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Confesión frustrada (Ochako)
2 participantes
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Confesión frustrada (Ochako)
El día había sido cansador. Nada nuevo bajo el sol. Solo clases, alumnos que iban y venían, tareas, risas esporádicas en la clase y también el profesor que reunía los exámenes de todos. Al abrir la ventana, una brisa fresca cobró paso dentro de la sala de clases. El joven profesor puso ambas manos en el borde de la ventana para observar con más detenimiento cómo el sol se hundía en el horizonte.
Era un sol de atardecer que se despedía de la jornada de siempre. Podía diluir sus problemas en ese inmenso firmamento entintado de naranja y fucsia. Eran más o menos las seis de la tarde y solo estaba junto a una de sus queridas alumnas: Ochako Uraraka, con la cual ha desarrollado una amistad a medida que pasaban las semanas. Le pidió que se quedara para ordenar algunas cosas.
— ¿Cómo era estar en la UA? — preguntó el peliazul colocando la palma de su mano sobre la cabeza de la castaña, gustoso por saber de su experiencia. Era una tarde tranquila. Qué mejor que hablar sobre las cosas de la vida. Las nubes se desplazaban lentamente. Un momento ideal para sacar todas nuestras preocupaciones.
Era un sol de atardecer que se despedía de la jornada de siempre. Podía diluir sus problemas en ese inmenso firmamento entintado de naranja y fucsia. Eran más o menos las seis de la tarde y solo estaba junto a una de sus queridas alumnas: Ochako Uraraka, con la cual ha desarrollado una amistad a medida que pasaban las semanas. Le pidió que se quedara para ordenar algunas cosas.
— ¿Cómo era estar en la UA? — preguntó el peliazul colocando la palma de su mano sobre la cabeza de la castaña, gustoso por saber de su experiencia. Era una tarde tranquila. Qué mejor que hablar sobre las cosas de la vida. Las nubes se desplazaban lentamente. Un momento ideal para sacar todas nuestras preocupaciones.
Jellal Fernandes
Re: Confesión frustrada (Ochako)
Las clases habían terminado. El día como de costumbre era acogedor.
Su día no podía estar mejor, pues el Profeso que tanto le gustaba hacia unos meses le pidió que se quedara después de terminar las clases.
No podía evitar ponerse nerviosa cada vez que lo miraba o le hablaba, ni si quiera recordaba cuando fue el momento en que le empezó a gustar el profesor, simplemente paso de la nada.
━Bueno, es un lugar acogedor, el ambiente es muy tranquilo, y las clases son muy buenas, no me puedo quejar.━ Menciono la castaña con una sonrisa ante la pregunta del peliazul.
Sus nervios comenzaron a subir, pues se había decidido declararle sus sentimientos, aunque las probabilidades eran pocas siempre solía pensar de manera positiva pues esperaba que sus sentimientos fueran correspondidos de la mejor manera. Ahora solo buscaba una buena oportunidad para hacer su confesión.
Su día no podía estar mejor, pues el Profeso que tanto le gustaba hacia unos meses le pidió que se quedara después de terminar las clases.
No podía evitar ponerse nerviosa cada vez que lo miraba o le hablaba, ni si quiera recordaba cuando fue el momento en que le empezó a gustar el profesor, simplemente paso de la nada.
━Bueno, es un lugar acogedor, el ambiente es muy tranquilo, y las clases son muy buenas, no me puedo quejar.━ Menciono la castaña con una sonrisa ante la pregunta del peliazul.
Sus nervios comenzaron a subir, pues se había decidido declararle sus sentimientos, aunque las probabilidades eran pocas siempre solía pensar de manera positiva pues esperaba que sus sentimientos fueran correspondidos de la mejor manera. Ahora solo buscaba una buena oportunidad para hacer su confesión.
Ochako Lottus Jun
Re: Confesión frustrada (Ochako)
Había una extraña paz en el ambiente. No sabía exactamente si era por conversar con su alumna y su interesante relato de otra academia, o bien el consuelo de que pese a todo mal suceso, tendría un amigo más en ella. Colocó unos libros sobre un estante y se sentó sobre su escritorio viendo el inmenso horizonte.
— ¿Compartimos galleta? — de su bolsillo sacó un envase, y del envase un galleta bastante grande, café y chips de chocolate incrustados. La extiende para que la contraria sacara la mitad. El joven profesor suspira y abraza sus propias piernas.
— ¿No es cansador estar en una constante guerra contra los villanos? — lleva la galleta a su boca con la mirada soterrada al suelo. Le era cansino estar peleando en un interminable bucle de violencia y ver que esto no se encaminaba a ningún lugar. — Debes asegurar la paz en el futuro. No seré para siempre profesor ni tampoco estaré siempre para cuidar de ustedes, — afirmó Jellal con un dejo melancólico en su voz. Su cuerpo había pasado por tantas pugnas que su mente, herida y asfixiada por tantos recuerdos dolorosos, se encontraba marchando solo por inercia.
— ¿Compartimos galleta? — de su bolsillo sacó un envase, y del envase un galleta bastante grande, café y chips de chocolate incrustados. La extiende para que la contraria sacara la mitad. El joven profesor suspira y abraza sus propias piernas.
— ¿No es cansador estar en una constante guerra contra los villanos? — lleva la galleta a su boca con la mirada soterrada al suelo. Le era cansino estar peleando en un interminable bucle de violencia y ver que esto no se encaminaba a ningún lugar. — Debes asegurar la paz en el futuro. No seré para siempre profesor ni tampoco estaré siempre para cuidar de ustedes, — afirmó Jellal con un dejo melancólico en su voz. Su cuerpo había pasado por tantas pugnas que su mente, herida y asfixiada por tantos recuerdos dolorosos, se encontraba marchando solo por inercia.
Jellal Fernandes
Re: Confesión frustrada (Ochako)
El ambiente era cálido, no podía negar que esto le daba mucho comodidad, pensaba en si era el momento justo para declararse.
Escuchaba atenta cada palabra que su profesor le decía, podía escucharlo hablar por horas y nunca se aburriría, aunque la platica fuera común a ella le alegraba poder pasar tiempo con el de esa manera.
— Claro me encantaría, adoro esas galletas.—comento sacando la mitad.
Dio un pequeño mordisco mirando el horizonte, era una vista hermosa. Las palabras que el decía sonaban melancólicas, por un instante quiso abalanzarse a él y abrazarlo.
Tan solo de pensar eso su cara se ruborizo, de reojo lo miraba esperando que este no se diera cuenta, aunque parecía estar inmerso en sus propios pensamientos.
— Descuide, seré una buena heroína y usted estará orgulloso de mi.—comento con una gran sonrisa.
Quería decirle más mas cosas pero no quería incomodar lo, no sin antes decirle lo que ella sentía por el.
—Profesor Jellal quisiera....quisiera confesarle algo.— Su voz era temblorosa. Comenzaba a arrepentirse de decir aquellas palabras, pues el momento de confesarse había llegado.
Escuchaba atenta cada palabra que su profesor le decía, podía escucharlo hablar por horas y nunca se aburriría, aunque la platica fuera común a ella le alegraba poder pasar tiempo con el de esa manera.
— Claro me encantaría, adoro esas galletas.—comento sacando la mitad.
Dio un pequeño mordisco mirando el horizonte, era una vista hermosa. Las palabras que el decía sonaban melancólicas, por un instante quiso abalanzarse a él y abrazarlo.
Tan solo de pensar eso su cara se ruborizo, de reojo lo miraba esperando que este no se diera cuenta, aunque parecía estar inmerso en sus propios pensamientos.
— Descuide, seré una buena heroína y usted estará orgulloso de mi.—comento con una gran sonrisa.
Quería decirle más mas cosas pero no quería incomodar lo, no sin antes decirle lo que ella sentía por el.
—Profesor Jellal quisiera....quisiera confesarle algo.— Su voz era temblorosa. Comenzaba a arrepentirse de decir aquellas palabras, pues el momento de confesarse había llegado.
Ochako Lottus Jun
Re: Confesión frustrada (Ochako)
Levantó las cejas en señal de sorpresa. La miró de reojo y sonrió de forma picaresca. Sí, porque luego de clases ya no era una relación tan como de profesor-alumna, sino más bien de amigos. Porque es imposible para un profesor no sentir un amor protector para con sus alumnos, ni para sus pupilos no guardar cariño por quién les enseña y les cuida.
— Déjame adivinar. No hiciste la tarea, — colocó mano sobre su curioso peinado en forma de champiñón y lo revuelve. Suspira y queda mirando cómo el sol se soterra completamente en el mar, pintando el cielo con tonalidades más cálidas. Unos tímidos puntos de luz se apropiaban lentamente de los sectores más oscuros del firmamento. Era la hora de tener una merienda ligera, estudiar o chatear con amigos, sin embargo, ambos estaban allí hablando de la vida, de sus misterios y disfrutando la belleza de este mundo tan agridulce.
— Yo nunca he ido a un colegio. Solo recuerdo ser educado en letras y matemáticas. Para ser un mago santo hay que aprender mucha magia, así que, aunque no los pueda proteger para siempre, los protegeré por mucho tiempo — comenta llevando la mano al hombro de la contraria, cubriéndola con el brazo y esperando la confesión de ella.
Se preguntó qué era, y temió en un segundo que podría tratarse de algo realmente grave. Quizá sí o quizá son nimiedades curiosas. Sea como sea, Jellal estaría allí para ella, siguiéndola como su sombra, y guiándola como su luz.
— Déjame adivinar. No hiciste la tarea, — colocó mano sobre su curioso peinado en forma de champiñón y lo revuelve. Suspira y queda mirando cómo el sol se soterra completamente en el mar, pintando el cielo con tonalidades más cálidas. Unos tímidos puntos de luz se apropiaban lentamente de los sectores más oscuros del firmamento. Era la hora de tener una merienda ligera, estudiar o chatear con amigos, sin embargo, ambos estaban allí hablando de la vida, de sus misterios y disfrutando la belleza de este mundo tan agridulce.
— Yo nunca he ido a un colegio. Solo recuerdo ser educado en letras y matemáticas. Para ser un mago santo hay que aprender mucha magia, así que, aunque no los pueda proteger para siempre, los protegeré por mucho tiempo — comenta llevando la mano al hombro de la contraria, cubriéndola con el brazo y esperando la confesión de ella.
Se preguntó qué era, y temió en un segundo que podría tratarse de algo realmente grave. Quizá sí o quizá son nimiedades curiosas. Sea como sea, Jellal estaría allí para ella, siguiéndola como su sombra, y guiándola como su luz.
Jellal Fernandes
Re: Confesión frustrada (Ochako)
Su cara se ruborizo ante aquel acto de su profesor, era normal que el lo hiciera pues era evidente el cariño que sentía con sus alumnos. Aún tras saber eso ella quería creer que eso era algo especial que el hacia con ella, quería ser especial para él.
—No...no se trata de eso.—comento con la voz quebrada. Aún no encontraba el valor suficiente para expresarle sus sentimientos.
Las platicas con su profesor Jellal siempre eran buenas, podían hablar de lo que sea y no aburrirse, eso era algo que le agradaba de el.
—P-para mi ya eres un gran mago—Agrego halagandolo, quería hacerle toda clase de cumplidos aunque tal vez su profesor no lo entendiera le bastaba con decirlo.
Respiro profundo y trato de relajarse, sabía que no tenía oportunidad,así que entre más rápido lo dijera sería mucho mejor.
—Lo que quería decir era que...M-me me ¡gustas!.— Menciono casi gritando sin dirigirle la mirada al profesor. Su cara se ruborizo bastante y solo mantenía la mirada al frente. Se mordía el labio de los nervios, estaba muy ansiosa por escuchar la respuesta que le daría.
Se había mentalizado para el rechazo,ya que entendía era lo más probable que pasaría, aún así albergaba la esperanza de que sus sentimientos fueran bien correspondidos;aunque sea una esperanza mínima, deseaba que esta se hiciera realidad.
—No...no se trata de eso.—comento con la voz quebrada. Aún no encontraba el valor suficiente para expresarle sus sentimientos.
Las platicas con su profesor Jellal siempre eran buenas, podían hablar de lo que sea y no aburrirse, eso era algo que le agradaba de el.
—P-para mi ya eres un gran mago—Agrego halagandolo, quería hacerle toda clase de cumplidos aunque tal vez su profesor no lo entendiera le bastaba con decirlo.
Respiro profundo y trato de relajarse, sabía que no tenía oportunidad,así que entre más rápido lo dijera sería mucho mejor.
—Lo que quería decir era que...M-me me ¡gustas!.— Menciono casi gritando sin dirigirle la mirada al profesor. Su cara se ruborizo bastante y solo mantenía la mirada al frente. Se mordía el labio de los nervios, estaba muy ansiosa por escuchar la respuesta que le daría.
Se había mentalizado para el rechazo,ya que entendía era lo más probable que pasaría, aún así albergaba la esperanza de que sus sentimientos fueran bien correspondidos;aunque sea una esperanza mínima, deseaba que esta se hiciera realidad.
Ochako Lottus Jun
Re: Confesión frustrada (Ochako)
Sus palabras resonaron con un eco extraño. Algo en su voz distorsionaba ese típico timbre dulce que la caracterizaba. "Me gustas" ella comentó, pero los ojos de Jellal se proyectaban al horizonte, en un firmamento de tonalidades más púrpuras a medida que el sol se enterraba más en ese gran horizonte de mar y cielo. No era nada extraño para el peliazul. Al menos, él no veía ningún tono romántico ni en la confesión ni en la conversación.
— Era eso. Tú también me caes bien, — acarició su hombro brevemente, y casi al instante, las luces del pasillo que daban de forma perpendicular a la sala se encendieron. Lentamente, los focos de los jardines y de la playa comenzaron a encenderse. La noche se acercaba a toda velocidad y el graznido de las gaviotas que buscaban la tibieza del sol cada vez se escuchaban menos. Era tarde, pero también cada alumno era libre de salir a la ciudad o bien hacer las tareas.
— Debo irme a preparar unas cosas, Ochako. Mañana es día de calificaciones, y debo prepararlas, — indicó con total normalidad como si no hubiera pasado nada, y es que una tarde entre amigos era algo cotidiano. Nada fuera de lo ordinario. Tomó el picaporte del salón y se quedó de pie esperando a que la castaña saliera. Ahora las sombras engullían a la habitación. La noche devoró rápido las salas de clases. Solo un juego de contraluz realzaba el contorno del rostro de Jellal.
— ¿Qué sucede, Ochako? — sus palabras resonaron con ligero eco. Los pupitres vacíos, las cortinas abiertas y libros en sus estantes. También ellos parados allí, y aunque estaban cerca, la distancia entre ambos parecía prolongarse más.
— Era eso. Tú también me caes bien, — acarició su hombro brevemente, y casi al instante, las luces del pasillo que daban de forma perpendicular a la sala se encendieron. Lentamente, los focos de los jardines y de la playa comenzaron a encenderse. La noche se acercaba a toda velocidad y el graznido de las gaviotas que buscaban la tibieza del sol cada vez se escuchaban menos. Era tarde, pero también cada alumno era libre de salir a la ciudad o bien hacer las tareas.
— Debo irme a preparar unas cosas, Ochako. Mañana es día de calificaciones, y debo prepararlas, — indicó con total normalidad como si no hubiera pasado nada, y es que una tarde entre amigos era algo cotidiano. Nada fuera de lo ordinario. Tomó el picaporte del salón y se quedó de pie esperando a que la castaña saliera. Ahora las sombras engullían a la habitación. La noche devoró rápido las salas de clases. Solo un juego de contraluz realzaba el contorno del rostro de Jellal.
— ¿Qué sucede, Ochako? — sus palabras resonaron con ligero eco. Los pupitres vacíos, las cortinas abiertas y libros en sus estantes. También ellos parados allí, y aunque estaban cerca, la distancia entre ambos parecía prolongarse más.
Jellal Fernandes
Re: Confesión frustrada (Ochako)
La castaña se quedó inmóvil, no tenía palabras ante aquello que el peliazul le acababa de decir, ¿Acaso no fue clara?, ¿Que necesitaba hacer para demostrarle sus sentimientos?. El nerviosismo que sentía se convirtió en confusión, un dolor en su pecho comenzaba a surgir, ¿Esa era la manera en la que Jellal la estaba rechazando?, las acciones del peliazul la confundían más, por su parte, Jellal se encontraba tranquilo, parecía que no le había dado mucha importancia a aquella confesión.
━ Creo que no entendiste bien lo que trate de decirte. ━Mencionaba parándose a escasos metros del peliazul. La castaña no estaba feliz con la respuesta que el contrario le había dado, no sabía cómo expresar sus sentimientos en palabras. Jellal no solo se había convertido en alguien que ella admiraba, con el paso del tiempo se había convertido en alguien especial, la persona que tanto amaba en secreto.
Se sentía tonta, una alumna intentando salir con un profesor. La respuesta era obvia, aun así, si iba a ser rechazada, preferiría haberlo intentado todo que no haber hecho nada. La oscuridad de la noche inundaba el salón, la iluminación era tenue, haciendo que el rostro del peliazul no fuera visible con exactitud. La castaña en un impulso de abalanzo hacia el contrario dándole un abrazo, sus manos rodearon la cintura del peliazul, respiro profundo para lo que estaba a punto de hacer.
━ Cuando te dije que me gustabas, me refería a que no te veo como un amigo, mis sentimientos por ti son más profundos. ━Mencionaba alzando la mirada, no dejaría que el peliazul tuviera la oportunidad de responderle, tampoco lo soltaría, se aferraría a él, hasta poder decirle todo.
━Los sentimientos que tengo por ti, no los siento por alguien más dentro de la Academia, me gustas, de la manera en la que dos personas pueden tener una relación, llamarse "novio, novia", tal vez decirte esto sea una perdida, de tiempo, incluso se cual será tu repuesta, aun así....aun así quiero que sepas con exactitud qué es lo que siento por ti.━Mencionaba con la mirada firme, aprovecharía que el salón estaba oscuro, no quería que el peliazul la viera con la cara toda ruborizada y con las lágrimas a punto de salir.
Sin pensarlo dos veces aproximo su rostro al del peliazul, tuvo que pararse de puntitas pues el era más alto que ella, el aroma de su perfume le agradaba, sus labios se posaron en los del contrario robandole así un beso, inmediatamente la castaña se separó, dejando así una distancia moderada, estaba dispuesta a escuchar la respuesta que Jellal tenía que darle. ━Ahora ¿entiendes a lo que me refiero cuando digo que me gustas?.
━ Creo que no entendiste bien lo que trate de decirte. ━Mencionaba parándose a escasos metros del peliazul. La castaña no estaba feliz con la respuesta que el contrario le había dado, no sabía cómo expresar sus sentimientos en palabras. Jellal no solo se había convertido en alguien que ella admiraba, con el paso del tiempo se había convertido en alguien especial, la persona que tanto amaba en secreto.
Se sentía tonta, una alumna intentando salir con un profesor. La respuesta era obvia, aun así, si iba a ser rechazada, preferiría haberlo intentado todo que no haber hecho nada. La oscuridad de la noche inundaba el salón, la iluminación era tenue, haciendo que el rostro del peliazul no fuera visible con exactitud. La castaña en un impulso de abalanzo hacia el contrario dándole un abrazo, sus manos rodearon la cintura del peliazul, respiro profundo para lo que estaba a punto de hacer.
━ Cuando te dije que me gustabas, me refería a que no te veo como un amigo, mis sentimientos por ti son más profundos. ━Mencionaba alzando la mirada, no dejaría que el peliazul tuviera la oportunidad de responderle, tampoco lo soltaría, se aferraría a él, hasta poder decirle todo.
━Los sentimientos que tengo por ti, no los siento por alguien más dentro de la Academia, me gustas, de la manera en la que dos personas pueden tener una relación, llamarse "novio, novia", tal vez decirte esto sea una perdida, de tiempo, incluso se cual será tu repuesta, aun así....aun así quiero que sepas con exactitud qué es lo que siento por ti.━Mencionaba con la mirada firme, aprovecharía que el salón estaba oscuro, no quería que el peliazul la viera con la cara toda ruborizada y con las lágrimas a punto de salir.
Sin pensarlo dos veces aproximo su rostro al del peliazul, tuvo que pararse de puntitas pues el era más alto que ella, el aroma de su perfume le agradaba, sus labios se posaron en los del contrario robandole así un beso, inmediatamente la castaña se separó, dejando así una distancia moderada, estaba dispuesta a escuchar la respuesta que Jellal tenía que darle. ━Ahora ¿entiendes a lo que me refiero cuando digo que me gustas?.
Ochako Lottus Jun
Re: Confesión frustrada (Ochako)
La imperante oscuridad no era para desagradable. Era clase de penumbra que uno suele buscar con los ojos heridos de tanta luz. Sin embargo, el tenso ambiente estaba desgajando esa paz oscura de la sala de clases. Ya con el sol caído, y la iluminación del pasillo, la voz de Uraraka resuena formando un silencio incómodo. En el momento en que Ochako pronunció sus primeras palabras sabía que esto iba a tomar un rumbo completamente opuesto a aquella tarde de amigos. Sentía su corazón aprisionado por la serpiente de la inquietud y el miedo.
Tardó en procesar la información. No. No era una clase de amor que se tiene entre docente y pupilo o siquiera entre amigos, sino entre amantes. En dos personas fundidas en un beso y sábanas hasta que la muerte los separe. La castaña le abrazó sorpresivamente, dejando gélidos los cinco sentidos del peliazul. Atinó a reaccionar a los segundos después. Abrazó lentamente aunque sus extremidades ya no las sentía.
¿Era esto real? ¿De verdad se le estaba declarando? Su mente era un revoltijo de pensamientos, un enjambre descontrolado de avispas en el fondo de su corazón. Trató de articular una oración, pero las palabras estaban enredadas en su garganta. Palabras atrofiadas por el desasosiego.
Entonces, el beso...
Paralizado. Atrapado. Se paralizó ante aquel beso que casi corresponde, pero... esto estaba totalmente equivocado. No, aquello era imposible. Ahora es imposible. Niega lentamente con la cabeza posando sendas manos sobre sus hombros y da un paso atrás tomando aire. Ochako había acabado de darle un beso. Se friega el rostro vigorosamente y empezó a toser de los nervios.
— Soy profesor, Ochako. Esto no puede ser y también... — muerde su labio inferior. Lágrimas salían a raudales de sus esmeraldinos orbes. Lloraba casi silenciosamente. No solo el estatus zanjaba ese abismo entre los dos, pero también había otra razón más potente. Seguía teniendo sentimientos por Erza, aunque su pelirroja estaba más distante que nunca. Era una fosa de hielo que ella a cada paso creaba, se distanciaba arrancando el corazón del peliazul cada vez más.
— Pienso en Erza, — se levanta se cubre la cara con las manos, suspira y se recarga contra la pared. — No dejes que nadie vea esto, — se volvió a meter a la oscura sala secando sus propias lágrimas con sus propias prendas. Jamás se esperó esta confesión tan cruda y visceral, pero la honestidad era buena. Ciertamente, si este suceso caía en manos de Asgard, la vida d ambos correría peligro. — Ya es tarde. Vayamos a nuestras habitaciones, por favor, — su voz quebrada mostraba esa congoja interior que sentía por Erza, que sentía por Ochako y que sentía por él. Porque en una guerra los enemigos aprovecharán su punto débil, y ese punto ahora mismo era la castaña de nobles y hermosos sentimientos.
Tardó en procesar la información. No. No era una clase de amor que se tiene entre docente y pupilo o siquiera entre amigos, sino entre amantes. En dos personas fundidas en un beso y sábanas hasta que la muerte los separe. La castaña le abrazó sorpresivamente, dejando gélidos los cinco sentidos del peliazul. Atinó a reaccionar a los segundos después. Abrazó lentamente aunque sus extremidades ya no las sentía.
¿Era esto real? ¿De verdad se le estaba declarando? Su mente era un revoltijo de pensamientos, un enjambre descontrolado de avispas en el fondo de su corazón. Trató de articular una oración, pero las palabras estaban enredadas en su garganta. Palabras atrofiadas por el desasosiego.
Entonces, el beso...
Paralizado. Atrapado. Se paralizó ante aquel beso que casi corresponde, pero... esto estaba totalmente equivocado. No, aquello era imposible. Ahora es imposible. Niega lentamente con la cabeza posando sendas manos sobre sus hombros y da un paso atrás tomando aire. Ochako había acabado de darle un beso. Se friega el rostro vigorosamente y empezó a toser de los nervios.
— Soy profesor, Ochako. Esto no puede ser y también... — muerde su labio inferior. Lágrimas salían a raudales de sus esmeraldinos orbes. Lloraba casi silenciosamente. No solo el estatus zanjaba ese abismo entre los dos, pero también había otra razón más potente. Seguía teniendo sentimientos por Erza, aunque su pelirroja estaba más distante que nunca. Era una fosa de hielo que ella a cada paso creaba, se distanciaba arrancando el corazón del peliazul cada vez más.
— Pienso en Erza, — se levanta se cubre la cara con las manos, suspira y se recarga contra la pared. — No dejes que nadie vea esto, — se volvió a meter a la oscura sala secando sus propias lágrimas con sus propias prendas. Jamás se esperó esta confesión tan cruda y visceral, pero la honestidad era buena. Ciertamente, si este suceso caía en manos de Asgard, la vida d ambos correría peligro. — Ya es tarde. Vayamos a nuestras habitaciones, por favor, — su voz quebrada mostraba esa congoja interior que sentía por Erza, que sentía por Ochako y que sentía por él. Porque en una guerra los enemigos aprovecharán su punto débil, y ese punto ahora mismo era la castaña de nobles y hermosos sentimientos.
Jellal Fernandes
Re: Confesión frustrada (Ochako)
Lagrimas caían de los ojos de la castaña, sabía que el peli azul la rechazaría, aún así no estaba preparada para aquellas palabras. ¿Como le puede decir que Erza es la persona que le gusta?, bastaba con que omitiera dicha información, pues ahora su corazón estaba completamente destrozado.
No dijo palabra alguna, sus labios le temblaban, lo único que se escuchaba era su sollozo. Ver a Jellal sufrir así por aquella mujer, solo la hacia sentir más mal, deseaba ser esa persona, la presión en su pecho solo se incrementaba, en su mente solo estaba el nombre de Erza, aunque no la conocía ya la odiaba, frunció su puño, nunca antes había odiado a alguien, era la primera vez, aquel sentamiento negativo invadía todo su cuerpo.
Camino hacia la puerta dándole la espalda a Jellal, no quería dirigirle la mirada, ni si quiera sentía ganas de hablarle, a partir de ahora procuraría no toparse con el, debido a que el era profesor, solo le hablaría por cosas de la escuela, fuera de eso evitaría estar en su vida. La castaña ya no encontraba razón alguna para seguir al lado del peli azul.
━ Descuide profesor Jellal, desde este momento, usted ya no existe para mi...━ Mencionaba con la voz quebrada, en cuanto dijo aquello, salio corriendo hacia su habitación, ya no quería escuchar al peli azul. Ochako estaba dispuesta a matar todos los sentimientos que tenía hacia Jellal, no tenía idea de como haría eso, pero de algo estaba segura, nada volvería a ser como antes.
No dijo palabra alguna, sus labios le temblaban, lo único que se escuchaba era su sollozo. Ver a Jellal sufrir así por aquella mujer, solo la hacia sentir más mal, deseaba ser esa persona, la presión en su pecho solo se incrementaba, en su mente solo estaba el nombre de Erza, aunque no la conocía ya la odiaba, frunció su puño, nunca antes había odiado a alguien, era la primera vez, aquel sentamiento negativo invadía todo su cuerpo.
Camino hacia la puerta dándole la espalda a Jellal, no quería dirigirle la mirada, ni si quiera sentía ganas de hablarle, a partir de ahora procuraría no toparse con el, debido a que el era profesor, solo le hablaría por cosas de la escuela, fuera de eso evitaría estar en su vida. La castaña ya no encontraba razón alguna para seguir al lado del peli azul.
━ Descuide profesor Jellal, desde este momento, usted ya no existe para mi...━ Mencionaba con la voz quebrada, en cuanto dijo aquello, salio corriendo hacia su habitación, ya no quería escuchar al peli azul. Ochako estaba dispuesta a matar todos los sentimientos que tenía hacia Jellal, no tenía idea de como haría eso, pero de algo estaba segura, nada volvería a ser como antes.
Ochako Lottus Jun
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