De cuando el ambiente es cambiante como una cascada (Jyugo)

Era una tarde soleada. De aquellas en las que te dan ganas de ir a nadar, o de al menos meterte en la tina de agua fría el resto del día. El astro rey iluminaba intensamente la zona del bosque en la que estratégicamente se habían ubicado el hada y el ángel, pues no había muchos árboles y el sol llegaba perfectamente al medio día.

No. No estaban buscando un ente oscuro, ni se habían perdido (de momento), ni habían escapado de algo o de alguien. Esta vez simplemente habían decidido salir de día de campo. Habían planeado este pícnic durante días, aguardando pacientemente el fin de semana, y finalmente hoy se habían decidido a efectuar su cometido.

Salieron temprano de la academia luego de haber empacado todo lo necesario, salvo la comida que irían a conseguir a la zona comercial de la isla. Pero una vez estuvieron preparados, Judai cargó la canasta y Lee se sentó al hombro del primero, quien con entusiasta actitud caminaba primero en dirección al bosque y luego a través de la espesura de este, hasta que finalmente halló un área despejada. Extendieron el mantel y colocaron al centro la canasta de madera que llevaba los emparedados, el jugo, la fruta, y demás alimentos que habían comprado para la ocasión.

El hada de cerúleos tonos se hallaba sentada al borde de la canasta, cruzada de piernas y comiendo a mordiscos una uva del tamaño de su cabeza. El ángel por su parte comía, lenta y tranquilamente, un emparedado de jamón. Sobre la estereotipada canasta de madera había una igualmente estereotipada botella. Solo que esta no era de vino, sino simple jugo de uva. Ninguno de los dos disfruta el alcohol, así que no fue difícil decidir mientras hacían las compras. De un momento a otro, luego de varios minutos de silencio, la criatura azulada fue la primera en tomar la palabra, dirigiéndose a su compañero.

- Kuri… ¿Por qué me has traído aquí? -

El ángel, algo extrañado, no hizo otra cosa que contestar de la única forma que le parecía lógica

- ¿No fuiste tú quien dijo que quería un día de campo? -

- No me refiero a eso… Es decir… Por qué elegiste un sitio tan… Tú sabes… ¿Romántico? –

El rostro de la feérica criatura estaba levemente ruborizado, y esta miraba nerviosa en otra dirección. Sin embargo, la respuesta del castaño sería muy diferente de cualquiera que esta se pudiera haber esperado.

- Bueno, a mí me parece también un buen lugar para pasar con buenos amigos -

Y sonrió de una forma cálida y amable, mirando a su familiar. Esta por su parte no hizo otra cosa que molestarse y cruzarse de brazos, mirando en otra dirección, todavía sonrojada

- Baka… -

El siervo de Dios no comprendió en lo absoluto. Incluso se acercó a preguntar

- ¿Acaso dije algo malo? -

Pero la respuesta de su compañera fue una. Fría, cortante, y una.

- Tú no. -

Este había tomado un crucero pero al parecer había sido totalmente engañado al subirse en este, a mitad de camino tuvo un pequeño enfrentamiento contra algunos del barco justo los que les habían tendido esa trampa para poder asesinarle y ganar su recompensa de dinero por capturarlo, este como única forma de tratar de escaparse se le ocurrió saltar del mismo y por suerte para él se encontraba una isla al lado de por donde pasaba y decidió quedarse por esos lares.

Pasaron varios días y ya se había acostumbrado al lugar, el clima, el tipo de comida y esas cosas hasta que en un momento en búsqueda de comida escucho la voz de unos chicos que al parecer estaban situado en la isla mencionada y decide de vez en cuando verlos desde las sombras tratando de no ser descubierto.

—La verdad cuidado tengo que tener ni pensaba que esto fuera un lugar de turistas. —

Al retirarse este se fue a casa a pensar algún tipo de plan para que aquellos no se acercaran a su casa ni le descubrieran. (PD: Era en el bosque la casa, justo en el centro.)

El ángel y el hada no hablaron en un buen rato. Comieron en silencio por algunos minutos, hasta que finalmente uno de los dos se animó a romper el frío silencio que se había formado entre ambos.

- Kuri... ¿Vinimos aquí a pasar un rato agradable, cierto? -

- Es verdad -

Respondió el chico, mostrando a su compañera una suave sonrisa, para luego acariciar sus cabellos tiernamente, con su dedo indice

- ¿Qué te parece si exploramos un poco? Tú sabes, por diversión -

- Uhmm... De acuerdo -

Aquella entonces, sonriendo,  alzó las alas y levantó vuelo, posándose al hombro de su amo, el cual poniéndose de pie y dejando las cosas sin mas ni menos, comenzó a caminar sin rumbo alguno hacia las profundidades del bosque

Este seguía pensando en la forma de enconder su hogar y a este también, así que tuvo la maravillosa idea de que con una de sus habilidades de sus cuchillas movio varios arboles con sumo cuidado y los puso alrededor de la casa, logrando que este no se viera por fuera, aunque no conto de que las escaleras de estas se quedaran visibles al igual que un poco que el techo de la casa. Este al terminar todo eso se puso a vigilar desde el techo.

— ¡Genial! todo esta cubierto, dudo que esos turistas descubran mi ubicación.—

Menciono en un tono de voz bajo mientras se reía un poco al igual. Escuchaba las hojas ser pisadas, y al escucharla supo ya que comenzaban a adentrarse al bosque.