El comienzo de una amistad inquebrantable

Durante los siguientes días, después de haber luchado a lado de Hawk y mostrarle los alrededores de Legacy, no volvieron a mantener una conversación. El joven, a pesar de haberse presentado muy amable y caballeroso, estaba siendo distante. ¿Le habrá pasado algo?
No había sido el mismo desde la última vez que hablaron.

Juvia había aprendido a no entrometerse tanto en los problemas de Hawk, puesto a que casi no se conocían. Muchas veces lo veía en el balcón, recargado sobre el barandal, viendo por las enormes ventanas de la Academia hacia el horizonte. Prefería no interrumpir su vista y así pasaba de largo.

Un día, lo vio en el mismo lugar de siempre, dio un largo suspiro y se atrevió a acercarse hacia el pelimorado. Se recargó en el barandal, igual como estaba Hawk.

—Es una buena vista. — exclamó Juvia, mirando al frente, el cielo estaba cubierto de algunas nubes y se podía apreciar como el viento movía con delicadeza las hojas de los árboles que estaban en los jardines de Legacy.

—Hawk… ¿Legacy no es el sitio que esperaba? Juvia no debe intervenir en problemas ajenos… pero, ha estado muy raro últimamente. Juvia pensó que quizá no estaba cómodo aquí.— dijo mirando al cielo y poco antes de terminar su frase volteó a ver a Hawk.

El veía al frente, sin responderle, parecía estar sumergido en sus pensamientos.

—¿H-Hawk?— musitó observándolo con un rostro de preocupación.

¿Acaso la presencia de Juvia no le agrada, o es que tenia problemas serios? La indiferencia de Hawk preocupaba bastante a la maga de agua, pues, pensó que podría surgir una amistad. Ahora no sabía si eso sería posible. Tal vez, a él no le interesaba. Esperó una respuesta, aunque no quería insistir demasiado, estropear la poca comunicación que había entre ellos, no era algo que Juvia deseaba, hace poco estaba bien con verlo de lejos e intercambiar sonrisas, pese a que las sonrisas de Hawk eran demasiado forzadas.

Una vez que tuvo la muy esperada atención y una respuesta del joven, dichosa se sentía de tener la confianza de Hawk, pocas eran las personas con las que mantenía una amistad fuerte. Hawk era una de esas personas.

—Juvia le escuchará, Juvia quiere ser amiga suya, así que, siéntase libre de contarle lo que guste, sin temor. —

Le mostró una sonrisa sincera y dulce, muy típico en Juvia. Y cómo no hacerlo, si en pocos segundos la hizo recobrar la confianza de que ella seguía siendo alguien importante para él. El semblante de Hawk se mostraba relajado, pero la peliazul no estaba muy convencida de que así fuese, quizá la intención del joven era no preocuparla. Sin embargo, cuando Juvia apreciaba a alguien, lo hacía con mucho interés y dedicación.

Se apoyó sobre el balcón y a continuación escuchó atentamente lo que el pelimorado quería decirle. Fuera lo que fuera, ella confiaba plenamente en él.

¿Había escuchado bien? ¡¿Hecho a través de experimentos?! Su semblante cambio drásticamente al escuchar esa palabra, la sonrisa que hace poco le había mostrado poco a poco se fue borrando. Pasó un poco de saliva y se entristeció un poco conforme escuchaba atentamente y sin interrumpirlo.
Entendió que una de sus preocupaciones era que al ser alguien con una responsabilidad mayor, las personas a su alrededor siendo cercanas a él podían resultar heridas.

« Se trata de eso… » dijo en su mente, dejándolo proseguir con su historia. Alzó la vista un poco perpleja al escuchar sobre “Las amazonas”. En alguna parte había oído sobre ese tema.

« Oh, así que tiene una enamorada » pensó cuando este comenzó a hablar de Liz, quien también era perteneciente a ese grupo de mujeres. Se sorprendió.

Si Hawk había encontrado el amor ¿Por qué no estaba a su lado? Por más que fuese un experimento y un guerrero reservado, era una persona amable, honesta, intrépida y servicial. Incluso mucho mejor que otros…
Las buenas intenciones de Hawk y su preocupación por proteger al mundo a toda costa enternecieron a Juvia. Pero había algo que la inquietó repentinamente, y fue la forma en la que el pelimorado hizo pausa y apretó uno de sus puños. Comenzaba a arrepentirse de sacar el tema.

— Descuide Hawk… Juvia fue egoísta al ser tan entrometida. Si es algo de lo que Hawk no le apetece hablar, Juvia lo entiende. —

Teniendo en cuenta que la conversación era demasiado tensa y los recuerdos del pasado del pelimorado no eran fáciles de contar, la maga de agua se preocupó. Aunque quería saberlo, no quería causarle otro disgusto más.

Asintió con la cabeza cuando le indicó que se limitara a escucharlo y permaneció callada.
Si perder al amor de su vida le seguía causando remordimientos, ella lo comprendía, nunca pasó por eso pero imaginaba que debía ser muy doloroso. Sin interrumpir siguió prestando atención, colorada se puso al saber que Hawk y aquella chica habían tenido una noche especial.
Sus pensamientos bochornosos se esfumaron cuando prosiguió poniéndole fin a la noche mágica.

« Umm Juvia quería saber más » pensó, su rostro ruborizado poco a poco iba retomando su color pálido.

Y así, el pelimorado siguió revelando lo que sucedió después de aquella noche, ya que todos habían sido derrotados a causa de un demonio que lo buscaba, y su amada interfiriendo entre ellos tras el ataque que iba dirigido a Hawk, acción que provocó su muerte.

« Que tristeza » pensó, no se imagina que tan doloroso debe ser perder a alguien que amas. « Si Juvia perdiera a Erik-sama… no podría soportarlo. » agachó la cabeza, llevó ambas manos a su pecho.

El pelimorado terminó su anécdota, mencionando por qué prefería no involucrarse tanto con las personas a su alrededor mientras unas lágrimas escapaban de sus ojos, demostrando cuan abatido se sentía. —Juvia entiende que sus pensamientos están en creer que atrae dolor a sus seres queridos, pero no hay que darle esa cara de tristeza al pasado. Sí… Juvia no sabe nada, no sabe sobre el dolor al perder un ser amado, nunca pasó por algo parecido, pero si vivió el susto al creer que sucedería. Son situaciones distintas, las emociones no son las mismas y no tienen punto de comparación, pero a su Liz no le gustaría verlo así. Juvia sabe que a su amada no le gustaría verlo triste y cerrarse a las personas. Hawk es fuerte, bondadoso y servicial. A Juvia le agrada la compañía de Hawk y si algún demonio viniera hacia nosotros, lo derrotaríamos juntos.— dijo, esperando que sus palabras tuvieran algún efecto positivo en él.

Acortó un poco la distancia entre ellos y le dio unas palmaditas en la espalda. El entorno se volvió silencioso mientras el joven lloraba y la maga de agua estaba a su lado. — Está bien desahogarse, eso libera un poco el dolor en su corazón, llore todo lo que quiera, Juvia está aquí para usted. — exclamó.

Efectivamente estaría ahí para su amigo, aunque sólo se tratara de hacerle compañía mientras se desahoga, Juvia siempre estaría a su lado.

Se alejó lentamente de ella, cosa que captó su atención. ¿Se habrá sentido mejor?

— ¿Hawk? — le llamó.

Poco después el joven habló. ¿Ahora le mostraría su secreto y ese poder que tanto lo atormentaba? Retrocedió un poco y se limitó a observar. Cuando menos se dio cuenta el pelimorado tomó sus manos y fue como si hubiesen sido transportados a una sala color azul, parecía el cielo mismo.

— Ehhh... ¿No hemos muerto o sí? — ladeó la cabeza y exclamó con cierta ingenuidad.

De repente, el caballero que estaba a su lado desapareció. Por un instante se alarmó y buscó a su alrededor. Pero, la voz de él aún estaba presente. ¿Pero dónde? ¿Había desaparecido?

Poco después apareció frente a ella una criatura, un dragón dorado, muy resplandeciente y con apariencia majestuosa. Se habría asustado, de no ser porque ella ya había visto dragones anteriormente. Tan sólo se quedó maravillada y un poco confundida.

— ¿Ha-Hawk es un dragón? — llevó ambas manos a su boca y la cubrió con ellas.

« Es como Ayana-senpai y Erik-sama... » pensó

— Eso... eso... ¡eso es muy impresionante! — sus ojos se iluminaron, casi tomaban el mismo resplandor que el del dragón.

— Eeehh~ Hawk se ve muy bien ¡Puede llevar a pasear a Juvia en esa forma! —

Extendió sus brazos como si fuese una niña a la vez que daba pequeños saltos frente a él.
¿Por qué le molestaba mostrar su poder? Si era genial, sobre todo daba un aspecto poderoso y encantador, casi diría que a la maga de agua le parecía lo más increíble que había visto.