Aparición. {Emilia}

- ... Saa, Konnusuke. La pauta de la misión es? -

No había pasado mucho antes de que una distorsión en el cielo arremolinara las nubes para que, por medio de un rayo, aquel hombre apareciese en un techo de alguna de las casas de aquel poblado.

Un hombre con el traje de un ronin, un libertario, con katana al cinto y un arma de fuego en la funda, seguido de un pequeño animalito parecido a un zorro. Un hombre con una sonrisa galante y una misión que le había traído a esta época. Un hombre de un pasado distante, renacido en un futuro igual de lejano. Mutsunokami Yoshiyuki, un hombre extraño que en realidad era un tsukumogami nacido de la espada del revolucionario Sakamoto Ryouma, había llegado a aquel mundo, con una misión muy importante. Aunque, varias cosas habían cambiado en este despliegue. Esta vez, él estaba solo.

Touken Danshi, un escuadrón especializado formado por un saniwa, forjando y reclutando diversas armas famosas y legendarias, imbuyéndolas con magia, despertando el alma de sus leyendas, y convirtiéndolas en tsukumogamis con forma humana, con el objetivo de derrotar a un enemigo sin precedentes, un enemigo cuyo dominio era el tiempo, y su objetivo, mutilar la civilización Nipona como es conocida, a punta de interferir en los hitos que marcaron su historia.

Y al parecer, en esta era, hay uno de esos hitos.

- Según el mensaje de nuestro señor... Un evento a gran escala se producirá a seis días desde aquí. Un asedio se producirá contra aquel castillo que se ve en el centro de aquella isla. -

La pata del peludo compañero que había llegado con él, se alzó hacia una isla con un edificio muy discordante con la estética de la ciudad de Yokohama. Se veía como algo más... Occidental. Un castillo occidental en toda norma, un elefante dentro de un salón. Eso definitivamente era anormal. Primero que todo. Pero no parecía obra de los Reformistas. Luego de todo, ellos velaban por el cierre de las puertas de Japón, sus métodos jamás incluirían el levantar un castillo completamente de piedra. De todas formas, era cosa que el hombre tenía que preguntarle a Konnosuke.

Konnosuke, el módulo informativo que el Saniwa había enviado como apoyo en la misión en solitario de Mutsunokami, en forma de un simpático y diligente animal con forma de zorro pequeño, sería su única ayuda a la hora de determinar la posición de cualquier anomalía. Las normas, eran sencillas. Tratar de no involucrarse demasiado en la era en la que el Touken Danshi era depositado. Acabar con las hordas programadas de los Reformistas, y proteger la historia. Aunque claramente, lo primero era algo que el hombre no iba a respetar. Razones? Sencillas, era demasiado aburrido actuar a solas.

- El castillo occidental ha sido levantado y usado para esconder fuerzas sobrenaturales que la comprensión humana castigaría y rechazaría de estar libres en el mundo. Y por ello, se ha vuelto un punto de inflexión, el destruir este sitio implicaría la liberación de fuerzas poderosas que podrían cambiar la historia. -
- ... Por lo que los Reformistas buscan aislar a Japón demostrando que este sitio es un riesgo mundial... Pero entonces, cual es el punto de estar acá de tan antes? Es un martirio, Konnosuke... -

El hombre rezongó con un aire divertido. No era precisamente un amante del trabajo. Pero si no había de otra, lo enfrentaría con ganas.

- El señor ha detectado arribo de fuerzas de los Reformistas durante toda esta semana. Pretenden acumular fuerzas y cortar externamente los canales de comunicación de la isla con el exterior. El objetivo es acabar con las Tropas Reformistas antes del día señalado e impedir que interfieran en el asedio. Esta misión es en solitario, pero los lugareños son un caso especial al ser en su mayoría seres sobrenaturales, por lo que es posible contar con su ayuda esta vez. -
- Oh. Eso ya me está gustando. -
- Y, Mutsunokami-san... Por favor, tómese el trabajo en serio. -
- Ya sé, ya sé... Esta es mi primera vez en solitario, y honestamente no me agrada la idea de tener al capitán gritoneándome por fracasar. -

El hombre recordó a aquel hombre de ropas rojas y cabello negro, aquel que era su serio rival y compañero, que era actualmente el mandamás de la División a la que pertenecía. Los volvería a ver? Eso era cosa de no fallar esta misión intensiva de seis días.

Por ahora, lo más lógico era hallar un sitio donde pernoctar, de preferencia en un piso alto, para poder vigilar el pueblo y desplegarse a la acción rápidamente desde ahí. Bajar de aquel techo y buscar alguna posada o algo. Al menos le habían llenado la billetera con lo necesario, así que no tenía necesidad de levantar sospechas por falta de yen.

Una misión interesante estaba por comenzar.
Era una lástima que sus compañeros se la fuesen a perder.

Aquel encuentro con la azabache, sin duda había sido un viaje al mismo infierno, posiblemente el dolor que ella me hizo sentir, nadie podría causarlo de nuevo, lo irónico es que ella no tuvo que hacer mucho esfuerzo para acabar conmigo. Me destruyó, sin darme un solo golpe, rompió mi corazón sin decir mentiras, esa mujer tan sólo me mostró mi pasado y el de ella.

Jamás había sentido tanto dolor, lo había vivido, pero nunca lo experimenté todo al mismo tiempo, ella también había sufrido mucho, podía comprender su soledad y odio, ahora tenía una perspectiva diferente sobre ella, pero eso mismo la hacía peligrosa, el hecho de que ella no conociera, lo que es tener un amigo o alguien cercano, la hacía letal.

El dolor que cargaba, no podría describirlo, mi pecho me dolía como si estuviera por caer al suelo por ese dolor tan agudo, las lágrimas no paraban y todas esas imágenes que ella me mostró seguían en mi cabeza, se guardaron en mi memoria celosamente, sin ánimo de olvidar, el dolor me consumía, la derrota era mi compañera.

¿Cómo le diría a Gray que había fallado? la infiltración a Merak no fue descubierta, pero mi sentir era uno...huir, correr. Por primera vez en mi vida me sentía cansada, sin esperanza, sólo quería desaparecer, dejar de ser un estorbo. Una pequeña parte de mí, indicaba lo contrario, gritaba, pedía y rogaba que no me diera por vencida, era una voz tan pequeña pero fuerte en poder, encendía una tenue llama de esperanza.

Salí de ese encuentro, con lágrimas en mis ojos, corría desesperada, hasta que llegué a las orillas de los vecindarios que estaban cercanos a la academia, hasta entra a un callejón, donde por fin me desplomé en el piso, juntando mis rodillas con mi rostro, sollozando sin parar, mi respiración se tornó agitada, parecía tener casi una crisis.

--Lia, debes animarte, sé que lo que hoy viste no es fácil de asimilar, sin embargo, debes entender que tú estas viva para cumplir muchos propósitos, las vidas que se pudieron perder por protegerte, debes  enaltecerlas, con tu ejemplo, piensa en lo que a ellos les gustaría verte hacer. ¿Crees que a ellos les gustaría verte derrotada o darse cuenta que sus sacrificios fueron en vano?- así repliqué, a la semi elfa que estaba envuelta en el dolor y me sentía responsable por no poder protegerla de Kurumi, pero no podía arriesgarme a que ella nos descubriera.

Las palabras de Pack eran ciertas, no podía negar la veracidad de las mismas, mucho menos podía no hacer caso a su consejo, si bien el dolor seguía clavado en mi pecho, ahora el deseo de salir a la luz y seguir trabajando a favor de Legacy había vuelto, la llama de la esperanza había vuelto a mí, ahora Kurumi no era un enemigo a derrotar, era un mujer para salvar del abismo y del dolor.

Yo mejor que nadie podía entender ese sentimiento, me puse de pie, sequé las lágrimas de mi rostro y comencé a caminar entre las calles, mientras lo hacía de entre mi cabello, Pack me indicó que alguien estaba cerca de nosotros.

--¿Quién eres?- cuestioné e mitad de calle a un hombre cuya ropa era ajena a la época, pero sin duda eso no era extraño en las inmedicaciones de Legacy, pero él podría ser un extranjero perdido o alguien que necesitará ayuda, así que me acerqué.

--¿Necesitas ayuda? no pareces ser de por aquí, me llamo Emilia- dije musité , esbozando una sonrisa en mi rostro, tratando de ser amable, para tal vez, así ganarme la confianza de ese joven azabache.

Por la hora Pack estaba por desaparecer gracias a su contrato, así que poco se desvaneció, para dejarme sola ante el joven pelinegro, parecía un buen hombre, me quedé tranquila a pesar de estar sola en se callejón, no  me pareció estar en peligro. Así que lo ideal era averiguar un poco más.

Escuché con atención la confusa presentación,  a veces ella era un poco distraída y se confundía fácilmente, pero en el tiempo que llevaba en Legacy había logrado cambiar bastante, ahora era menos ingenua y un poco más vivaz al conocer nuevas personas, después de todo los últimos meses habían sido muy difíciles, se vio obligada a cambiar, con todo lo que había pasado.

Al escuchar la presentación que había hecho el hombre de cabellos oscuros, acomode mi ropa, la sacudí un poco, pues aún traía vestigios de su visita a la roca de los suicidios, un poco de pasto y hierba cayeron al suelo, sequé  con mi diestra algunas lágrimas que habían quedado rodando por mi rostro. Una suave brisa soplé en ese momento, haciendo contraste con la calidez del clima en es momento, alborotando mis plateados cabellos, así que uno que otro mechón quedaron fuera de lugar,  haciendo caso omiso me dispuse a presentar.

Dando dos pasos hacia adelante para reducir la distancia entre nosotros, escuché la forma tan...tan familiar en la que el joven me habló, tomé un poco de aire --Mi nombre es Emilia, solo Emilia, soy una semi elfa, y el pequeño gato que ahora se ha ido se llama Pack- dije haciendo una breve reverencia, para después levantar mi rostro y extender mi mano derecha para así saludar a ambos.

No sabía, que más decir, solo se me ocurrió hacer algunas preguntas, pues sus ropas me parecían peculiares, así que eso me generó algunas dudas. --Y ¿De dónde vienen ustedes? no parecen ser de por aquí me llamo la atención que parecen extranjeros, espero que mi pregunta no les parezca inapropiada- Cuestioné para luego sentir algo de vergüenza, por mi intromisión en sus vidas, probablemente lucí muy invasiva al preguntar más sobre ellos, hecho que me ruborizó, así que mire a un costado para así desviar la atención que mi cara pudiera generar.

~Tal vez  necesiten ayuda para andar por aquí~ pensé por un momento, así que debería ofrecer mi ayuda --Saben si acaso necesitan una guía por estas tierras yo podría ayudarles o bien conseguir quien lo haga, o cualquier otra cosa que requieran yo con gusto intentaré ayudar- dije con un tono  suave, de manera cordial hacia ambos .

El hombre miró a su compañero Zorro, pero dado que la fuerza denominada "Pack" no parecía presentarse, Konnosuke se hacía el bonito, bostezaba y se hacía un limpio y místico ovillo de pelo en el suelo. Como si nunca lo hubiesen escuchado hablar o algo. Konnosuke, eso no va a funcionar esta vez. O quizá sí, todo parecía estar configurado para el diálogo exclusivo entre el samurai y la semi elfa.

Aunque ella parecía haber pasado limpiamente de la primera pregunta... Quizá no la había entendido, y eso estaba bien; Significaba que los Reformistas no estaban aquí. Aún.

- Ehhh... Ahh... Venimos de Tosa. Soy... Del museo de Sakamoto Ryouma. Si. Así que disculpa mi acento,  vengo del sur. -

Mutsunokami comenzó a levantar un perfecto acento de Tosa, el sitio donde fue forjado, bastante al sur del archipiélago japonés, aunque no tan al sur como Okinawa, eso ya era demasiado. De todos modos, aquello que había dicho no era mentira... En Tosa Mutsunokami fue forjado, y años después de la muerte del héroe del clan Sakamoto, en el museo memorial fue dejado... Hasta que varios años más adelante de esta realidad, el Saniwa le recogiese para despertarle como un youkai de los objetos... Pero eso ciertamente era historia para otra ocasión.

Al menos a él no le molestaba que le preguntaran de dónde venía. Luego de todo, él era un todo confianzas, el youkai de una espada olvidada, esperando ser vuelta a usar. El buscar amistades era prácticamente su forma de vida.

- Pues estás de suerte, onee-chan! Casualmente vamos a pasar una temporada por aquí, y nos vendría bien alguien que nos pudiese dar unas indicaciones sobre alguna posada, o un sitio dónde pasar la noche. Te importaría que te robemos un poco para ese fin? Luego de todo, una guía no nos vendría mal. -

Mutsunokami sonrió con agrado. Seguir a esta muchacha era un negocio de ganar y ganar. Ellos obtendrían información sobre la ciudad, posibles alojamientos y sobre todo del cómo aproximarse a la isla de la academia, y Emilia... Bueno, Emilia parecía tener mucho tiempo libre dispuesto a ser desperdiciado por una buena causa. Parecía el tipo de chica amigable y social, dispuesta a todo por ayudar a quién lo necesitara... Y eso prendaba bien a personas deseosas de servir, como Mutsunokami.

Quizá un poco demasiado.

La presencia de aquel zorro era algo que la semielfa había notado desde el inicio, pero no quería incomodarlo o asustarlo con su presencia, aunque en tantos pensamientos que ahogaba su cabeza, había olvidado dirigir un saludo al pequeño, que parecía intentar desaparecer de su presencia. De inmediato reaccione a mi omisión e intenté corregir mi descortesía.

--Espero verte pronto Konnosuke, disculpa me distraje y te he ignorado- dije con un tono de voz visiblemente avergonzada por lo que había hecho, regresé mi mirada al hombre que le acompañaba, parecía confiable, así que me relajé un poco atendiendo a sus palabras.

--Bueno yo soy extranjera, pero llevo una larga temporada por aquí, en realidad no conozco el lugar que mencionas, pero imagino que Tosa debe ser un lugar muy bello- comenté algo avergonzada por no conocer el lugar, pero sin duda me llenó de emoción tener un nuevo conocido y posible amigo que conociera otras tierras.

--¿Larga temporada? eso suena a que necesitarás un lugar para alojarte, te llevaré a la academia donde estudio, allá hay suficientes habitaciones, seguro podrás tener una, además es un lugar seguro, no me gustaría que algo o alguien pudiera lastimarte.- respondí pensando en todos los peligros que podría haber para alguien foráneo como él, de sólo imaginar mi piel se erizo.

--Sin duda puedo ser tu guía y también presentarte a más amigos para que puedas conocer la zona, en la academia estoy segura que encontrarás a muchas personas interesantes. Bueno dime ¿Qué necesitas además de posada?- cuestioné algo preocupada, tal vez el chico no había comido, debía ser amable, después de todo era un visitante, un posible defensor de legacy, era claro que podría ser un guerrero y que mejor que estuviera de mi lado. Así que debía conocerlo más y buscar que fuera mi apoyo.

- Te dije que no iba a funcionar. Bueno, no te lo dije, lo pensé. -

Mutsunokami sonrió a medio labio, pero no para la joven de lila vestir, sino para su compañero, tan campante tratando de hacerse el dormido. La muchacha ya lo había sentido, o eso es lo que daba a entender con sus palabras. De todas formas, Emilia no parecía querer profundizar más aquel tema, rápidamente se volcó a un nuevo tópico de charla. Más específicamente, de hablar sobre Tosa y sobre cómo ella no parecía captar de lo que él hablaba. Bueno, con aquella belleza natural tan pulcra, no debía ser de estas islas. Una forastera completamente. Alguien de más allá del mar, y con ello no se refería a la ribera coreana o la china. Europa, quizá? La desconocida América, tan interesante para él?

- Por supuesto que lo es! Es uno de los centros portuarios más grandes de japón. Y no sólo eso, la comida allá también es deliciosa. Deberías probar nuestro Wagyu si alguna vez vas por allá. -

El hombre asintió con energía, poniendo las manos en las caderas. Se notaba de la muchacha una disposición cierta a ayudar al ronin, y eso era un aspecto muy a agradecer. Lo único curioso, es que ella había pensado alojarlo directamente allí. En la Academia que era secretamente su objetivo. Mutsunokami intuyó que la muchacha lo hacía de buena fe y todo, pero quizá las cosas estaban avanzando demasiado rápido para él. De todas formas, el ofrecimiento de dejarle pernoctar en la Academia, era ideal, pero aún despertaba inquietudes. Luego de todo, ella no tenía forma de saber si era él un Merak, no? Y a pesar de que no lo era, ciertamente, ella no tenía forma de saber ello. El ofrecimiento era agradecido, pero hasta él notaba la falta de cautela.

O el exceso de bondad.

- ... D-De verdad no hay problema en que pernocte allá? Digo, es una institución, alguien tiene que estar rigiéndola, puede que meter a un completo extraño de la noche a la mañana, para que duerma y realice su día a día no sea... Muy del agrado de los mandamases. Si me entiendes, claro.  -

 Pero la joven Emilia no parecía hablar en la falacia. Había en ella, en su palabra, un calor especial. El calor de una persona que trascendía a la humanidad. Como youkai, él podía notarlo. En su aura angelical, en aquel desplante fresco e idílico... Había cierto orden místico. Quizá era una empleadora de la magia, o algo que va mucho más allá. Pero había algo en su naturaleza de Tsukumogami que resonaba con ella. Mística natural, hechicería pura.

Y ella parecía querer atraerlo, quizá para volverlo un soldado más de Legacy. Bueno, era cierto que al menos en esta semana debería acostumbrarse para defender Legacy de las reformas históricas. De ahí en adelante, el panorama se veía incierto. Quizá tendría que volver a la ciudadela... Eso no estaba en manos de él.

Tal como tampoco lo estaba aquel vergonzoso gruñido que se expandió desde su estómago por toda la calle, interrumpiendo sus pensamientos.

- Creo... Que estaría bien si paramos a comer, Emilia-han. -

La semi elfa de cabellos plateados, mantuvo su mirada fija en Mutsunokami, firme en su propuesta, ella no podía entender el por qué de la duda de su nuevo amigo, su forma de observar el mundo era casi como la de una niña, a pesar de todo lo que había vivido, su inocencia parecía intacta.

Cualquiera habría entendido a lo que el pelinegro se refería al decir que era raro llegar sin más a hospedarse en la academia, incluso él un hombre ajeno a todo lo que pasaba en los alrededores de Legacy, parecía más desconfiado que la misma Emilia.

Por si fuera poco, ella haría muestra de su ingenuidad, de forma mucho más descarada, incluso podría decirse que su andar por la vida, podía poner bajo riego la academia ¿Acaso ella era siempre así de ingenua? tal vez o quizás había algo que le hacía tomar esa clase de decisiones aparentemente riesgosas.

--Mutsunokami- diría mientras mis dedos índice y pulgar acariciaban mi mentón a manera de duda. --No creo que exista problema con que te hospedes en la academia, todo lo contrario, seguro el director estara encantado de recibirte, además no eres el primero a quien llevo. Hace unos días conocí a un chico  y ahora también vive en Legacy.- diría con absoluta confianza en su palabras, sabiendo que era verdad nadie había rechazado a Amakusa en Legacy.

--Bien, aunque ahora es un poco tarde, pero por aquí debe haber algún lugar donde podamos comer, o bien quizás podríamos ir a la academia y allá podría prepararte algo de comer y presentarte a los chicos. ¿Qué dices?. -

El hombre no pudo evitar arquear una ceja.

Para su experiencia de guerrero, la inegnuidad con la que se desenvolvía Emilia era irrisoria. Pero aún así, mantenía determinado encanto. Le había confirmado a él que nadie se molestaría con que durmiese dentro de las instalaciones de la Academia. Como si nada. Pese a que le había insinuado directamente la posibilidad de ser un miembro de Merak. A decir verdad, no lo era. Pero tampoco era un aliado de Legacy, sólo cambiaba de bando en orden a lo que el curso mismo de la historia necesitara. Y el curso de la historia le necesitaba de ese lado.

Pero la albina poseía algo, y era un aura de calma que despejaba dudas dondequiera que fuese. Mutsunokami lo advirtió de tal modo: La joven hablaba con verdad. O mejor dicho, con pureza. Una pureza como el agua fría que baja de la montaña agreste. Innegable. Incuestionable.

Tan absoluta que dudar de la albina era una proeza hercúlea, un muro infranqueable.

- ... Vale, vale. Iré contigo. Si lo que dices está bien, bien está. Además, no pareces mentir con esto de la autorización. Sería un gusto contar contigo! -

Bajando levemente la cabeza, el hombre resolvió en aceptar la propuesta de la dama de encantadores ropajes. Observó a Konnosuke, hecho un ovillo atrás. Estaba llevando bastante bien la farsa de ser un simple animal con un extraño patrón de pelaje, no despertaba sospechas ahí, dormitando de forma tan suave y complaciente. Era un simple zorro mascota, inofensivo -Aunque por lo general siempre lo era-, inocuo a lo que ocurría con el mundo y sus alrededores. Aunque quizá Emilia hubiese aceptado su condición de módulo informativo y estratégico venido del mismo futuro distante del cual él mismo era proveniente, la escaramuza ya había sido alzada de antemano, y desmantelarla en el acto, hubiese sido un hecho por lo demás sospechoso y digno de desconfianza.

- Creo que sería mejor si nos movemos a la academia. Se nos va a hacer de tarde, y por mucho que a mí me agrade, no es correcto que una señorita como usted ande por ahí a esa clase de horas, Emilia-han. Eh, Konnosuke! Hora de irnos! -

Razonando con verdad de tal forma, el hombre emitió un chiflido para su compañero, señal no verbal de que ya no debía quedarse dormitando -O haciendo el dormitar- y seguir a los dos jóvenes. El pequeño zorrito, levemente accedió, elevándose con lentitud, antes de sacudirse el polvo del pelaje y bostezar suavemente, antes de ponerse en sus cuatro patas y acercarse en silencio. Sonriente, Mutsunokami definió el reconocimiento interno de la Academia Legacy como su siguiente objetivo, acompañando a la joven Emilia en esta empresa.

Luego de todo, en esta misión, cada aliado sería valioso. Habría muchas cosas que enfrentar y muy poco personal de la Toudan. Y honestamente, esta no sería una labor que mirar en menos.

Él no se lo iba a permitir.