Tiempos remotos, viejas leyendas|| (Privado con Archer Negriya)

La noche iluminaba por igual a culpables e inocentes.

La ciudad de Yokohama era un área metropolitana muy fácil de custodiar. pensó Archer mientras observaba a través de los edificios, de cada callejón, de caza zona, con ayuda de su "Clarividencia", una habilidad otorgada normalmente a los servant de clase Archer. A la que pertenecía.

Saltaba a través de los edificios con gran agilidad, de techo en techo, mientras su cabello de plata desgarraba el firmamento en un haz rojo apenas visible en el cielo. La magnificencia de la ciudad iluminada le daba paz, cada cartel, cada luz, cada pareja que caminaba, cada familia que iba a través de las calles ajetreadas por el trafico, en cada plaza, oscuros jardines donde los amantes compartían dulcemente los secretos.

Esa era Yokohama.

Sin embargo, lo que de verdad le mantenía concentrado no era la exploración turística, sino que una invocación habría sucedido muy cerca, en las alcantarillas. Al llegar no encontró nada en un principio, pero aun así, empuño sus alfanjes chinas, adentrándose cada vez más profundo.

De entre la oscuridad...

En la oscuridad había poco que ver, avanzó lentamente, alerta, una presencia comenzó a hacerse más fuerte, miró a cada lado una y otra vez, pero no encontró nada. Solo cuando el olor se había vuelto demasiado fuerte, se dio cuenta de la presencia en su espalda. Ojos rojos, cabello dorado, como seda, piel pálida, el hombre que se posaba frente a él tenía un aire inhumano en su semblante.
Rió ante sus palabras.

---No me imagino que clase de rey debes ser para reinar en un alcantarillado.

Mostrando la misma sonrisa con ojos de Halcón que le daban aires cínicos, puso un pie al frente, totalmente
preparado ante todo lo que viniera.

▬ ¿Alcantarillado? Ya veo, así que fui llamado por un nuevo amo.

Respondió aquel rubio quien entonces permanecía parado de brazos cruzados, tan sólo miraba con detenimiento aquel cuerpo que le fue dado, muy similar al que portaba en la época en que estaba "vivo". Se distanció del moreno y miró por todo el lugar pero no encontró rastro de quien lo invocó, nuevamente tenía ese detestable sello en las muñecas que restringían por completo su poder, el azabache con su semblante de grandeza, caminó como si nada hubiera ocurrido y decidió acercarse a aquel sujeto.

▬ Y dime, ¿en qué época estamos? No, mejor lo descubriré por mi cuenta propia cuando salga de aquí. ¿Quién eres y porque te presentas sin invitación ante tu rey? Es algo descortés, deberías inclinarte cuando te hablo.

Por último miró fijamente a los ojos de su contrario, colocándose en un instante frente al moreno, habría por lo menos 30 centímetros de diferente en cuanto a sus alturas, además de que ambos tenían cuerpos corpulentos y mantenían ese aire sereno ante el peligro, como un asesino profesional tiene.

¿Acaso has venido a matarme? ¿Cierto?