina brusquedad dicho objeto para posteriormente posarlo sobre el escritorio al frente de las demás bancas. Fija su vista al frente mientras denota el aula vacía, las sillas solitarias le observan como fantasmas mientras este se limita a clavar su mirada en ellas. Cada una está perfectamente alineada una de la otra y divididas en tres perfectas filas que dejan un espacio suficiente para avanzar entre ellas. A su espalda se encuentra una pizarra de color verde, la cual, muestra un pulcro brillo producto de un borrar incansable. En los pasillos todo es silencio como es acostumbrado. El peliblanco observa las ventanas descubiertas y flanquea un poco ante el radiante sol que se encuentra resplandeciendo a las afueras. Entrecierra un poco los ojos en señal de protesta y posteriormente vuelve a su lectura. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Ni él lo sabe a ciencia cierta, solo espera que los alumnos lleguen los más pronto posible para acabar con aquella clase. Un nuevo pensamiento surca sus ideas mientras en su cabeza se pregunta cual será el tema de ese día. ¿Qué grado toca impartir ese día? Y mientras se concentra en intentar recordarlo se percata que nunca se molestó en prestar atención al horario de clases que previamente le fue entregado. Baja un poco la mirada hacia el borde de la mesa y en el encuentra un pequeño maletín en el que a penas y es posible que quepa algo. Lo abre con premura y lleva su mano hasta el mismo, pero en vez de detenerse en cuanto esta entra, deja extender todo su brazo dentro del maletín como si aquel objeto contuviera toda una isla a la que solo él puede acceder. Sus ojos muestran la molestia de no encontrar el objeto que tanto busca, y con ello, suelta un sonido gutural en señal de fastidio. Sus orbes carmesí se fijan dentro del maletín como si intentase localizarlo, más sus esfuerzos son en vano.

Mediante un suspiro cierra con firmeza el objeto y lo lleva nuevamente hasta debajo del escritorio, en donde lo resguarda con recelo. Observa de un lado a otro hasta encontrar el reloj que marca las horas acercándose al minutero que indicará el inicio de aquella clase. Más aún no se rinde, lleva su mano hasta muy cerca de su pecho y una vez ahí cierra los ojos como si intentase concentrarse. Respira hondo y se limita a observar su mente. Tras unos segundos vuelve a abrir los orbes y con un chasquido hace aparecer un fuego verdoso seguido por una hoja de papel un tanto arrugada y a la que le hacen falta varios bordes de las esquinas, marcas que semejan mucho a las de una mordida. Él no dice nada y con cuidado desdobla aquel trozo de pergamino el cual muestra un par de letras grabadas en el centro de la misma. Comienza a leer nuevamente tratando de recordar el día en el que se encuentra. Acentúa con la cabeza en señal de aprobación y vuelve a doblar el papel para posteriormente guardarlo en uno de los bolsillos de su vestimenta. Continúa sentado en su escritorio a la espera.

Al cabo de unos minutos unas campanadas suenan por lo largo y ancho de la escuela, pronto los pasillos se cubren por murmullos de voces alegres que deambulan de un lado a otro, se escuchan las voces de varios alumnos pasar y seguir de frente, otros tantos más se quedan estacionados a los costados de los largos corredores que adornan el castillo. Las dos puertas que conectan con la habitación se abren repentinamente y estudiantes alegres comienzan a adentrarse en el aula, más sus sonrisas son pausadas y por un momento borradas de sus rostros al ver al albino sentado en aquel sitio. Algunos se preguntarán si aquel es el profesor, otros tantos se cuestionan si en verdad les enseñará algo en esta ocasión. Otros más se limitan a observarlo sin percatarse de que eso pondría incómodo a cualquiera, más al vampiro no parece importarle, él simplemente se muestra sereno e inquietante, analizando cada detalle de los que en esta nueva ocasión serán sus víctimas alumnos. Ya pronto la clase comenzará y el profesor da unos minutos más para que el resto llegue y tome asiento antes de brindar sus primeras palabras.