(Evento del mes - Noviembre) Barrera B

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Barco A - - - - - - Barrera A

Barco B - - - - - - Barrera B - - - - - Muelle de Merak

Barco C - - - - - - Barrera C

Inhala el aire salado y frío de la costa. No hay nada más en su campo de visión que la gran barrera, la niebla, y su compañera. Quizá sea la poca visibilidad, piensa, pero siente que podría fallar en cualquier momento.

Por eso, cuando pone sus grandes botas sobre la arena, lo hace con más cuidado de lo normal, tanteando el terreno. La castaña vuelve a tomar aire, mientras se acerca a trote hacia el muro. Una expresión de terrorífica osadía se refleja en sus ojos chocolate.

Uraraka se agacha y pone los dedos sobre la arena. Procura alejarse de la rubia mientras el suelo debajo de la arena comienza a temblar y una gran grieta se abre, avanzando hacia la barrera. Ha estado practicando su nueva adquisición y no puede estar menos que feliz con ese resultado.

“¡Cederá, cueste lo que cueste!”, exclama para sí misma, mientras aprieta el puño. Unos segundos después, vuelve a repetir el proceso.

El hombre se acercó parsimonioso en su lancha. Le había tomado un poco el entender cómo debía manipularse el motor, pero a él siempre le habían interesado ese tipo de cosas. La tecnología, la maquinaria, eran cosas que siempre eran de su interés. Luego de todo, era la semblanza de su amo, el revolucionario progresista del clan Sakamoto, el que hacía que él fuese tan interesado en el progreso y las máquinas.

Y justo ante él se abría una visión maravillosa: Una especie de robot humanoide pilotado por una persona. Desde atrás sólo podía reconocer un cabello dorado recogido en cola, anudado por una pañoleta lila.

No le entraba a costar el reconocer a esa persona.

- Hey, ane-san! Tú de nuevo por aquí? No te hacía de las que pelean, eh! -

Con una sonrisa clara, el hombre abrió fuego contra la barrera. Como era de esperarse, su tiro no hizo demasiado. Desde luego, él no estaba hecho para destruir objetos contundentes. Él era un Samurai, y como tal, lo suyo era el combate individual, persona contra persona, luchar con valor blandiendo espada o ahorrándose problemas con tiros limpios de revolver. Quizá no sería muy útil ahora, pero cuando llegaran a la bahía, podría demostrar su verdadera especialidad.

Chapoteos. Había llegado a la bahía, pero no veía nada sobre algunos sujetos envueltos en un miasma negro, como esperaba. Sólo estaba él, la chica francesa, y otra joven que no conocía. Se supone que en el grupo eran cinco, pero los otros varones no parecían acudir aún.

- Ane-san, la chica del traje raro! Abrid una grieta. Apenas pueda, entraré. -

Mutsunokami entonces, guardó la Smith and Wesson en su funda, y liberó su katana, emblema de los Sakamoto. Y la empuñó con ambas manos. Era cosa de que golpearan la barrera lo suficiente. Una abertura por la cual entrar y comenzar a hacer lo que mejor sabe hacer. Luego de todo, las espadas son para herir personas.

REGLAS:
1) Son 5 guerreros esqueléticos.
2) Se les derrota cortándoles la cabeza.

Cinco rayos naranjas aparecieron del suelo. Cinco esqueletos con una ropa rasgada y temible aspecto. Unos dos portaban unos martillos, otros portaban arco y flechas, y el último portaba un escudo gigante. Uno se acercó a toda velocidad, y con el antebrazo golpeó el cuello de Uraraka; el que era espadachín se acercó rápidamente al hombre, y empezó a lanzar sus golpes rápidos. Los tres esqueletos que usaban los martillos se acercaron a la rubia y le empezaron a golpear sus extremidades inferiores. Esto no iba a ser tan fácil.

Llegando y a la distancia la Barrera grande, un poco imponente para ser sinceros, nada que pudiera asustarme en este momento, solo debía hacer mi trabajo junto a mis compañeros, -- Entonces, hago calentamiento y listo para atacar -- mientras hablaba solo me preparaba mentalmente para todo lo que llegase y estuviese. Luego de hacer calentamiento, algo innecesario para mi, pero nunca está de más, aparte de que estaba un poco nervioso; me preparé y corrí directamente hacia la barrera para atacar dando golpes fuertes -- AAAAAAAAAAAAH! -- Gritaba mientras corría directo y firme para hacer las estocadas con mi espada y ayudar a Charlotte y los demás.

Atacado con parte de mi fuerza decidí usar mis puños para hacer golpes rápidos al igual que patadas, haciendo lo que yo llamo "Kick-13", siendo una combinación entre puños y pies con estilo, -- Esto tardará un largo rato, mejor me apresuro más -- decía recogiendo aire para luego seguir, ya que dentro de mi sentía un poder a lo lejos, no sería nada más ni nada menos que el de Yuno Gasai, imaginarme quien podría ser ella me daba hasta un poco de escalofrío por el cuerpo

De pronto, rayos. Sí. Rayos irrumpieron desde el cielo, invocando unas especies de calacas. Mutsunokami nunca había visto algo semejante... Bueno, sí lo había hecho. Luego de todo, las Tantos, los más bajos rangos de los Reformistas, sus enemigos clásicos, eran una espina dorsal flotante con una cuchilla entre sus filosos colmillos. Y sus capitanes, las Wakizashi, eran  muy similares a seres arácnidos hechos de hueso, y un torso humano encadenado. Sí, eran similares en cierto punto, a las calacas que se mostraban ante ellos.

Pero eso no era lo importante. Las calacas eran simplemente almas torturadas, nada del otro mundo.

La cosa es que se habían presentado de la misma forma que los reformistas solían hacerlo. Eso, era lo peligroso.

- Espero que Konnosuke haya tomado nota de- HEY! Déjame terminar cuando hablo! -

Las cavilaciones internos hicieron que el hombre bajara la guardia. Un esqueleto se había acercado a él, el único que usaba una espada. Lanzando una serie de golpes. Irónico. Podía manejar tan fácilmente una espada tan pesada. Pero seguía siendo un esqueleto. Y como tal, su resistencia debía ser mínima. Sobre todo si su armadura apenas era una pobre armadura de anillos de hierro. Eso es bueno para parar las flechas...

BANG!

Pero las balas no.

Mutsunokami tuvo un tiempo arduo deteniendo los ataques del espadachín. Un corte transversal, otro horizontal, tratando de manejar todo con su mano derecha únicamente, bloqueando con habilidad los ataques de su enemigo. Quitándole terreno, avanzando lentamente con los pies. Era bello verlo. Tal como Mizore pudo comprobarlo aquella vez, la sincronización de sus movimientos con la espada era perfecta y se acoplaba sin fallas ante los movimientos de su enemigo. El abanicar su arma, era un espectáculo hermoso de ser visto. Sus movimientos no formaban parte de una disciplina, sino que de un arte.

Como si hubiese vivido toda su vida entrenando con la espada.
O, por el contrario, como si él y su arma, fuesen uno solo.

Tal y como el tipo de la gabardina roja que acababa de llegar. Con una ráfaga de ataques y disparos tan violenta que a pesar de que se podía observar cierto orden, no se entendía qué había hecho. Parecía haber llegado a atacar a la barrera directamente y pasar de los que ahí estaban.

De resto, volviendo al caso, el maestro de la espada sólo tuvo que esperar lo inevitable. Seguir atacando, doblar la barrera del enemigo, ganarle el juego de fuerzas, y cuando comenzó a sobrellevarlo, a ser él el que repartía más ataques, cuando era él el que terminó por romper la defensa ofensiva del esqueleto, y hacerlo retroceder de forma violenta...

... Donde Mutsunokami sacó su arma y le disparó al monstruo en la sien. Justo entre las cuencas de los ojos. Con un sonido tan atronador que el impacto resquebrajó el cráneo por completo, y tiró las piezas al suelo. Y con ello, el resto de la formación osea se vino abajo, sin vida útil.

- Perfecto! Uno menos. El siguiente es... -

El hombre realizó una carrera rápida antes de dar un salto, arrojarse al suelo y, con una barrida, patear las piernas del esqueleto que estaba atacando a la muchacha de curioso ropaje. Fue lo suficiente como para tumbarlo. Al parecer lo único que poseía la calaca, era un escudo enorme de un material oscuro que distaba de ser el hierro de las armaduras que cubrían su integridad. Posiblemente las balas no lo atravesaran, y costaría un poco atravesarlo a punta de espadazos. Sería mucho más efectivo destruirlo con fuerza pura... Y estaba más o menos seguro de que el único presente capaz de eso, sería Ane-san y su máquina enorme, pero ella ya estaba ocupada.

- Todo cubierto, chica del traje raro. Déjame este a mí. -

Por ahora, lo único que podía hacer Mutsunokami, era entretener al portador de escudo, y esperar que los demás pusiesen las piezas a su favor. O que ocurriese un milagro.

El joven héroe, se encontraba mirando a los esqueletos de forma sorprendida ya que hace, mucho que no veía algo de acción de esta forma, este se inclino un poco, al ver como todos estos comenzaron a tacar a su amigos, de los ojos del joven Deku salieron un par de lagrimas para de forma rápida, saltar contra la gran calavera del escudo, golpeando este mismo mientras este gritaba completamente furioso, Detroit smash 50% después de dar dicho golpe este tomo del escudo al mismo esqueletos y este saltar en menos de 1 segundo contra la barrera B, restregando a dicha calavera, para al final clavar el escudo en la sima de la barrera.

-Dante, y Chico de la katana y pistola nos encargaremos de defender a las chicas, Charlotte y Uraraka ataquen con todo, quedo claro , si esas cosas no mueren tírenlas al mar- se podía notar la emoción en la voz de Deku, aun que a la vez algo de rabia, por haberse congelado al momento de la acción, pero este llevaba tiempo sin ser un héroe o están en un combate real, o siquiera pelear real mente con toda sus fuerzas, el simplemente estaba feliz, ya que siempre fue entrenado para sobresalir en este tipo de situaciones, -Entre mas rápido acabemos mas, rápido comeremos pizza -

*Había llegado ligeramente tarde un pequeño grupo de sabandijas legacianas ya estaban en el lugar, sin duda criaturas peculiares, debía defender este lugar, los rumores decían que aquí se concentró la fuerza de dicha academia.

Aunque para mi eran bastante inferiores los de la academia, debía admitir que sus habilidades eran lo suficientemente problemáticas como para mantenerme ocupada un buen rato. Justo al centro de la barrera varios metros lejos de los atacantes un figura femenina aparecería, un vestido rojo, con detalles negros, dos coletas, un ojo misterioso resaltaría entre todo lo que ella era*.

Kurumi Tokisaki ha llegado, señoras y señores vamos a divertirnos a partir de ahora, hagamos más justa esta pelea, miren esos pobres esqueletos, están indefensos, jajaja * La joven azabache se reiría con singular confianza y con una sonrisa sádica en su rostro, tomaría sus mosquetes para invocar a su ángel*.
Zafkiel yo te invoco *Dije para marcar con mis mosquetes la octava hora, la cual sería con la bala Chet y así poder crear un ejercito de Kurumis dos por cada esqueleto, ese sería el número inicial de combatientes*

¡Chet, Chet, Chet, Chet......! * dije en 10 ocasiones para así dos Kurumis se dirijan con cada esqueleto, todas apuntaron sus armas a cada objetivo cada legaciano estaría siendo amenazado por mis clones, una última invocación a Zafkiel para poder manipular 10 clones más los cuales se convertirían en simple sombras que desaparecerían frente a todos.

Hecho esto algunas manos, saldrían del suelo, eran justamente los últimos clones, la inteción de esos sería sujetar a cada uno de los atacantes para que los otros clones y esqueletos pudieran atacar, mientras estaban inmóviles. así todas dispararon contra cada legaciano, algunos esqueletos podían haber caído no eran relevantes, a mí no podrían vencerme*

Morirán...

En el campo de batalla en frente de la Barrera B, era algo que nunca había experimentado antes, trabajar en equipo y esas cosas en particular; ese chico peliverde parece tener buena madera para líder, sin duda le seguiría a donde fuese, siempre y cuando haya pizza. Mientras peleábamos contra los esqueletos tuve sentí un poder acercarse, podría ser hostil al igual que amigo, aunque en cierta parte no quería ni saberlo, solo seguía en lo mio por el momento.

En media pelea se acercó ese poder, parecía ser fuerte y letal, por lo que decidí observar primero. Pude ver su poder, tenía buenos trucos, pero me interesó verle la cara, sería lo primero que necesitara, pero no era más ni menos que Kurumi, esta no sería fácil, -- ¡Hey tú! ¿quieres algo de diversión? -- traté de llamar la atención de ella para entrar en combate y debilitarla por lo mínimo que se pudiera hacer, -- Espero que ese traje no moleste, sería una pena desperdiciar algo así, no crees? -- pensaba mi táctica de pelea, aunque no tenía una exacta, prefería ir a todo de una... esto se pondrá bueno.

Los esfuerzos por haber partido tan firme escudo parecían inútiles por parte de Mutsunokami, el cual apenas podía jugar un necio movimiento de contención con su espada. La espada se presionaba contra el escudo de forma firme, pero fútil, apenas podía mellar la dura caparazón de material oscuro que conformaba el artilugio del enemigo.

Pero, sin embargo, un relámpago verde sucedió. Un niño. Sí, un niño llegó, con un grito poderoso, y con asombrosa potencia y un devastador puñetazo, se llevó a la calavera consigo, estampándola contra la barrera y haciéndola mil pedazos, las esquirlas del escudo incrustadas en la barrera, amenazando con destruirla.

Increíble. Un mocoso con tanta fuerza. Era digno de ser admirado. Mutsunokami jamás había visto nada igual. Ni contra las Ootachi de los Reformistas...

Ni mucho menos contra [Ellos.]

- Claro! Ane-san, siga atacando a la barrera, yo me encargo de... -

Pero en ese momento, todo se trastocó de muchas formas. Una muchacha apareció, de cabello negro y un traje con falda de vuelos negro y naranja. No le hubiese tomado importancia de no ser porque hizo tantos clones de sí misma en un segundo, que la figura se caló en la memoria por aburrida repetición. Eran demasiadas, simplemente. Y todas armadas con rifles, disparando con violencia. La barrera eventualmente se convirtió en un paredón de ejecuciones, un tiroteo sin final.

Pero por muchas que fuesen, eran sólo clones.

El problema que realmente angustiaba a Mutsunokami, era aquella torre de luz que se extendió detrás de él. Konnosuke le estaba pidiendo reagruparse, y no entendía por qué.

- Lo siento, chico verde. Espero poder volver con ustedes, aunque lo dudo. Hey, tipo Dante! Creo que era tu nombre. Tanomu zo! -

Encomendándole a Charlotte y a la chica del traje extraño al muchacho de la gabardina roja que respondía al nombre de Dante, cambió de rumbo y se planteó su próximo movimiento. Touken Danshi, Katsugeki! Se repitió a sí mismo -Se sentía perfecto poder gritarlo él en vez del capitán, mientras daba un salto y empujaba de una patada a un clon que trataba de dispararle mientras le enterraba la katana en el pecho, y abría un agujero en la frente del otro, de un solo tiro de su arma. Retirando su espada, el hombre dio vuelta y saltó con energía. Cayó en su lancha, y fue un rápido movimiento hacia el motor el que le permitió tirar la piola de arranque, y dar la vuelta.

Su misión era acudir al encuentro de su pequeño amigo, y descubrir lo que pasaba.

[ Mutsunokami regresa al Barco B. ]

El golpe de la calaca le había logrado desestabilizar, en un principio… Y luego, no había podido hacer nada más. Su mente había pasado de una máquina de ideas de combate a un papel en blanco. ¿Terror, nerviosismo? Sólo podía ver cómo sus compañeros hacían cuanto podían para luchar contra los esqueletos que amenazaban con distraerles de su misión. Estaba avergonzada por no actuar.

Por eso, cuando Kurumi se presentó frente a ellos, anunciándose con una sonrisa sádica y torcida bailando en su rostro aniñado, Uraraka atinó a fruncir el ceño. Regañándose a sí misma se dijo que incluso aunque tuviera que enfrentarse a todos esos clones… ¡definitivamente no se iba a quedar de brazos cruzados!
El suelo tembló ligeramente bajo sus pies, y para cuando sus ojos marrones se clavaron sobre éste, notó como una… ¡no!, dos manos escarbaban rápidamente, acercándose a su tobillo…

Dio varios pasos aceleradamente hacia atrás, atinando a alejarse, pero trastabillando ligeramente.

—¡No voy a permitir que eso pase! —dijo, armándose de valor. Tomó carrera y saltó las manos de los clones, sin detener el paso rápido, rodeada por el campo de fuerza que funcionaba en forma de burbuja. “Si soy lo suficientemente rápida,  hay posibilidades de que lo logre…”.

Alzó una mano cuando estuvo cerca, tocando al esqueleto más cercano. Inmediatamente comenzó a flotar, cada vez más alto, sin apenas poder moverse en el aire.  Uraraka rápidamente giró sobre sí misma, alejándose lo más pronto posible de los clones de Kurumi. Estaba segura de que atacarían en cuanto fuese posible.

REGLAS:
1) Son 12 guerreros esqueléticos.
2) Se les derrota cortándoles la cabeza.
3) Si no se les derrota en siete turnos para el día jueves, todos perderán la mitad de su vida.

Unos doce esqueletos aparecieron con una especie de sellos anaranjados. Unos tres tomaron por las espaldas a Dante, y otros a Izuku. Comenzaron a golpearlos fuertemente con sus escudos. Mientras tanto, a Charlotte y Uraraka les arrojaban una y otra vez una lluvia de flechas. Tenían que hacer algo pronto y al mismo tiempo derribar la barrera.

El joven héroe al ver como las calaveras lo habían rodeado y comenzaron someterlo para atacar, de forma consecutiva, tomando sus brazos y evitando que este mismo los moviera , coloco su pulgar sobre su dedo medio, para así generar algo de presión sobre este para al soltarlo con fuerza generar una enorme, ráfaga de aire que chocara contra el piso, y revotando hacia arriba generando que los esqueletos salieran volando, como una enorme cantidad de tierra y gran parte de las personas que se encontraban abajo se elevaran 3 metros sobre el aire .

-¡¡Funciono!! ahora prepárense para caer, Uraraka usa tu habilidad con los demás yo me encargare de limpiar un poco el campo. -

Este al estar volando, de forma inevitable hacia las flechas, y ya libre se preparo para dar un golpe en el aire, en dirección a las flechas, y a algunos esqueletos que se encontraban volando, este al dar dicho golpe genero una presión de aire, que evidente mente disperso las flechas, al lado contrario de donde estas venían,y dañando un poco a los esqueletos y la barrera, haciendo que unas flechas se clavaran en ellas, para que este se apoyara, en ellas para no caer de golpe en el piso.

Ahora el joven Deku, buscaba con la mirada a la chica que haba hecho esto, para al bajar poco a poco de la barrera, este tomar uno de los escudos de los esqueletos, mientras con algo de fuerza lo lanzaba, hacia la chica, que había atacado a sus compañeros, este al momento que el escudo comenzo a girar en dirección a ella, este volvió a saltar, generando un enorme rayo verde que iba a la misma velocidad que el escudo pero este rebotaba entre los esqueletos, uno a uno destruyendo sus cráneos, mientras se escuchaba la voz del héroe acercándose,

-!!Manchester Smash¡¡-