Tentada por la oscuridad (Privado con Kurumi)

-Habían sido días difíciles llenos de alegrías y tristezas sin duda las rivalidades entre Merak y Legacy seguían a pesar de todo el esfuerzo que había puesto aún no había logrado  mucho, las rocas de los suicidios en el nombre llevaban marcada la desgracia acaso, no lo sabía no conocía nada de aquel lugar simplemente había llegado tras horas de camino, era un día soleado, aunque habían algunas nubes en el cielo,  que anunciaban la posibilidad de  ocultar tras ella los intensos rayos de sol.

Continuaba avanzando mientras a cada paso el aire se hacía más denso, era como si me costara respirar, sin embargo continué avanzando pues  bien podría deberse a la altura a la que se encontraba este lugar,  para ser sincera este podría considerarlo uno de los días desde que llegue a Legacy, mis ánimos no eran los mejores estaba triste, me sentía de alguna manera derrotada, entre más analizaba la situación, la solución se veía lejana y eso me dolía sabía que en el camino tendríamos muchas perdidas y era lo que menos deseaba.-

Bien creo que aquí será un buen lugar,para pensar mejor el camino a seguir, la manera para hacer que la paz se alcance con el menor costo posible -musitaba  mientras estaba sentada sobre una roca de las muchas que rodeaban el lugar, mientras el aire se hacía más intenso logrando alborotar algunos mechones plateados de mi cabello-

- Como la mayor parte del tiempo de mi larga existencia me encontraba regresando de una emocionante aventura a lado de una elfa bastante extraña, en fin era una criatura sin mucha importancia para mí, aunque pude obtener algo de información sobre ella.

Caminaba de manera tranquila meditando que la ventaja que Merak había obtenido sobre Legacy se diluía poco a poco, pero aún así  Berserker y yo seguíamos siendo rivales suficientes para ellos, aunque él también me preocupaba así que meditaba como llevar los planes en caso de quedar solo yo.

Aunque habían rumores de la llegada de dos personas a Merak, pero no había podido ver a ninguno aún, mientras avanzaba veía a una chica de cabellos plateados, sentada en una roca a unos metros de mi, su físico coincidía con lo que señalaban los rumores así que decidí avanzar y llegar hasta ella.-

¿Qué haces por aquí tan sola? este lugar puede ser peligroso -observaba a la joven que le parecía conocida, hasta recordar que era aquella mujer que tomo la clase con Uchiha, y me había ayudado a enfrentarlo en una clase inacabada- tú y yo ya nos habíamos visto, peleamos contra Uchiha aunque ahora luces distinta....-decía con intriga pues algo en ella había cambiado-

-Me había presentado en aquel lugar como tradicionalmente lo haría desde mi arribo a Merak con aquellas ropas negras que Puck alisto en aquel encuentro con Madara, como parte del supuesto robo de Puck, así que la temible pelinegra de Merak estaba frente a mí por fin después de meses de trabajo a lado de Gray, nuestra llegada a Merak se estaba concretando, pero era la primera vez que la veía frente a frente.

Por mi mente pasaban muchísimas emociones sobretodo tristeza y miedo, no era el mejor día para encontrarme al enemigo y mucho menos para demostrar el temor que ella me generaba no solo por quien era, sino por fallar en mi plan-.

Así señorita, sino mal recuerdo usted era Kurumi, mi nombre es Emilia y vine aquí a despejarme, he tenido días difíciles cosas en mi hogar me preocupan así que salí  a despejar mi mente.

Dígame ¿A qué se debe tu presencia aquí? este lugar tal como dices no parece el mejor para venir sola, así que imagino que algo importante ha hecho venir a este lugar poco agradable.

-Trataba de mirar con absoluta determinación a la chica ocultando de ella cualquier síntoma de debilidad o miedo que pudieran delatarme.

-Era notorio el cambio en aquella chica de cabellos platas, no era la misma que  conocí en la clase del ninja Uchiha. No tenía duda esa mujer había cambiado el brillo en sus ojos era distinto, su ropa, sus expresiones faciales y corporales denotaban tristeza y dolor; la descripción coincidía con el anunció de la joven que había llegado a Merak hacía unos días.

Debía de ser ella, aunque en la primera ocasión que la vi era un absoluto estorbo y según mis propias investigaciones y las de Berseker inidacaban que ella era enemiga, era extraño que se hubiera unido a Merak. Me  pregunto ¿Qué cambio en ella?.-

Pues he venido  a verificar lo de una leyenda y bueno resulto ser verdad y no sólo eso  descubrí que este es un lugar peligroso, me preguntaba si tu eres la nueva estudiante que llego a Merak.

He de ser sincera, si lo fueras estaría sorprendida y no sólo eso algo dudosa de la lealtad a Merak, pero de cualquier manera quiero saber si es verdad.

-Estaba pensando en hacer un vinculación con la semielfa, y mostrarle por si aún tenía dudas en su corazón que ser bondadosa era un camino equivocado-

La azabache había sido clara ella sabía ya de mi llegada a Merak, no podía negar nada tan solo debía limitarme a confirmar que sus sospechas eran ciertas. Pero sobretodo ganarme su confianza. ella debía creer que yo era una aliada de Merak.

La semielfa al escuchar las palabras de aquella temeraria chica se levanto, caminando erguida, con la mirada fija en la cara de la pelinegra, llevando mi diestra hacia un mechón de cabello que el aire había alborotado fijándolo con la flor negra que adornaba mis cabellos plateados.

Mis pasos eran firmes, mis gestos eran serios, no tenía el más mínimo deseo de sonreír, este encuentro se daba en un mal momento anímico para mí, me sentía desolada pero no había marcha atrás ...

--Al parecer hoy estas destinada a sorprenderte, pues soy  la nueva estudiante de Merak, mi nombre es Emilia y he llegado al internado porque deje de interesarme por Legacy.

Sé que es difícil de creer, pero las personas cambian, el dolor puede cambiar y el amor restaurar, pero aquí me tienes ahora, en la mismo bando que tú--.

Sin duda aquellas palabras pronunciada por la joven elfa me eran difíciles de creer, aunque su actitud  mostraba cierto cambio pero no me parecía suficiente para creer que ella había cambiado.

--¿Así que el dolor cambia? si la memoria no me falla tú lucías bastante alegre cuando te conocí, ¿Acaso algo te ocurrió en ese tiempo?-- por unos segundos guardaba silencio, pues sin duda lo que ella dijera no sería lo necesario para eliminar toda duda de mí.

--Sabes Emilia quisiera poder ver claramente lo que te ha hecho cambiar porque seré sincera no confío en ti, pero si podría hacerlo si conozco tu pasado, porque el mía tampoco ha sido sencillo. El tiempo que llevo de vida no lo puedo calcular, pero he visto que la maldad habita en toda criatura viviente, y sé que es un error creer que el amor puede restaurar lo que desde el inicio llegó dañado.--

Invocaba a mi ángel, en ese momento aparecía aquel reloj y mis mosquetes en mis manos mientras aquel vestido rojo, el vestido de Elohim me cubría, disparaba a la décima bala Yod, la cual me permitía ver el pasado del objetivo, siendo la elfa a la que escudriñaba cuidadosamente. Hecho esto disparaba la novena bala Tet conectando nuestras conciencias en una línea de tiempo diferente.

--Veamos Emilia cuanto tardas en hacer honor a tus palabras me mostrarás tu dolor y yo el mío, me dejarás ver  tu maldad y yo mi bondad--

No había podido evitar la acción de la pelinegra, en realidad no lo intente estaba paralizada frente a ella, sin poder actuar bajo ninguna circunstancia por varias razones, la principal era que debía ganarme su confianza si deseaba entrar a Merak y mantenerme viva.

¿Cuál sería el costo de mi decisión?¿Qué me mostrará Kurumi y qué verá ella de mi? no tenía idea del resultado pero al momento en el que  ella invoco a su ángel, pude sentir como si mi espíritu viajara en un vacío interminable.

Sensación que se detuvo de manera abrupta...y ahí estaba yo podía verme era extraño pero al parecer mi conciencia podía observarme en el pasado.

Estaba jugando en el bosque de Elior, era tan solo una niña, podía ver a  mi tía Fortuna y a Geuse jugando conmigo, lucíamos tan felices, pero yo sabía lo que iba a pasar, debía evitarlo.

Extendí mi mano en dirección a ellos --Tía Fortuna, Geuse deben salir de aquí, tienen que huir-- gritaba desesperada mientras veía mi yo de siete años correr feliz, aquellos gritos parecían no oírlos, la desesperación me invadía, la frustración, el miedo y el dolor emergían en mi pecho dominando mi ser.

--Escúchame Fortuna atacarán debes irte, ¡Vete!--grité o al menos eso sentía la escena corría normal, nada cambió. Pocos minutos después aparecieron Pandora y Regulus, destruyendo a su paso todo. Fortuna tomaba a la pequeña elfa entre sus brazos para huir mientras Geuse se quedaba a luchar.

Trataba de invocar mis poderes y salvarlos para mí observar  dicho suceso era una oportunidad para cambiar la historia. La realidad es que no podía hacerlo, sólo podía ver.

--Basta Kurumi no me hagas verlo, sino puedo hacer algo no quiero ver-- la visión me permitía observar con claridad lo que aquel día ocurrió Geuse peleaba para darnos tiempo de huir a mi tía y a mi, sin embargo, Fortuna estaba enamorada de él.  Geuse peleaba contra Regulus, la ventaja la tenía está último, Fortuna volvió para ayudarle y me dejó con otra persona.

--Geuse...Fortuna...¡NOOOOOOOO!--aún en aquel viaje que la azabache provoco podía sentir mi cuerpo estremecerse por el dolor, la pequeña Emilia corría por el bosque hasta ser alcanzada por Pandora.

--Kurumi...por favor para ya, ayudalos...¡Kurumi! dime ¿Qué debo hacer? necesito ayudarlos por favor-- podía sentir las lágrimas rodando por mi rostro, probablemente el llanto más amargo de mi vida, mi corazón yacía destrozado, perdido en el dolor.

--Para ya...--murmuré.

Ambas estabamos en un especie de trance, un viaje de conciencias en el tiempo, ello requería mucha energía usada por mí,  había decidido usarla porque quería demostrarle a aquella chica que estaba en el camino equivocado.

Antes de haber llegado con la semi-elfa me aseguré de dejar un par de clones resguardando el lugar, pues no quería ser interrumpida. Aquella conexión se tornó bastante sentimental algo que no imaginé aquella joven sonriente había sufrido más de lo que yo había pensado.

Sin embargo, no era algo que me importara mucho aunque sin duda me maravillo que aún después de un pasado trágico ella siguiera una vida buscando igualdad y mantener su bondad, no podía entender como su dolor no la había llevado a la oscuridad era absurdo, eso me hacía odiarla.

Miraba a su lado las escenas de su infancia aquella niña aterrorizada corriendo en el bosque, las personas que inútilmente trataron de protegerla, una mujer cegada por el amor que cambia su vida por un hombre, era una escena llena de tragedia, debilidad y cosas detestables.

El clamor de Emilia se oía a mi lado, era inútil ella no podía alterar el curso de la historia, tan sólo podía mirar. Sus suplicas eran inútiles esto era el inicio de un doloroso viaje, me acerqué a ella por la espalda puse mi diestra en sus hombros y mi rostro lo acerque a sus oídos para susurrar:

--Es inútil Emilia no puedes hacer nada, quisiera ayudarte pero no tengo ese poder, pero mira que tú fuiste la culpable de que tu tía y su amado mueran. Es una pena Emilia sigues siendo inútil, no merecías vivir, no tienes razones para hacerlo, pero disfruta pequeña elfa, no pierdas detalle, porque tu camino de dolor y culpa apenas inicia--

Me aleje de ella esbozando una sonrisa triunfal, pues mi objetivo inicial estaba cumplido llenarla de dolor, el mismo que la llevaría a la oscuridad, a asegurarme que esta convencida de ser de Merak y no una trampa urdida por ella...aquellas suplicas de su dulce voz ahogada en dolor estremecían mi ser, no puedo definir el sentimiento que me generaban, pero no pararía por nada.

¿ Qué era es dolor? llevé mi mano a mi pecho cayendo de rodillas al piso, no cubría mi rostro con las palmas de mis manos ahogando los gritos de dolor, las lágrimas no paraban. Lo que en esos momentos sentía era algo indescriptible con palabras, cada segundo era más y más agónico.

Pandora entraba en la escena, intentando manipularme, bueno a la pequeña Emilia, pero Fortuna la enfrenta, sin embargo Pandora crea una ilusión donde Geuse asesina a su amada.

--Ese es el momento, nooo...Kurumi detente, no quiero seguir-- dijé mientras descubría mi rostro, con mis ojos enrojecidos por el llanto, sabía lo que estaba por suceder, aquella explosión que me mantuvo congelada por más de cien años era inminente.


Y así llegó el momento en el que acabé en congelada, la imagen cambiaba, todo pasaba muy rápido como si imágenes a toda velocidad, más de un siglo transcurrió en aquella visión, Pack aparecía liberándome , por años vivimos en el bosque.

Hasta que un día llegué al castillo del marqués Roswaal, las imágenes transcurrían con rapidez, observé que de nuevo se detenían, no podía creer, parecía elegir los momentos más dolorosos.Había parado en un instante donde era discriminada por un grupo de personas, señalada, sobajada.

--¿Por qué me haces esto? no es necesario recordarme lo miserable que ha sido mi vida, estoy consciente de ello--musite mientras observé aquella sonrisa dibujada en la azabache. ¿Qué tenía planeado aquella mujer? sin duda la peor parte de mi vida, había sido pasada, pero mil veces prefería la muerte, que lo que me hizo revivir.

Aquel viaje siguió, una vez más se detuvo, la imagen...--es demasiado Kurumi, prefiero que me mates a que me hagas ver esto, no lo hagas,te lo ruego, sé lo que quieres hacer, detente ahora-- el momento que temía había llegado frente a mí estaba él...no quería revivir  un solo segundo de su recuerdo cubrí mis ojos, se oía la voz de ella...de mi del día que lo conocí.

--Galliard...-musité con la voz llorosa, descubrí mi rostro para contemplar, aquel joven que me enseño tanto y que por un tiempo llenó  mi vida de alegría con su amor, revivir esos momentos eran como puñales directos a mi corazón, sabía que jamás volvería a verlo, era pasado.

--Duele tanto, Galliard...- caminé hacia donde él estaba, pasé detrás de él, posando mi mano sobre su espalda, acaricié su cabello, su rostro, me puse en medio de ambos, toque su labios con mi índice... pero él no sentía nada ...esa mezcla de dolor ahora se había combinado con un cierto agrado al verlo de nuevo.

--Kurumi...no me hagas ver más, ya has acabado conmigo, no tengo nada más para dar, me rindo-- era presa del dolor, de un fantasma al que me aferro y jamás volverá, presa de lo que sabía que vería si esto no paraba, mi cuerpo estaba por no soportar más.

-  La semielfa estaba destrozada animicamente de eso no había duda, presenciar la muerte de su tía, si poder hacer algo, recordarle el rechazo que sufrió a lo largo de su vida.

Debo decir que su dolor me causo cierta lástima, pero era necesario, ella debía entender que el amor era un sentimiento que no servía de nada, solo traía dolor a los que creían que era la medicina que necesitaba el mundo.

Era increíble como aquel sujeto al que ella llamo Galliard le causaba tanto dolor ¿Quién era él? al parecer su enamorado, sin duda era eso aquellas lágrimas amargas frente a él, mientras el recuerdo era una escena feliz, me hacía entender que era un recuerdo de un amor acabado.

No sabía,  con seguridad  qué había pasado entre ello, pero por su reacción sabía que algo lo había terminando ¿La muerte tal vez, o quizás, un engaño, pero aún, podría haber terminado el amor? aunque claramente lo que fuera, la responsabilidad era del joven.

Aquel intento vano de caricia de la elfa provocó cierto sentimiento de dolor en mi, recordé aquella noche en la que Logan se fue, el dolor era algo agudo, acumulado en mi pecho.-

Pobre de ti, se ve que lo amabas mucho, es una pena que ya no estén juntos. Supongo que es tu destino Emilia, que todos te abandonen, ser rechazada, estar sola, eres un engendro que debió morir aquel día.

Dime una cosa, nunca te has preguntado ¿Por qué  has sufrido siempre? yo creo que el problema eres tú, una criatura que se aferra a la luz, cuando es oscuridad, alguien que intenta buscar amor desesperadamente y solo encuentra lástima disfrazada de amor, pero que tarde o temprano se descubre.- susurré en tu oído con una sonrisa llena de calma-

Emilia quiero matarte con dolor y eso haré, no importa cuanto supliques mataré ese corazón que intentas mantener con vida de manera absurda, debió morir hace mucho, es hora de que te des cuenta que tu lugar esta en la oscuridad. Tal vez aún no lo entiendas pero lo harás a como de lugar.

Las palabras de Kurumi desmoronaron mi interior, no podía con esa intensa carga, el dolor era indescriptible, las imagénes corrían aquellas noches de charla, de planes y consejos.

De un momento a otro estaba frente a él, el día en el que iba ir a la playa, sus manos recorriendo mi espalda, era solo un recuerdo, pero al contemplar era como si pudiera sentir una vez más sus manos en mi piel.

Ese sentimiento ponía erizó mi piel --que rareza si tan sólo soy espectadora de un recuerdo del pasado--pensé mientras de rodillas en el piso cubrí mi rostro, intentando inútilmente contener mis lágrimas, escuché con atención a Kurumi.

--¿Por qué no me matas ahora? no resisto más lo he perdido todo, has acabado con las razones que tenía para existir, me has mostrado que toda mi vida es un fracaso, mi propia existencia lo es, no pude mantener a mi lado a la persona que amo, mucho menos podré cumplir mis sueños--. Mencioné entre sollozos mientras los recuerdos continuaban, al duda de Kurumi se resolvería esa curiosidad por entender el por qué no estaba a lado de Galliard.

Era uno de sus viajes, aquel donde conoció a ella, la chica de la cual él se enamoró, en las lejanías y por error había llegado yo a esas tierras, y así el destino me permitió ver, que su corazón ya no lo compartía conmigo, pude sentir como ese día murió un parte de mí...solo me fui sin decir una palabra, porque lo amaba, y si él era feliz con ella, yo no tenía más que hacer en su vida.

Todo seguía aquel dolor había sido revivido, los recuerdos seguían las visiones de todas aquellas noches en las que lloraba aquel amargo amor, las peores madrugadas en las que nos reencontramos y yo fingía una sonrisa solo para que él pudiera seguir su felicidad, sin remordimientos.

Sin duda hay cosas que no se pueden ocultar por mucho tiempo, la verdad, el dolor, la mentira, el amor. Finalmente la ruptura definitiva llegó, el adiós entre nosotros, en es instante me puse de pie, sin importar las palabras de Kurumi, me dirigí hasta donde estaba él una vez más pase mi dedo índice sobre sus labios, hasta acercarme y robar un beso a aquella imagen, que no podría corresponder.

--Te odio Kurumi Tokisaki, tu oscuridad no tiene límites, matas todo lo que tocas, pero has ganado...me mataste--La despedida de Galliard y su exilio en una celda fueron el golpe final, intentaba mantener la calma, la esperanza de que este trago amargo pasaría.

--Dime ¿Cómo lidiar con todo el dolor de mi vida entera, padecido en minutos? ayúdame Pack...--musitó la semi elfa para desplomarse en el suelo, con las rodillas flexionadas y mis manos cubriendo mi rostro, aquellos gritos de dolor eran ahogados por los sollozos...estaba muerta en vida.