No tiene nada de raro

-Es tan... tedioso- Murmura ygvar para si mismo mientras camina por las calles en busca de un buen lugar. Aun en un lugar desconocido, cada uno de sus pasos es seguro y carente de miedo. Una que otra persona se fija en el al pasar, acaso es tan raro ver a alguien como el? o sera que su cabello esta desarreglado? tendra alguna mancha su ropa? -Nah, imposible. Esta gente es mas extraña que yo, todos nacen con talentos y aqui estan desperdiciandolos...- sigue el demonio hablando consigo mismo mientras sigue su busqueda.
Una vuelta tras otra, siguiendo las calles sin rumbo. Despues de unos minutos nota un camion frente a una tienda en la esquina, con dos hombres. Cansado de no saber su direccion, se decide a preguntarle a uno de ellos, el que parece ser el conductor. -Buenas tardes- El hombre se voltea a verlo con una cara de preocupacion -eh... que necesita- Ygvar solo lo ve con una sonrisa suave -disculpe la molestia pero, podria decirme donde esta el restaurant mas cercano?- el hombre se limpia el sudor de la frente con un trapo a su cintura y le hace un gesto a ygvar para que lo siga hasta la esquina.

-Camina hasta la siguiente cuadra, y cruza a la derecha, veras una plaza con una fuente. A la derecha, veras un pequeño restaurant, sirven buenas carnes.- Ygvar solo penso en lo cerca que estaba del lugar y lo tonto que se veria alguien preguntando direcciones sobre como llegar a la casa de al lado. -Ah, esta cerca, muchas gracias, disculpe las molestias.- -No fue una molestia, hasta luego- Se despiden con un apreton de manos, y cada quien sigue su camino. Unos minutos mas de caminata, y miradas extrañas, y ha llegado al restaurant. Ni se fijo en el nombre, el olor de la comida lo cego por completo. Al entrar, fue asaltado por los aromas de las diversas comidas en preparacion, "exquisito" fue lo primero que paso por su mente. Dio un vistazo rapido como le es habitual, al parecer el lugar tenia todas las mesas llenas, a excepcion de una... sus ojos se fijaron en esta palida y hermosa mujer. -Delicada y bella, sangre fria y piel calida.- Parece que lo dijo en voz alta, ya que ella tambien lo vio, directo a sus ojos.

Caminó directo a su mesa, absorbiendo cada detalle a su alrededor. Estaba bebiendo un cafe, tenia una nota en la mano con una hora. "6:40pm" decia, resaltado varias veces. Asi que tendria conpañia... -Buenas tardes, no pude evitar notarte al entrar, y veo que tienes algo de lugar en tu mesa, sería mucha molestia si me siento?-

En algún lugar de la Ciudad Yokohama se encontraba aquella Maid en una intensa caminata, buscaba un lugar lindo para almorzar cualquier cosa mientras qué su pareja volviese del otro extremo de la ciudad, no seguía indicaciones, seguiaba por el sentido común de seguir a cualquier persona que pasaba, era estresante y repugnante estar rodeada desde un principio de Humanos, desplazarse en busqueda de entretenimiento fue lo mas interesante en el momento. ¿Qué hacía? logró conseguir una especie de restaurant en el sur de la ciudad, cerca de muchas tiendas de comida rapida; más ingresó en la que se veía mas lujosa o elegante, fue maravilloso.

Un lugar levemente amplio perfectamente limpio por manos trabajadoras, comida suficientemente decente como para el paladar de un Rey, un auto servicio directo y un poco discreto, el silencio era un poco nulo pero el ruido no era exagerado, no llegaba a molestarle, solamente incitarle a sentarse en la primera mesa a al que fue guiada, un menu tan amplio fue colocado sobre la mesa, un joven algo apuesto se posiciono al costado de la Maid sentada, cosa extraña. ¿En que mundo se veía una Maid comiendo en un lugar elegante antes que trabajando?

—Señorita, tenemos un amplio menu de distintos platillos repartidos por todo el Reino, desde lo mas sencillo hasta lo mas lujuso, bebidas de años de antiguedad hasta de las mas comunes. ¿Quisiera recomendaciones o-...?

Una interrupcion fue puesta, no necesitaba siquiera seguirle el juego. Llevaba todo el rato leyendo el menú hasta que sencillamente dejó su dedo indice sobre la seccion de bebidas, un café puro fue lo que pidio para luego entregar el menú, aunque un segundo menú se posiciono al frente de si. Era obvio, esa mesa podría ser compartida, no tenía problemas con ello.

—Espero tengas buen gusto.— Fue lo unico que dijo, para luego ver irse aquel Joven no sin antes una reverencia, de forma sorprendente el café había llegado, el precio no era nada economico. Eran de los mejores granos cultivados en las afueras del Reino, al igual que el precio la calidad del mismo era tan alta que llegó a reconocer su sabor como "perfecto", primer sorbo, segundo sorbo fue lo que logró tomar antes de ser interrumpida, aquel hombre No-humano por obvias razones se había acercado a su mesa, era una sensacion de alivio y felicidad, no tendría que convivir con algo inferior a los insectos o directamente, un humano.



—Buenas tardes. Es bienvenido a tomar asiento, no será una molestia, al contrario. Es... bueno ver a alguien distinto a lo normal en estos lugares.— La referencia era clara, lo invitaba de forma directa. ¿Dejarlo ir? para nada, inclusive había sonreido desde qué empezo a hablar, al terminar su rostro de seriedad se volvio a presentar.

Ygvarrak da una leve sonrisa, se sienta frente a la mujer, y la mira a los ojos, como si estuviera buscando algo. -Tu... Tu no eres humana, tus facciones son perfectamente simetricas en todo sentido. Hasta diria que fuiste creada. Y has de ser una creacion hermosa. Como te llamas? y que hace alguien de tu calibre en este lugar?- Ygvar parece no interesarle la imprudencia de su palabreria, esta absolutamente cautivado por la mujer frente a el. A su vez, le hace un gesto a un mesonero para llamar su atencion -Ah, ya has pedido cierto? sabes de algo particularmente bueno que sirvan? Ah, espero no te moleste mi palabreria-

-Buenas tardes caballero, que desea? tenemos una amplia seleccion este dia.- Ygvar termina de leer el menu y se lo entrega al mesonero. -Quiero un filet mignon con salsa de champiñones, un simple arroz egipcio, papas horneadas, y vino tinto.- El mesonero anota su orden, da una reverencia y se aleja.

No hubo mucho que decir, solo ver las acciones de quien ahora estaba sentado al frente. De una u otra forma era interesante solamente ver la gran estatura y fisico de quien era similar a un Mino tauro, aquellos rasgos faciales similares al humanoine al iguel de la perfección que habítaba en sus cuernos, en cortos momentos señalo al Menú para facilitarle el trabajo, ¿Hablar de ello en publico? no era negable, debía responderle con total sinceridad o eso pensaba.

—Interesante, logras identificar las distinas Razas. Soy la replica exacta de los gustos de quien me creó, claramente. Soy la perfección que mi amo tanto anhelaba. ¿Mi nombre? Narberal, Narberal Gamma. No soy de mucha habla pero; ¿No crees qué cada cierto tiempo viene siendo bueno un dialogo fluido?— Era simpatica a simple vista, aunque era alguien de evitar total dialogo o siquiera miradas, se quedaba plasmada mirando los globos oculares ajenos, simplemente era algo sinceridad, demostraba no tener problemas en centrtarse unicamente en el ajeno.

—Como puedes ver, ya tengo mi orden. ¿Podrías probar las carnes, no? se ven cuidadas con exageraciones.— Su mirada se fue hacia el recien llegado, la silla vacía que estaba tecnicamente al costado de la redonda mesa se mantenía intacta, sin rastros de haber sido movido de lugar esperaba al siguiente individuo, una mesa para 4 personas para ser exactos.

No tenía razones para quejarse o siquiera molestarse de la tardada llegada, se mantenía intacta en su lugar, tomando su café.

—Ya hay muchas preguntas de tu lado, ¿No? ¿Quien eres, cómo te llamas señor Demonio?— Una leve pausa se presentó, invitaba a Yato a sentarse, faltaría pedir otro menú para mas alimentos, era obvio que vendrían a comer. —Debería ocultar su rostro con magía, no lo cree? los humanos no se adaptan tan faciles a quienes no son como ellos, pero lo admiro. Puede caminar con tanta seguridad y sin ser discriminado, imponente respeto deberá tener por esta zona, ¿O me equivoco?

Ygvar se voltea a ver al recien llegado, inspeccionandolo de pies a cabeza. "ha de ser su acompañante, que ha llegado tarde de paso. No le envio un mensaje ya que ella seguia viendo a su alrededor buscandolo, y no ha recibido nada desde que llegue... Que poco cortes" pensó ygvar mientras tomaba una servilleta y se limpiaba sus manos. -Tu debes de ser el compañero de ella. Que bien que hayas llegado, ella se estaba preocupando por tu tardanza, aunque no menciono nada al respecto de otra persona.- dejo la servilleta a un lado, irguio su espalda y volteo hacia la mujer. -Asi que estoy en lo correcto, eres una creacion. Tu piel tiene un tono casi uniforme, y la perfeccion de tu estructura lo delata. Tu creador es sin lugar a dudas, alguien que apreciaba la verdadera belleza. En cuanto a mi nombre, soy Ygvarrak Angerfist.- Ygvar lleva su puño frente a su boca al reirse un poco -Lo siento, aun despues de todo este tiempo, no puedo evitar reirme un poco al decir "Angerfist", es tan... antiguo para mi. Ademas, es algo burdo, "puño iracundo"- el hombre vuelve a llevar su mano frente a su boca, Dejando ver por completo sus garras. Afiladas como las de un aguila, negras y brillantes como la obsidiana. Decoradas con hilos de oro creando una obra de arte perfecta de una flor distinta en cada una de sus garras.

-Ah, mi cara? no tengo razon alguna para ocultar mi apariencia, no soy hermoso ni estoy cerca de la perfeccion. Ademas, la forma humana es muy... limitante. Sobre el respeto, supongo que las personas de cierta forma respetan aquello que temen. Aunque es cierto que podria tener alguna discriminacion por mi apariencia, estoy seguro de que las personas en esta area han presenciado a otros como yo. Tal vez no con frecuencia, pero si lo suficiente como para no alarmarse por mi presencia. ah, y no soy bueno con la magia, necesito toda clase de artilugios y objetos para poder contra-arrestarla de ser usada en mi, y por muy descortes que sea, no revelare que tipos son, o si estoy en posesion de alguno. Ahora, nuestro recien llegado no parece ser humano tampoco, y creo que ha sido muy paciente esperando su turno, ademas, mi orden ya esta en camino. Si no les es mucha molestia.- Ygvar levanta su mano y llama al mesonero que esperaba el momento ideal para llevarle su orden.

-Disculpeme por hacerle esperar, espero este deliciosa esta carne.- La sonrisa de Ygvar se torna algo mas sombria al mostrar su afilada dentadura al mesonero, el cual empezo a sudar frio al instante. -No es una molestia señor, y le aseguro de que si tiene alguna queja, se la haré saber al cocinero.- El mesonero deja el plato frente a ygvar, y levanta la cubierta, trayendo a la luz un grueso y jugoso trozo de carne con champiñones esparcidos a su alrededor. De ser mas joven, no estaria apreciando como deberia estas delicias. Mientras Ygvar apreciaba la carne, el mesonero le sirvio su copa de vino. -Espero disfrute su comida, caballero.- El mesonero se inclina y deja la mesa.

-Los aromas de todo esto, son intoxicantes. Les ruego me disculpen, pero comenzaré sin ustedes.-

Recibida el permiso para poder sentarse específicamente en el costado de la mesa, no tardó mucho en sentarse buscando no intervenir o molestar a sus acompañantes ni a cualquier otra persona del restaurante. Una vez en su asiento, escuchando tales palabras de tal "Desconocido" referidas a cierta preocupación que había tenido Narberal por tardarse fueron causantes de una gran impresión y algo de duda en el ante tales palabras.
Si bien sabe cómo es Narberal lo suficiente como para adivinar fielmente que si Yato se encontrara muriéndose aun portaría una actitud tranquila ¿Cómo podría ser que ella se preocupara por tardar? no tenía una respuesta y preferiría dejarlo así para no arruinar cualquier motivo de tales palabras, palabras que bien acepto sin importar y acto seguido haría lo que debería hacer, disculparse.

— Disculpa no era mi intención, la próxima vez avisare sobre algún contratiempo.

Ni el mismo estaría seguro de cumplir eso, se le podría olvidar o incluso ni siquiera llegarle la bonita idea de avisar, era normal en él.
Terminando tales palabras guardo silencio, el mismo que básicamente para sí mismo era incomodo, pero lo hacía por mero respeto y formalidad.

Estaba extrañado ante tales expresiones que serían normales de no ser por tal apariencia "Monstruosa", aunque solo era su apariencia ya que su actitud no era más que de cualquier otra persona común.
Escuchaba sus palabras así sabiendo algo del, aunque no debería puesto a que en tal conversación no podría estar participando por llegar tarde, pero tampoco se iba a hacer el sordo.

Aprovechando que tal Mesonero había tomado presencia en la mesa con el orden pedido por Ygvar, antes de que se retirara ya satisfecho de haber cumplido su objetivo en tal mesa prefirió darle otro.

— Espera, mesero antes de que te vayas me gustaría ordenar alguna bebida energética si no es molestia ¿Podrías?

— ¿¡Usted estaba aquí!? Disculpe la falta de respeto, enseguida vengo con su orden señor.

Yato únicamente pudo sonreír de cierta manera burlona y asentir con su cabeza mientras tal mesero se retiraba después de mencionar tales palabras. En definitiva, era producto de lo poco notable que es Yato al ser humano, lo que lo hace impredecible en todo momento para ellos, lo que lo hace "Invisible".

En su espera, prefirió no decir ni una sola palabra, aunque esto sea un paréntesis a como es su personalidad. No tenía nada que agregar o incluso preguntar, simplemente nada más que observar a sus acompañantes hasta el momento.

No tenía razón alguna en negar algo o aclararlo, sencillamente se desesperaba estar sola. Al fin de cuentas, el dinero que tenía era justo para sobrevivir un par de semanas alimentando al Dios inútil, era obvio que su rostro de "felicidad" donde habitaba una sonrisa se llegó a ocultar en la clara admiración de la seriedad, como sí de una persona de orgullo de reyes se tratase se posiciono en su ser, o mejor dicho. Representaba lo que era, alguien superior a la mayoría de quienes habitaban en la zona, la realeza eran simples campesinos al costado de la elegencía y belleza de la Maid, los ultimos sorbos dejaron en claro la calidad del local era sobre entendida, el café duraba exageradamente poco en la temperatura alta, eso solamente pudo demostrar el disgusto de la Maid.

Colocó la taza sobre la mesa, ya desinteresada en lo que sucediese con la taza vacia. ¿El mesonero? llegó, se dispuso a atender quien estaba a su lado, lo ignoraba; se perdió en sus pensamientos al borde de dejar de escuchar o razonar con todos los demás, por lo menos hasta que el mesonero terminará de servir aquellos platillos.

—Disfrute de su comida, no planeo probar ni un bocado en este lugar, no me apetece en estos momentos ciertamente.— Reacionó, su mirada se dirigió a quien ahora se encontraba comiendo, no llegaba a llegarle la atención como para pensar en qerer comer, pero si lo llamativo de las necesidades que necesitaba aquel mayor, posiblemente no lo necesitaba y empezaba a comer por gusto o capricho. Elevó los dedos indice y medio de su diestra, hacía una leve seña reconocida entre trabajadores de la realeza como una llamada indirecta, solamente iba para pedir otra taza de café, mas podría pensarse que solicitaba un menú, su taza fue rellenada de aquel liquido tan preciado en aquel momento, quería poder disfrutar de lo mismo.

—Aunque sea descortés quisiera saber una cosa, ¿Qué planea en este lugar? realmente no es recomendable venir de turistas.. no lo digo por experiencia, pero por mi lado esta ciudad no me trae del todo una confianza.

Era obvio, quería sacarle información. Por lo menos, lograr saber a que se dedica. ¿Yato? era ignorado, se veía mas interesada en aquel Demonio, terminaba de darle el primer sorbo a su café ya en mano, estaba rico.

Ygvar engulle un delicioso bocado de carne y toma un poco de su vino antes de limpiarse los labios con una servilleta. -Ahem, estoy buscando a algo, o alguien. Es... complicado en realidad de explicar, pero estoy en su busqueda desde hace siglos ya. Ah, no lo he mencionado al parecer. Por mi... origen, soy un ser antiguo. No recuerdo con exactitud, pero estoy aqui desde hace mas de 5 siglos, tal vez mucho mas. Cuando llevas mucho tiempo viviendo, tu percepcion del tiempo tiende a dilatarse. Horas se te hacen minutos, dias se te hacen horas, y asi... Aunque mi edad sea avanzada, no es mucho lo que conozco del mundo, solo me he dedicado a viajar y conocer de boca en boca. Claro, a veces hago investigaciones a profundidad sobre los lugares a los que voy, si me parecen particularmente interesantes.- Ygvar toma la copa de vino y la lleva a su nariz para apreciarlo mejor antes de su proximo trago.

-Ah, delicioso. Y si, este lugar no es muy confiable, y las personas que salen de aqui, no son muy... amigables. Pero cualquiera le sera amigable a un viejo demonio capaz de aplastarlos, no? es solamente humano, el arrodillarse ante alguien con una fuerza indetenible, y esperar que tenga misericordia. Ah... Te parece suficiente esta informacion? o quisieras saber algo en especifico?- mientras le preguntaba esto, Ygvar corta un trozo de carne mientras le sonrie a Narberal. -Porque, eso es lo que deseas, no? saber si soy una amenaza a ese proposito para el cual fuiste creada, o me equivoco?- Ygvar lleva la carne a su boca y la saborea con gusto casi extremo.

Ygvar termina su comida, da un sorbo a su vino y limpia sus labios antes de mirar fijamente al joven. El tener esos aros dorados fijos en las personas suele ponerlos en un estado de miedo instantaneo, pero esta vez, parece no funcionar. -Eres joven, no creo que entiendas del todo los conceptos abstractos. Pero si te puedo decir que se lo que estoy buscando, y vine a este lugar porque creo que es donde tendre la mejor posibilidad de encontrarlo. No tengo motivos secundarios, no me es de interes lo que pase a mi alrededor mientras no me involucre. Apenas consiga lo que busco, dejaras de sentir mi presencia en la tierra. En cuanto a de donde provengo, no es muy relevante, el lugar dejo de existir hace siglos. De hecho, dejo de existir ese mismo año. Nunca entendi porque los... humanoides, quieren saber de donde provienen otros.- Ygvar aclara su gargante y termina su vino -Como pregunte antes, quieres saber si soy una posible amenaza a cualquier mision que tengas, cierto?-

Ygvar se cubre la boca mientras suelta una risa rasposa y profunda. A su vez, llega el mesero y le sirve al joven su bebida, parece ser hecha a base de diversas frutas dulces. -Lamento ser el que te diga esto, pero si fuera una amenaza para ti, no hay nada que puedas hacer al respecto. Mi fuerza no es algo que puedas resistir, solo una persona pudo, y ya no existe. En mi "juventud" la tierra temblaba bajo mis pies, y se quebraba con mis puños. No creo que te sea conveniente ser imprudente cerca de mi.-

—Interesante predicción, más me interesa mas el motivo del por qué tu existencia antes qué mis propias ambiciones, no lograrías entrometerte en mis razones de existir, así que no eres ni amenaza o releante en mi corta existencia, aunque lo dudes mi falta de conocimiento me hace querer mas; ¿Acaso no es eso lo que posees? Mejor información al pasar de las decadas, supondré que eres nuevo en estas tierras. No obstante, podrán haber mas especies similares o iguales a la tuya... podría decir claramente que el mundo es demasiado grande, pero a su vez. Muy pequeño.— Ladeó su cabeza demostrando una sutil y satisfactoria sonrisa, el momento de incomodidad no se haría esperar en aquel preciso momento, sencillamente se esperó el momento necesario para aparecer en la conversación entre los dos. De forma inesperada dejó caer aquella taza, mas la gravedad no fue ejercitada sobre la misma. ¿Estaba flotando? ¿Cómo era eso posible? La respuesta era inútil o irrelevante, era magía. Cualquiera podría pensarlo con solo verlo, por lo cual dejó sus palmas sobre sus muslos. Era obvio, estaba buscando ser tecnicamente inexiste en la hostilidad.

—Mi amo, mi Dios. Todo lo que puedo confiar ha desaparecido, soy libre. Pero, ¿Qué motivo en mi vida tengo sin poder servirle, dedicar mi existencia a el señor supremo? No tengo un objetivo, pero sí unas ideas de lo que podría hacer para estar a gusto en estas tierras.—

Sin mas, aquella taza empezaba a descender a una velocidad media, como sí de su mano se tratase bajando la susodicha. ¡Era momento de todo o nada! o bueno, era momento de ir bajando el tono de sus hablas. Podrían ser escuchados en las mesas cercanas, mas no en todo el local. En sus siguientes actos fue discreta, desde sus manos ejecuto un par de circulos magicos, los cuales comenzarón a girar. El resplendor de la luz ultra violeta era nulo, realmente era como un gif constante que se ejecutaba en su palma; el cual se desprendió de la misma. Lo sucedido en momentos despues fue sencillamente complicado, simplificando el hechizo lo sucedido fue qué una burbuja invisible fue impuesta en donde se encontraban los tres seres, dejando como eje la mesa. De su interior no podría ser escuchada ni una sola palabra, ruido o cualquier provocación llamativa desde la mesa. ¿Desde fuera? podría verse el interior de la burbuja como sí esta misma no existiese, podía ser atrevasada mas con el acercarse por lo menos tres metros de la misma provocaba una incomodidad y ansiedad ante las personas con problemas de baja auto estima, menores de edad o impulsivos. El interior no era excepción, suponía que podría ser soportado por sus acompañantes... ah, tambien puede oirse el exterior.

—Ahora que no tenemos interrupciones, quisiera conocerte un poco más. Ciertamente, es aburrido estar sola la gran mayoría del tiempo. Podríamos negociar a futuro, realmente necesito nuevas fronteras en el negocio de la magia.. pero, no puedo decir que soy conocida, obviamente solo soy una conjuradora de magia Arcana, elemental, espiritual y una gran infinidad de especialidades que no me apetece nombrar, son demasiadas para nuestro corto tiempo qué podremos hablar, no me gustaría fingir querer comer para conocer un poco de ti. No me mal entiendas, pero realmente tener humanos en mi vida es algo que aborrezco. . . Más, me interesa tener un buen trato con gente como tú. ¿Me explico? en el futuro, posiblemente te sea útil o tú a mi.— Fue directa, su rostro de estar totalmente neutro paso a ser uno mas femenino, como si de una mujer recien casada se tratase. La felicidad en su ser era totalmente complicado de explicar, más se expresada de una forma algo llamativa. ¿Por qué? de vez en cuando robaba las miradas de admiración de hombres y mujeres en el local.

Elevó su diestra, señalando hacia su frente. ¿A que se refería? era obvio, a las cornamentas que poseía el nuevo individuo. Mientras que su zurda empezó a señalar al Dios a su costado. El motivo era desconocido, por lo menos justamente en ese momento, en aquella corta pausa de excasos segundos de un silencio algo esperado desaparecieron, solamente por que empezó a hablar una vez mas.

—No tengo mucho tiempo en estos lugares, pero. Puedo decir que pasar por desapercibidos no es complicado. Al contrario de ti, llamas demasiado la atención, me sorprende que no tengas vigilancia en un radio de medio Kilometro o bueno; no detecto magia de seguimiento, menos de acercamiento para observarte a la distancia y... Cuida tus palabras ante el idiota que tenemos acá, es útil. A su manera. [?

Ygvar volteo a ver a Narberal apenas escucho su voz, y espero pacientemente a que terminara su demostracion de magia. Al terminar, ajusto su ropa y aclaro su garganta. -Correcto, poseo mejor informacion. Pero es informacion antigua, y posiblemente obsoleta, ya que estuve aislado por completo hace algunos años. Se como funcionan las cosas basicas, y estoy naturalmente al tanto de cualquier tragedia en el mundo. Aunque te puedo te decir con certeza, de que no encontraras ninguno como yo. Todos los que vi en estos años, que dicen ser "demonios" son... Son asquerosas copias baratas de lo que soy. Su unica caracteristica demoniaca yace en su personalidad, y una muy leve capacidad de corrupcion de las personas. Es patetico, graciosamente, estan profanando el nombre de todos los demonios. Cada vez que veo a uno de esos impuros sangre sucia llamarse demonio y que se les hincha su repugnante pecho de un orgullo no merecido. Sucias replicas nacidas del barro humano.-

La cara de ygvar se retorcia de asco mientras hablaba de los "demonios" de hoy en dia. No puede evitar sentir desprecio cada vez que ve uno de estos inutiles que se hacen llamar demonios. En sus tiempos, habria aplastado y consumido a cada uno de ellos sin misericordia, masticado sus huesos y usado su craneo para tomar licor hecho de su sangre. Aunque lo desee con todo su ser, sabe que no podria hacer algo asi nunca mas en su vida, o se arriesgaria a llamar la atencion. Tratando de mantener su compostura, Ygvar cierra sus ojos y corre sus manos por su cabello para arreglar cualquier imperfeccion, teniendo sumo cuidado de no dejar alguna marca en las bandas de oro que decoran sus cuernos. -Siguiendo con tus preguntas, respecto a tu libertad, ya que tu creador no existe, no te parece lo mas natural el seguir con sus deseos? o hacer algo majestuoso y hermoso, que lo haga sentir orgullo en su creacion tan devota? En cuanto a tu propuesta de negocios. Depende de lo que quieras, soy un demonio, aunque haya sido alguien sediento de sangre en el pasado, aun en esos tiempos respetaba a la letra mis contratos... Para bien o para mal. Y veras que mis precios son... Razonables. Al menos mucho mas que los demonios de hoy en dia, que siguen con la patetica tradicion de "dame tu alma a cambio de mis servicios". Como si la alma humana tuviera algun valor... Imagina hacer promesas a una simple hormiga. Su vida es fugaz, y poco interesante. Las almas necesitan tiempo para ser utiles, es algo que los viejos demonios saben. El alma de un dragon vale mas que las almas de mil humanos.- Ygvar se levanta de su silla y cruza los brazos mientras la ve fijamente a los ojos. -No te preocupes por como me veo, nadie se atrevera a seguirme, o preguntar demasiado, ahora...-

Ygvar se inclina y apoya sus manos en la mesa. Sus garras dejando unas ligeras marcas perforantes en ella. -Dime, Narberal Gamma, Creacion absoluta de un ser supremo. Que negocio pretendes hacer conmigo, Ygvarrak Angerfist. Define tus terminos en el contrato.- Los aros dorados en los ojos de Ygvar parecen brillar con la intensidad del sol, de ser otra persona, su corazon se habria detenido del miedo y presion que ejerce. No es mucho interes el que ella generaba, pero si lo suficiente como para emplearla en su busqueda. Aunque, tal vez ella sea eso que busca... No, imposible, su magia no parece ser muy potente, no lo suficiente como para matarlo por lo menos. Este y muchos pensamientos surgieron por su cabeza, algunos tan mundanos como "necesito un lugar para descansar y dormir" que arruinarian la tension del momento.

"Joven" nunca pensó en que él lo fuera de tal manera, pero si tal ser que al parecer ser más viejo que hasta la creación del universo lo parece ¿Por qué no dejarlo? al final una discusión de quien es más joven o más viejo no tiene sentido.

No evito mostrar una sonrisa al escuchar su comentario tratándose de su poder, comentario que para él era absurdo y no fue más incómodo que escuchar tanta palabrería de ese tipo. No le importaba saber eso y no caía en lo que quería escuchar como respuesta, como reacción ante esto Yato no hizo más que desviar la mirada sonriendo con gracia guardando el silencio que de no ser así empezaría a discutir sobre poder, otra discusión más que no tendría sentido si empezara.

— Como digas abuelo, una disculpa si hice entender que eras una amenaza para mí.

Fue lo que menciono con total seriedad inclinando su cabeza como seña de respeto, cosa más falsa que otra cosa ya que su interior explotaba por querer reírse en cualquier momento.

Iba a mencionar algo, alguna otra cosa que de ser malentendido terminaría en una pelea estúpida como casi todas las que tiene Yato por pasarse de listo. Pero, el inicio de tales palabras por parte de Narberal simplemente hizo que callara y volviera a su estado anterior, observar.

Entre tantas palabras que fueron intercambiadas entre sus compañeros, la acción que tomo el "Desconocido" al levantarse e inclinarse apoyando las manos sobre la mesa simplemente hicieron que se cruzara de brazos escuchando las palabras que mencionaba al igual que tal mirada que de cierta manera se interpretaría como amenazante ante Narberal.

No se había alterado su tranquilidad bajo ninguna forma ya que realmente sabía exactamente que el mero problema o decisión absurda que tomara ese Demonio como intento de ofensiva ante Narberal, seria de cierta manera imposible. Sabe bien lo que tiene de compañera, y tratar de defenderla sería una falta de respeto a la superioridad que impone.
De igual manera, aunque no fuera a ser útil, esperaba que no. Simplemente hizo acto de presión en quien era su Regalía bendita quien se encontraba bien lejos de él, y exactamente ese sabría exactamente a que se refería, preparación.

No iba a tener que invocar su arma por mera señal de que sería problemático, más si se encuentra presente tal demonio con un orgullo que sobrepasa los cielos de Yokohama. Pero, esto cambiaria si era una necesidad.

— (Yukine)…

—Realmente me gustaría hablar sobre esos contratos, pero tanto tú como yo tenemos ambiciones algo extremas, además que ya llamamos la atención en este lugar, no hay algo que podramos aparentar hacer. Espero lo entienda y podamos irnos como "Conocidos" de este lugar, ¿le parece bien, Sr Ygvar?— Y sin mas colocó sus manos sobre la mesa, seguidamente las terminaría elevandolas mas arriba de la altura de la susodicha, entre cortos parpadeos un par de monedas doradas habían aparecido sobre la misma, justamente al costado de su taza de café. Su vista se fue hacia Yato, se quedó plasmada un par de segundos antes de verle reaccionar, ladeando un par de veces su cabeza hacia un costado, era obvio que le indicaba que se retiraban, aunque por la personalidad del Dios podría simplemente confundir las señas.

Con educación se levanto, dandose vuelta caminaba por el costado de la mesa hasta así quedar al costado derecho del mayor. Giró su rostro, bajando de igual forma su mirada, buscaba la ajena o por lo menos su reojo, sus manos al frente de su vientre una sobre la otra, no mostraba hostilidad alguna.

—¿Podríamos a seguir nuestra conversación en otro lugar? quiero oir sus terminos.— Sí, estaba ya por retirarse, no había mucho que decir o hacer. Por lo menos en ese lugar, apenas estos se levantaran y empezarán a caminar los seguíria.