Olvidando penas (Astolfo + libre)

El peliazul con las manos en los bolsillos recorría las solitarias calles de casi a las afueras de Yokohama. A veces el bólido inaudible de los vehículos pasaban a lo lejos, haciendo un conjunto de luces amarillas, anaranjadas, en condimento con unos cuantos letreros llamativos en kanji y hiragana. Era Yokohama después de todo, Japón: la isla de las luces artificiales. Así pues, cubriéndose parcialmente sus manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero, Jellal se adentra en el bar.

El camarero bajó su cabeza en saludo, a lo que el joven correspondió, y pasó a sentarse ordenando un pequeño trago de cerveza, eso le haría sentirse mejor luego de su encuentro temido con algunos espectros a los cuales se enfrentó. Solo quería despejar esas tinieblas mentales que se apoderaban de él. Una tenue música de jazz, algo deprimente pero melodiosa, se hizo presente en ese lugar de humos y hombres solos llorando Dios-vaya-a-saber-qué cosa. Respiró hondo y suspiró, sacó una pequeña llave dorada de su chaqueta y la puso en la mesa.

No se había dado cuenta de forma inmediata, pero a su lado había alguien muy fuerte, alguien que emanaba una energía excepcionalmente poderosa. ¿Tal vez ella lo ayudaría? Sin más, el muchacho dejó la timidez y preguntó a esa persona — Disculpe, señorita... ¿Usted sabe algo de esta llave? — mostrándola, al tiempo que el camarero lleva un vaso de cerveza donde Jellal. Estaba triste y quería olvidar a un montón de personas. Quería inducirse amnesia. La llave podría hacerlo.