Sentimientos de esa noche nevada (Rokudo)

El cielo estaba azul oscuro esa noche, después de una ligera cena ambos se adentraron a la casa de campaña que había sido creada por Rokudo. Se recostaron a unos centímetros del otro, el peliazul se durmió casi al instante, en ocasiones sin querer su cuerpo llegaba a rozar el de ella mientras dormía. Un ligero sonrojo cubrió las mejillas de Juvia y se tapó completamente con las cobijas. Le fue complicado conciliar el sueño, pasarían los minutos sin saber exactamente a qué hora se había quedado dormida.

En las horas que siguieron después de pasar la noche, se retorció entre las cobijas, despertó frotándose los ojos y parpadeando un par de veces, percibiendo que estaba sola.

« ¿Eh…? ¿habrá sido un sueño? » pensó.

Mirando a su alrededor, comprobando que sin lugar a dudas sí había dormido en una casa de campaña en medio de la nada. Con gestos somnolientos se levantó para salir de la carpa. Había dejado de nevar y soplaba el viento. Éste le movía sus mechones azules que con su mano acomodó detrás de su oreja. Contempló a Rokudo que estaba parado en una zona abierta libre de árboles y arbustos, en la que era fácil admirar el paisaje que había alrededor, ella caminó dejando finas huellas sobre la nieve esparcida sobre el suelo. Se detuvo a su lado, prefirió quedarse con él, contemplar con él los kilómetros que tenían ante sí. Quería ir a donde él fuera. Lo observó de reojo por unos segundos, era mucho más alto que ella, los ojos de él veían fijamente hacia el horizonte. Juvia volteó nuevamente al mismo lugar que Rokudo observaba.

— Es muy bonito… no había podido admirarlo antes porque era de noche y el frío de la tormenta fue insoportable. — mencionó dibujando una sonrisa en ese pálido rostro.

— Por cierto, dijo que saldríamos de aquí temprano ¿lleva mucho despierto? Juvia no notó en qué momento despertó. — preguntó mientras se acomodaba el cabello que el viento despeinaba. — Disculpe si tenía planeado salir desde más temprano, Juvia no pudo dormir bien a causa del frío. Jeje — dijo ocultando la verdadera razón de su desvelo, pues casi toda la noche sentía el cuerpo de Rokudo apegado al suyo. No le molestó en lo absoluto, fue tan repentino que sus nervios se apoderaron de ella.

— ¿Cuál es el plan ahora? ¿Volver a la Academia? — preguntó nuevamente, ésta vez bajó la mirada para que se percatara de que estaba sonrojada por lo de anoche.