Un escape con el enemigo. (Con Chise.)

Dabi, se encontraba caminando por Yokohoma, aquélla ciudad por la cual vagaba a gusto sin tener algún enfrentamientos con alguien, se sentía relajado al estár ahí, más cuando se trataba de callejones oscuros, dónde se sentía cómodo y solitario, era un placer para el azabache.

Poco a poco se empezaba a poner el sol, el cielo empezaba a tornarse poco a poco más oscuro, la temperatura empezó a enfriarse un poco; puesto que hacía frío en aquélla ciudad. Poco a poco la gente empezó a desaparecer de las calles por la hora que era. Dabi seguía vagando, era mejor por la madrugada, podía hacer lo que quisiera. Sin embargo, a lo lejos pudo ver una banda de hombres acercándose a él, cosa que lo hizo sospechar y preparase por si sucedía algo, los hombres no retrocedían, hasta que uno de ellos con rapidez iba a atacarlo, hasta que a lo lejos escuchó un disparo, sintió algo en su hombro, cuando se tocó, era un dardo, el antihéroe quiso contraatacar pero, sus ojos se empezaron a poner borrosos hasta que quedó inconsciente en el suelo.

Luego de unas horas, Dabi empezó a despertar, abrió los ojos de golpe y quiso atacar pero estaba con unos artefactos de metal alrededor de sus manos y apasionaban sus brazos también, cuando vió a su alrededor, habían bastantes personas a su alrededor, la mayoría niños y uno que otro adulto, entre ellos había una chica pelirroja que trataba de tranquilizar a dos pequeños.

El lugar donde estaban era oscuro, un extraño hedor se podía percibir en el aire, cuándo de pronto pudo escuchar a gente hablando a lo lejos, pudo escuchar con atención que iban a extraer el poder que cada uno contenía en sus cuerpos, al parecer todas las personas que estaban con Dabi tenían una peculiaridad, el antihéroe no sé iba a quedar sin hacer nada, así que, decidió empezar a encender sus manos en llamas, iba a derretir aquello que aprisionaba sus manos, el metal poco a poco empezó ponerse rojo, sin embargo no se derretía y al instante se enfriaba, al parecer sabían de la peculiaridad del azabache.

ㅡ Hey, tú, ¿Cuánto llevas aquí? ㅡ Le preguntó a la chica se cabellos rojos, puesto que, parecía tener la confianza de la mayoría de los niños presentes.

No había nadie cerca de Dabi, pues, a la mayoría le causaba miedo el aspecto del oji-azul.

Ella poco a poco abría sus ojos esmeralda. Cuando despertó se percataba que ya no se encontraba en los alrededores de Legacy, ni siquiera estaba en su alcoba. Observando al su alrededor, se encontraba en una especie de ¿mazmorra? Un agujero negro, húmedo y muy frio muchas interrogantes rodeaba su cabeza una de ellas era cómo había llegado a ese sitio sin recordar el ¿cómo? Lo último que recordaba era un día oscuro, lleno de nubes que ocultaban el sol y evitaba que entrara luz se encontraba recorriendo el castillo a solas y su fiel protector le había enviado de viaje a Tokio por unas cosas que necesitaba estaría unos cuantos días lejos de su ama. Se encontraba con cadenas, en sus brazos y pies pesaba demasiado como para ser comunes como cualquier otra preocupada por las demás ‘’ personas’’ se encontraba justamente igual que ella en la misma situación desagradable claramente veía en miedo en sus ojos y la angustia cada uno de ellos sabia mejor que nadie lo que se sentía vivir en una pesadilla por mucho años había vivido con miedo, la soledad, la depresión, la tristeza que carcomen el alma. La cabello rojizo no dejaría que le sucediese nada trataría salvarles la vida aunque su propia vida estuvieses en juego desde ese momento dos días había pasado hacia lo imposible por encontrar algún punto débil en las paredes, piso, en los barrotes que los mantenía encarcelados.


《 El viento augura problemas, me temo que solo conduce a un lugar aún más tenebroso. en su sinuoso camino se enfrentaran a la brutalidad, a la violencia, y quizá a otros horrores trascendentales. 》


Una misteriosa voz aguda resonaba una y otra vez emitiendo miedo, contras las paredes recosas llantos augurios, lágrimas derramadas por partes de las demás personas de las diferentes edades había muchas personas atrapadas cada una con un don especial, un poder extraordinario envidiados por muchos bandidos. En el instante aquella voz se esfumaba por completo un miembro más aparecía en la prisión un joven delgado con el cabello de punta oscura. Lo más intrigante era sus largos parches adheridos en su piel como si tratase de ocultar cicatrices la femenina volvía a centrarse en calmar a dos pequeños niños no dejaba de llorar temía a las misteriosas personas que los mantenía aún con vida con el único objetivo de robarles su poderes. Secaba las lágrimas de los pequeños gemelos les hablaba suavemente con voz dulce.


ㅡTranquilos, no dejare que les haga daño a ninguno de los que estamos aquí si? ㅡ


Musitaba con cierta preocupación, abrazaba a los pequeños protectoramente hasta que fue interrumpida por una voz masculina que la sacaba de sus pensamientos volviendo a ver oji azulados fucsia con grandes ‘’ojeras’’ en sus ojos.


ㅡ3 días aun sin encontrar una manera de escapar de este lugar…. ㅡ