(Evento del mes - Noviembre) Barrera A

Quizá fuese un poco imprudente hacer uso de una de sus habilidades de manera tan apresurada, pero poco le importó, cuando había alguien importante para él en peligro, Kuro dejaba las estadísticas y la estrategia de lado, después de todo, su instinto, instinto que había guiado a todos sus antecesores hacia la victoria cuando se enfrentaron a un sin fin de riesgos en el pasado, se convertiría en su aliado principal en las situaciones en donde la desesperación actuara como titiritera en el campo de batalla, manipulando los hilos de las vidas y destino de todos aquellos que yacían en él.

Bastó con sentir una leve perturbación en la presencia de aquella semi-elfa que desde que sus miradas se cruzaron se había convertido en la persona tan importante para él, para tomar la decisión de participar de aquella misión a la cual originalmente no estaba destinado. ¿Habría represalias más tarde? Quizá, tampoco había mucho tiempo para pensar en ello, por lo que gracias a su habilidad de Teletransportación, heredada de su padre, bastó con tocar su frente con sus dedos índice y corazón para reaparecer en medio de aquel escenario caótigo, escenario que en una situación normal le habría enloquecido de los nervios, pero que al ver a Emilia bien, le haría enfocarse en lo que vino a hacer.



─ Que bueno que llegué a tiempo, no debí haberte dejado venir sola en primer lugar, debiste decirme sobre ésto. ─ Reclama sin mirarle directamente, dando un paso por delante de ella para colocarse en medio de sí y de los esqueletos de manera que al agitar de manera violenta su mano derecha mientras se concentraba, liberaría un potente corte horizontal con aquella enorme alabarda que se materializaba sobre éstas, manteniendo la mirada firme y al frente. ¿Qué efecto habría tenido su ataque?.

Como si aquel equipo fuese una representación de la voluntad de la mismísima desgracia, sus acciones generaban que las circunstancias que envolvían a éstos jóvenes Legacianos se hicieran cada vez más desfavorables, el joven Amakusa, quien pese a haberse sumergido de manera totalmente imprudente en las fauces del enemigo se mostraba totalmente enfocado, reflexionaba muy dentro de si.

* No veo ningún camino para que ésto termine muy bien para mi, ese sujeto afeminado de pelo violeta parece demasiado fuerte, tengo que estar atento a sus movimientos o podría partirme en dos.... *

Como si fuese una fortuita coincidencia, en el momento en el que observó la ofensiva de su contrincante contra su persona, éste se dispuso a trasladarse hacia la izquierda dando un firme paso, para eludir su ofensiva, y continuar con aquello que le traía ocupado.

* ¿¡Acaso con sólo mover su espada hizo eso!? rayos, ¡Casi me mata!, y ese otro tipo, y esa otra mujer, y estos malditos esqueletos..*

Su mente no podía prestar atención a todo lo que tenía alrededor, con su nivel actual, para hacerle frente a todo aquello tendría que tener un poder absurdo, o quizá no. Cuando los esqueletos se rodearon con aquella nueva armadura que otro de sus enemigos le puso, éste en lugar de avanzar en una ofensiva, retrocedió de un salto mientras extendía su mano derecha hacia los pies de aquellas putrefactas criaturas para así liberar un poco de su gélida energía, pues pensaba que si congelaba sus pies podría ganar algo de tiempo, pero también sabía que si se ponía a batallar contra aquella gran cantidad de enemigos no podría defender a Emilia, y tanto la decisión estaba tomada, como el riesgo asumido.

Debido a que no priorizó la ofensiva, pudo estar lo suficientemente atento como para interponer su cuerpo, y su alabarda sostenida por su mano izquierda ante la patada con la que uno de sus contrincantes pensó en sostener a Emilia, y recibiendo el impacto de lleno pese al bloqueo, rodeó el cuerpo de la Semi Elfa con su brazo derecho y salieron disparados los dos por el impacto que Kuro recibió de aquella patada, patada que partió su alabarda en dos quedándose él solamente con la parte del filo en aquella mano.

Al caer, dispuesto a impedir cualquier clase de daño sobre la mujer que amaba, acomodo su cuerpo para permitirle caer sobre el suyo, pero su estrategia aún no estaba completa, por lo que rápidamente le apartó, y poniéndose de rodillas tomo del interior de sus ropajes dos esferas, una blanca y una roja, y las arrojó dos metros hacia los zombies para luego, clavando su alabarda en el suelo, envolver el cuerpo de ambos en un campo de hielo esférico, el cual si bien no tendría mucha durabilidad, pues las habilidades del joven Amakusa no estaban para nada perfeccionadas, al menos podría darles un turno. Por lo que sin haber tiempo para desperdiciar, éste miró a Emilia y profirió.

─ ¿Estás bien? Lamento haber hecho eso, pero tenía que hacer cualquier cosa para sacarte de ahí, son demasiados y no tengo ni la mitad de sus poderes, discúlpame por no poder hacer más, pero te prometo por lo mucho que te amo, que no dejaré que nada malo te pase. ─

Tras aquellas palabras, sonríe, agregando de éste modo a sus dichos.

─ ¿Tienes alguna habilidad de Sanación? cuando éste campo se destruya, quiero que la uses inmediatamente sobre esos no muertos, confía en mi. Y si no la tienes, no te preocupes, ya pensaré en algo, haré tiempo, mientras sales de aquí por refuerzos más capacitados que yo. ─

Aquellas palabras serían las últimas que los labios de Kuro emitirían por el momento, mas ese silencio sería oportuno para poder escuchar como lejos de la esfera el característico sonido que emitían aquellas esferas al momento de cumplir su función, una de ellas empezó a liberar un espeso humo blanco que no solamente cubrió la zona donde estaba su defensa, sino que también envolvió por completo a los esqueletos y sus alrededores, generando una severa incomodidad ante la visión debido a las propiedades térmicas del elemento, por otro lado, la otra esfera estalló liberando un extraño humo verde de propiedades desconocidas que comenzaba a expandirse aun mas allá del blanco.