Conociendo una personalidad explosiva. [Zeldris]

Tras a verse mudado recientemente a Tokio –y ser claramente una extranjera- varios de sus nuevos vecinos fueron con ella para darle la bienvenida a la comunidad, era lo normal hasta que vio a cierta familia un tanto peculiar: los Bakugou. Le era ciertamente curioso como madre e hijo fueran tan escandalosos mientras que el padre era tan contrario a ellos, sin duda seria entretenido lidiar con ellos, después de todo, era su vecina de al lado.

La mujer de cabello cenizo se presentó ante ella de forma amable mientras jalaba de las orejas a su hijo para que este saludara de la misma forma, cosa que nunca paso al ser insultada de forma inmediata, algo que provoco un momento incómodo y que aquella mujer le diera un golpe por mal educado.

La pelirrosa se disculpa a pesar de no ser responsable del mal momento, indicando que no estaba acostumbrada a las costumbres de su nuevo hogar y que además no conocía la ciudad, cosa que causo algo inesperado, la rubia mujer ofreció a su hijo a que este la ayudara a conocer la ciudad y de paso formar una amistad entre nosotros, tanto él como yo nos quedamos sorprendidos, yo acepte alegremente, pero la expresión del chico era de desagrado.

Y así fue como ambos individuos terminaron con una “cita” arreglada para conocerse mejor.

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Finalmente llego el día de la esperada “cita” con el joven Bakugou, aquel vecino cuyo carácter le daba cierto escalofrío.
Estaba vestida para la ocasión, teniendo como vestimenta una falda roja, una blusa de cuello alto con escote de corazón, lo cual dejaba ver algo de piel, una chaqueta morada, medias rosas pálidas y zapatillas rojas. Tenía el cabello recogido en dos honguitos, unos lentes de sol rojo en forma de corazón y un reloj dorado que colgaba de su cuello.

─Muy bien Ayana, cálmate… solo es un paseo normal con tu vecino, nada del otro mundo… s-solo no te pongas nerviosa… ─Habló para sí misma mientras tocaba la puerta─ ¡B-Buenos días!

Esperó una respuesta o algún indicio de que alguien la allá escuchado, de pronto la puerta empezó a abrirse, mostrando a aquella mujer rubia con cierta emoción. “Oh, pequeña Ryuyami, adelante, Katsuki bajara en un momento” y tras decirlo se apartó para que la pelirrosada entrara, realmente estaba nerviosa y algo intimidada por la extrema amabilidad que recibía, algo que no solía recibir de un desconocido, aunque debía cambiar su modo de pensar, después de todo estaba en casa ajena y debía mostrar respeto.  

─¿E-El joven Bakugou se encuentra bien?  N-No quisiera ser una molestia para él

─Tonterías~ No serás una molestia, más bien lo contrario, temo que él sea una molestia para ti, ese chico tiene un carácter complicado, pero no es una mala persona, pero si te hace algo, solo dímelo.

─¿Ha-Hacerme algo?

La pelirrosa temblaba levemente de solo pensar en las cosas que podría pasarle, sin embargo, la amable mujer coloco su diestra en su hombro para calmarla.

─Tranquila, él no te hará algo que no quieras, si eso es lo que piensas, solo es alguien que se mete en líos, ya debiste saberlo por los demás vecinos, ¿no?

─V-Vale, entiendo…

Soltó un suspiro de alivio para calmarse completamente, aunque esa tranquilidad no duro mucho al escuchar unos pasos acercándose a ellas, se trataba de aquel rubio cuya expresión de enojo era lo más notable.