¿Amor? ¿Estaturas? ... ¡¿Pareja?! ( Zen )

— ( ¿Porque...? ummm... no demasiada sombra, no muy cerca del agua, no mucho sol, no, no, no ¿PORQUE?) —Estaba tan aturdida, levemente enfadada pateo una piedra, y la misma choco contra un arbol y salio volando, no le tomo atención a ello, simplemente vio el arbol, junto a unas rocas. ¡Si! ese lugar era el indicado.



Despues de una hora habia "devorado" esos gruesos tomos de piel. Los dejo ahí y comenzó a caminar por todo el lugar, encontró un area llena de flores, de tonos lilas, rosas, moradas, amarillas. Alegremente empezó a cortar algunas. Jugaba por el lugar; cantaba, su hermosa voz angelical erizaba la piel, su facciones perfectas.

— Nariyamanu! ai wo sakebu yoo~ subete wo daite koko ni irunda Hikari wa soko ni aru yo, Yuzu-nerai — (Opening 1 Nanatsu no tasai)




Finalmente, ya eran las 12 del dia, tan rapido..., estaba dispuesta a irse, cuando sorpresivamente escucho un movimiento brusco entre las hojas.

— ¿H-hay alguien ahí? — Preguntaria levemente sonrosada

Ya llevo varias horas buscando un lugar para relajarme, uno que no me recuerde a Clarines, no necesito recordatorios del lugar donde me sentía encerrado como un ave enjaulada.
Fue gracias a ésta oportunidad de intercambio diplomática que pude por fin sentir algo de libertad.

—Si tan solo Hide hubiese podido venir...—

Sonreí con calidez ante el recuerdo de mi mejor amigo y guardaespaldas.
Fue entonces que tropecé con la raíz de uno de los árboles, cayendo directamente en un claro (tras rodar un poco, ya que estaba un poco en colina) lleno de flores.

«Maldición... Al menos nadie me vi–»

No podía estar más equivocado, puesto que una dulce voz, a no muchos metros de distancia, resonó.

—Ah, no, verás—

Estaba a punto de poner una excusa, más no me fue posible, debido a la belleza de la niña sentada en la zona sin flores del claro. Justo en el centro de ellas.

—Yo... Eh...—

No se veía de más de 7 años, lo cuál era extraño, pues jamás había pensado que una niña tan jóven fuera hermosa, siempre me habían parecido tiernas o lindas, pero... ¿qué había de diferente en ésta?

—Lo siento si te asusté, ¿me permites acercarme?— pregunté, sacudiéndome y levantando las manos, mostrando que no era peligroso —Mi nombre es Zen Wistalia, y... Bueno... Me tropecé por estar distraído mientras andaba—

Mis mejillas se enrojecieron, pues me daba mucha vergüenza tener que admitir un error como ese, sobre todo a una niña, el deber de un príncipe era ser un modelo a seguir, no un torpe bufón.