Leyendas inacabadas. (Kurumi)[Privado]

Tyrande había oído hablar de aquella roca, pero ni siquiera se había planteado el ir a verla, pero ese día se encontraba aburrida y descansada, todos los asuntos que tenía se habían pospuesto así que necesitaba hacer algo, por lo que decidió ir con paso tranquilo hasta aquella roca y verla por ella misma.

Sus pasos eran tranquilos y notaba el aire puro que entraba en sus pulmones, sonrió al sentir la humedad del ambiente, e incluso los pájaros cantaban con más alegría. Era un bonito día. Poco tardó en alcanzar la roca, y sintió la grandeza del mundo al mirar hacia el fondo, aun así algo le decía que debía tener cuidado con aquel lugar.

-Que extraño.-pronunció mientras sentía la energía del lugar.

Notó como en aquel sitio toda alegría desaparecía e incluso los cantos habían desaparecido a medida que ella subía, frunció el ceño y se sentó mientras pensaba en la situación.

-Hacía unas semanas había escuchado una leyenda acerca de un roca cerca de las isla de Rokkenjima, normalmente ignoraba toda clase de mitos pues últimamente estaba muy ocupada planeando el asalto a Legacy, sin embargo me decidí dejar mis ambiciones y desestresarme un rato.

El lugar era bastante fresco, se podía notar la humedad en el clima pues el lugar estaba rodeado por el mar, una suave y tibia brisa alborotaba mi  cabello azabache, el lugar tenia una gran energía, continuaba caminando, a unos metros de distancia delante de mí una extraña mujer, una elfa delgada, alta, me parecía familiar pero no recordaba con exactitud de dónde podría conocerla.

Decidía seguirla guardando cierta distancia con ella, para ver hacia donde se dirigía probablemente nuestro destino era mismo, así que eso hacía más interesante aquella leyenda-.

Bien, veamos a hacia donde vas...

Tyrande era curiosa por naturaleza, tanto por su instinto élfico como por la parte del dragón, simplemente con pequeños matices, su primera mitad lo que le llamaban eran las leyendas y su otra mitad era por si podía descubrir algún tipo de tesoro oculto, pero aun así le encantaba explorar. Para su desgracia o suerte, según lo mires, no conocía los lugares donde se encontraba y por ese motivo la llamaban mucho más, así que mientras se acercaba hacia el borde por su mente comenzaron a pasar miles de ideas.

Las detuvo para estar más pendiente de lo que estaba haciendo, pues no era el momento de estar cavilando cuando un mero traspiés podía ponerte en un buen aprieto. Observó desde donde se encontraba el fondo y frunció el ceño, había algún que otro hueso, pero sobre todo algo que brillaba, ladeó el rostro e iba a ponerse a descender cuando notó que algo se movía en la profundidad de ese abismo y se detuvo un momento.

-Que demonios...-murmuró mientras seguía observando, ni siquiera se había percatado de que alguien la vigilaba pues estaba más pendiente de lo que estaba viendo.-¿Será un animal?-Posiblemente era una criatura que se alimentaba de aquellos que se tiraban desde donde estaba.

Aun tardó un poco en decidirse, pero lo que fuese que hubiese allí abajo ya había desaparecido.

- Cada paso de aquella elfa, me intrigaba más, pues se notaba bastante interesada en el lugar, por mi mente pasaba la idea de encontrar alguna magia legendaria, quizás un tesoro, un espíritu para poseer, solo podía imaginar una gamma inmensa de de cosas maliciosas para usar a mi favor.

Mientras echaba a volar la imaginación, una parte de mí me decía que volviera en si y recordara que más bien solo podía ser una zona arqueológica, cuyo valor podía ser solo cultural, lo cual provocaba que tuviera que contener una carcajada, por ese gesto de ingenuidad que había mostrado.

Notaba que la extraña mujer se detenía en el borde de algo que parecía ser profundo, así que me escabullía entre algunos arbustos hasta quedar cerca de la fémina mirando o intentando mirar lo que ella observaba, sin embargo torpemente echaba mi pie hacia atrás pisando una rama, haciendo que está se rompiera, y se escuchara el sonido-

Maldición...-murmuré enojada por mi error, pues seguramente aquella chica oiría mi presencia-

Tyrande observaba el fondo con interés cuando en ese momento escuchó el crujido de una rama que se rompía, así que elevó la vista y clavó sus ojos en el lugar del que había provenido dicho ruido, podría haber sido un animal, pero un animal no masculla maldición y eso hizo que se levantase y cruzase sus brazos sin dejar de mirar.

-Sal ya de ahí.-soltó con voz firme.-¿No crees que es un poco infantil estar espiando?-soltó sin dejar de mirar.

Estaba a punto de decir algo más cuando un ruido en el fondo le hizo girar la cabeza de nuevo, era una especie de chasquido, algo que parecía provenir de una garganta cercenada, no sabía muy bien que sería, pero en el fondo se podía ver que algo se movía y empezaba a intrigarla más.

-Ya que me has estado siguiendo hasta aquí, creo que deberías ayudarme a averiguar qué demonios hay ahí abajo.-Le soltó sin mirar hacia la persona escondida.-Si no vas a ayudar lárgate.-No le gustaba que la espiasen y eso sacaba su lado más adusto.

-Al escuchar aquella rama romperse me ruborizaba de enojo, era una absoluta frustración el escuchar la voz de aquella elfa, que insinuaba que mi actitud era infantil y aún peor haberme delatado yo sola, era un error imperdonable.

Me ponía totalmente de pie para salir de entre los arbustos, sacudiendo mi ropa, llevando mi mano hacia mi azabache cabellera, acomodando el mechón que cubre mi ojo, para así dar unos pasos hacia la mujer que me sugiere  le ayude-.

Dejemos las cosas en claro, no es infantil mi conducta no podía mostrarme ya que puedes ser una enemiga, y a eso se le llama precaución, y por  último claro que te ayudare adoro los misterios, y es bastante evidente que tu destreza e inteligencia no son suficientes para este lugar.

Tsk... pero ahorremos el parloteo y mejor veamos que hay allá abajo, y bien ¿Tienes un plan?  -Decía con una sonrisa pícara y sádica en mi rostro pues no podía evitar desear romper a pedazos a su odiosa  mujer, pero a la vez quería conocerla y averiguar que secretos guardaba aquel lugar-

Tyrande ni siquiera hizo caso de la actitud de la chica que tenía a un lado, realmente estaba deseosa de poder descender y encontrar lo que fuese que ahí abajo hubiese. Notaba que estaba molesta con la forma en la que ella le había hablado pero aun así no se dejó amedrentar y menos cuando la trato como si fuese estúpida y torpe, ladeó el rostro y por fin se limitó a mirarla, pues hasta ese momento no lo había hecho.

-Espero que tu destreza y tu inteligencia sean tan grandes como tu boca, seguro que así no nos perderemos nada de nada.-le soltó con una media sonrisa mientras se aproximaba al borde.

Escrutó el fondo un rato y cuando descubrió cada uno de los salientes y lugares para sujetarse saltó. Su forma de descender era ágil y firme, apoyaba cada una de sus manos en el punto exacto para llegar al fondo en pocos segundos, cuando alcanzó su objetivo miró hacia arriba contenta de esa destreza y tras eso giró su vista hacia el lugar. El sitio era oscuro y se podía ver que era profundo, sintió bajo sus pies como algo crujía, frunció el ceño y miró, lo que observó era un montón de huesos casi destrozados y eso le hizo sentir un poco asqueada.

-Ten cuidado, hay muchos huesos por aquí.-soltó sin dejar de mirar hacia los huesos.

Optó por comenzar a caminar, sintiendo como si algo o alguien la estuviese siguiendo y sabía que no era la chica. Frunció de nuevo el ceño y miró con sus plateados ojos.

-Qué será eso…-comentó en un pequeño susurro.

Algo se movía en la oscuridad haciendo que todo fuese más terrible de lo que podría ser.

Si bien la actitud de aquella mujer fue hostil, pude observar que mi respuesta fue ignorada por ella dando prioridad a aquello que había sido detectado por ella.

Escuchaba con atención aquellas palabras proferidas por la elfa, mientras mi rostro serio, comenzaba a esbozar una sonrisa, mientras caminaba hasta donde te encontrabas, quedado al borde con la mirada hacia abajo, podía observar algunas ramificaciones que salían de las paredes del lugar.

--Muy bien veamos, que hay allá abajo-- decía mientras observaba a la elfa bajar de manera sencilla, ágil como era de esperarse en su especie, de manera fortuita daba un salto directo a aquel abismo, justo en por la orilla izquierda donde había detectado con anterioridad, sosteniéndome de ella para dar un ultimo impulso y caer al suelo.

--Esta oscuridad parece que nos traerá mucho entretenimiento, por cierto soy Kurumi ¿Cuál es tu nombre?-- increpaba a la elfa mientras caminaba evadiendo aquellos huesos que yacían en el piso, mientras mi andar era lento entre la penumbra del lugar.

A penas había dado una decena de pasos cuando me detenía pudiendo sentir una extraña presencia en el lugar ajena a mí, que parecía acecharnos, escuchaba el susurro de la chica.

--Al parecer no estamos solas, así que mantengámonos alerta-- murmuraba mientras observaba el lugar, cuya oscuridad parecía no tener fin-

Tyrande escuchó las palabras que la joven pronunciaba y fue en ese momento cuando sus ojos plateados se clavaron sobre ella, la miró, no, más bien la escrutó de tal forma que parecía que la estuviese viendo hasta los más profundo de su ser, la conocía, sabía que lo hacía, pero no conseguía recordar donde y mucho menos en que situación lo había hecho, aun así mostró una simple sonrisa.

-Soy Tyrande, y si creo que nos vamos a divertir.-soltó, no sabía si la diversión sería buena o mala, pero seguramente estaría asegurada con aquello que las acechaba.

Sobre ellas lucía un cielo azul y claro, el sol brillaba con fuerza, pero desgraciadamente no lograba alcanzar el lugar donde ellas se hallaban. Fue el sonido de algo arrastrándose lo que las alertó, pero parecía ser que estaba en todas partes o lo más posible que no fuese uno si no varios.

Tyrande observó las paredes por donde habían bajado y fue cuando sintió como el lugar parecía perder el aire, sus pulmones buscaban una bocanada con fuerza haciendo que boquease mientras fruncía el ceño y entonces los vio, las criaturas eran espeluznantes, haciendo que la joven elfa diese un pequeño paso atrás.

-Deberíamos salir de aquí.-soltó mientras intentaba respirar. Al parecer esos seres podían abarcar todo el aire del lugar y por ese motivo vivían en un sitio como ese, donde los cadáveres se acumulaban y de vez en cuando al parecer aparecía carne fresca.

Observó uno de las frentes de los gusanos y fue cuando la vio, la piedra que le había llamado la atención y por algún motivo debía hacerse con ella.

Observé con detenimiento a la elfa  la cual me escudriño de manera detallada y obvia, como si su intención fuera reconocerme, a diferencia de ella yo la recordaba, pero no me sentí ningún interés en decirle donde y cuando nos vimos.

--Un placer conocer tu nombre Tyrande-- comenté mientras mi rostro expresaba una sonrisa, con amabilidad, de pronto aquella actitud arrogante se había ido, haciendo gala de un comportamiento más afable sin hostilidad.

La luz que el sol irradiaba en la superficie no alcanzaba a iluminar el fondo del oscuro lugar donde estábamos, apenas era perceptible lo que se podía observar.

De un instante a otro el sonido de algo arrastrarse ocupo mi mente giré mi cabeza mirando a cada rincón sin poder distinguir algo que me diera una pista de lo que podía ser. Si mi oído no mentía se trataba de varias criaturas, pero aún no podía estar segura.

Al igual que Tyrande comencé a sentir una falta de aire, posé mis ojos en la misma dirección que ella para mi sorpresa el lugar estaba lleno de unas criaturas asquerosas, me causaban repulsión al instante.

Era claro que debíamos salir de aquel lugar tal como dijo Tyrande, sin embargo  al parecer nuestra presencia les había alertado, pues estos se agrupaban y movían hacia nosotras. Por un momento aquella elfa se quedo inmóvil mirando a uno de ellos, parecía que su prisa por irse se había ido.

¿Qué es lo que ocurría? ¿Acaso aquellas criaturas habían hipnotizado de alguna manera a Tyrande? sin duda no tenía idea de lo que pasaba, pero algo era seguro nos habíamos mentido en problemas.

Saqué mis mosquetes, apuntando hacia arriba con ellos disparé --Zafkiel yo te invoco-- pronuncié de manera determinada, mi cuerpo se revestía de un vestido rojo carmín con algunos detalles negros, era el vestido de Elohim, tras ello apuntando la octava hora de Zafkiel disparaba en diez ocasiones --Chet, Chet, Chet...-- pronuncie haciendo aparecer a diez Kurumis más, todas se dispersan de manera rápida por el lugar.

--Tyrande muévete debemos salir de aquí-- murmuré tocando con mi diestra tu hombro.

Tyrande se encontraba mirando fijamente aquella piedra, por algún motivo la llamaba, lo hacía de forma poco perceptible, pero lo hacía. Ni siquiera se percató de todo lo que Kurumi acababa de hacer, ni que había cambiado hasta su vestido, fue a caminar hacia la criatura justo en el mismo momento que ésta posó su mano sobre el hombro, giró la mirada y la clavó sobre ella. Sus ojos se habituaron rápidamente y bajaron la mirada hasta el vestido de la joven.

-Si…-soltó en un ligero murmullo mientras comenzaba a caminar hacia la salida más próxima, fue en ese momento cuando se quedó mirando hacia las kurumis y la recordó.-Veo que no has perdido las capacidades.-soltó con una suave carcajada.

Tyrande no era de las que guardaba rencor, al menos no a todos. Sonrió y empezó a correr, pero las criaturas eran rápidas y querían al parecer comer, comérselas a ellas. Sintió el rasgar de sus cuerpos contra el suelo, los crujidos de las piedras al romperse con sus cuerpos, suspiró y se detuvo un segundo mientras intentaba pensar como salir de ahí.

-Vaya problemon…-comentó mientras sacaba el arco para de esa manera comenzar a atacar, o acabarían muertas.-Empecemos acabando con estos bichos…-apuntó con el arco.

La flecha salió disparada y golpeó el cuerpo del ser, pero no se clavó sino que rebotó. Tyrande chasqueó la lengua y frunció el ceño mientras buscaba la forma de encontrar uno de los puntos débiles.

Por varios minutos Tyrande se había quedado inmóvil frente a una de las asquerosas criaturas, después de ese tiempo ella reaccionó, y miró lo que había hecho hasta entonces se dio cuenta que yo ya había dado inicio a un plan de escape. No solo eso por fin me reconoció.

--Así que por fin me recuerdas, es una placer verte de nuevo, aunque ahora en circunstancias diferentes, mis habilidades llevan demasiado en mí seguro jamás las perderé-- comenté sin quitar mi vista del frente donde estaban aquellas criaturas escuchaba a Tyrande quejarse de la situación, la vi sacar su arco y disparar de manera precisa a la criatura sin éxito alguno por el contrario éstas comenzaban a moverse.

--Bien Tyrande eres buena tiradora así que yo me encargaré de detener a las criaturas para que tu dispares y encuentres sus puntos debiles-- Saqué mis mosquetes al igual que el resto de mis clones invoque a Zafquiel una vez más.


--Zafquiel yo te invoco-- mencioné marcando la séptima hora, acción repetida por mis clones, disparando en 11 ocasiones Zayin la bala que encierra a los objetivos en una burbuja donde quedan pausados en el tiempo, dicho efecto dura no más de cinco minutos.

--Ahora Tyrande dispara con tu arco-- Dije tras comenzar a disparar con mis mosquetes a las criaturas...

Tyrande mostró una dulce sonrisa ante la respuesta de su compañera, pero no era momento de sonrisas sino de pelear. Se quedó un momento pensando cuando observó como ella empezaba a disparar muchas de las balas fallaron, pero alguna de ellas alcanzaron a soltar algunas escamas de la piel de esos gusanos, algo que Tyrande usaría para ganar esa batalla. Extendió el arco y empezó a lazar flechas, lo hizo de forma rápida, algunas de las flechas salieron disparadas y rebotaron pero otras de ellas se clavaron en los agujeros que las balas produjeron.

Se podía ver como caía la sangre por aquellos sitios donde las flechas se habían clavado, sintió dentro de la una alegría poco normal, por que de esa manera se despistó haciendo que uno de los gusanos la golpease con una de sus colas.

Sintió como el golpe le alcanzaba la espalda y le hacía volar unos cuantos metros haciendo que se golpease contra la pared contraria. El golpe la dejó sin aire al instante, se sentía mareada y creía que no podría ponerse en pie.

-Maldita sea…-murmuró entre suaves toses.-No sé como saldremos de esta…-comentó en voz baja.

Apoyó una de sus manos en la pared para intentar levantarse.

Aquella sonrisa mostrada por la elfa, la correspondí de manera forzada pues al final del día mi intención no era agradar, pues seguíamos siendo enemigas, pero no era momento para crear roces, debíamos pelear juntas.

Además de eso noté que ella había entendido mi plan, al parecer  los gusanos se detuvieron el el tiempo por unos minutos los suficientes para  que la elfa y arco lograrán traspasar a algunos. Sin embargo, eso no fue suficiente, la joven se distrajo siendo lanzada por los aires, a través de la cola de uno de los gusanos.

Un par de mis clones estaban cerca de ella y le ayudando a que la elfa se pusiera de pie, una de mis características físicas era mi habilidad física y rapidez, dos clones más  colocaron sus  palmas para que me apoyará en ellas y saltará sobre uno de los gusanos.

Logrando quedar sobre uno de ellos, disparé mis mosquetes en uno de sus ojos, mientras el resto dirigía sus disparos a la misteriosa piedra que resaltaba.

Con la voz apasible respondí -Si es necesario, llenaré el lugar con mis clones hasta que los gusanos no puedan moverse ni un milímetro más.