Un reencuentro y un poco de lluvia. (Dabi)

Muchas cosas habían pasado, nuevos compañeros se habían integrado a Legacy, y con ello también viejas amistades reaparecieron.
Cabe destacar que el ambiente en la Academia había estado muy tranquilo, los pasillos estaban muy silenciosos.

Sonó el despertador y entre las sabanas se retorcía malhumorada. El reloj marcaba las 6:00 a.m. aún era muy temprano, pues era sábado. Había olvidado quitar la alarma. Sonó otra vez y con enojó la apagó. Se tumbó nuevamente en la cama para volver a dormir, con dificultad logró recuperar el sueño, y así pasaron algunas horas. Despertó y se fijó en la hora, eran 8:45 a.m.

— Es temprano… — entrecerró los ojos hundiendo su rostro en la almohada. Su estómago comenzó a hacer ruido, sintiéndose hambrienta. — Oh no, Juvia no quiere levantarse aún… — intentaba aguantar el hambre por la pereza que sentía, siéndole imposible, por lo que se levantó con disgusto. — Juvia odia levantarse tan temprano en sábado. — exclamó levantándose de la cama y dirigiéndose a la regadera.

Después de unos minutos en la ducha, salió con una bata y el cabello húmedo. Al secarse se vistió con sus típicas prendas azules que la distinguían mucho. Pensaba en almorzar fuera de la Academia, la verdad es que estaba de muy mal humor y lo que menos quería era cruzarse con alguien. Pues prefería estar sola en momentos así.
Salió rápidamente de su habitación, había un par de estudiantes por los alrededores, pero nada de que preocuparse. Bajó las escaleras y salió de la Academia. Respiró el aire de afuera que le trajo algo de tranquilidad.

— Juvia está muy enfadada, debería seguir durmiendo, pero no, tenía que sonar esa tonta alarma. — murmuraba mientras caminaba por las solitarias calles de los vecindarios, alejándose bastante de la Academia. — Y si no fuera porque Juvia tiene hambre no se habría levantado aún, agh. Juvia odia levantarse tan temprano en sábado, Juvia odia esa alarma, Juvia odia estar tan enfadada por eso. — exclamaba haciendo berrinche y pateó una pequeña roca que fue a parar hasta el calzado de alguien.

— ¿Uh?  — alzó la mirada y se maravilló al ver de quién se trataba. — DA…DABI-SAMA — olvidando completamente su enfado y sin darse cuenta de lo que estaba haciendo corrió a abrazarlo. Era un reencuentro inesperado, pero le alegraba volver a verlo, aunque fuesen de distintos bandos, sentía estimación hacia el azabache.

El cielo comenzaba a nublarse, lo cual era raro ya que hace unos minutos estaba soleado. Varias gotas comenzaron a caer hasta incrementarse y llover con gran fuerza. ¿Acaso era por Juvia?

— Ehh… hace poco había sol. Vamos a refugiarnos. — tomó del brazo al pelinegro y fueron hasta un montón de árboles, era poco el refugio que les brindaban, pero era mejor que nada. — N-No crea que es culpa de Juvia, Juvia no puede controlar el clima. — decía tratando de engañarse a si misma, ya que quizá su mal humor fue el que provocó esa repentina lluvia.

— ¿Qué hace por aquí? Hace tiempo que no lo veía. — preguntó mientras se quitó el gorro para exprimirlo con las manos y retirar el agua que había absorbido. La lluvia comenzaba a cesar.