Aventura en Chilpancingo (Con Jyugo y Zeldris)

No había pasado mucho desde que Legacy y Merak ahora eran del mismo bando, por algunas razones, la rivalidad entre ellos estaba desapareciendo.
Juvia, la maga de agua de cabellos azulados, ahora había hecho una que otra amistad con algunos de Merak; Jyugo y Zeldris.
Ya que se acercaba el cumpleaños de Jyugo, aprovecharon para hacer un viaje a Chilpancingo. Todos estaban muy emocionados, entre ellos el joven cumpleañero, Jyugo, era al que más le hacía ilusión ir.
Recordó la cara de felicidad del joven con heterocromía, sin duda estaba felíz, que mejor regalo que un viaje a ese sitio.
La peliazul empacó todo lo necesario en un bolso: ropa, algunas golosinas, una cámara fotográfica, una linterna (por si acaso), su pequeño peluche de Erik y su móvil.
Todo estaba listo ya, Zeldris había conseguido los pases de autobús que los llevarían al lugar.

Cuando su reloj marcó las 8:00 a.m. se dio prisa, cargó su bolso y fue directo al punto de encuentro, ahí estaba Jyugo, recargado en un árbol, parecía aburrido. ¿Tendrá mucho esperando?
Con una sonrisa se acercó e hizo un saludo con una de sus manos, captando la atención de éste.

— ¡¡Hola, Jyugo-san!! — dijo enérgica — Eh… ¿Zeldris-san aún no llega? Hmm esperemos que se de prisa, no podemos perder el autobús. — miró al frente esperando la aparición del otro joven. — Mire, Juvia ha traído una cámara, hagámonos muchas fotos en este viaje ¿Si? — exclamó con mucha emoción a la vez que le mostraba el pequeño aparato.

No aguantaba la felicidad que sentía, su primer viaje con amigos, o mejor dicho su primer viaje a otro lugar sin tener que ir a la cárcel, la emoción lo consumia, estaba imperativo, el día anterior no pudo dormir, toda actitud de un niño. Este estaba listo, cambiado y con sus maletas, y sin pensarlo dos veces se dirigió a la parada de autobús donde se encontrarian.

Al parecer habia llegado muuy temprano y ninguno habia llegado, pero al notar aquella voz de Juvia gritar su nombre sabia que ya habia llegado la hora de poder irnos, pero Zeldris no estaba.

—¡Juviaaaaa!! ¡AL FIN!—

Sus animos habian vuelto, la verdad se aburria y hasta dormido se quedaba de tanto esperar, corrió donde ella y la abrazo pero se separo al momento, escuchando atentamente lo que decia la chica, bastante entusiasmado.

—Solo le quedan 30 minutos para llegar, espero y no se tarde... ¿Fotos? Venga, ¡Estrenemos este viaje desde ya!—

Le quito la camara y se puso en posición de una selfie, indicandole a su compañera que también correspondiera, cuando sucedio, se tiraron como 5 fotos al momento. (?)

— ¡Demonios! Ya voy bastante tarde para el viaje, lo había olvidado por completo, espero que aún no se vayan Juvia y Jyugo, debo salir de inmediato.

Salió de su apartamento con una maleta, su ropa de siempre y su pequeña espada/daga la cual llevaba ajustada con el cinturón que rodeaba su cintura, de inmediato libero sus alas apareciendo de su espalda, unas alas de tonalidad negra morada y con un aura morada y de inmediato comenzó a volar recordando la dirección en la que tomaría su transporte para llegar a Chilpancingo.

Tardó un poco en lo que recordaba el camino en llegar, ya quedaban unos 15 minutos para que tomaran el transporte, el demonio bajo del cielo dando un golpe contundente al suelo aunque a pesar de eso no sufrió daños, y de inmediato levantó una mano para agitarla de lado a lado y así saludarla.

— Quién diría que terminaría llegando tan tarde, lo siento chicos, ¿Aún no se va el transporte, verdad? De haberse ido los llevaré volando al lugar.

Algo apenado dio una pequeña reverencia y luego de eso esbozó una sonrisa y rasco su nuca.

Habia correspondido el abrazo del joven con heterocromía, se veía muy animado, eso le alegraba, esperaron mucho por hacer ese viaje y mientras esperaban a la última persona que faltaba, Jyugo tomó la cámara de Juvia y se hicieron varias fotografías. Juntos eran como dos niños emocionados por ir a la feria, eran enternecedores. Un ruido llamo la atención de ambos jóvenes que hace un rato se divertían con las fotos, era Zeldris quien había aterrizado del cielo.

— Mire, es Zeldris, vamos con él. — dijo Juvia.

Tomó del brazo a Jyugo y fueron corriendo hacia donde estaba el pelinegro. Un autobús rumbo a Chilpancingo se acercaba a lo lejos.

Mientras tanto Zeldris apenado por su retraso, se disculpaba con ellos.

— No se preocupe, Zeldris. No, pero miren, justo a tiempo. — señaló con su dedo índice — ahí viene un autobús. ¿Trajo los pases, Zeldris? — preguntó la peliazul.

Bajo la cámara al ver que Juvia se había volteado y al escuchar esa voz tan conocida.

— Wow, mira quien llego. —

Su mirada y pose no fueron muy alegres al verle llegar pero al momento se río juntándolos a ambos y tomando una foto rápida.

— ¡Genial! Ya tenemos dos fotos para el álbum. —

sin soltarle de las manos los dirigió hasta el autobús que justo había llegado, los llevo hacia sus cosas y entraron al autobús, buscando un lugar donde entraran los 3, pero no lo encontró, solo asientos de 2 personas y de 1, tomo uno de aquellos de dos personas y se sentó esperando a que este arrancara.