El retorno de la ex dama blanca.

Tras haber asesinado a Gilgamesh, Emilia había desaparecido de los alrededores de Legacy. Su pacto con Pack se rompió cuando ella perdió su pureza, al recibir la marca de Jellal, en su rostro. A pesar de eso, Pack se mantenía cerca de la albina, como su fiel compañero, tenía la intención de cuidarla y ayudarla a recuperar su pureza. Probablemente la semielfa, no se daba cuenta, que su actuar, era guiado por una fuerza más allá de su propia comprensión; pero su leal espíritu guardián tenía la intensión de encontrar la manera de hacerla volver. Había instantes, en que podía percibir a la bondadosa Emilia, en el fondo de aquel oscuro cascarón que ahora era, desgarraba el corazón del felino, por ello la convenció de volver a Legacy.

-Lia,  he estado pensando, y creo que sería excelente idea volver a la academia ¿No te gustaría ver, lo que pasó después de tu hazaña?- lo cierto era, que Pack, estaba manipulando a Emilia, tenía la confianza que ahí él podría encontrar la ayuda necesaria para salvar a quien fuera " su ama". Sabía que apuntar al ahora orgullo de la oscura semi elfa, sería un buen inicio.

Emilia se quedó pensativa, mientras comía una manzana, se escuchó como daba una mordida, a la jugosa fruta, que incluso escurría a a través de la comisura de los finos labios de la albina, relamió los mismos, para entonces masticar varias veces y finalmente responder.- Me parece excelente idea, vayamos a ver el fruto de mi esfuerzo, es hora de cobrar a Legacy tanto trabajo que hice para ellos-.

Finalmente partieron de su ahora hogar, en busca de la academia, Emilia tenía la firme intención de volver y sacudir todo Legacy, hacerles saber que ella podía convertirse en su próxima líder, a estás alturas Kurumi, Lacus y cualquiera de aquellos miembros de Merak que conoció, le parecían simples caricaturas, ella habría de ser más astuta para ganar. ¿Quién podría desconfiar de la dulce albina? sabía que podría engañarlos a todos una y otra vez hasta obtener la gloria.

Tras horas de camino finalmente estaría frente a la academia, observó lo que por más de un año había sido su hogar. Emilia lucía casi igual de hermosa, con sus cabellos blancos, sus ojos lilas, su ropa blanca, pero esta vez había detalles distintos, su mirada parecía haberse endurecido, la flor blanca que adornaba su cabello, ahora era negra, y en su rostro llevaba una extraña marca rojiza. Además Pack, ahora viajaba materializado a su lado.

-Uh...Bien hemos llegado de nuevo, espero Legacy me reciba de nuevo- murmuró para sí mientras miraba con orgullo el panorama frente a ella.

Como todas las mañanas desde hacía unos días, había salido a correr alrededor de Yokohama, y una vez el sol estaba arriba, como alrededor de las 8 de la mañana, regresaba a tomar el desayuno en la cafetería del castillo, después tomaría un baño y saldría a practicar para controlar sus habilidades, o al menos ese era el plan que tenía, puesto que tras salir con su ropa deportiva, la cual constaba de un pants deportivo, un chal, unos guantes dispares y su cinturón con las dagas a la cintura, alcanzó a ver una figura desconocida en la entrada del castillo, fuera de la reja.

«Quizá necesite que alguien le abra la puerta, como yo hace un mes...»

Con ese pensamiento en la cabeza, trotó hasta llegar al portón, deteniéndose a escasos metros de este. La persona que había divisado desde lejos era una chica de cabello plateado, ojos violeta brillantes y una especie de gato flotante en miniatura al hombro. Era extraño, una especie de marca roja en su rostro hacia dispar la escena, y el que su ropa fuese blanca contrastaba demasiado con su adorno floral en la cabeza, siendo de color negro.
Intentando no ser grosero al quedarse observándola por demasiado tiempo, negó levemente con la cabeza y se acercó un poco más.

—Disculpa, ¿necesitas ayuda?— comenzó a abrir el portón —Por fuera es imposible abrirlo por lo que veo, o al menos yo no pude cuando llegué, así que pensé que podrías estar en esa misma situación—

Le sonrió levemente, como en disculpa por hablar demasiado sin darle mucho tiempo a responder.

—Adelante... Uh...—

Se le quedó viendo, no recordaba si le preguntó su nombre, pero por si acaso, lo hizo.

—Disculpame, no recuerdo haber escuchado tu nombre...— ladeó un poco la cabeza, con algo de curiosidad en su tono —el mío es Killian, ya sabes, como el pirata Británico—

Ese comentario final e innecesario se había vuelto más una rutina o un tic que algo que hiciese por referenciar.

Transcurrieron varios minutos desde su arribo a las puertas de Legacy, como de costumbre, los estudiantes parecían perdidos, la escuela seguía con la misma carencia de vigilancia. Recordó cuando buscó defender a costa de su vida, este lugar, movió su cabeza en señal desaprobación. No podía creer que después de tantas malas experiencias, Legacy siguiera igual.

-Uhh... hay cosas que nunca cambian- murmuró para si, mientras buscaba la manera de entrar al castillo, después de todo, no iba a delatarse deliberadamente, su llegada habría de ser sutil, silenciosa y de ser posible poco notoria. Para la buena suerte de Emilia, no había visto una sola cara conocida, eso le daba mayor anonimato, justo lo que necesitaba.

Fue sorprendida, por un joven, un rostro juvenil que no reconoció la semi elfa. Su ropa deportiva delataba, que venía probablemente de los alrededores de la academia, le hizo dudar si llevaba mucho tiempo observando. Emilia notó que la miraba con curiosidad, poco falto para que su pusiera nerviosa, sin embargo, sabía que no tenía razones para estarlo.

Sonrió con amabilidad y de manera sincera, decidió darle una oportunidad al joven que después de meses, la recibía.- Por supuesto, esta puerta, parece tener algún truco misterioso para abrirla- replicó, mientras se hacia a un lado, dando espacio a que la varón pudiera permitirle la entrada, y así retornar por completo a lo que alguna vez fue su hogar.

-Gracias, no había dicho mi nombre, me llamo Emilia- Respondió esbozando, una dulce sonrisa en sus labios. -Un placer Killian, curioso nombre ¿Tiene algún significado, más allá del pirata?- comentó mientras avanzaba al interior del castillo, el comentario del joven, había despertado el interés de la semi elfa. Por su parte Pack, guardaba silencio, tal como en su tiempo lo hacía, cuando tenía el contrato con Lia, limitado a observar el entorno, vigilar que ella no dañara y tampoco a ella la lastimaran.

- ¿Estás segura de que esta vez es verdad? -

- Te digo que es por aquí, Kuri ¿Por qué nunca confías en mí? -

La pequeña hada volaba rápidamente a través de la plaza, en dirección al portón de la entrada. Llevaba ya varias semanas entrenando su capacidad de detección del aura, aunque en realidad no estuviera dando muy buenos resultados. Fuera de encontrar a su amo con facilidad, la verdad es que a la cerúlea criatura se le complicaba identificar el aura de otros seres vivos. Sin embargo, era demasiado orgullosa para admitirlo, y afirmaba con certeza que percibía la presencia de una dragona sacerdotisa y su oscuro guardián cerca de la entrada.

Al escucharla, el ángel se sintió cuanto entusiasmado por encontrarse con su amiga, así que siguió a su familiar hasta donde ésta le guiaba. Pero cuando finalmente llegaron, el rostro de la feérica pigmea se tornó rojizo como metal ardiente debido a la vergüenza que sentía de tener que admitir que se había equivocado

- P-pero si eran un aura de oscuridad y una de luz… -

El castaño se no se limitó sino a soltar un suave suspiro y sentirse como un tonto por haberle creído nuevamente a su familiar. Se acomodó la chaqueta roja de piel que llevaba puesta y le dedicó una cálida sonrisa a su compañera, la cual aún apenada se posó sobre el hombro de su amo.

- Tranquila. Vamos a saludar, ¿Vale? Nunca había visto a esas personas antes, con algo de suerte serán nuevos -

Aquella entonces asintió de forma tímida y se quedó ahí en el hombro del ángel, agitando las alas suavemente mientras este último dirigió palabra con un tono amable y gustoso (aunque de forma completamente impertinente) a las dos personas y el espíritu que ahí se hallaban y que lucían con apariencia de que recién estaban entrando a la academia, a la vez que se iba acercando a ellos.

- ¡Buenas! Bienvenidos sean a la academia Legacy. Nunca había tenido el placer de encontrarme con ustedes ¿de casualidad son nuevos por aquí? –

Y aún sonriendo el chico, saco de su bolsillo un pocky para acto seguido ponerlo entre sus labios como quien sostendría un cigarrillo o algo por el estilo, mientras la hada a su hombro saludaba con la palma.

«¿Acaso... Está comenzando una conversación? ¿conmigo?»

Sonrió con algo de sorpresa, mientras la seguía a un metro y medio de distancia entre sus hombros, por respeto más que nada.

—Me gustaría poder decir que si, pero no tuve la oportunidad de preguntarle a mis padres— metió sus manos a los bolsillos de su pantalón, mirando al cielo —Y supongo que nos quedaremos con la duda por siempre—

Comentó, levantando la mano derecha, quitándose su guante para mostrar las vendas negras con sigilos plata que emanaban magia élfica y antigua.

—Emilia es un lindo nombre—

Dijo al aire, mientras escuchaba un batir de alas bastante familiar.
Del cielo, bajó para pararse en su hombro un búho nevado con una especie de marca en el pecho en forma de estrella grisácea de cuatro puntas, no era muy grande, notándose que aún no era un adulto. Dicho animal se quedó viendo a la semi-elfo un momento.

—Ah, él es Lótus, un regalo de despedida de mi maestro— colocó su guante nuevamente, mientras Lótus caminaba por el borde de su ropa, pasando al hombro que daba en dirección a Emilia —¿Eh?—

Bufó, entre ofendido y desconcertado.

—Le agradas... A mi me tomó un año que no me odiase...—

Antes de poder continuar, una voz aparte apareció por uno de lmsus costados, haciéndolo voltear, sin embargo, el comentario de "Bienvenidos a Legacy" le molestó un poco.

—Ugh... Yo llevo un mes aquí...— un poco apenado y fastidiado, comentó —N-no es mi culpa que el castillo sea tan grande que me pierda a diario...—

Se cruzó de brazos, mirando al suelo.