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(Evento del mes - Noviembre) Barrera C
3 participantes
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(Evento del mes - Noviembre) Barrera C
Barrera C - En las costas de Corea del Sur
Ya estaba decidido. Éste sería el momento en que la Academia Legacy no se iba a dejar aplastar por Merak, y como siempre, los hombres y mujeres del Internado harán lo posible para demostrarles que conquistarlos sería imposible. Una vez más comienza una larga guerra con dos bandos sumamente poderosos.
REGLAS PARA MERAK:
1) El rol se comienza en el muelle, y luego se desplazan a las barreras (A, B o C).
2) Mínimo de 12 líneas y máximo de 15 líneas.
3) Destruir los tres barcos de la Academia Legacy. (Cada barrera se destruye con 15 golpes o posts).
4) El personaje de Merak que reciba doce golpes morirá, y será revivido hasta el final del evento.
Narrador fantasma
Re: (Evento del mes - Noviembre) Barrera C
BANG!
La primera fisura de combate fue la que provocaría su revólver. Ni siquiera esperó a que el bote llegara a la orilla. El cual, por cierto, iba demasiado rápido como para detenerse de buena forma. Probablemente quedara incrustado en la arena, y sacarlo de ahí iba a ser un lío difícil de soportar.
Pero para Mutsunokami no era problema. Los premios son para los valientes, o es lo que se dice. La idea, desde un principio, había sido saltar.
- Esto va a ser un poco repentino, pero... -
Apenas y pudo observar a Mizore. Se dirigía a ella, pero tenía poco tiempo para accionar, y menos para reaccionar. El hombre guardó el revolver, con el cañón aún caliente por el disparo, en el cinto, y usó su mano derecha, para agarrar con fuerza a Mizore desde la cintura, y sostener su katana con la mano restante.
Helado. Su cuerpo estaba helado, como tenía que ser. Un aura gélida que casi le hace estornudar al varón. Pero como había sido dicho, no podían accionar, tenían que reaccionar. Y en tal instinto, el hombre saltó, llevándose a Mizore al cuerpo y saltando a la arena de la playa. No se iba a remitir lo suave que se sentía su cuerpo por sobre la ropa, ni el liso tacto de su cintura; no había tiempo para romanticismos con alguien que le estaba ayudando a cumplir su cometido.
- Rápido! Antes de que alguien más venga! Ataque! -
Mutsunokami soltó a Mizore en ese momento, y con la fuerza de un vendaval se adelantó, en un sprint feroz, y aplicó uno, dos cortes sobre la estructura, alzando la mano para liberar su revólver una vez más. Ya que podía usar la pistola y la espada con la gracilidad de brazos y piernas desnudos, no le costaba realizar ataques débiles, pero muy rápidos. Mientras pudiesen aprovechar el amparo del descuido de Merak, la barrera desde su lado caería en un santiamén. Eso, claramente, si lograba coordinarse bien con la yuki-onna.
[Por cuestiones de habilidad, Mutsunokami puede dañar la barrera dos veces en un turno.]
La primera fisura de combate fue la que provocaría su revólver. Ni siquiera esperó a que el bote llegara a la orilla. El cual, por cierto, iba demasiado rápido como para detenerse de buena forma. Probablemente quedara incrustado en la arena, y sacarlo de ahí iba a ser un lío difícil de soportar.
Pero para Mutsunokami no era problema. Los premios son para los valientes, o es lo que se dice. La idea, desde un principio, había sido saltar.
- Esto va a ser un poco repentino, pero... -
Apenas y pudo observar a Mizore. Se dirigía a ella, pero tenía poco tiempo para accionar, y menos para reaccionar. El hombre guardó el revolver, con el cañón aún caliente por el disparo, en el cinto, y usó su mano derecha, para agarrar con fuerza a Mizore desde la cintura, y sostener su katana con la mano restante.
Helado. Su cuerpo estaba helado, como tenía que ser. Un aura gélida que casi le hace estornudar al varón. Pero como había sido dicho, no podían accionar, tenían que reaccionar. Y en tal instinto, el hombre saltó, llevándose a Mizore al cuerpo y saltando a la arena de la playa. No se iba a remitir lo suave que se sentía su cuerpo por sobre la ropa, ni el liso tacto de su cintura; no había tiempo para romanticismos con alguien que le estaba ayudando a cumplir su cometido.
- Rápido! Antes de que alguien más venga! Ataque! -
Mutsunokami soltó a Mizore en ese momento, y con la fuerza de un vendaval se adelantó, en un sprint feroz, y aplicó uno, dos cortes sobre la estructura, alzando la mano para liberar su revólver una vez más. Ya que podía usar la pistola y la espada con la gracilidad de brazos y piernas desnudos, no le costaba realizar ataques débiles, pero muy rápidos. Mientras pudiesen aprovechar el amparo del descuido de Merak, la barrera desde su lado caería en un santiamén. Eso, claramente, si lograba coordinarse bien con la yuki-onna.
[Por cuestiones de habilidad, Mutsunokami puede dañar la barrera dos veces en un turno.]
Invitado- Invitado
Re: (Evento del mes - Noviembre) Barrera C
*Como era de esperarse en la barrera C había sido atacada por los legacianos la verla sin defensa, el hombre que atacó parecía ser un hábil estratega y un guerrero fuerte, pues en un para de movimientos logro dañar la columna como si de dos ataques se tratarán.
Sin embargo, estaba algo equivocado al creer que la barrera estaba sin protección, había caído en una trampa, justo de la fisura de la columna un extraño humo oscuro emergió.
¿Qué era lo que eso significa? ese humo poco a poco fue tomando una consistencia diferente, una forma una tanto humana, pero no del todo, era una extraña mezcla, como si del infierno hubiera salido, esa forma quedó frente a frente ante los dos legacianos.*
Argarok mi nombre es ese, soy el devorador, aquel que con su oscuridad lo cubre todo, el ser cuya armadura ha quebrado las más famosas espadas, el fuego que derrite glaciares y hoy seré su oponente.
Donde debía tener sus manos Aspros poseía un par hojas semjantes a una guadaña, capaces de cortar por la mitad a cualquier humano aún con armadura.
|| REGLAS:
1) 6 post para derrotar
2) si para el tercer post no le han hecho daño de un 50% su vida bajará a la mitad
3) Buena suerte
Sin embargo, estaba algo equivocado al creer que la barrera estaba sin protección, había caído en una trampa, justo de la fisura de la columna un extraño humo oscuro emergió.
¿Qué era lo que eso significa? ese humo poco a poco fue tomando una consistencia diferente, una forma una tanto humana, pero no del todo, era una extraña mezcla, como si del infierno hubiera salido, esa forma quedó frente a frente ante los dos legacianos.*
Argarok mi nombre es ese, soy el devorador, aquel que con su oscuridad lo cubre todo, el ser cuya armadura ha quebrado las más famosas espadas, el fuego que derrite glaciares y hoy seré su oponente.
Donde debía tener sus manos Aspros poseía un par hojas semjantes a una guadaña, capaces de cortar por la mitad a cualquier humano aún con armadura.
|| REGLAS:
1) 6 post para derrotar
2) si para el tercer post no le han hecho daño de un 50% su vida bajará a la mitad
3) Buena suerte
Cuentacuentos
Re: (Evento del mes - Noviembre) Barrera C
EL CAMINO AL MUELLE ESTÁ DESPEJADO.
SI LOS LEGACIANOS LE ASESTAN 15 GOLPES (TURNOS)
GANARÁN EN ESTA BATALLA CONTRA MERAK.
SI LOS LEGACIANOS LE ASESTAN 15 GOLPES (TURNOS)
GANARÁN EN ESTA BATALLA CONTRA MERAK.
Narrador fantasma
Re: (Evento del mes - Noviembre) Barrera C
Charlotte estaba sin su traje, y cojeando, con un hilo de sangre cayéndole sobre su frente. Ese maldito gusano sí que le había dado una buena paliza, pero por lo menos habría escapado a las mascotas de ese espectro. Venía a verificar a esta barrera si había alguien, un legaciano para acompañarlo hasta el muelle y atacar juntos. Precisamente, la rubia estaba de suerte y se topó a ese tipo castaño que a veces recorría la Academia.
Se tropezó en la arena y cayó de rodillas. Se reincorporó y las palabras no le salían - Vamos... vamos al muelle - tartamudeaba con el pecho a punto de salírsele. Su cuerpo le dolía muchísimo. Como si estuviera envuelta en alambre de púas y le hubieran golpeado bien fuerte en la cabeza.- Yo le sigo y me quedo a su retaguardia - y de pronto vio a un gigantesco ser. Tenían que irse de allí con rapidez o serían víctimas de aquella abominación.
Se tropezó en la arena y cayó de rodillas. Se reincorporó y las palabras no le salían - Vamos... vamos al muelle - tartamudeaba con el pecho a punto de salírsele. Su cuerpo le dolía muchísimo. Como si estuviera envuelta en alambre de púas y le hubieran golpeado bien fuerte en la cabeza.- Yo le sigo y me quedo a su retaguardia - y de pronto vio a un gigantesco ser. Tenían que irse de allí con rapidez o serían víctimas de aquella abominación.
Charlotte Dunois
Re: (Evento del mes - Noviembre) Barrera C
Hubiese deseado enormemente poder hacer caso a aquella ensangrentada y herida ane-san.
Pero teniendo a aquella cosa pisotéandolo, le era imposible.
Hace unos minutos, Mutsunokami había estado limpiamente atacando la barrera, esperando el "fuego de cobertura" de Mizore. Con sus estacas de hielo y los hábiles cortes del samurai, la destrucción de la barrera estaba asegurada. O eso es lo que él querría decir, porque la ayuda de la Yuki-onna jamás llegó.
Eso quizá no hubiese sido inconveniente de no ser porque de la nada, un monstruo enorme apareció.
Era de probablemente tres metros, incluso más. Un bogavante de cuchillas por brazos. Un bégimo siniestro de escamas más duras que el acero mismo. Su aspecto, feroz. Su fuerza, incalculable. Su nombre, Aspros. Más grande y más resistente que las Ootachi, el enemigo más fuerte que los Reformistas podían ofrecer.
Combatir a Aspros no fue tarea fácil. Su espada amenazaba con mellarse ante su imposible piel. Su revólver había hecho un daño más significativo en su hombro izquierdo, pero para alguien de la envergadura de Aspros, era como el aguijón de una abeja, prácticamente. No era un enemigo capaz de derrotarse solo.
Y sin embargo, lo que acudía a él, a tratar de salvarle cuando él, agotado, luchaba para no ser aplastado por el pie del ser infernal, era una muchacha francesa ensangrentada, en las últimas de su vida.
- Eres idiota? Sal de aquí! Yo puedo con esto... Mizore-han vendrá... Y todo estará bien. Ya lo... Verás... Voy a derrotar a esta cosa... -
El hombre, con algo de trabajo, logró hacer girar el cilindro de su arma de fuego. La disparó, y fue en ese momento, en el que la presión del pie aflojó al haber sido dañada desde la planta de los pies, en el que el guerrero comenzó a dar vueltas en la arena, para escapar del rango de ataque de aquel ser. Estaba cansado y golpeado, sentía cómo su cuerpo se quebraba lentamente. Pero si no derrotaba a Aspros, seguramente huiría, y le volverían a ver para el asalto al muelle. Y sería un peligro para la misión y para los Legacianos en general.
Y al tener una compañera ausente, y otra en tal mal estado que mejor empleada sería si la alejaran de tal lugar... El panorama no era realmente el más alentador de todos.
Pero teniendo a aquella cosa pisotéandolo, le era imposible.
Hace unos minutos, Mutsunokami había estado limpiamente atacando la barrera, esperando el "fuego de cobertura" de Mizore. Con sus estacas de hielo y los hábiles cortes del samurai, la destrucción de la barrera estaba asegurada. O eso es lo que él querría decir, porque la ayuda de la Yuki-onna jamás llegó.
Eso quizá no hubiese sido inconveniente de no ser porque de la nada, un monstruo enorme apareció.
Era de probablemente tres metros, incluso más. Un bogavante de cuchillas por brazos. Un bégimo siniestro de escamas más duras que el acero mismo. Su aspecto, feroz. Su fuerza, incalculable. Su nombre, Aspros. Más grande y más resistente que las Ootachi, el enemigo más fuerte que los Reformistas podían ofrecer.
Combatir a Aspros no fue tarea fácil. Su espada amenazaba con mellarse ante su imposible piel. Su revólver había hecho un daño más significativo en su hombro izquierdo, pero para alguien de la envergadura de Aspros, era como el aguijón de una abeja, prácticamente. No era un enemigo capaz de derrotarse solo.
Y sin embargo, lo que acudía a él, a tratar de salvarle cuando él, agotado, luchaba para no ser aplastado por el pie del ser infernal, era una muchacha francesa ensangrentada, en las últimas de su vida.
- Eres idiota? Sal de aquí! Yo puedo con esto... Mizore-han vendrá... Y todo estará bien. Ya lo... Verás... Voy a derrotar a esta cosa... -
El hombre, con algo de trabajo, logró hacer girar el cilindro de su arma de fuego. La disparó, y fue en ese momento, en el que la presión del pie aflojó al haber sido dañada desde la planta de los pies, en el que el guerrero comenzó a dar vueltas en la arena, para escapar del rango de ataque de aquel ser. Estaba cansado y golpeado, sentía cómo su cuerpo se quebraba lentamente. Pero si no derrotaba a Aspros, seguramente huiría, y le volverían a ver para el asalto al muelle. Y sería un peligro para la misión y para los Legacianos en general.
Y al tener una compañera ausente, y otra en tal mal estado que mejor empleada sería si la alejaran de tal lugar... El panorama no era realmente el más alentador de todos.
Invitado- Invitado
Re: (Evento del mes - Noviembre) Barrera C
Sí, efectivamente, era lo mejor que podía hacer. Dejarle este monstruo al espadachín y luego que se fuera. La rubia, con una mirada triste, y con el dolor cruzándole por sus nervios sintéticos, solo asiente con la cabeza y se aleja cojeando del lugar para ir a la Barrera B, y después llegar al Muelle de Merak. Escuchaba los atronadores ruidos del combate. Ese maldito gusano y también la espectro eran formidables y terribles enemigos.
Charlotte se desplaza a la Barrera B.
Charlotte se desplaza a la Barrera B.
Charlotte Dunois
Re: (Evento del mes - Noviembre) Barrera C
Los movimientos de Mutsunokami habían sido certeros, sus disparos fueron directos a mi cuerpo, no había intentado evadir en ningún momento, los impactos sobre mi piel podían oírse, como si las balas se estrellaran sobre metal, haciendo que las puntas de algunas de esas púas que rodeaban su cuerpo se quebrarán.
Buena jugada Mutsunokami, pero estas lejos de poder derrotarme *Inclinaría mi cuerpo y aquellas púas dispararían decenas de espinas en dirección del cuerpo del hombre que había osado atacar, las cuales tendrían un color oscuro y serían duras como el metal y de puntas afiladas, mientras poco a poc me elevaba en el aire esperando a ver el efecto de mi ataque para así poder embestirle en mi siguiente movimiento, siendo condescendiente con el hombre, debido a lo inferior que me parecía.
¿Acaso ese ataque sería suficiente para detenerlo? ....
Buena jugada Mutsunokami, pero estas lejos de poder derrotarme *Inclinaría mi cuerpo y aquellas púas dispararían decenas de espinas en dirección del cuerpo del hombre que había osado atacar, las cuales tendrían un color oscuro y serían duras como el metal y de puntas afiladas, mientras poco a poc me elevaba en el aire esperando a ver el efecto de mi ataque para así poder embestirle en mi siguiente movimiento, siendo condescendiente con el hombre, debido a lo inferior que me parecía.
¿Acaso ese ataque sería suficiente para detenerlo? ....
Cuentacuentos
Re: (Evento del mes - Noviembre) Barrera C
- Ni creas que te dejaré! -
Gritando, el hombre fue a por todas. Por suerte, Ane-san se había ido, entendiendo que poco podía hacer contra un enemigo tan monstruoso. Mutsunokami probablemente tampoco podría. Pero al menos estaba en mejores condiciones que quién había tratado de ayudarle. Al menos ya había huído, y él estaba contento con eso.
De momento, Mutsunokami entendió. No era factible deflectar aquellas lanzas con la mera fuerza de una espada. Era imposible. Literalmente eran más grandes que su propio cuerpo. Quedarse ahí a esperar a que llegaran era un suicidio. Evadirlas tampoco era una opción. Y encima, Aspros estaba comenzando a elevarse, y eso reducía la capacidad de su ataque contra él.
Sin embargo, había una forma de atacar, y esa forma la venía pensando de hace un tiempo. Pensando sobre el cómo poder llegar a su carne con una espada cualquiera. Y sí, había formas. Formas que se amparaban en el hecho de que Aspros tenía dos grandes debilidades: Ser enorme y ser pesado. Al ser enorme, su velocidad de reacción se reduce. Al ser pesado, la velocidad baja. Lo cual era perfecto para un guerrero que ponía sus cartas en la precisión más que en la fuerza bruta.
Dolió. Probablemente había forzado un músculo o dos. Acababa de ser aplastado, de eso no cabía duda. Pero debía quedarse en una posición. Precisamente, en apariencia, la más peligrosa de todas. Mutsunokami corrió hasta la sombra que lentamente estaba dejando Aspros en su lento y pesado flote. No llegaba, tendría que barrerse, deslizarse por el suelo hasta cubrirse en la sombra. Era riesgoso, si Aspros lo notaba de nuevo, podía simplemente aplastarlo y terminar con su vida usando el peso de su inmenso cuerpo. Pero Mutsunokami entendía que Aspros no era un ser con el que se luchara a medias. Debía arriesgarlo todo o retirarse para vivir otro día. Y Mutsnokami era alguien que hacía honor al hombre que le empuñó.
Retirarse no era una opción.
Luego de la barrida, el ronin saltó rápidamente y se agarró al talón de la criatura. Tenía que ser rápido, pese a lo poco decoroso que fuese aquel movimiento. Levantó el arma, y disparó. Ahí. Mismo. Donde. No cabe el sol. O bueno, no exactamente ahí. Mutsunokami era la espada de un samurai, y tal como uno, conocía las debilidades de las armaduras. Aspros podía ser muy resistente, pero su armadura no dejaba de ser una armadura común y corriente.
Y las armaduras debían permitir el movimiento. Talones, rodillas, la zona pélvica, bajo los hombros a la altura de las rodillas, en la cuellera de la clavícula. Los codos. Toda articulación era a su vez un punto débil que un guerrero experimentado podía aprovechar para atravesar armaduras sin esfuerzo, pero requería mucha precisión. Con la que él contaba. Y tampoco era que le faltara. Ahí es que entraba en juego lo grande que era Aspros. No sólo era lento. También sus puntos débiles eran más fáciles de apuntar.
Escalando hasta la rodilla derecha, el hombre ensarto su espada por el reverso. La carne era tierna y blanda, y un corte poderoso, tal como el que el hombre trataba de ejecutar...
- MUERE DE UNA VEZ! AAAAAAAAAHHHHHHHH!!!! -
... Eventualmente podría cortarla, arancarla de la pierna, y dejar que cayese al suelo con estrépito, lo cual podría usar el hombre como escudo humano para protegerse de las lanzas de hierro. Con la misma armadura de la cual Aspros estaba tan orgulloso.
Ensangrentado de pies a cabeza, Mutsunokami saltó del muslo derecho de Aspros y se sostuvo con fuerza del resto de pierna que había desprendido, sintiendo cómo los enormes pivotes empujaban la carne con furia contra el suelo, pero él no parecía sufrir mayores daños. Obviamente, él tampoco le había infringido a Aspros una herida fatal, pero por ahora tenía un escudo útil para evitar proyectiles por si el bégimo volvía a intentar algo semejante.
Y quizá tampoco volviese a subestimarlo a él.
Gritando, el hombre fue a por todas. Por suerte, Ane-san se había ido, entendiendo que poco podía hacer contra un enemigo tan monstruoso. Mutsunokami probablemente tampoco podría. Pero al menos estaba en mejores condiciones que quién había tratado de ayudarle. Al menos ya había huído, y él estaba contento con eso.
De momento, Mutsunokami entendió. No era factible deflectar aquellas lanzas con la mera fuerza de una espada. Era imposible. Literalmente eran más grandes que su propio cuerpo. Quedarse ahí a esperar a que llegaran era un suicidio. Evadirlas tampoco era una opción. Y encima, Aspros estaba comenzando a elevarse, y eso reducía la capacidad de su ataque contra él.
Sin embargo, había una forma de atacar, y esa forma la venía pensando de hace un tiempo. Pensando sobre el cómo poder llegar a su carne con una espada cualquiera. Y sí, había formas. Formas que se amparaban en el hecho de que Aspros tenía dos grandes debilidades: Ser enorme y ser pesado. Al ser enorme, su velocidad de reacción se reduce. Al ser pesado, la velocidad baja. Lo cual era perfecto para un guerrero que ponía sus cartas en la precisión más que en la fuerza bruta.
Dolió. Probablemente había forzado un músculo o dos. Acababa de ser aplastado, de eso no cabía duda. Pero debía quedarse en una posición. Precisamente, en apariencia, la más peligrosa de todas. Mutsunokami corrió hasta la sombra que lentamente estaba dejando Aspros en su lento y pesado flote. No llegaba, tendría que barrerse, deslizarse por el suelo hasta cubrirse en la sombra. Era riesgoso, si Aspros lo notaba de nuevo, podía simplemente aplastarlo y terminar con su vida usando el peso de su inmenso cuerpo. Pero Mutsunokami entendía que Aspros no era un ser con el que se luchara a medias. Debía arriesgarlo todo o retirarse para vivir otro día. Y Mutsnokami era alguien que hacía honor al hombre que le empuñó.
Retirarse no era una opción.
Luego de la barrida, el ronin saltó rápidamente y se agarró al talón de la criatura. Tenía que ser rápido, pese a lo poco decoroso que fuese aquel movimiento. Levantó el arma, y disparó. Ahí. Mismo. Donde. No cabe el sol. O bueno, no exactamente ahí. Mutsunokami era la espada de un samurai, y tal como uno, conocía las debilidades de las armaduras. Aspros podía ser muy resistente, pero su armadura no dejaba de ser una armadura común y corriente.
Y las armaduras debían permitir el movimiento. Talones, rodillas, la zona pélvica, bajo los hombros a la altura de las rodillas, en la cuellera de la clavícula. Los codos. Toda articulación era a su vez un punto débil que un guerrero experimentado podía aprovechar para atravesar armaduras sin esfuerzo, pero requería mucha precisión. Con la que él contaba. Y tampoco era que le faltara. Ahí es que entraba en juego lo grande que era Aspros. No sólo era lento. También sus puntos débiles eran más fáciles de apuntar.
Escalando hasta la rodilla derecha, el hombre ensarto su espada por el reverso. La carne era tierna y blanda, y un corte poderoso, tal como el que el hombre trataba de ejecutar...
- MUERE DE UNA VEZ! AAAAAAAAAHHHHHHHH!!!! -
... Eventualmente podría cortarla, arancarla de la pierna, y dejar que cayese al suelo con estrépito, lo cual podría usar el hombre como escudo humano para protegerse de las lanzas de hierro. Con la misma armadura de la cual Aspros estaba tan orgulloso.
Ensangrentado de pies a cabeza, Mutsunokami saltó del muslo derecho de Aspros y se sostuvo con fuerza del resto de pierna que había desprendido, sintiendo cómo los enormes pivotes empujaban la carne con furia contra el suelo, pero él no parecía sufrir mayores daños. Obviamente, él tampoco le había infringido a Aspros una herida fatal, pero por ahora tenía un escudo útil para evitar proyectiles por si el bégimo volvía a intentar algo semejante.
Y quizá tampoco volviese a subestimarlo a él.
Invitado- Invitado
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