El preludio de nuestra historia (Saya)

Mientras el destello arrebol del atardecer se asomaba por las ventanas alineadas de los pasillos una mujer de cabellos rosados y largos caminaba de manera ligeramente apresurada por uno de estos largos pasillos con el semblante serio sosteniendo entre sus brazos numerosos papeles y archivos llenos de trabajos en espera a calificar y demás cosas, pero más que eso era probable que solo fueran actividades varias que se debían revisar y calificar. A excepción de ella y algunos alumnos y profesores -habiendo en su mayoría más de estos últimos mencionados- nadie más se encontraba en los pasillos y aulas del internado. Y era de esperarse, pues ya era tarde.

  Y tal vez no era muy buena idea que aún haya gente en el lugar.

  Desde hacía una semana ya se había reportado la desaparición de dos alumnos sin algún tipo de rastro más allá de haber encontrado en la escena manchas de sangre pertenecientes a estos dos muchos sin nada más, no hubo manchas del presunto secuestrador, no hubo algún rastro de los instrumentos usados para la captura de los dos muchachos, nada. No se halló nada. Y esto era preocupante. A pesar de que solo habían sido un par de chicos esto no significaba que en algún punto el número de víctimas se haría cada vez más grande y preocupante. Tal vez esto no podría ser posible para ocurrir pero uno nunca sabe lo que podría pasar. Y tenían que estar en alerta desde ya. Aunque por suerte la gran mayoría de los alumnos y profesores ya sabían este hecho y ya se les podía ver en alerta mientras se encontraban solos o en compañía de poca gente, esto sin duda había sido de mucha ayuda.

  Luego de haber cruzado varios pasillos largos y en ello haberse detenido gracias a algún otro profesor al haberle contado algo de no mucha importancia ya se encontraba afuera del internado y dio un suspiro pesado, hoy no había sido un día particularmente ajetreado pero tampoco había sido por completo monótono. Y con el simple hecho de haber recordado el incidente de la desaparición de esos muchachos tampoco es que esto lo haya mejorado. Al mirar hacia ambos lados pudo ver que en la derecha no muy lejos se encontraba una muchacha de cabellos largos y azabaches atados en dos coletas a los lados quien estaba recargada en una pared leyendo lo que parecía ser un libro con mucha concentración. Esto provocó que Krul se extrañase un poco y fuera directamente hacia la muchacha sin mucha prisa, ya casi ningún alumno y profesor se encontraba por ahí y está muchacha parecía estar esperando a alguien mientras leía el libro. Si esto era así ¿quién podría ser el susodicho?
  Al llegar enfrente de la chica se aclaró la voz y procedió a hablar. Por lo visto esta muchacha era una de las nuevas estudiantes del internado, pues no la había visto antes.

  – Señorita, lamento interrumpirla pero ya está por hacerse tarde y todos deben ir hacia su dormitorio. Por favor, retírese al suyo. – A pesar de que su tono de voz había sido calmado de alguna forma también demostró seriedad y autoridad frente a la muchacha para que hiciera lo que se le pedía. Al haber visto mejor su rostro después de que la chica hubiera descubierto su rostro del libro supo que, en efecto, era una alumna nueva, pero aún siendo así no iba a dejar pasar cualquier indisciplina por parte de la contraria.

  Luego de haberle dicho esto continuo con su camino mientras, extrañamente, comenzaba a percibir una energía peculiar desde la lejanía del internando. No sabia como definirla exactamente con palabras, pero definitivamente no era algo bueno. Aún a pesar de esto continuo su caminata alejándoselo de poco a poco de la nueva estudiante. ¿También la azabache habrá sentido lo mismo?