El amor puede ser tan raro... [Esdeath]

Tras abandonar el gran caos que armó en la mansión, decidió vagar entre las ramas de los densos bosques tropicales y observar el amplio terreno de la extensa vegetación así mismo con sus variadas especies, que corrían con temor al ver que escurría un líquido carmín en el rostro y alguna que otra extremidad del arquero.

— Mierda... — Protestó molesto en cuanto a su condición, no terminó del todo bien y era claro, al enfrentarse con esa amenaza llamada Rimuru.
Demonios, si no fuera por mera suerte... No estaría ahí para contar una más.

Sus heridas cerrarían de forma lenta, su Acción Independiente (la clase Archer tiene una reserva de mana que ellos mismos "crean" y así evitan depender tanto de sus Master) no contenía ni siquiera el 60% de lo que conservó durante su vigilancia, además de que la marca carmesí asemejando a una serie de líneas en punto de quiebre, están por desaparecer... Si, al parecer su Amo no tiene aún control sobre el dominio de poderoso pero peligroso Santo Grial y mucho menos de la oscuridad que éste posee en su interior, en dónde usó al moreno como conejillo de indias y ver qué efectos podrían traer en los espíritus heróicos.

Se sentó por unos momentos hasta que al menos estuviera en forma para volver a seguir su camino de regreso a su base, sin embargo; un gran estruendo se escuchó a la lejanía y no olvidemos los clásicos gritos de auxilio.

» Estás bajo prueba.«
Se dice que los magos que tienen un contrato con algún Servant adquieren pequeñas "habilidades": Sellos de comando, ver sus recuerdos pasados y hablar telepáticamente sin necesidad de estar cerca el uno de otro. Y así fue como recibió el mensaje del ya mencionado, no tenía de otra más que obedecer.

— Y aquí vamos de nuevo, que divertido. — Replicó sarcástico, se levantó no sin antes de limpiar su rostro con la manga de su vestimenta.
Y así emprendió una atajo hacia el escándalo, una vez ahí se encontró con un Nomu y una persona X que buscaba salir con vida.

Saltó hacia el frente, quedando enmedio de ambos y claramente el humano artificial fijó su mirada en Emiya, en quien no dudaría en atacar de forma agresiva y aún así el peliblanco se limitaría únicamente a evadir los ataques, y de vez en cuando proporcionar golpes con sus puños o pies.

Estaba sin energía, no podía mantener aún el ritmo ni siquiera para mantener a salvo a aquél inocente en el sucio juego de su Master, aunque no se rendiría tan fácil por el simple hecho de que en su interior aún conserva el deseo de proteger a las personas.

— Uh, parece que te encanta relacionarte con personas tan débiles. —

Había decidido unirse al bando ganador. El bando de quienes aplastan a los débiles y luchan por sus principios, gente de honor con la cuál la reina del hielo podría prestar su ayuda y fuerza. De cualquier forma, aún no conocía a nadie. Sólo rumores rondaban por las cercanías, se mencionaba a un tal "Rimuru" cómo la persona más poderosa de Asgard, por supuesto, Esdeath estaba ansiosa por conocer al susodicho, no hallaba la hora para tener un enfrentamiento con esta entidad. Nada más que eso, por lo que sus días hasta ahora no eran más que basura. Matar criaturas sobrenaturales era su pasatiempo temporal, cómo en los viejos tiempos, cuándo era una niña y vivía en las montañas del norte con su tríbu. Necesitaba encontrar a alguien que le diese más información del paradero de Rimuru, por lo que en este preciso instante se encontraba en búsqueda de quién pudiese colaborar con ella. Para mejor, fue que se propuso ir de viaje a la isla. Era un lugar bastante peculiar, dónde lo más probable era que se encontrara con humanos o bestias. De cualquier forma estaba bien para ella, puesto que con ambas especies podria divertirse un rato.

Desde la madrugada es que se le podía ver merodeando por los alrededores de el lugar; La playa, la selva, cuevas, etc. Al momento llevaba alrededor de cuatro bestias asesinadas, aunque no estaba del todo segura si todas eran completamente bestias, ya que uno de ellos tenía aspecto casi humano. Es decir, poseía la anatomía de uno. Jamás antes había estado en presencia de un espécimen tan extraño. Podría ponerse a investigar sobre ellos pero sería prácticamente una pérdida de tiempo. Con borrarlos del mapa bastaba.

En una de sus tantas vueltas por la selva y su extensa vegetación, fue que presencias en constante movimiento llamaron su atención. ¿Habían más personas ahí? ¿O solo eran más bestias inservibles?.

Obviamente, no dudó ni un segundo en acercarse con cautela al lugar, no estaba a más de 4 metros de distancia, por lo que no tardaría en llegar.

Tras una palmera, observó el escenario frente a sus ojos; Una bestia humana, un albino en condiciones deplorables y una humana asustada. Sintió lástima por los humanos, la muerte los esperaba y nadie podría hacer nada. Cualquiera que presenciara tal espectáculo se acercaría a ayudar pero Esdeath no era de esa forma. Debían luchar por su vida y así ganar. De no ser así, tenían una muerte merecida, puesto que los débiles mueren inevitablemente. Extender su patética vida era un desperdicio.

Tenía dos opciones: Seguir el combate hasta esperar una oportunidad que esté a su favor o simplemente retirarse y dejar que Nomu devore a la chica.
Muchos estarían de acuerdo con la segunda, pero si conoces lo suficiente a Emiya, sabes que no se retiraría antes sin dar buena pelea y lograr cumplir el deseo de un hombre frustado, quien salvó su vida esa noche del incendio.
El recuerdo vagó por su cabeza: Todo parecía tan distorsionado, completamente mudo y apenas la luz era visible en aquel Flashback dónde se encontraba en su versión más pequeño, sentado a lado de su padre adoptivo y este mismo platicando le sobre el objetivo más hipócrita, el mismo que lo condenó a repetir muerte tras muerte.

— ¡Maldición! — Exclamó con ira al darse cuenta que bajó la guardia, y en un acto sorpresivo fue enviado con un solo golpe a otra dirección.

En ese momento se sentía la tensión del ambiente, era claro que el vencedor fue determinado por un mera fuerza bruta... El final se acercaba para aquella fémina desconocida, y bien se sabía ante el temblor de su cuerpo.

La criatura no tardó en aproximarse y abrir su mandíbula de manera que el cuerpo entero esté dentro complemente; sin embargo, una espada fue lanza a dirección al interior de este, posteriormente otra saldría disparada hacia uno de sus antebrazos y en menos de un parpadeo una detonación se provocó de gran magnitud.

— Ey, ¿quién te ha dictado vencedor, tonto? — Exclamó a la lejanía una voz gruesa de entre las muchas ramas, hojas y demás saldría él nuevamente con rastros de sangre en su rostro y lo restante del cuerpo, no fijaría su mirada más que en su adversario y proyectaría nuevamente sus espadas favoritas: Kanshou y Bakuya, un par de afiladas armas de combate que son la representación del Ying y Yang.

— Me produces asco, dejaré de jugar y acabaré rápido... No te preocupes, no sentirás nada. —
Haría tres pares de la misma sin problema alguno y los lanzaría a diferentes extremidades del Nomu, pasados unos segundos soltarían una fuerte carga eléctrica y continuamente una detonación capaz de aniquilar toda célula que tocó el filo de la espada.
Los gritos de cabreo y dolor eran inmensos e insoportables, pues aparte de haber jodido en una pelea absurda... Ahora contaminaba el sereno ambiente.

En ese momento Archer se usaría como "escudo humano" para evitar más daños a la inocente, de tal manera que sus vestimenta se vería afectada después de la pequeña pero potente detonación de las armas que lanzó.

Mantuvo la paciencia una vez que el desafío concluyó, mostró una cálida sonrisa a la chica con tal de proporcionar tranquilidad e inclinarse con tal de acariciar su cabeza.

— Calma, estarás bien. —

Ya tenía sus apuestas hechas. Estaba totalmente segura que ambos morirían en manos de aquella desagradable bestia que amenazaba con devorarlos. ¿Ya venía siendo hora de hacer su presentación y asesinar a todos los presentes?. De todas formas, era obvio que preferirían ser asesinados con pulcridad y elegancia, de manera lenta pero hermosa, a diferencia de ese estilo bruto de aquel monstruo, que seguramente los desmembraría y demarraría sangre por todas partes. En fin, ya estaba dispuesta a dar un paso adelante. Ya el protector había sido lanzado a las lejanías de la selva, entre los árboles. Mientras que la débil chica tan solo se limitaba a llorar y temblar de miedo. Que vergüenza, ¿Acaso no podía valerse por si misma?. Estúpida, mínimo podría hacer funcionar sus piernas y largarse a correr. Aunque eso no le aseguraba seguir respirando, ya que de una forma u otra Esdeath la habría matado de un solo golpe.

No había esperanza ya. Ella misma se encargaría de lo que quedaba.
Estaba completamente lista, incluso ya su palma se encontraba abierta para producir hielo pero algo inesperado sucedió. Unas cuchillas, o especie de medias espadas habían apuñalado con presión y rapidez a la criatura. Ambas provenían de la dirección en que había sido lanzado el albino. ¿Seguía con vida?

— Ese chico. . .¿Es humano?.

Murmuró para sí misma mientras tomaba el borde de su sombrero, para así tapar su rostro y que no la vieran. Definitivamente algo especial había en el hombre, quién al parecer por lo visto, podía crear espadas de la nada. Era extraño, definitivamente no se podía explicar el cómo hacía eso. No podía darse a ver aún, quizá ahora la pelea iba a tener a otro ganador.

Y así fue, la asombrosa e inexplicable habilidad del desconocido se hizo ver por última vez; seis espadas se clavaron en el cuerpo deformado de la bestia humana, las cuales procedieron a emanar una clase de ¿Descarga eléctrica? No podría saberlo bien con tan solo observar.

Lo único definitivo era que el animal humano habría muerto.
Ese joven era especial, no era un chico cualquiera. Sentía admiración por la fuerza que poseía, aún cuando se encontraba tan herido físicamente. Se esforzó hasta el último instante para proteger una vida, estaba decidido a ello y sacó fuerzas de flaqueza para cumplir su objetivo. Simplemente admirable.

Estaba por marcharse, no iba a aprovecharse de la situación y estado del albino y asesinarlo. Si algún día se enfrentaban, tendría que ser en óptimas e igualadas condiciones. Se dió la media vuelta para emprender rumbo pero en una última mirada de reojo, fue que la sonrisa en el rostro de el mismo chico la dejó completamente perpleja.
Era como si su corazón volviese a latir, la ansiedad y el deseo recorrieran cada centímetro de su cuerpo, el calor subió de golpe a sus mejillas, enrojeciendolas temporalmente. Algo en ella le decía que era el indicado, él debía ser el único. Aquella reacción, sensación jamás antes experimentada lo decía.

"Tiene que ser mío"

No lo dudó ni un instante, caminó hasta dónde se encontraba él junto a la humana y tomó las manos de el albino, sin decir nada e ignorando a la chica que se encontraba expectante.

— Eres tú, al fin nos conocemos.  

Dijo mientras observaba con brillo en los ojos al tan herido joven.
Iba a ignorar a la chica, esta vez perdonaría su vida solo porque su amado lo había dado todo para salvarla. No la necesitaba, Esdeath lo quería a él.

Finalmente todo concluyó en una bestia calcinada, Archer más herido de lo planeado, daños menores a árboles y demás ... Pero lo importante era mantener a la fémina fuera de riesgo, y lo consiguió con complicaciones, aunque eso no importaba.

Fue hasta que el momento de tranquilidad fue interrumpido por el sonido de pisadas, provocando nuevamente que la chica se mostrase asustada y pues, era entendible tras tanto lío que no le involucraba, sin embargo, Archer no se inmutó ya que sabía antes de su presencia; todo gracias a su habilidad de Ojo de Halcón.

Una vez que sus manos tuvieron roce con las de ella, un rostro de confusión de reflejó en él.
No se conocían ni mucho menos se habían topado antes, por lo que era evidente que debía resolver ese asunto antes de que pasase a mayores.

— ¿Es posible que sea yo? Digo, hasta estoy dudando de quién soy. — Replicó con sarcasmo, parte de "su encanto" ante cada conversación con cualquier persona, incluso si se trata de una desconocida que detona un poder inmenso; lo sabía bien por su vestimenta que le da imagen de ser una general y claramente su "energía" que emana en ese instante.

Separó una de sus manos y proyectó nuevamente una de las espadas ya vistas, la cual otorgaría a la víctima de todo el problema.

— Ve a casa, y solo lanza esto a dirección de cualquier cosa que intente hacerte daño. — Comentó con tranquilidad, se podía percibir nuevamente ese tono tan tranquilo de su parte.
— Yo me haré cargo de esto. —

La menor corrió a dirección contraria a ellos, por lo que los dejaría totalmente solos en ese lugar.
Ahora solo depende de Emiya del como mantener todo bajo control y salir de ahí una vez por todas.

» Esta mujer... Me es conocida, podría ayudarnos de alguna forma.
Archer, ni se te ocurra hacer alguna tontería. « Nueva orden emitida por su Master, debía seguirla si quería aún mantenerse dentro del Mundo Humano; de lo contrario, se iría y no podría cumplir su venganza.

— ¿Y con quién tengo el disgusto?
Ah, lo lamento. Es gusto, ¿No? Que torpeza la mía. —

No había duda alguna, un hombre tan valiente, con honor, decidido y fuerza era el merecedor de ser su prometido. Era cierto, no se conocían pero era justamente lo que buscaba. Se notaba que era único, otra persona como él no había. Tras haber experimentado el placer de torturar personas, de ganar batallas y pelear, comenzó a buscar algo más. El dinero no era de su interés, los lujos mucho menos. Por ello, quería sentir el amor. A pesar de ser una general reconocida y temida, seguía siendo una humana, con sentimientos. Pero no cualquier hombre podría cumplir con sus estándares. La sonrisa que había visto en el rostro del albino, era claro signo de que él era la persona que había estado buscando.

— Es claro. Dime tú nombre, necesito saberlo.

Observó a desconocida chica correr mientras aún sostenía una de las manos de el joven. Apreciaba cada sensación que le brindaba ese hombre, quien hace unos segundos atrás era un completo extraño. Su mano era tan cálida y la piel de su palma era áspera, lo cuál le decía claramente que había hecho mucho esfuerzo y trabajo. De esa forma era que su piel se había vuelto más áspera en esa zona. No podía evitarlo, estaba completamente enamorada, quería ver esa sonrisa otra vez, quería que aquella sonrisa fuese para ella y nadie más, lo anhelaba.

Acortó la poca distancia que los mantenía separados y de uno de sus bolsillos sacó un collar de metal, el cual tenía una fina cadena unida al mismo. Sin preguntar, lo ajustó al cuello de su contrario, de esa forma tendría completo control sobre él, y no podría escaparse. Para ello, sostuvo la cadena con su mano libre.

— Mi nombre es Esdeath. Las formalidades no son necesarias, tú sígueme.

Una sonrisa radiante y poco usual se dibujó en su rostro. Quería saberlo todo de él, pero estaba demasiado herido y necesitaba descansar. Era un lindo lugar para tener algo parecido a una cita. Tiró de la cadena y comenzó a caminar, esperando a que la siguiera pero el ruido de arboleda siendo destrozada la distrajo. Al parecer era otra bestia humana. ¿De dónde salían esas cosas? Era imposible que se reproducieran entre sí. Al menos así lo pensaba.

— ¿Tú sabes que son estás cosas?.

Dijo mientras se acercaba hacía el ser sobrenatural, mientras el mismo se preparaba para devorarla. Podría haberlo congelado y ya, pero decidió lucirse frente a su prometido. Es por esto que decidió asesinarlo de forma más vistosa.

— Nunca había visto una criatura de esta complexión. Lo más probable es que sea una especie de invento.

Juntó la yema de cada uno de sus dedos, dejando la forma de un rombo entre el espacio de ambas, de dónde comenzó a salir una luz cegadora.

— ¡Weissschnabel!

Una vez pronunciadas estas palabras, múltiples lanzas de hielo aparecieron a su alrededor, las cuales fueron incrustadas en el cuerpo de. La criatura, una por una. Podría seguir vivo, gracias a su resistente cuerpo y eso Esdeath lo sabía muy bien. Quería lucirse, es por esto que mientras la criatura estaba casi inmovilizada por el ataque, aprovechó de darle el golpe final. Retrocedió unos metros, era peligroso seguir tan cerca con la siguiente técnica que iba a usar.

— ¡Hagelsprung. . .!

Chasqueó sus dedos y en el instante en qué lo hizo, un gigante glaciar de hielo apareció sobre la selva, el cual iba a caer directamente sobre ellos y principalmente, el Nomu.

Dió un par de saltos hacia atrás, hasta llegar donde se encontraba el albino y tomarlo del brazo  para alejarlo junto a ella del lugar de impacto.

— Ahora sí que estamos solos ¿No es así?.

Lo abrazó por la cintura con una sonrisa en el rostro, se había esmerado por impresionarlo

No entendía el interés repentino de la contraria hacia él, para ser sincero no tenía mucho que aportar en cuanto información personal... La mayor parte sus recuerdos no los puede ver o siquiera tener acceso a ellos, es como si mente estuviese perdida del todo.

— Supongo que no estoy en condiciones de reclamar... Bien, puedes llamarme Emiya. —  Era todo, no excedería más de allí, ya que no sabía si la chica conocía sobre su esencia como "Espíritu Heróico" o ContraGuardián del mundo. Dar más información podría ser un futuro peligro o asimilar, además de que también le molestaría el andar explicando cada detalle.

No fue hasta que su rostro se tornó sorpresivo en cuanto sintió el frío metal del collar que ahora tendría rodeando su cuello hasta un tiempo indefinido; si bien podría librarse de él fácilmente, tenía que respetar la decisión anterior de su Master por lo que optó por dejarlo allí sin queja alguna.

Le siguió, puso resistencia ni mucho menos algún tipo de jalón para evitar el seguimiento a la ruta que ella quería tomar o así fue hasta que nuevamente apareció otro humano alterado con grandes dotes de poder.

— ¿Esas cosas? ¿Te refieres a mis queridos "compañeros"? Se llaman Nomu. — Cuestionó con su clásico tono burlón, era claro que sí eran una especie de compañeros ya que fueron creados de alguna forma por su Amo, así mismo que debía colaborar con ellos y viceversa, aunque la mayor parte del tiempo él se veía afectado en limpiar los desastres de estos.

— Elegante, de carácter fuerte con unas habilidades interesantes e inteligente... Si que pareces interesante. — No parecía inmutarse, es decir, no tenía miedo de ella desde su llegada.
Parecía no estar en peligro, quizás lo estaba confundiendo con alguien más o posiblemente se la topó antes y Archer no recuerda si tenían tal cercanía.

No fue hasta el abrazo que la mujer le proporcionó inesperadamente, incluso así tenía que sacarse de dudas.

— Si, y ahora que lo estamos... Déjame hacerte una pregunta bastante obvia. — Tocó su mentón con su mano diestra, su mirada con pizca de curiosidad se fijó contra la de ella, mientras que su mano diestra se colocó en su mentón.

— ¿Nos conocemos de algún lugar? — Cerró los ojos, tratando de recordar un suceso inexistente, era eso o ella debía tener la respuesta.

El hecho de que Emiya no haya mostrado señal alguna de oposición respecto al collar, eran buenas noticias, no tendría que usar fuerza con él, ¡Que maravilla!. Realmente estaban destinados a estar juntos, seguramente era por eso. Quizá no era necesario tenerlo de esa forma pero...Apenas se conocían, no podría confiarse con tanta facilidad. Por ello, decidió que se quedaría con aquel "seguro" hasta que no le demostrará completa fidelidad y confianza.

Observó con admiración el rostro del joven, examinaba cada parte de el mismo, cómo se expresaba, el color de sus ojos, sus facciones masculinas. Quería memorizarlo a la perfección dentro de su cabeza. De todas formas, no era tan necesario, ya que planeaba estar junto a él en todo momento, no podía permitirle escapar o algo semejante.

— Nomu. Que extraño nombre, no se parece a una bestia cualquiera. Estoy segura que tiene genética humana. ¿Sabes si eso es cierto?.

Hacer observaciones y conocer más a fondo a criaturas cómo esas le serviría de alguna forma. No era su estilo hacer experimentos pero siempre era una buena estrategia conocer al enemigo. Si eran creaciones, lo más probable es que muchos más de ellos estén rondando por quién sabe dónde, y seguramente tendría que enfrentar a uno en el futuro, quién sabía. Parecían buenos sujetos de entrenamiento, podría usarlos a su favor.

Sus pensamientos se habían enfocado completamente en lo que sería pelear, después de todo era lo único que disfrutaba hacer antes de conocer a Emiya, se regañaba a si misma por ello, ya que realmente solo deseaba pensar en él y todo lo que le involucre su persona.

— Nunca antes nos habíamos visto. Pero tu valentía, espíritu de caballerosidad y sonrisa fueron las que me tienen aquí. Eres el hombre perfecto.

Apoyó su cabeza en el pecho del albino, mientras con sus brazos rodeaba su cintura. ¿Esto era el amor?

— ¿Extraño? Que cruel de tu parte. — Manifestó nuevamente con ese tono burlón suyo, aparentemente no se cansaba de él a pesar de que esto le suele traer muchos problemas.
Poco a poco se estaba sintiendo incómodo por el collar, entendía y aceptó hace algún tiempo atrás su rol como Sirviente... Pero ahora parecía más que eso, una mascota sin siquiera una dosis de dignidad por oponer resistencia desde un principio.

— A pesar de ser humanos artificiales, aún tienen "sentimientos". ¿No lo crees? — Estaba buscando aún una mínima oportunidad de escapatoria, y finalmente comprendió tras su forma de hablar y obviamente el abrazo que le proporcionó en ese momento, definitivamente se trata de una rareza de enamoramiento...
Describirlo de una manera que él mismo ni se considera así, la cercanía tan repentina y el hecho de no haberlo matado desde un inicio sin conocerse; efectivamente se trata de eso, aunque quizá esté bajo el efecto de algún hechizo o así que nubla el perjuicio de la mujer, no importa, debía salir de ésta y tenía ya a la idea cómo.

— De la misma forma que tú los tienes. — Una sonrisa pícara se formó en sus labios, le tomó del mentón con la mano diestra y lo acercó a él, dejandolo a pocos milímetros de su boca.
Mientras que en su mano diestra proyectó una versión más pequeña de su espada Bakuya tardando unos pocos segundos extra de lo habitual, ya que su Mana no parecía estar de su lado en ese momento.

Por lo que no tendría de otra más que robar un beso a la peliazulada, y en ese mismo momento fue cuando se escuchó el corte de la cadena que sujetaba al collar.
Su filo no se vería afectado ni asimilar, pues éstas armas son hechas de un material de alta calidad y resistente.

— Que lástima, no creo que podamos seguirnos conociendo. — Una pequeña sonrisa se formó en él, en ese momento la apartó "delicadamente" con un pequeño empujón y salió corriendo hacia el frente, aprovecharía mezclarse entre los árboles y hojas del lugar, al menos lo que había hecho serviría un poco de ventaja para salir de ahí, ¿No?

Se le hacía una molestia no conocer del todo a quien tenía en su compañía. No entendía el porque de su actitud burlesca, ni porque parecía "defender" en cierta parte a una bestia. ¿Tenían algún tipo de conexión o simplemente era sarcasmo?. En fin, lo de las bestias no era su problema, con tal de matarlas le bastaba para ser "feliz" no eran de gran ayuda por lo cual en conclusión no eran más que basura inservible. Dentro de su cabeza no se le hacía importante que algo o alguien tuviese o no sentimientos, para ella eran simples presas, por lo que eso era un detalle mínimo. Pero claro, por su amado, se daría el tiempo de pensarlo. . .Aunque fuese difícil. ¿Sentimientos una bestia?.

Tomó su mentón, en un gesto de concentración. Creía que solo los humanos tenían sentimientos y emociones, y considerando la forma de actuar de los Nomu, no tendrían nada más que instinto animal.

— No tienen sentimientos, estoy completamente segura de eso.

La repentina iniciativa por parte de su contrario de tocarla, hizo que dejara de tomar su mentón, de modo que así no interrumpiese las intenciones del albino.

Casi como si fuese una adolescente de 15 años, sintió como su corazón se aceleraba al instante, sus mejillas se ruborizaron de forma que la blanca piel de esa zona se había tornado tan roja como un tómate. No iba a dejar pasar semejante oportunidad, sería su primer beso. Pero a la vez, sabía de antemano que aquel engatusador hombre planeaba algo, lo sentía en su presencia, sus intenciones eran casi tan claras como el agua.

No era un gran problema ya que en tales condiciones no iba a ir muy lejos, y de paso tendría un beso de regalo. Ya tenía previsto que tanta tranquilidad ante un collar de posición no era normal, tarde o temprano pasaría. Una vez que sus labios se separaron, una gran sonrisa aterradora se dibujó en su rostro. Su rasgo más notorio se estaba presentando en su máximo esplendor. Era divertido, cómo una persecución, cómo seguir a un juguete.

— Emiya. . .Eres perfecto.

Bajó su centro de gravedad de forma que pudiese tocar el suelo con su diestra. Zona del suelo en la que una gran "torre" de hielo creció hasta los cielos, con ella encima. De esa forma tendría una vista de todo el panorama y sería como ver a un ratón correr desde arriba.

No había como confundirse, entre tanta zona verde se podía ver el cabello blanco que le caracterizaba a Archer, fue muy fácil de encontrar.  Una vez localizado, usó la técnica "Weisschnabel" que le permitía crear Miles de lanzas de hielo. Las cuales fueron dirigidas a la zona en qué se encontraba el chico.

— Si no mueres ahora, eres digno de mí.

Susurró mientras bajaba por los cielos hacía donde se encontraba su objetivo, manipulando el hielo a su gusto, de forma que pudiese pisar en "peldaños" de hielo sobre el aire.

Era imposible escapar de ella, menos aún con tan poca energía y tan ensangrentado. No tenía en sus planes matarlo, pero si ponerlo a prueba contra ella, si fuese tan fuerte como ella creía, seguramente no recibiría ni un solo ataque, estaba muy confiada en que los esquivaría de alguna forma.

Y así fue, se llevó una grata sorpresa al observar desde lo alto una técnica tan curiosa e impredecible, cualquiera que se enfrentará por primera vez a él, no tendría en cuenta que podrían salir múltiples flechas de lo que parecería una sola y patética flecha. Sorprendente, ya se estaba ganando más puntos de lo que tenía con Esdeath. Nuevamente sonrió, se sentía orgullosa y no podía evitarlo. Ese chico estaba lleno de sorpresas y curiosidades, sobre todo. ¿Cómo es que podía crear cosas de "la nada"?. Dudaba mucho que tuviese en su poder a una teigu, ya que no lo sentía, entre usuarios de teigus se conocen, en ese caso no estarían batallando, porque de una forma u otro uno de los dos tendría que morir.

Pero entonces, ¿Que era él, que secretos escondía?.

— La palabra "Rendirse" no es parte de mi vocabulario.

No pensaba que se atrevería a atacarla, eso solo la emocionaba más. ¡Que hombre!. Estaba previsto el ataque de las cuchillas, la dirección era lo más importante. Se permitió concederle el deseo de hacerla caer, solo para darle una dosis de alivio y falsas ilusiones. Parecía como si hubiese caído al vacío, la gravedad se la llevaba directamente al suelo y en el entretanto de su "aterrizaje" amenazaban las espadas con cortarle la cabeza.

Que situación, que problema.

Dos cuchillas. Para evitarlas, levantó un muro de hielo segundos antes de que impactaran contra su cuello. Al instante, congeló sus tobillos y muñecas, permitiendole controlar el hielo de esas zonas, de tal forma que parecía volar.



— Lo único que quiero es que no te escapes de mí.

Una vez que sus pies tocaron tierra firme, corrió hasta estar a unos metros de distancia del albino, estando así de cerca podría acorralarlo. Se detuvo y alzó la diestra, momento exacto dónde una gigantesca pared de hielo apareció en todos sentidos, rodeando la zona y consigo a ellos.



— No tienes adónde ir, ¿No quieres estar conmigo?.

Dijo mientras se acercaba, provocando que la tierra por dónde pisaba con sus tacones se esparciera.

— ¿Que Archer esté con usted? Esa es una petición oportuna, general. — Pronunció una voz masculina a la lejanía, una totalmente diferente a la de Archer.

Provenía del que ahora es "dueño" y fuente de mana del moreno; un personaje de apariencia juvenil, cabello castaño y piel blanca.
Que lleva un abrigo color verde oscuro con un cuello felpudo púrpura, debajo de esto una camisa negra, una corbata blanca y en la parte inferior un pantalón holgado negros.
Además de llevar una máscara en forma de pico y guantes blancos con los cuales busca "protegerse" , pues parece que el exterior le enferma.

— Aunque no es posible por el momento, ya que yo poseo el mando. — Despojó de su mano diestra uno de los ya mencionados guantes, dejando visible unas marcas rojas que simulan 2 patrones: Un arco y encima de éste una línea transversal.

¿Qué hacia él allí? ¿Y a qué se refería con eso? Quizás Esdeath estaría más enredada con más información, por lo que decidió demostrarle el poder de estos.

— Por medio de este hechizo de comando: Archer, usa tu poder contra la pared. — Y es cuestión de segundos, la figura del arco que estaba en su mano desapareció y posteriormente una aura carmesí rodearía el cuerpo de Archer; en menos de lo esperado él sirviente hizo otra vez proyección de su arco en la mano zurda, mientras que en la contraria en su palma sería iluminada por una luz rojiza.

Debajo de sus pies se formaron un círculo y patrones raros, además de que emanaba de él la fuerza y poder de  Caladbolg II: La espada espiral falsa.

La cuál tensó en el arco y se fue haciendo delgada como si se tratase de una flecha, una vez allí sería lanzada por él y ésta se convirtió en un potente proyectil explosivo.

El cual estaría casi por rozar a la chica, pero no era su objetivo si no el gran muro.
Antes del impacto, el proyectil se detuvo a medio metro de éste durante unos segundos y posteriormente impactó de forma tan grave que provocó que densos y grandes pedazos de hielo cayeran del cielo tras la explosión.



— Supongo que deseas saber más sobre "tu amado" . ¿No es así? — Cuestionó nuevamente, no tenía miedo ante ella ni mucho menos tras la exposición ya que Archer cubrió al joven de que fuera herido o siquiera tocado por los grandes o minúsculos trozos del hielo.

— Bueno, te puedo ofrecer más que eso.
¿Qué tal tenerlo las 24 hrs contigo? Por un tiempo indefinido, claro. — Por su tono de voz sabía de lo que hablaba, y ella debía creer en él.
Si optaba por una estrategia contra él; jamás obtendría más información y perdería una oportunidad tan grande, más vale que opte por la "pacífica" y lo escuche.

— Emiya es un "Servant" de la clase Archer.
¿Has escuchado sobre eso antes? — Espero alguna respuesta, reacción o asimilar, aunque lo más posible es que lo ataque por semejante cosa o asimilar ya que al parecer no le gustaría compartir a Emiya.

Se dejó llevar por completo gracias a la situación, tanto que no había notado que alguien más estaba cerca de ellos. En cuánto se hizo visible la silueta de un hombre joven y de aspecto "peculiar" fue que afinó todos sus sentidos de un instante a otro, no podía permitirse distraer cuando una presencia tan confiada y amenazante como esa estaba cerca de ella. No lucía físicamente como un guerrero, es más, se veía frágil pero lo que llamaba la atención de la peliazul era su mirada de cazador, es decir, como si estuviese acechando a todos. Su actitud tan segura de si mismo le provocaba náuseas, una persona tan habladora no valía la pena, pero no iba a actuar por puro enojo.

— Ve directo al punto. Me aburres.

La mayoría de las cosas que salían de sus labios eran como un trabalenguas, ¿Hechizos, comando? ¿Que era todo eso?. Parecía como si estuviese disfrutando de algún tipo de juego, uno sin sentido.

Por otro lado, el hombre que había cautivado su corazón parecía obedecer sin chistar, ¿Era una especie de esclavo?. Porqué de ser así, que estupidez obedecer a alguien más débil que tú. El tema ya comenzaba a molestarle. Aún más después de presenciar en carne propia como el albino cumplía con las órdenes de el chico de la máscara. Estaba claro que entre ambos buscaban algo de ella, ya que la espada de extraño aspecto no fue dirigida hacía ella, parecía querer impresionarla, querer "ganarsela". Todos los peligrosos restos de hielo que caían gracias a la explosión no significaban nada para ella, ya que el hielo era manipulado a su gusto.

Permaneció en silencio durante toda la "charla" ¿Servant? ¿Eso sería algún tipo de esclavo o semejante?. No entendía del todo pero no se podía mostrar confundida, por lo que con la típica expresión fría que solía tener, decidió desenvainar su espada, frente a frente del enemigo.

—Será mío. Siempre y cuándo solamente yo tenga posesión sobre él, no quiero ningún tipo de engaño, niño.