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La noche nevada. [Juvia Lockser]
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La noche nevada. [Juvia Lockser]
Un nuevo viaje empezaría, se trataba de un lugar hasta ahora desconocido para el, unas montañas nevadas, este viaje se emprendería gracias a que algunos miembros importantes de Asgard le mandaron en una misión de conquista o rescate, no sabía bien cuáles eran los detalles pues fue la poca información que lograron brindarle a Rokudo, mientras menos supiera mejor sería para los miembros de Asgard.
El viaje comenzó un miércoles al atardecer, un auto transportaria a Rokudo hasta ese lugar, durante el viaje de aproximadamente 6 horas el peliazul tuvo recuerdos acerca de lo que pasó hace un tiempo con una chica llamada ¿Juvia? Eso parecía recordar, por alguna razón no podía evitar pensar en ella, quizás era una corazonada, a fin de cuentas no le prestó demasiada atención, si seguía así seguramente eso arruinaría la misión pues sus latidos se volvían agitados cuando pensaba en ella, sus respiraciones un poco más rápidas y menos profundas, cambios que no se explicaba el porque, era la primera vez que eso le pasaba a el.
Luego de un rato de viaje que parecía no tener fin llegaron, apenas estaba oscureciendo, la luz del sol apenas se lograba asomar entre las nubes, del otro lado del cielo se comenzaba a asomar una inusual enorme luna llena, Rokudo bajo del auto y el mismo se regreso de vuelta a la ciudad, el clima estaba al menos a -8°C, Rokudo llevaba un abrigo consigo y solo eso, pero en realidad no sentía nada de frío.
La montaña estaba casi abandonada, no había gente y solo había un pequeño hotel en la cima de la montaña, algunas atracciones y una cafetería, no sabía que tenía que hacer pero tendría un indicio, por alguna razón sentía que esa extraña chica estaba cerca y además que eso mismo le decía donde debería de ir.
Cómo en su primer encuentro Rokudo se dirigió hasta la zona de bosque nevado en la montaña, tardo unos minutos en localizarla y llegar, la zona era hermosa, llena de nieve absolutamente toda, siguió explorando el lugar, no entendía que es lo que le esperaba pero sabía que tenía que hacerlo.
Aquellos minutos de exploración se convirtieron en un par de horas perdidas, la luz del sol ya se había esfumado, se veía un enorme cielo estrellado lleno de luz, aún así para iluminarse Rokudo creo una lámpara de aceite que sostenía con su mano izquierda adelante del resto de su cuerpo.
Pero... Finalmente después de buscar noto un inusual color azul cielo frente a él y luego de ver bien parecía ser que se trataba de ¿Juvia? ¿Qué estaba haciendo ahí? Vaya coincidencia, no esperaba encontrarla, ¿Sería parte de la misión de rescate?, El peliazul se mostró un poco amable frente a ella, con una sonrisa falsa más macabra que otra cosa.
— ¿J-Juvia? No pensé que te encontraría aquí, es realmente peculiar encontrarte donde mismo, yo tenía planeado acampar aquí cerca.
Noto que parecía no llevar un suéter, ¿Acaso no tenía frío? No tenía marcas de algún golpe o algo similar era lo primero que pensó, alguien la secuestro y la violento pero menos mal no fue así, el peliazul puso las manos tras el e hizo aparecer un abrigo para ella, después de eso lo saco por delante y cubrió a Juvia con el mismo.
— ¿Porqué no me acompañas? Al menos se cómo salir de aquí.
¿Enserio está era la misión que tenía? ¿Qué fines tendría Juvia? No entendía nada pero no sé alarmó ni se inmutó, esas eran las dudas que menos importaban, por otro lado su corazón estaba palpitando más rápido, cada vez más rápido.
El viaje comenzó un miércoles al atardecer, un auto transportaria a Rokudo hasta ese lugar, durante el viaje de aproximadamente 6 horas el peliazul tuvo recuerdos acerca de lo que pasó hace un tiempo con una chica llamada ¿Juvia? Eso parecía recordar, por alguna razón no podía evitar pensar en ella, quizás era una corazonada, a fin de cuentas no le prestó demasiada atención, si seguía así seguramente eso arruinaría la misión pues sus latidos se volvían agitados cuando pensaba en ella, sus respiraciones un poco más rápidas y menos profundas, cambios que no se explicaba el porque, era la primera vez que eso le pasaba a el.
Luego de un rato de viaje que parecía no tener fin llegaron, apenas estaba oscureciendo, la luz del sol apenas se lograba asomar entre las nubes, del otro lado del cielo se comenzaba a asomar una inusual enorme luna llena, Rokudo bajo del auto y el mismo se regreso de vuelta a la ciudad, el clima estaba al menos a -8°C, Rokudo llevaba un abrigo consigo y solo eso, pero en realidad no sentía nada de frío.
La montaña estaba casi abandonada, no había gente y solo había un pequeño hotel en la cima de la montaña, algunas atracciones y una cafetería, no sabía que tenía que hacer pero tendría un indicio, por alguna razón sentía que esa extraña chica estaba cerca y además que eso mismo le decía donde debería de ir.
Cómo en su primer encuentro Rokudo se dirigió hasta la zona de bosque nevado en la montaña, tardo unos minutos en localizarla y llegar, la zona era hermosa, llena de nieve absolutamente toda, siguió explorando el lugar, no entendía que es lo que le esperaba pero sabía que tenía que hacerlo.
Aquellos minutos de exploración se convirtieron en un par de horas perdidas, la luz del sol ya se había esfumado, se veía un enorme cielo estrellado lleno de luz, aún así para iluminarse Rokudo creo una lámpara de aceite que sostenía con su mano izquierda adelante del resto de su cuerpo.
Pero... Finalmente después de buscar noto un inusual color azul cielo frente a él y luego de ver bien parecía ser que se trataba de ¿Juvia? ¿Qué estaba haciendo ahí? Vaya coincidencia, no esperaba encontrarla, ¿Sería parte de la misión de rescate?, El peliazul se mostró un poco amable frente a ella, con una sonrisa falsa más macabra que otra cosa.
— ¿J-Juvia? No pensé que te encontraría aquí, es realmente peculiar encontrarte donde mismo, yo tenía planeado acampar aquí cerca.
Noto que parecía no llevar un suéter, ¿Acaso no tenía frío? No tenía marcas de algún golpe o algo similar era lo primero que pensó, alguien la secuestro y la violento pero menos mal no fue así, el peliazul puso las manos tras el e hizo aparecer un abrigo para ella, después de eso lo saco por delante y cubrió a Juvia con el mismo.
— ¿Porqué no me acompañas? Al menos se cómo salir de aquí.
¿Enserio está era la misión que tenía? ¿Qué fines tendría Juvia? No entendía nada pero no sé alarmó ni se inmutó, esas eran las dudas que menos importaban, por otro lado su corazón estaba palpitando más rápido, cada vez más rápido.
Rokudo Mukuro
Re: La noche nevada. [Juvia Lockser]
La noche cayó y consigo hacía un frío extremo. Despertó en medio de la nada, en lo que parecía ser una ¿montaña? la cual estaba completamente cubierta de nieve, el viento soplaba y movía sus azulados cabellos. No sabía exactamente el motivo por el cual había terminado ahí. Lo único que recordaba eran unos hombres que se acercaron a ella mientras vagaba por los jardines de Legacy. Su cuerpo no presentaba heridas, su ropa estaba intacta, sin ninguna rasgadura, sólo le hacía falta su típico abrigo. Juvia era conocida por llevar consigo muchas prendas encima, incluso en épocas calurosas.
No había gente por los alrededores, había un hotel, pero lo que más llamaba su atención era la cafetería que yacía en la misma montaña. Como el clima era frío le vendría bien algo caliente para beber, pero sería después.
La nieve esparcida por todo el suelo era tan blanca, un aspecto bonito y digno de admirar. Aunque, le hubiera gustado traer consigo un abrigo, ¿Cómo pudo estar sin uno justo ese día?
El bello cielo estrellado la hizo detenerse, se quedó unos minutos observando ese bonito paisaje, hasta que...
— ¿Uh? — se dio media vuelta al reconocer una voz masculina que le hablaba, se trataba de Rokudo Mukuro, el misterioso hombre que se había unido a Legacy con fines desconocidos.
El tono de voz del peliazul siempre la había inquietado, y esa sonrisa extraña provocaba en ella una gran desconfianza. No era para exagerar que ese hombre le aterraba en cierta forma, siempre tan solitario, callado y reservado. Como si ocultara algo.
— Juvia despertó aquí... ¿eh? ¡oh! Gra-Gracias — exclamó confundida al recibir aquel abrigo que Rokudo apareció de la nada.
La amabilidad del joven la desconcertó. ¿Sus intenciones eran buenas? ¿Y qué hacía en este lugar? era extraño.
— Juvia no sabe como llegó aquí... Para cuando despertó estaba inconsciente en medio de toda esta nie... ¡ah! hace demasiado frío. —
Su cuerpo se estremeció por el frío, temblaba, trataba de calentarse cruzando sus brazos a la altura de su pecho. Temblorosa asintió a la invitación de Rokudo, ¿Y por qué no? de cualquier modo estaba sola y no tenía idea de cómo volver a Academia.
Siguió a Rokudo por la nieve, las respiraciones de la maga podían verse debido a la baja temperatura del lugar. Su rostro estaba más pálido, sus mejillas enrojecidas y la piel helada.
— Dijo que acamparía por aquí, ¿verdad? ¿Qué hace aquí? —
La lámpara que traía el peliazul apenas iluminaba el camino, era difícil avanzar con poca luz, así que, tomó del brazo al contrario mientras caminaban por el oscuro bosque.
— Lo siento, Juvia no puede ver bien el camino... —
Lo sujetó con ambas manos, no tan fuerte pero si apegó una parte de su cuerpo al de él. A pesar de que la compañía de aquel hombre le hacía dudar, esta vez se sentía un poco segura. Quién sabe que resultaría de este encuentro, si sabría algo más sobre él o sólo sería un encuentro casual como el primero. Lo que el destino decida.
No había gente por los alrededores, había un hotel, pero lo que más llamaba su atención era la cafetería que yacía en la misma montaña. Como el clima era frío le vendría bien algo caliente para beber, pero sería después.
La nieve esparcida por todo el suelo era tan blanca, un aspecto bonito y digno de admirar. Aunque, le hubiera gustado traer consigo un abrigo, ¿Cómo pudo estar sin uno justo ese día?
El bello cielo estrellado la hizo detenerse, se quedó unos minutos observando ese bonito paisaje, hasta que...
— ¿Uh? — se dio media vuelta al reconocer una voz masculina que le hablaba, se trataba de Rokudo Mukuro, el misterioso hombre que se había unido a Legacy con fines desconocidos.
El tono de voz del peliazul siempre la había inquietado, y esa sonrisa extraña provocaba en ella una gran desconfianza. No era para exagerar que ese hombre le aterraba en cierta forma, siempre tan solitario, callado y reservado. Como si ocultara algo.
— Juvia despertó aquí... ¿eh? ¡oh! Gra-Gracias — exclamó confundida al recibir aquel abrigo que Rokudo apareció de la nada.
La amabilidad del joven la desconcertó. ¿Sus intenciones eran buenas? ¿Y qué hacía en este lugar? era extraño.
— Juvia no sabe como llegó aquí... Para cuando despertó estaba inconsciente en medio de toda esta nie... ¡ah! hace demasiado frío. —
Su cuerpo se estremeció por el frío, temblaba, trataba de calentarse cruzando sus brazos a la altura de su pecho. Temblorosa asintió a la invitación de Rokudo, ¿Y por qué no? de cualquier modo estaba sola y no tenía idea de cómo volver a Academia.
Siguió a Rokudo por la nieve, las respiraciones de la maga podían verse debido a la baja temperatura del lugar. Su rostro estaba más pálido, sus mejillas enrojecidas y la piel helada.
— Dijo que acamparía por aquí, ¿verdad? ¿Qué hace aquí? —
La lámpara que traía el peliazul apenas iluminaba el camino, era difícil avanzar con poca luz, así que, tomó del brazo al contrario mientras caminaban por el oscuro bosque.
— Lo siento, Juvia no puede ver bien el camino... —
Lo sujetó con ambas manos, no tan fuerte pero si apegó una parte de su cuerpo al de él. A pesar de que la compañía de aquel hombre le hacía dudar, esta vez se sentía un poco segura. Quién sabe que resultaría de este encuentro, si sabría algo más sobre él o sólo sería un encuentro casual como el primero. Lo que el destino decida.
Juvia Lockser Patsy
Re: La noche nevada. [Juvia Lockser]
Le pareció sorprendente que Juvia hablara con el un tanto más calmada como si nada de lo anterior ocurrido en el bosque no hubiera pasado, de todas formas eso le alegro por ahora, sentía que debía de ayudar a Juvia por alguna razón seguía su corazonada.
– Entiendo, eso es extraño, ¿Recuerdas a algún sujeto? ¿Alguien extraño? No creo que llegarías aquí en un rato, es tardado y complicado llegar a este lugar, casi me pierdo antes, sobre todo si despertaste aquí, ¿Serás una sonámbulo?
Aquel mafioso solo noto como ella estaba muriendo de frío, ¿Qué podía hacer para reparar eso? Lo único que se le ocurrió fue crear varios abrigos así como un gorro y unos guantes sobre sus manos.
– ¿Así está mejor?
Además de eso hizo que la lámpara que el cargaba iluminará un poco más, ya que era noche la luna iluminaba lo suficiente pero las ramas de los árboles inundadas de nieve muy blanca hacían que llegara poca iluminación, además el lugar estaba resbaladizo y lleno de ramas y vegetación que sobresalia entre la nieve, el paso entre todo esto era difícil pero aún así lograron llegar a un lugar más cómodo y adecuado.
— ¿Qué hago por aquí? Habían informes en Legacy sobre que una chica estaba desaparecida así que básicamente había viajado por todos lados pero aquí estamos ahora, hubiera preferido otro clima pero que importa, al menos estás a salvo Juvia.
Se comportó un poco más amable, de todas formas ya estaban solos así que no podia hacer muchísimo más, pronto llegaron a un lugar más adecuado, con un suelo liso y el peliazul se detuvo para sentarse un momento sobre el tronco de un árbol que estaba caído, al menos descansarian un poco.
— Quizás sea difícil acampar aquí.
Acercó sus manos hasta unos troncos de madera cercanos y de la nada creo fuego que creció poco a poco hasta convertirse en una fogata.
– Supongo que con eso estará mejor.
Después de eso también chasqueo los dedos y a unos metros apareció una casa de campaña, en ella estaba toda la comida y cosas que podrían ocupar.
– No sé si esto te sea cómodo o quieres una casa de campaña para ti.
Este frotó sus manos entre sí tratando de conseguir un poco más de calor y libero un suspiro, después de eso guardo sus manos entre las bolsas de su saco.
— Mañana saldremos a primera hora Juvia, espero que estés preparada, he he.
Su sonrisa seguía entre sus labios, aún con todo lo que pasaba trataba de actuar normal con Juvia, la desconocía, apenas y sabía si nombre y un par de cosas extra de ella, además Rokudo apenas hoy le mostró un poco de lo que es capaz con su poder, quizás las cosas se desarrollarían con el tiempo, no tendría idea de eso pero algo en su interior le decía que así sería.
– Entiendo, eso es extraño, ¿Recuerdas a algún sujeto? ¿Alguien extraño? No creo que llegarías aquí en un rato, es tardado y complicado llegar a este lugar, casi me pierdo antes, sobre todo si despertaste aquí, ¿Serás una sonámbulo?
Aquel mafioso solo noto como ella estaba muriendo de frío, ¿Qué podía hacer para reparar eso? Lo único que se le ocurrió fue crear varios abrigos así como un gorro y unos guantes sobre sus manos.
– ¿Así está mejor?
Además de eso hizo que la lámpara que el cargaba iluminará un poco más, ya que era noche la luna iluminaba lo suficiente pero las ramas de los árboles inundadas de nieve muy blanca hacían que llegara poca iluminación, además el lugar estaba resbaladizo y lleno de ramas y vegetación que sobresalia entre la nieve, el paso entre todo esto era difícil pero aún así lograron llegar a un lugar más cómodo y adecuado.
— ¿Qué hago por aquí? Habían informes en Legacy sobre que una chica estaba desaparecida así que básicamente había viajado por todos lados pero aquí estamos ahora, hubiera preferido otro clima pero que importa, al menos estás a salvo Juvia.
Se comportó un poco más amable, de todas formas ya estaban solos así que no podia hacer muchísimo más, pronto llegaron a un lugar más adecuado, con un suelo liso y el peliazul se detuvo para sentarse un momento sobre el tronco de un árbol que estaba caído, al menos descansarian un poco.
— Quizás sea difícil acampar aquí.
Acercó sus manos hasta unos troncos de madera cercanos y de la nada creo fuego que creció poco a poco hasta convertirse en una fogata.
– Supongo que con eso estará mejor.
Después de eso también chasqueo los dedos y a unos metros apareció una casa de campaña, en ella estaba toda la comida y cosas que podrían ocupar.
– No sé si esto te sea cómodo o quieres una casa de campaña para ti.
Este frotó sus manos entre sí tratando de conseguir un poco más de calor y libero un suspiro, después de eso guardo sus manos entre las bolsas de su saco.
— Mañana saldremos a primera hora Juvia, espero que estés preparada, he he.
Su sonrisa seguía entre sus labios, aún con todo lo que pasaba trataba de actuar normal con Juvia, la desconocía, apenas y sabía si nombre y un par de cosas extra de ella, además Rokudo apenas hoy le mostró un poco de lo que es capaz con su poder, quizás las cosas se desarrollarían con el tiempo, no tendría idea de eso pero algo en su interior le decía que así sería.
Rokudo Mukuro
Re: La noche nevada. [Juvia Lockser]
Negó con la cabeza. — Juvia no recuerda nada, estaba en el jardín, entonces dos personas aparecieron y raptaron a Juvia. Pero... tampoco recuerda quienes eran esas personas. — tocó su cabeza con una de sus manos intentando recordar algo que sirviera para resolver el misterio de como terminó allí. Pero sus esfuerzo fueron en vano.
— No, Juvia no es sonámbulo. ¿No cree en lo que Juvia le dice? —
No le sorprendía que al peliazul le pareciera extraña su aparición en esa montaña. Sin embargo, no mentía, otra cosa era que no podía recordar nada.
Asintió cuando aquel hombre apareció para ella varios abrigos, un gorro y unos guantes. Le fueron de gran ayuda para soportar la baja temperatura, ya sentía que su cuerpo recuperaba el calor. Lo incómodo era el suelo resbaladizo, resbaló en varias ocasiones lo que la insitó a sujetarse más fuerte del brazo de Mukuro. Él mejoró la lámpara que sostenía, iluminando un poco más a su alrededor, haciendo más fácil la caminata por ese lugar.
— Parece que todo le sale bien. —
Exclamó la maga de agua, la forma de actuar de aquel hombre en realidad seguía dándole desconfianza. ¿Estaba siendo amable o sólo fingia?
— ¿Uh? ¿Están buscando a Juvia? —
Ladeó la cabeza y lo miro desconcertada mientras él se dirigía hacia un tronco, para finalmente sentarse sobre éste. Observó el lugar asintiendo a que sería difícil acampar ahí. Mukuro hizo aparecer fuego, creando así una fogata. Pero eso no fue lo sorprendente... No sabía como lo hacía, no sólo le consiguió abrigos, también apareció frente a ellos una casa de campaña con todo lo necesario.
— ¡¿Acaso es usted un mago?! — musito sin poder creer lo que veía.
— Está bien así, a no ser que a usted le incomode dormir junto a Juvia. —
Se acercó a él al notar como trataba de obtener calor, se sentó a su lado, lo más cerca de él, quería transmitirle algo de calor. Lo observó de reojo con un leve rubor en sus blancas mejillas. Luego inclinó la cabeza hacia atrás viendo el cielo estrellado.
— Es muy bonito, una noche muy bella con un cielo muy romántico. —
Sus ojos se iluminaron, le ilusionaba pasar un momento así junto al hombre de sus sueños. Automáticamente y sin pensar entrelazó su brazo con el de Mukuro y apoyó su cabeza en su hombro. A su vez cerró los ojos y esbozó una sonrisa. Imaginaba que se encontraba con su chico ideal, como en las películas románticas, entre suspiros por parte de la maga miles de corazones comenzaron a rodearla, dándole un aspecto gracioso o quizás incómodo para el peliazul. Una ventisca de frío la hizo reaccionar, percatandose de a quien tenía abrazado.
— ¡E-Eh! Di-Disculpe — soltó al peliazul y se alejó un poco de él.
— ¿N-No tiene hambre? ¿Por qué no comemos? —
Dijo exaltada, fue hasta la comida que Mukuro apareció, tomó un par de emparedados y dos latas de zumo.
« Uh, si fuese café Juvia estaría encantada, y con éste frío vendría bien. » pensó Juvia
Volvió hasta donde se encontraba el peliazul, se sentó a su lado otra vez y le entregó un emparedado y el zumo.
Aún estaba apenada por su vergonzoso momento de fantasías, su corazón se aceleró, jamás se había sentido tan nerviosa frente a Mukuro. Hubiera deseado no separarse del peliazul, fue lo que pensó la Lockser. Por una extraña razón quería acercarse a él, ¿Pero en qué pensaba? Sus ideas no estaban claras, además... No sabía mucho de él, siempre fue un hombre reservado, misterioso y con una sonrisa para desconfiar. No obstante, eso comenzaba a ser de gran interés para Juvia, como si quisiera estar más cerca, conocerlo a fondo.
— No, Juvia no es sonámbulo. ¿No cree en lo que Juvia le dice? —
No le sorprendía que al peliazul le pareciera extraña su aparición en esa montaña. Sin embargo, no mentía, otra cosa era que no podía recordar nada.
Asintió cuando aquel hombre apareció para ella varios abrigos, un gorro y unos guantes. Le fueron de gran ayuda para soportar la baja temperatura, ya sentía que su cuerpo recuperaba el calor. Lo incómodo era el suelo resbaladizo, resbaló en varias ocasiones lo que la insitó a sujetarse más fuerte del brazo de Mukuro. Él mejoró la lámpara que sostenía, iluminando un poco más a su alrededor, haciendo más fácil la caminata por ese lugar.
— Parece que todo le sale bien. —
Exclamó la maga de agua, la forma de actuar de aquel hombre en realidad seguía dándole desconfianza. ¿Estaba siendo amable o sólo fingia?
— ¿Uh? ¿Están buscando a Juvia? —
Ladeó la cabeza y lo miro desconcertada mientras él se dirigía hacia un tronco, para finalmente sentarse sobre éste. Observó el lugar asintiendo a que sería difícil acampar ahí. Mukuro hizo aparecer fuego, creando así una fogata. Pero eso no fue lo sorprendente... No sabía como lo hacía, no sólo le consiguió abrigos, también apareció frente a ellos una casa de campaña con todo lo necesario.
— ¡¿Acaso es usted un mago?! — musito sin poder creer lo que veía.
— Está bien así, a no ser que a usted le incomode dormir junto a Juvia. —
Se acercó a él al notar como trataba de obtener calor, se sentó a su lado, lo más cerca de él, quería transmitirle algo de calor. Lo observó de reojo con un leve rubor en sus blancas mejillas. Luego inclinó la cabeza hacia atrás viendo el cielo estrellado.
— Es muy bonito, una noche muy bella con un cielo muy romántico. —
Sus ojos se iluminaron, le ilusionaba pasar un momento así junto al hombre de sus sueños. Automáticamente y sin pensar entrelazó su brazo con el de Mukuro y apoyó su cabeza en su hombro. A su vez cerró los ojos y esbozó una sonrisa. Imaginaba que se encontraba con su chico ideal, como en las películas románticas, entre suspiros por parte de la maga miles de corazones comenzaron a rodearla, dándole un aspecto gracioso o quizás incómodo para el peliazul. Una ventisca de frío la hizo reaccionar, percatandose de a quien tenía abrazado.
— ¡E-Eh! Di-Disculpe — soltó al peliazul y se alejó un poco de él.
— ¿N-No tiene hambre? ¿Por qué no comemos? —
Dijo exaltada, fue hasta la comida que Mukuro apareció, tomó un par de emparedados y dos latas de zumo.
« Uh, si fuese café Juvia estaría encantada, y con éste frío vendría bien. » pensó Juvia
Volvió hasta donde se encontraba el peliazul, se sentó a su lado otra vez y le entregó un emparedado y el zumo.
Aún estaba apenada por su vergonzoso momento de fantasías, su corazón se aceleró, jamás se había sentido tan nerviosa frente a Mukuro. Hubiera deseado no separarse del peliazul, fue lo que pensó la Lockser. Por una extraña razón quería acercarse a él, ¿Pero en qué pensaba? Sus ideas no estaban claras, además... No sabía mucho de él, siempre fue un hombre reservado, misterioso y con una sonrisa para desconfiar. No obstante, eso comenzaba a ser de gran interés para Juvia, como si quisiera estar más cerca, conocerlo a fondo.
Juvia Lockser Patsy
Re: La noche nevada. [Juvia Lockser]
– Entiendo, eso me parece extraño, si te raptaron y además te están buscando es raro que estemos en este lugar juntos, principalmente porque rara vez nos veíamos. Cómo sea, eso es lo de menos, lo que importa es salir de aquí.
Aquel hombre entonces coloco una mano sobre su barbilla tratando de pensar en que había sucedido, y porque el extraño coincidir con Juvia, de ahí podría venir su corazonada, aún así tardaría un poco más para averiguar sobre su corazonada.
– No creo que seas sonámbulo, descuida, era solo una pregunta.
No negaba que aún llegaba a desconfiar de esa respuesta pero no quedaba más que aceptarla para no causar un alboroto con ella.
Le causaba cierta intriga como podía sujetar el hombro del peliazul con tanta confianza a pesar de que no se conocían y sentía cierta desconfianza por parte de ella, sin embargo entendía que era porque no tenía alternativa así que tan solo dejo que lo siguiera haciendo por el resto del camino.
– Quizás, en realidad conozco poco los detalles de tu búsqueda, así que no podría darte más información aunque la tuviera.
Para entonces ya habían llegado hasta en donde estaban, aquel lugar despejado, en donde había tomado asiento para descansar y recuperar algo de calor, mientras tanto mantenía una leve sonrisa tenebrosa para después bostezar un poco.
No entendió como llegó a sorprenderle tanto el que Juvia viera su poder, para el significaba algo, imaginaba que de todas formas eso le sorprendía a cualquiera que no conociera sobre su pasado o lo que en realidad hace.
— Dudo que de esto fueran capaces los magos, pero, podría describirlo de esa manera, en realidad es una forma compleja de ilusiones.
No planeaba decirle absolutamente todo sobre el, pero al menos dio un par de indicios, era todo lo que podía hacer antes que dejar incógnitas y que ella se sintiera aún más incomoda con su presencia. De repente sentir un poco más de calor a su lado le interrumpió los pensamientos, dirigió la mirada hacia esa presencia notando como era Juvia, le pareció algo interesante como a pesar de todo Juvia se acercara a el, hasta su respuesta lo dejo casi boquiabierto, el hecho de que no le importará dormir con el.
— ¿Cielo muy romántico?, No lo había notado, supongo que tienes razón.
De inmediato volteó a ver al cielo entre los árboles, afortunadamente estaba más despejado, pero aún así trato de hacerlo mejor haciendo que las ramas y hojas de los árboles se hicieran a un lado dejando paso a aquel cielo iluminado lleno de estrellas, cosa que no se podía ver desde la ciudad por los grandes edificios y humo que dejaban los autos con su paso. Algo más le sorprendió, este encuentro estaba lleno de muchas emociones y reacciones, trataría de voltear a un lado para ver qué sucedía pero fue impedido al sentir la cabeza de Juvia sobre su hombro algo que le conmovió e hiciera que dejara de moverse para dejarla cómoda junto a él, por alguna razón no le incomodaba, es más, junto a ella sentia una gran paz y tranquilidad interior, además por alguna razón algún sentimiento que nunca antes había sentido brotó, su corazón volvía a acelerarse, sus respiraciones fueron un poco más agitadas pero trato de controlarlo, aquel momento era hermoso, no podía recordar algo más bonito que le hubiera pasado, en su mente pasaban un montón de pensamientos de entre los cuales estaban "¿Esto es el amor?" "¿Es parte de la corazonada?" "¿Porqué siento todo esto?" Sin embargo todo eso termino cuando de repente sintió como ella lo soltaba, algo que le pareció razonable pero aún así por su mente no dejaban de rondar esos pensamientos.
– Como sea, no importa, supongo que estabas pensando en algo y llegaste a distraerte. Y esta bien, te acompaño con algo de comida.
Su ritmo cardíaco se normalizo, sus pensamientos seguían inundando su cabeza mientras ella iba por comida, tanto que estaba distraído viendo el cielo, por alguna razón sintió alguna comodidad con ella, algo que pasaba rara vez, normalmente usaba a todas las personas sin importar que tan importantes podían ser para el, aún así esta ocasión fue diferente, quizás podría intentar estar más cerca, no lo sabría hasta intentarlo, aunque era algo que no lo llevaba tan bien Rokudo. Cuando ella regreso entonces Rokudo tomó con ambas manos cada cosa que ella le trajo, comenzó a comer tratando de distraerse del tema para al menos así no llegar a incomodar.
— Y tenías razón, parece que si es un bonito Cielo, ¿Eres de admirar ese tipo de cosas?
Comenzó a comer apenas ella se sentó a su lado, dando un par de mordidas en el emparedado y después un trago al jugó.
Por un segundo dejo de comer para entonces concentrarse y hacer que aquel cielo se viera más grande, como si la luna y las estrellas se acercarán, no solo eso, también creo una aurora boreal que atravesaba todo el cielo, era un bonito espectáculo de colores y formas diferentes.
— ¿Qué tal así? Quizás mejorara un poco.
Trato de hacerlo más bonito y vistoso para ella, desconocía cual seria el resultado pero aún así no estuvo de más tratar, mientras tanto siguió comiendo de aquel emparedado y bebiendo aquel zumo, quiso acercarse un poco más a ella para mantener el calor y así mismo calmar un poco sus dudas y pensamientos.
— Bien, ahora solo hay que esperar un poco a que la noche termine y podremos irnos de vuelta a la ciudad.
Musitó dichas palabras para después solo suspirar notandose en el viento helado y después de eso le nació el impulso de usar su brazo del lado de donde estaba Juvia para así pasarlo por la espalda ajena, ciertamente fue impulsivo, ni siquiera lo estaba pensando, cosa que no era propia de Rokudo, tenía que buscar alguna excusa para evitar alguna pregunta de ella.
– Disculpa, vi que tenías algo en la ropa, creí que era algún insecto.
Fue lo único que se le ocurrió para no tener que mantener una situación incomoda, aún así no la soltaba, por alguna razón estaba cómodo así.
— Además sigue haciendo algo de frío, ¿No lo crees? Seguramente la casa de campaña tiene suficientes cobijas para pasar la noche sin frío.
Aquel hombre entonces coloco una mano sobre su barbilla tratando de pensar en que había sucedido, y porque el extraño coincidir con Juvia, de ahí podría venir su corazonada, aún así tardaría un poco más para averiguar sobre su corazonada.
– No creo que seas sonámbulo, descuida, era solo una pregunta.
No negaba que aún llegaba a desconfiar de esa respuesta pero no quedaba más que aceptarla para no causar un alboroto con ella.
Le causaba cierta intriga como podía sujetar el hombro del peliazul con tanta confianza a pesar de que no se conocían y sentía cierta desconfianza por parte de ella, sin embargo entendía que era porque no tenía alternativa así que tan solo dejo que lo siguiera haciendo por el resto del camino.
– Quizás, en realidad conozco poco los detalles de tu búsqueda, así que no podría darte más información aunque la tuviera.
Para entonces ya habían llegado hasta en donde estaban, aquel lugar despejado, en donde había tomado asiento para descansar y recuperar algo de calor, mientras tanto mantenía una leve sonrisa tenebrosa para después bostezar un poco.
No entendió como llegó a sorprenderle tanto el que Juvia viera su poder, para el significaba algo, imaginaba que de todas formas eso le sorprendía a cualquiera que no conociera sobre su pasado o lo que en realidad hace.
— Dudo que de esto fueran capaces los magos, pero, podría describirlo de esa manera, en realidad es una forma compleja de ilusiones.
No planeaba decirle absolutamente todo sobre el, pero al menos dio un par de indicios, era todo lo que podía hacer antes que dejar incógnitas y que ella se sintiera aún más incomoda con su presencia. De repente sentir un poco más de calor a su lado le interrumpió los pensamientos, dirigió la mirada hacia esa presencia notando como era Juvia, le pareció algo interesante como a pesar de todo Juvia se acercara a el, hasta su respuesta lo dejo casi boquiabierto, el hecho de que no le importará dormir con el.
— ¿Cielo muy romántico?, No lo había notado, supongo que tienes razón.
De inmediato volteó a ver al cielo entre los árboles, afortunadamente estaba más despejado, pero aún así trato de hacerlo mejor haciendo que las ramas y hojas de los árboles se hicieran a un lado dejando paso a aquel cielo iluminado lleno de estrellas, cosa que no se podía ver desde la ciudad por los grandes edificios y humo que dejaban los autos con su paso. Algo más le sorprendió, este encuentro estaba lleno de muchas emociones y reacciones, trataría de voltear a un lado para ver qué sucedía pero fue impedido al sentir la cabeza de Juvia sobre su hombro algo que le conmovió e hiciera que dejara de moverse para dejarla cómoda junto a él, por alguna razón no le incomodaba, es más, junto a ella sentia una gran paz y tranquilidad interior, además por alguna razón algún sentimiento que nunca antes había sentido brotó, su corazón volvía a acelerarse, sus respiraciones fueron un poco más agitadas pero trato de controlarlo, aquel momento era hermoso, no podía recordar algo más bonito que le hubiera pasado, en su mente pasaban un montón de pensamientos de entre los cuales estaban "¿Esto es el amor?" "¿Es parte de la corazonada?" "¿Porqué siento todo esto?" Sin embargo todo eso termino cuando de repente sintió como ella lo soltaba, algo que le pareció razonable pero aún así por su mente no dejaban de rondar esos pensamientos.
– Como sea, no importa, supongo que estabas pensando en algo y llegaste a distraerte. Y esta bien, te acompaño con algo de comida.
Su ritmo cardíaco se normalizo, sus pensamientos seguían inundando su cabeza mientras ella iba por comida, tanto que estaba distraído viendo el cielo, por alguna razón sintió alguna comodidad con ella, algo que pasaba rara vez, normalmente usaba a todas las personas sin importar que tan importantes podían ser para el, aún así esta ocasión fue diferente, quizás podría intentar estar más cerca, no lo sabría hasta intentarlo, aunque era algo que no lo llevaba tan bien Rokudo. Cuando ella regreso entonces Rokudo tomó con ambas manos cada cosa que ella le trajo, comenzó a comer tratando de distraerse del tema para al menos así no llegar a incomodar.
— Y tenías razón, parece que si es un bonito Cielo, ¿Eres de admirar ese tipo de cosas?
Comenzó a comer apenas ella se sentó a su lado, dando un par de mordidas en el emparedado y después un trago al jugó.
Por un segundo dejo de comer para entonces concentrarse y hacer que aquel cielo se viera más grande, como si la luna y las estrellas se acercarán, no solo eso, también creo una aurora boreal que atravesaba todo el cielo, era un bonito espectáculo de colores y formas diferentes.
— ¿Qué tal así? Quizás mejorara un poco.
Trato de hacerlo más bonito y vistoso para ella, desconocía cual seria el resultado pero aún así no estuvo de más tratar, mientras tanto siguió comiendo de aquel emparedado y bebiendo aquel zumo, quiso acercarse un poco más a ella para mantener el calor y así mismo calmar un poco sus dudas y pensamientos.
— Bien, ahora solo hay que esperar un poco a que la noche termine y podremos irnos de vuelta a la ciudad.
Musitó dichas palabras para después solo suspirar notandose en el viento helado y después de eso le nació el impulso de usar su brazo del lado de donde estaba Juvia para así pasarlo por la espalda ajena, ciertamente fue impulsivo, ni siquiera lo estaba pensando, cosa que no era propia de Rokudo, tenía que buscar alguna excusa para evitar alguna pregunta de ella.
– Disculpa, vi que tenías algo en la ropa, creí que era algún insecto.
Fue lo único que se le ocurrió para no tener que mantener una situación incomoda, aún así no la soltaba, por alguna razón estaba cómodo así.
— Además sigue haciendo algo de frío, ¿No lo crees? Seguramente la casa de campaña tiene suficientes cobijas para pasar la noche sin frío.
Rokudo Mukuro
Re: La noche nevada. [Juvia Lockser]
No podía comprender cuál era la conexión entre el ser raptada y su encuentro con Mukuro, pero sabía que todo eso tenía alguna relación. Y, a juzgar por la reacción del peliazul, era algo confuso.
El modo de actuar de Juvia parecía intrigarle al contrario, no era sorpresa, después de todo no eran amigos, más bien conocidos, pues jamás tuvieron algo relacionado con la amistad.
— ¿Ni aunque tuviera la información? Usted es muy misterioso, ¿Se lo habían dicho? — Respondió ante la afirmación de que no le diría nada aunque estuviera enterado.
Notó esa sonrisa malévola y el bostezo. Pobrecillo, pensó. Debió estar cansado después de andar vagando por la montaña y con ese intenso frío.
— Es como algún tipo de magia que ni Juvia ni ningún mago hace. —
Afirmó cuando le mencionó algo referente a ilusiones. ¿Eran eso? ¿Todo era una ilusión? Ahora se sentía como una loca. Pero que más daba, no se preocuparía tanto por ello. Ambos observaron el cielo que de pronto en el se veían muchas estrellas al momento en que las ramas de los árboles dejaron de estorbar. Algo digno de admirar.
Tras estar distraída y sumergida en lo más profundo de sus pensamientos pareció no importarle al peliazul, permanecía normal aún después de aquella escena vergonzosa en la que Juvia se apoyó en su hombro.
Después de comer en silencio, comenzaba a tornarse incómodo el ambiente, hasta que Mukuro rompió el silencio.
— ¿Uh? Eh... Sí, a Juvia le gustan esas cosas, ¿a usted no? — dirigió su mirada a Mukuro.
Poco después, el cielo se veía más grande, incluso una aurora boreal apareció ante ellos haciendo más lindo el momento.
— ¡Qué hermoso! — susurró viendo los bonitos colores que resplandecian. — Es en verdad muy bello. — sus ojos se iluminaron.
No estaba tan atenta a las palabras de Mukuro, pero, el repentino brazo rodeando la espalda de Juvia la hizo voltear hacia él un tanto sorprendida. Al saber que lo hizo para quitarle algo de la ropa se sintió desilusionada, ¿Pero por qué? Sin embargo, no la soltaba, cosa que aliviaba su estado de ánimo, ¿Pero cuánto duraría ese momento a su lado? Luego recordó que dormirian juntos en esa casa de campaña creada por las ilusiones del contrario. Se sonrojó completamente y su corazón aceleró el ritmo.
— Sí, Juvia está algo agotada y aquí afuera hace frío. ¿Va-Vamos a dormir, Mukuro-sama? —
Se sintió avergonzada al llamarlo de esa forma y de sólo pensar que pasaría la noche junto a él. ¿Por qué se sentía así? ¿Eran simples nervios o significaba algo más? Quizá podría descubrirlo más adelante, llegar al fondo de ese extraño sentimiento.
El modo de actuar de Juvia parecía intrigarle al contrario, no era sorpresa, después de todo no eran amigos, más bien conocidos, pues jamás tuvieron algo relacionado con la amistad.
— ¿Ni aunque tuviera la información? Usted es muy misterioso, ¿Se lo habían dicho? — Respondió ante la afirmación de que no le diría nada aunque estuviera enterado.
Notó esa sonrisa malévola y el bostezo. Pobrecillo, pensó. Debió estar cansado después de andar vagando por la montaña y con ese intenso frío.
— Es como algún tipo de magia que ni Juvia ni ningún mago hace. —
Afirmó cuando le mencionó algo referente a ilusiones. ¿Eran eso? ¿Todo era una ilusión? Ahora se sentía como una loca. Pero que más daba, no se preocuparía tanto por ello. Ambos observaron el cielo que de pronto en el se veían muchas estrellas al momento en que las ramas de los árboles dejaron de estorbar. Algo digno de admirar.
Tras estar distraída y sumergida en lo más profundo de sus pensamientos pareció no importarle al peliazul, permanecía normal aún después de aquella escena vergonzosa en la que Juvia se apoyó en su hombro.
Después de comer en silencio, comenzaba a tornarse incómodo el ambiente, hasta que Mukuro rompió el silencio.
— ¿Uh? Eh... Sí, a Juvia le gustan esas cosas, ¿a usted no? — dirigió su mirada a Mukuro.
Poco después, el cielo se veía más grande, incluso una aurora boreal apareció ante ellos haciendo más lindo el momento.
— ¡Qué hermoso! — susurró viendo los bonitos colores que resplandecian. — Es en verdad muy bello. — sus ojos se iluminaron.
No estaba tan atenta a las palabras de Mukuro, pero, el repentino brazo rodeando la espalda de Juvia la hizo voltear hacia él un tanto sorprendida. Al saber que lo hizo para quitarle algo de la ropa se sintió desilusionada, ¿Pero por qué? Sin embargo, no la soltaba, cosa que aliviaba su estado de ánimo, ¿Pero cuánto duraría ese momento a su lado? Luego recordó que dormirian juntos en esa casa de campaña creada por las ilusiones del contrario. Se sonrojó completamente y su corazón aceleró el ritmo.
— Sí, Juvia está algo agotada y aquí afuera hace frío. ¿Va-Vamos a dormir, Mukuro-sama? —
Se sintió avergonzada al llamarlo de esa forma y de sólo pensar que pasaría la noche junto a él. ¿Por qué se sentía así? ¿Eran simples nervios o significaba algo más? Quizá podría descubrirlo más adelante, llegar al fondo de ese extraño sentimiento.
Juvia Lockser Patsy
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