Un reencuentro inoportuno (Dabi)

A lo largo del día no había hecho mas que vagar por los jardines de la Academia, el viento soplaba de vez en cuando, moviendo los cabellos azulados de la maga de agua. Una que otra vez lo arreglaba poniendo algún mechón detrás de su oreja, el cual era movido nuevamente por el aire.

—Que viento más incómodo, y pensar que hace poco estaba normal. Umm, Juvia volverá a su habitación. —

El jardín era inmenso, adornado con muchos tipos de flores que le daban un aspecto hermoso y a la vez elegante. Se dirigió hacia el camino que la llevaría a las instalaciones de Legacy. Pero, un ruido llamó su atención, provenía de afuera, entre los arbustos. ¿Había alguien allí o se trataba de algún animal? Quizá un gatito se había quedado atrapado u ocultado entre las ramas. Aunque, por el movimiento de las ramas parecía tratarse de algo más grande, incluso más que ella. ¿Sería… una persona?

Movió algunas ramas para observar mejor de que se trataba, algunas de las hojas caían por la fragilidad ante el tacto de Juvia.

—No se ve nada ¿Habrá sido el viento? — exclamó, mientras seguía buscando sin encontrar nada. — Debió ser el viento. En fin, es hora de volver. —

Se dio por vencida y optó por volver a la Academia; cuando de pronto, escuchó su nombre siendo pronunciado por una voz masculina. Ya conocía esa voz. Se quedó atónita.

—N-No puede ser… ¿O sí? — se giró y vio a un hombre que ya conocía. Cabello oscuro y puntiagudo, con marcas en la piel que parecían quemaduras, debajo de sus ojos, cuello y brazos. Era Dabi...
Se quedó pasmada; él estaba con la espalda recargada sobre el tronco de un árbol, con esa mirada de pocos amigos que lo caracterizaba tanto. ¿Qué hacía aquí? escuchó algunos rumores de que había desaparecido repentinamente y nadie sabía de su paradero. Ahora estaba frente a ella y en la Academia.

—Da-Dabi-sama… ¡¿Qué hace aquí?! ésta es la Academia.— dijo en voz baja, como si tratara de evitar que alguien los escuchara. Era lo que quería, puesto a que no tenía nada en contra de Dabi y no deseaba que alguien de la Academia se diera cuenta e iniciaran una pelea. Después de todo, no aceptaba verlo como enemigo, de alguna forma u otra le tomó aprecio

Luego de que el azabache dejase a el clon por el bosque, donde se encontraría con Erik, su antiguo compañero, con ayuda de las perlas de Kurogiri, abrió un portal que lo llevaría a los jardines de la academia, por donde estaba situada la recámara de Juvia, la peli-azul con la que tuvo uno que otro encuentro.

Luego de abrir dicho portal, tocó el hombro del clon y éste se fué adentrando poco a poco en el bosque, lo perdió de vista, dió un suave suspiro y entró en el portal. Llegó en un parpadeo a los jardines de dicha institución; el portal se abrió en un bosque, a pocos metros del jardín. Cuando salió de éste, pudo visualizar que a diez metros de distancia se encontraba la maga de agua, sus cabellos azulados se movían con euforia por el fuerte viento, pudo ver que se empezó a alejar lentamente del jardín, el azabache no iba a permitir que se fuera, así que, tomó una piedra y la lanzó hacía unos arbustos cerca del jardín; lanzó la piedra con fuerza para que emitiera un ruido audible para la peli-azul. Cuando se percató del ruido, el azabache se recostó en un tronco en espera de Juvia.

La chica revisó los arbustos en busca de lo que haya provocado dicho sonido, al no encontrar nada empezó a alejarse de nuevo, Dabi chasqueó la lengua y exclamó el nombre de la maga. Pudo ver cada una de las acciones y reacciones de su contraria, parecía estár atónita al llamado, sin embargo, no dudó en acercarse y ver al antihéroe, el cual la recibió con una mirada fulminante, sería y sin expresión alguna en su semblante, pudo escuchar la advertencia de Juvia, lo cual lo hizo reír un poco y se reincorporó acercándose lentamente a la fémina, luego musitó.

ㅡ ¿Eh? Sabes muy bien que cualquiera que se atreva a desafiarme terminará fallando su misión... ㅡ posó su mano derecha en la cabeza de la contraria; era mucho más baja de estatura que Dabi. ㅡ Y bien, hace tiempo que no te veía, he escuchado algunos rumores y he venido a ponerte al tanto de la situación. ㅡ

Dicho aquello, levemente agitó su cabeza a un lado, dándole la señal de que fuesen al bosque, el azabache iba a probar qué tan fuerte era el amor entre aquellos dos y si en verdad eran verdaderos héroes y no farsantes los cuales debe eliminar en honor a su ídolo.

A pesar de que el azabache pertenecía a un bando distinto, Juvia no le temía. Varias veces tuvieron encuentros, pero por alguna extraña razón él nunca la asesinó. Muchos de sus compañeros se aterrorizaban del poder y la malévola presencia de Dabi. Sin embargo, Juvia tenía un punto de vista completamente diferente; Dabi no era tan malo como creían, de algún modo le recordaba a su Erik, tan roto, frio y distante a la vez, pero en el fondo con un corazón muy noble y necesitado de afecto. En alguna parte había escuchado la frase: “No todas las personas son malas, a veces están rotas por dentro y no hay nada que pueda ayudarlos” ¿Seria esa la razón por la que Dabi decidió seguir a un bando como Merak-Asgard?

— Juvia sabe que Dabi-sama es fuerte.— sonrió al instante que el azabache situó su mano sobre su cabeza. — ¿Eh? ¿Qué rumores? — ladeó la cabeza confundida, observando la señal del contrario, indicándole que lo siguiera.

—¿A dónde quiere ir? — se apresuró a seguirlo. Realmente no tenía ni la más mínima idea de lo que Dabi quería mostrarle. Optó por caminar rumbo al bosque con él a su lado. —¿Y ya le dirá a Juvia a donde nos dirigimos? —

Dabi, empezó a adentrarse junto a Juvia en el bosque frondoso que estaba al lado del jardín de la academia, llevaba un paso lento y tranquilo; no quería dejar atrás a su acompañante, podía escuchar con atención las preguntas hechas por su contraria. Dabi quería probar a qué punto podía llegar aquél amorío, sin más, siguió caminando dejando que el suspenso atormentara un poco a la peli-azul hasta que se adentraron bien al bosque, llegando a un pequeño riachuelo, el azabache acelera su paso y se sentó en una piedra de tamaño mediano en la orilla del pequeño río de aguas cristalinas, donde se apreciaba con claridad a los pequeños peces y a uno que otro renacuajo dándose un chapuzón.

Esperó a que la chica se sentara para empezar a hablar con ella, también le preocupaba un poco.

ㅡ Me enteré de que estás saliendo con Erik, qué sorpresa... ㅡ dijo viendola de reojo mientras que echaba su cuerpo hacia atrás deteniéndose con sus brazos, luego prosiguió ㅡ Me parece algo muy sospechoso, ya sabes, se fijó en ti cuando la decadencia de Merak empezó, ¿No se te hace sospechoso? Creo que sólo fuiste un boleto de entrada fácil a Legacy... ㅡ

Exclamó viendo aún a la chica, luego, desvió su mirada al frente y dió un suave suspiro, siguió hablando.

ㅡ También supe lo que Lacus te hizo, debes aprender a ser fuerte Juvia, no tienes que depender de nadie, ¿Por qué crees que estoy aquí de nuevo? Me preocupas, me causa asco y repudio el pensar que Erik te está usando, haría lo mismo si mi vida dependiese de una decisión así. Tú eres dócil, fácil de manipular por alguien como nosotros e imagino que estas enamorada, ¿No? ㅡ

Volteó a ver a la peli-azul de nuevo. El azabache estaba pensando en llevarse a la joven maga a el internado Asgard y darle una lección de vida.

Como no respondía a sus preguntas, un silencio invadió el ambiente, cambiando a uno más inquietante para la maga. Conforme avanzaban a lo más recóndito del bosque Juvia seguía al azabache, se mantenía alerta de cualquier cosa que fuese a ocurrir, pues el aspecto del bosque era silencioso y quien sabe que clase de seres podían aparecer de repente.
Llegaron a un sitio no tan lúgubre; un río escaso que a su vez era muy bonito, el agua corría y se llevaba consigo algunas hojas que caían de las ramas de los arboles al ser agitadas por el viento.
—Eh~ a Juvia le encantan los lugares así.— dijo Juvia.
Se agachó y pasó sus dedos por el agua, el tacto hizo que muchos pececillos se escabulleran a lo profundo del río. —Muy bello. — dijo con una sonrisita.
Dabi se había sentado en una de las rocas que estaban a la orilla. Juvia se levantó y fue hasta él, sentándose a su lado sobre una roca más pequeña. El azabache pronunció un par de palabras después de que estuviese muy serio, sus palabras fueron acerca de Erik. Ya se había enterado de su relación con el ex‐merakino.
—Ya se enteró, sí, Ju… — no finalizó su frase cuando el pelinegro prosiguió, diciendo que era algo sospechoso. Desconcertada lo observó fijamente mientras seguía opinando, llevó las manos a su pecho y agachó la cabeza cuando mencionó haberse enterado también sobre el suceso con el vampiro.
Permaneció absorta en sus pensamientos sobre ser fuerte y no depender de nadie. Claro que Juvia era fuerte algunas veces, pero poseía poca confianza en si misma y evitaba a costa una pelea innecesaria.

«¿Por qué creía que estaba siendo usada?» pensó.

Erik podía parecer distante, frío y malvado para los demás. Pero ella no lo veía de esa forma, era atento y amoroso con ella. Cuesta creerlo, pues pertenecía a un bando enemigo y era normal si de ahora en adelante lo veían como un traidor o espía… ¿O será que Dabi tenía razón y esto sólo era un plan de Erik?

«No… Erik-sama ama a Juvia… no puede ser. ¿O sí? ¡No! Aaah, Juvia está confundida.»

Llevó ambas manos a su cabeza y cerró los ojos para pensar un momento. Se sintió dividida entre la amistad que mantenía con el azabache y el amor que sentía hacia el pelirrojo.
Abrió los ojos de repente cuando escuchó a Dabi decirle que era fácil de manipular.

—¡Juvia no es fácil de manipular!— dijo en voz alta al mismo tiempo que se levantaba viendo al azabache. — Sí, Juvia está enamorada, pero Erik-sama no la está usando. Erik-sama no es malo…— bajó la mirada hacia el suelo. — Juvia no cree que Erik-sama esté jugando con ella… él… él realmente la ama. — esbozó una sonrisa con un rubor esparcido en sus mejillas.

No sabía si Dabi mentía a propósito o sospechaba como cualquier otro, pero quería mantener su confianza en el pelirrojo por el profundo amor que sentía.

Dabi escuchó con atención lo que la peli-azul le respondía, al parecer confiaba mucho en Erik, demasiado para ser verdad. El azabache soltó un suave suspiro al ver el rubor que se esparció por aquel palidezco rostro ajeno. Llevó una de sus manos a la mejilla de la peli-azul y le dió una suave risa burlesca.

ㅡ Vaya que confías en él... sabes, me enteré por bocas ajenas de tú relación con él, por que Erik ni la menciona por ningún lado. Al parecer no es tan fuerte como para estár al nivel de todos nosotros. ㅡ

Dió una sonrisa burlona, luego, posó su mano en la cabeza ajena y se acercó a su oreja.

ㅡ Fué incapaz de poder pelear contra Lacus para vengarse, creo que si yo te hago algo también será incapaz de hacer algo. Erik quiere estár en Legacy, por que en Legacy pelean juntos a diferencia de Merak, todos peleabamos por nuestra cuenta y salíamos victoriosos, en conclusión. Erik te usa. ㅡ

Dijo de una forma firme y seria, luego sacó una de las gemas dadas por Kurogiri y abrió un espacio para teletransportarse a el internado, le dió un suave golpe a Juvia en el cuello durmiendola instaneamente. La cargó colocandola en su hombro y suspiró susurrando.

ㅡ Eh... A lo que debo llegar para darle su merecido a Erik... ㅡ

Sonrió ladino y entró a aquel portal apareciendo en las puertas del internado.