Recuerdos y encuentros inesperados (Dabi)

Dabi yacía en el suelo pastoso de un bosque en Tokio, Japón, era un día tranquilo y agradable, bastante para el azabache. El sol alumbraba tenue y el calor era suave, el viento azotaba las hojas de los árboles con suavidad. Elevó uno de sus brazos, apreciando la piel púrpura que poseía, poco a poco empezó a recordar su tormentosa infancia en casa, con su familia...

Años atrás:

Dabi en aquel tiempo llamado por su verdadedo nombre Touya Todoroki, hijo del héroe número 2, Enji Todoroki, el peor héroe jamás visto en la historia, era repugnante ver cómo lo descartaba de la posibilidad de poder ser un buen héroe por ser "inútil" para él. Un día, hijo como todos sus hermanos estaban bien vestidos y presentables, al igual sus padres, sin embargo, a él no se le fué avisado de alguna visita, lo único que le dijeron fué que se encerrara en su habitación hasta que la cena terminase.

Los ojos del pequeño pelirrojo se llenaron de lágrimas, y su corazón se encongía tanto que dolía respirar. Sus brazos y cuello estaban llenos de vendajes, pues su cuerpo no soportaba su propio poder y siempre que lo utilizaba sufría quemaduras, hasta él mismo se consideraba un estorbo.

Las horas pasaban y se podían escuchar las risas de su padre y de las otras personas, mientras que Touya se encontraba en su habitación, a oscuras, jugando con un pequeño insecto, formaba una conversación con aquel pequeño animal, el aburrimiento lo estaba matando, y no podía evitar llorar a cada rato.

Mientras que lloraba, escuchó a lo lejos unos pasos, se levantó en seguida y se limpió las lágrimas con sus vendas, safando una de estas dejando ver sus quemaduras, sus ojos totalmente abiertos pudieron divisar la silueta y el cabello blanco como la nieve de una niña, su voz era angelical y pudo calmar su quebrada alma al escucharla, soltó un suspiro y respondió a las preguntas de la chica.

ㅡ S-sí estoy bien... ¿Quién eres? ㅡ preguntó levantándose del suelo mientras que trataba de no mover tanto los brazos, pues, el dolor de aquellas quemaduras era infernal.

La respuesta de la chica fué inmediata, luego empezó a ser bombardeado con preguntas de parte de ella, se sentía nervioso, pero algo en ella lo llenaba de paz y tranquilidad, como si de un ángel se tratase. La voz del chico, suave y susurrante, era como la de una persona agotada.

ㅡ Silene... yo soy Touya... Soy hijo de ese imbécil... que se hace llamar héroe. ㅡ dijo, frunciendo el ceño mientras veía al suelo, luego de eso empuñó su mano y prosiguió ㅡ Estoy aquí por ésto ㅡ levantó sus brazos ㅡ no quiere que vean que soy un inútil que se lástima a sí mismo con su poder... ㅡ

Luego de eso, pudo ver cómo se acercó y empezó a hacer algo con sus vendas, le dió miedo pero cuando siguió, se quedó quieto, cuando untó aquella savia en sus brazos, podía sentir un suave ardor, pero poco a poco podía sentir como las quemaduras iban adormesiendose.

Vió como le hablaba a su pequeño árbol, así pudo comprender que su quirk estaba relacionado con las plantas, eran tan diferentes, uno creaba y sanaba, otro destruía y mataba, eran bastante diferentes, se acercó lentamente a ella y se colocó en el marco de la puerta.

ㅡ Desearía tu poder, yo estoy maldito... ㅡ dijo, refiriéndose a su quirk.

Aún seguía recostado en el marco de la puerta, se encontraba cabizbajo, su mirada estaba perdida en recuerdos del maltrato de su padre y el maltrato que recibía su madre también, quería salvarla pero se sentía impotente al ser tan débil. Levantó la cabeza cuando la chica empezó a hablar entre cortado, debido al llanto, la volteó a ver de reojo, escuchaba con atención le que decía mientras que veía como las lágrimas de deslizaban por las pálidas mejillas ajenas y terminaban cayendo al suelo.

La pequeña niña se tranquilizó y empezó a abandonar la habitación mientras que el pelirrojo se encontraba aún en el marco de la puerta, la chica se despidió y entre dientes el pequeño respondió.

ㅡ Espero que sí... ㅡ

Su mirada estaba cambiada, una expresión de odio se veía en su rostro, su ceño estaba fruncido a más no poder, sus dientes presionados entre sí que a veces soltaban pequeños rechinidos, poco a poco salió de la habitación y fué corriendo hacia el comedor mientras que sus brazos empezaban a encenderse en aquél fuego azulado, quemando al instante las vendas que los cubrian. Entró al comedor y respirando como si de una bestia se tratase, dirigió su mirada llena de rencor y de odio hacia su padre y exclamó.

ㅡ Maldito seas, ¡Maldito seas! No voy a aguantar tus desprecios más tiempo, eres de la clase de falsos héroes de los que habla Stain.ㅡ sus brazos ardían aún más y el fuego crecía, luego lanzó una gran llamarada hacia Enji, quemando toda la mesa y quemando tenuemente a todos, corrió con velocidad hacia una ventana y lanzó una nueva ráfaga con su brazo derecho hacia éste abriendo una gran salida, no sin antes voltear a todos y musitar.

ㅡ Te juro que acabaré contigo, Enji, recuerda éstas palabras...ㅡ

Y así fué, como el hijo mayor de la familia Todoroki desapareció del mapa.

Presente:

El azabache abrió los ojos dando un gran suspiro, luego se levantó del parto y caminó un par de metros encontrándose a una fémina, la cual le recordó a aquélla pequeña que conoció en su infancia, la vió con seriedad y exclamó.

ㅡ ¿Quién eres y qué haces aquí? ㅡ