Esta es la niebla. (Rokudo Mukuro)

Un día se le ocurrió salir a husmear fuera de la Academia, a pesar de que ya no se perdía como antes (al ser nueva alumna) fue a los confines de aquellos bosques que estaban cerca de su estadía. Siempre se preguntó: ¿Qué habría allí?
No entendía porque la Academia no hacia excursiones en ese lugar. ¿Sería peligroso? ¡Si era perfecto para explorar, entrenar o simplemente divertirse!

— ¡Vamos allá! — dijo, colocando su gorro sobre la cabeza y se puso en marcha.



La caminata se volvía más agotadora, había recorrido bastante, pero si volteaba hacia atrás, aun podía ver la Academia. Como se empeza a agitar, optó por descansar. Se sentó bajo la sombra de uno de los tantos árboles que había a su alrededor.
Mientras estaba sentada, una ardilla bajó por el tronco de un árbol y se puso a buscar comida entre la hierba.

—¿Tienes hambre? — exclamó Juvia.

Buscó en su mochila y abrió una envoltura de galletas que trajo consigo por si tenía apetito durante el camino. Había que estar preparada en un viaje así ¿No?
Tomó una y la acercó al pequeño animal. — ¡Aquí tienes! — exclamó con gentileza y la pequeña ardilla tomó el trozo con sus manitas y diminuto hocico, mordisqueándolo.
Le pareció enternecedor, por lo que soltó un leve “Oww” viendo al adorable animalito.

El día había estado totalmente despejado, pero de pronto una neblina se hizo presente, interrumpiendo el momento. El bosque entero se cubrió con toda esa fría neblina. La ardilla salió disparada trepando por un árbol que estaba a su alcance y se ocultó entre las hojas.

—¿Eh, por qué de pronto no se puede ver nada? — exclamó viendo a su alrededor. Ahora no podía ver la Academia ni el camino que había que tomar para regresar. — ¡E-Esto no puede ser, Juvia se perderá de nuevo con toda esta neblina! — exclamó aterrada, con ambas manos sobre sus mejillas y viendo de un lado a otro. Quería caminar, pero quizá no sería buena idea, podría perderse más y ahora si estaría en desventaja.

—Ju-Juvia esperará hasta que se disperse la neblina, y así volverá a la Academia. Sí… sí, es una buena idea. E-En algún momento tiene que volver todo a la normalidad… jeje… ¿Pe…Pero y si no vuelve? ¡¡¡AAAAHHH!!! Ya, ya, ya, Juvia tiene que calmarse. — exclamó cómicamente.

Mientras se encontraba desesperada viendo de un lado a otro con la esperanza de ver la Academia a lo lejos, una silueta apareció a unos metros de ella. Se quedó pasmada, esa era la silueta de una persona, de un hombre para ser exacto. ¿Acaso no estuvo sola todo este tiempo?

—¿Q-Quién anda allí? — preguntó Juvia. Aquella silueta permanecía inmóvil. Por un momento pensó que tal vez había sido producto de su imaginación causada por la niebla.

Rokudo Mukuro había llegado recientemente a la ciudad, no en vano pues pensaba llevar a cabo algunos planes y además de eso conocer a los miembros de las organizaciones o instituciones más influyentes conocidas, es decir Legacy y el actual Asgard, no estaría mal, una forma de llegar hasta los más altos mandos de dichos lugares y terminar apoderándose de las mismas sin embargo sería un proceso muy largo y tardío por lo que ahora se conformaría con conocer más gente que pudiera convencer para unirse a el.

Y tras espiar a la peliazul se dio cuenta que sería la candidata ideal, o al menos eso pensaba el, había pasado largo rato espiando la sin que ella se diera cuenta, también tenía otros miembros en mente sin embargo por ahora vio la oportunidad perfecta cuando la joven mujer se acercaba hasta el enorme bosque en donde ocupaba lugar inmensos árboles, una vegetación muy variada y los cuales permitían poca visión hacia el cielo e incluso hasta otros lados que no fueran Legacy, tampoco quería asustarla.

Tras esperar largos ratos escondido sobre las enormes ramas de los árboles por fin vio una enorme oportunidad, parece que la peliazul agarro confianza en el lugar, menos mal, todo iba marchando conforme el lo esperaba, solo faltaba una última cosa...

一
Primer Reino de Hades (一); El reino del infierno fue representado por el número 一 el cual le permitió a Rokudo Mukuro crear cuantas ilusiones el quisiera, fue marcado en su ojo izquierdo el cual a diferencia del derecho poseía una tonalidad roja con un número japonés representante al número uno.

La fiesta comenzó, gracias al primer Reino, Rokudo fue capaz de crear una espesa línea de niebla, la cual comenzó a arrasar con el bosque entero, pronto apenas se podía ver unos cuantos metros a distancia de la persona, aunque lo único que aparecía eran más y más ramas y kilómetros de interminables árboles y vegetación cada una pareciéndose a la otra, era un laberinto sin salida aparente.

Después de que todo eso estuviera presente Rokudo por fin bajo de la rama del árbol y apareció a unos metros de la peliazul, aún tras la niebla se pudo apreciar la silueta de Mukuro quien avanzaba en dirección a la joven de una manera lenta, sus pisadas destruían pequeñas ramas muertas y propagaba el sonido por todo el bosque, cada vez más cerca Rokudo hacia aparecer su preciado tridente, su ojo rojo se apreciaba entre la niebla así como algunos razgos poco definidos, al final del camino llegó hasta Juvia mostrando su rostro y vestimenta que llevaba, tratándose de un abrigo negro, un pantalón del mismo color y apenas se apreciaba una camisa blanca y corbata azul, al estar frente a ella mostró una pequeña sonrisa pícara que ocultaba las intenciones de Rokudo Mukuro mientras flexionaba las rodillas y se sostenía del tridente mientras bajaba cada vez más y más hasta quedar a la altura de la peliazul.



Entrelazó sus manos y las dejo a la altura de sus hombros recargando su mentón sobre las mismas, aquella sonrisa amigable aunque tenebrosa no desaparecía de el.

— Hola, parece que te perdiste, menos mal estoy para ayudarte, no te asustes, no vengo a causarte daño, se el camino de regreso a Legacy pues yo también vivo ahí y frecuento estos lugares, solo que esta vez no será tan fácil salir de aquí, debemos esperar a que la niebla se disipe un poco además parece que pronto lloverá y el clima empeorará poniéndose cada vez más frío, ¿Porqué no pasamos un rato aquí? Tengo algo de comida y lo suficiente para pasar aquí un rato, menos mal siempre llevo algo extra, nunca había visto a alguien más vagar por aquí.

Su voz era cálida y sus expresiones como las de un tipo amable, no era para menos sabía disimular muy bien, al menos esperaba que aquella chica le llegará a creer.

— Por cierto soy Rokudo Mukuro, ¿Cuál es tu nombre?

No sabía que es lo que estaba pasando, pero percibía una presencia, pensó que sería imaginación suya causada por la niebla. Pero no fue así, la silueta se movió e iba hasta la peliazul.
El ruido que producían las pisadas de aquel ser que se acercaba, le causaba pánico. Tragó un poco de saliva. Parecía una película de terror.

« ¿Será un enemigo? » pensó, quedándose pasmada viéndolo cada vez más y más cerca, dio tres pasos hacia atrás pero quedó acorralada por un árbol que tocó su espalda, impidiéndole escapar.

A pesar de la niebla, fue capaz de ver la apariencia de esa persona; era un hombre apuesto, alto, delgado, con un cabello azulado que parecía tener forma de una piña y unos ojos bastante peculiares: uno azul y el otro rojo. El joven se posicionó a una corta distancia, la miraba con una sonrisa rara que la obligaba a mantenerse alerta.
Se maravilló por escuchar la palabra “Legacy” y saber que formaba parte de su bando. Aunque… nunca lo había visto y nadie le habló sobre él. Era extraño.

—¿Umm? ¿De verdad usted es de Legacy? Juvia no sabía que había un nuevo alumno… — comenzaba a dudar si era de fiar, puesto a que nunca lo había visto.

Pero entonces, el joven se comportó amablemente, le dijo que le ayudaría y le ofreció un poco de comida. «Q-Quizá no es malo… » pensó.

—¿Ro…kudo… Mukuro? Hmm, Juvia Lockser, es mi nombre. ¿Es raro que alguien ande por aquí, verdad? Juvia quería explorar estos bosques, se aprendió el camino pero ahora esta niebla le impide volver. Es extraño, hace unos minutos todo iba bien. ¡¡Ahh!! Juvia tiene mala suerte. — agachó la cabeza y cayó de rodillas, sentía una tristeza y decepción. — Pero… — hizo una pausa y levantó la cabeza viendo a Rokudo. — Juvia tuvo suerte al encontrarlo a usted. — dijo y esbozó una sonrisa.

El miedo de hace un momento había desaparecido por completo. Lo veía fijamente con una sincera sonrisa, no parecía ser una mala persona, por lo que decidió confiar.

—Ya empieza a sentirse el frio. — Se sentó frente a Rokudo, apoyando la espalda sobre el tronco del árbol que estaba atrás de ella. Flexionó sus rodillas de modo que abrazó sus piernas con los brazos, para mantener un poco de calor.

—¿Ju-Juvia puede saber un poco sobre usted? — preguntó en voz baja, temblando por el frio. — S-Si no le incomoda, claro. Juvia no quiere incomodarlo. —

Realmente quería saber, lo suficiente para sentirse en plena confianza y quizá… formar un lazo de amistad. No podía dudar de él, al menos no para considerarlo un enemigo, había sido amable con ella y quería confiar en sus palabras.