La Fuerza Del Justiciero (Momo)

Siendo una novata, sentía bastante confianza en si misma, había pasado por eventos que la pusieron a prueba, superandolos cada uno de ellos. Algunos más difíciles y otros más fáciles. Era cierto, la azabache era algo joven pero ya era una joven madura para su corta edad. Pensaba todas sus tácticas y siempre se esforzaba para mejorar en el día a día. Aún así, cómo cualquier "ser humano" normal, sentía algo de nervios, un pequeño revoltijo en el estómago. De todas formas, era mínimo. Nada la iba a detener. Confiaban en ella y por eso fue designada a una misión algo arriesgada e importantísima. Por supuesto que no sola, con un compañero que era varón. Un chico mayor que ella. A decir verdad no lo conocía del todo ya que aún no se ha dado el tiempo pero, su nombre era Hawk. Un joven de cabellos púrpuras y mirada determinada. Su aspecto brindaba confianza. Es decir, puedes sentirte protegido/a si estás con él.

Estos últimos meses había practicado mucho, no por el hecho de que se sienta en confianza por las habilidades de su contrario debía relajarse. Estaba mejorando, actualmente, puede crear dos objetos a la vez con su quirk, aunque esto gasta algo de energía, puede hacerlo. Por supuesto, la joven pelinegra es una persona con mucho intelecto y memoria, debe aprenderse las estructuras químicas de los objetos para así poder crearlos, algo bastante difícil, a ser verdad. Cambiando de tema, y entrando en detalles, la azabache vestía con su traje de heroína, aquel que era de color rojo. Le gustaba bastante ya que ella misma lo diseñó y le permitía usar su quirk de buena forma.

Tenía los puños algo apretados, ya que no dejaba de pensar en que sucedería si cometía algún error. Lo que debía hacer era seguir órdenes de sus superiores y sugerir ideas, cómo la buena chica que era. Una voz masculina la sacó de sus pensamientos, haciéndola levantar la cabeza. Era la voz de su compañero, se levantó del lugar en el que estaba y emprendió camino hasta estar junto al joven, haciendo caso a sus palabras. Una vez a su lado comenzó a analizar los alrededores, tenía una expresión neutra pero la poca inseguridad que tenía se le notaba en la expresión que llevaba.

— ¿Hacía dónde iremos, señor?. ¿Debería llamarlo señor?.—

Preguntó tomandose el mentón y dirigiendole la mirada, era joven pero mayor que ella. Necesitaba su autorización para llamarlo por su nombre, si es que así el lo quería.

La mirada tranquila de su superior hizo que por un momento se sintiese en completa protección con él a su lado. Sabia que sus habilidades eran impresionantes pero aún así no podia confiarse. Su deseo más grande era ser una honorable heroína la cuál siempre estuviese ahí para las personas indefensas que necesitacen ayuda. Fue interrumpida en medio de sus pensamientos por la voz de su acompañante, a quién escuchó con mucha atención.

— Entendido. Supongo que con una simple espada y un escudo estaría bien. —

Habló en un tono de firmeza, aparte de responderle al chico de cabellos púrpuras se cuestionaba a sí misma, no queria cometer ni un sólo error y mucho menos salir herida. Por lo cual su quirk se activó inmediatamente, viéndose en la palma de su mano un leve brillo de colores rosas y celestes, lo que daba indicio a su particularidad; Creation. Pasó tan sólo un segundo y en su mano derecha se le veía empuñando una larga espada con filo amenazante. Mientras en su antebrazo izquierdo había un escudo de metal que la cubría en caso de un ataque. Estaba preparada para el combate, viendo cómo el pelimorado se posicionaba en frente suyo, lugar del cuál al parecer provenian 3 duendes. No eran duendes normales ya que eran extremadamente altos, sobrepasandola por mucho. Estaba algo nerviosa pero reconoció inmediatamente que la desventaja de dicha altura era que su caminar y reflejos podrían ser en extremo lentos, si es que sus predicciones no eran erróneas. Antes de efectuar su primer movimiento siguió el consejo de su superior, asintiendo con la cabeza y comenzando a pensar en un rápido plan de ataque considerando las características del oponente. Jamás debía subestimar a un oponente ya que nunca se sabian las habilidades a simple vista, sólo se podía estimar y predecir. Observó cómo su contrario habiá comenzado a atacar. Lo más efectivo sería seguir sus pasos, por lo cuál creó dos resortes para sus pies los cuales le darían el suficiente impulso para saltar sobre uno de los duendes y tomarlo por la espalda, así provocandole todos los cortes de los que fuese capaz. Para rematar creó una pequeña matryoshka que contenía una granada. Se vió en la obligación de alejarse lo necesario para no salir herida y quitar el seguro. Lo que prosiguió fue ver como el objeto explosivo era lanzado a la cabeza de la criatura y ahí mismo explotaba liberando una gran cantidad de humo.

Al ver cómo el cuerpo de su anterior oponente caía al suelo provocando un pequeño estremecimiento de este mismo, sonrió para si misma con convicción. Fue un éxito y esperaba haber actuado de la forma correcta, con buena técnica y habilidades. Si bien no era rival en cuanto a fuerza para una criatura de esa índole, podía usar estrategia y crear un plan a su propio beneficio. Era una joven de alto intelecto, y no dudaba en poner sus ventajas en su beneficio a la hora de combatir. Soltó un suspiro de alivio y le dirigió la mirada a su superior, quién ya estaba terminando su tarea al exterminar a el último par de criaturas que restaba. Al escuchar el siguiente movimiento que les deparaba al par de jovenes por parte de su superior, simplemente asintió con una sonrisa dibujada en el rostro para luego emprender paso al lado del ya mencionado.

Mientras caminaba su mente comenzó a pensar en lo sucedido y en lo que próximamente iba a suceder. Todo había sido bastante rápido, tardó mucho menos de lo esperado. De igual forma, fue gracias al joven de cabellos púrpuras puesto qué había exterminado a una cantidad mayor de criaturas en comparación a la aprendiz azabache que simplemente había derrotado uno. No fue por límite físico, ni por tiempo. Simplemente porque se centró en un sólo objetivo, y porque no podía abusar de su habilidad siendo que estaba allí para mejorar, no para lucirse. Ciertamente, no conocía muy bien el don o poder del hombre que caminaba con tranquilidad a su lado, por lo cuál pensó que no estaría mal indagar un poco sobre él. Es más, ¿Poseía un quirk o algo similar?.

— Por cierto, ¿Cuál es su habilidad, o don? El mío es el de crear lo que sea, a excepción de algo que tenga vida. Cómo ya vió, de mi cuerpo puedo sacar lo que deseé siempre y cuándo tenga en claro la composición química y molecular del objeto. Los creo con los lípidos innecesarios de mi cuerpo. Disculpe si soy algo entrometida, sólo es que me da algo de curiosidad. —

Al terminar de hablar admitió con algo de vergüenza, puesto que quizá podría parecer atrevida al hacer preguntas a un superior, para Momo el ser una persona educada era escencial, siempre se mantenía en las expectativas de sus mismos ideales. Decidió por echarle otro vistazo a sus alrededores. A decir verdad, el aire que inundaba el lugar era uno de de misterio, lo cuál le provocaba algo de ansías. Se preguntaba con qué tipo de criaturas u objetos podría encontrarse en el lugar que tenía como destino.